Goya. Saturnalia es un viaje a las oscuridades del proceso creativo del maestro. Sus viñetas nos permiten espiar al artista en el solitario acto de la creación y acechar sus luchas tanto contra los demonios interiores como exteriores.
Goya (1746-1828) fue un adelantado a su tiempo y desde el siglo XVIII nos entregó obras innovadoras y poderosas que se adelantaron a movimientos artísticos de los siglos XIX y XX como el romanticismo, el surrealismo, el impresionismo o el expresionismo. Incluso la soltura del trazo lo aproxima a la abstracción. Su influencia es enorme y nos sigue fascinando incluso hoy en día. Son muchos los que le consideran el Padre del Arte Contemporáneo.
Hombre inquieto y de gran temperamento vivió entregado a la pintura en la que volcó su portentosa imaginación y una visión de la sociedad tremendamente pesimista. Su obra supone un constante afán de exploración pictórica que la convierte en todo un catálogo de innovaciones temáticas y estilísticas. Incluso, hablando de cómics, series tan radicales como Los Disparates o las Pinturas Negras objeto de este álbum, podrían considerarse cómics avant le lettre.
Goya. Saturnalia se centra en las "Pinturas Negras" y en el ocaso de la vida del pintor. Recordemos que en 1819 Goya, ya con 73 años y una sordera que le agrió el carácter, se traslada a la Quinta del Sordo, en las afueras de Madrid, para huir del bullicio de la ciudad y de los posibles problemas que su condición de liberal le podría acarrear en la corte absolutista de Fernando VII. Aunque también se apunta como razón el encubrir su convivencia con Leocadia Zorrilla de Weiss (esposa de Isidoro Weiss), madre de Rosario Weiss, de quienes se decía que eran amante e hija del pintor, aunque constasen como ama de llaves y protegida. Allí viviría hasta 1923, cuando se exilió a Burdeos donde moriría cinco años después.
En la Quinta Goya pintó directamente sobre las paredes 14 obras que supusieron una quiebra total de lo que se venía haciendo en la Historia del Arte. La libertad creativa y un depurado espíritu alegórico son los elementos cruciales de estas obras, entre las que se encuentran El aquelarre (o El Gran Cabrón), Saturno devorando a un hijo, Duelo a garrotazos o Asmodeo. Vivía allí retirado y ensimismado; por lo que es evidente que las pintó para sí mismo, en absoluta libertad. De ahí que volcase en ellas su sentimientos más íntimos, mostrando una visión pesimista y fantasmagórica de España. Allí podemos ver las viejas lacras que asolaban España: la Inquisición, la superstición o la miseria del pueblo. Se suele relacionar a las Pinturas Negras con las estampas de Los Disparates, ya que comparten un mismo carácter, ser muy enigmáticas e intensamente personales.
El relato urdido por M. Gutiérrez y M. Romero no es una simple ilustración de la vida de Goya; sino algo más complejo y ambicioso que rinde tributo al maestro tanto en la forma como en el fondo. Ya desde la Introducción los autores avisan de que el relato tiene la forma de una fuga en cinco movimientos. La fuga es una composición musical en la que tres o más voces hacen entradas sucesivas en imitación, estableciéndose entre ellas una especie de "persecución" con la hacen que avanzar al tema. Del mismo modo los autores han atacado el tema de Goya y sus pinturas contrastando diversas "voces" o enfoques para profundizar en los mecanismos creativos que alumbraron estas obras geniales.
El primer movimiento describe la llegada de Goya a la “prisión” de la Quinta del Sordo, el segundo nos revela los monstruos internos que le atormentan mientras que el tercero muestra su estado de ánimo ante la situación política de España. Esa discusión entre voces que es propia de la fuga musical aparece plenamente en el cuarto movimiento (o capítulo) que en una audaz propuesta nos muestra a Goya ante una epifanía sobre el significado y trascendencia de su arte. En una secuencia alucinada Goya vive la Saturnalia final, un reinicio emocional que le lleva a aceptar que el arte es un sacrificio y que este sacrificio hace posible la corriente de la Historia. Su arte alimentará al arte futuro del mismo modo que el suyo se ha nutrido del pasado.
El concepto de fuga se ha hecho patente en la reiteración de ciertos elementos que buscan esa "repetición" propia de la fuga; pero donde este concepto cobra toda su plenitud es en este cuarto capítulo ya que las líneas melódicas presentadas en los movimientos anteriores (la vida de Goya, sus obras y su proceso de creación) se unen para integrarse en la Historia del Arte y apuntar lo que Goya significará en el futuro. En este sentido asistimos a un diálogo, insólito pero coherente, de Goya con Bacon, Morente, Beethoven, Picasso, Rothko o Lorca. Este cuarto movimiento empieza con una cita de Alan Moore, y el quinto con una de William Blake sobre las puertas de la percepción. Este último movimiento nos muestra la salida de Goya de la Quinta del Sordo, una liberación que también se expresa en la diagramación de la página, al mostrar seis viñetas por página.
La composición gráfica del álbum es cosa seria y merece resaltarse. El propio guionista lo confesó en una entrevista en RTVE:
“Esta estructuración forma parte de una de las metáforas del cómic que funciona de la siguiente manera: donde la retícula es más rígida, esta actúa a modo de “jaula” que encierra la trama, al propio Goya más alienado. Así, de manera inversamente proporcional, cuando Goya es más creativo, la estructura se rompe creando composiciones más libres. Toda la diagramación de páginas y viñetas está pautada en el guion y forma parte de la estructuración narrativa del libro”.
En la misma entrevista explicó el por qué del subtítulo Saturnalia y del momento elegido en la vida de Goya.
“’Saturnalia’ viene de las saturnales, una festividad romana que, durante unos siete días de diciembre, sus ciudadanos y esclavos eran libres. De todo y para todo. Comenzaba con un sacrificio y acababa con el nacimiento del Sol el 25 de diciembre. Funcionaba como un reinicio estacional y emocional para toda la sociedad.
Esto me ha servido de metáfora para exponer el punto exacto que imagino para un Goya anciano, cansado de la vida en la Corte, que había vivido una gran guerra y dos crisis que, si bien no le mataron, le dejaron secuelas gravísimas en su estado físico y mental; entre ellas la sordera total en la primera de ellas. Un Goya que se aleja de todo para explotar artísticamente, casi en soledad, al hacer las Pinturas Negras. Óleos en paredes sin ninguna intención de venta, visibilidad o perduración. En definitiva, obras hechas para él”.
Desde el primer momento me llama la atención la calidad artística de las páginas con ese tono ocre que lo inunda todo (el color del ocaso); pero también la violencia y el apasionamiento de esas miradas de Goya buscando la resolución pictórica de sus pesadillas. Manuel Romero ha lograr capturar el espíritu del pintor aragonés sin caer en una burda imitación.
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*Manuel Gutiérrez, guionista del cómic, escribió en Zendalibros.com un artículo donde explica algunas claves del proceso creativo del álbum. Un making off más que interesante.
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