Por fin algo nuevo en el ya un tanto gastado mundo de los superhéroes: una mujer, sentido de la aventura y humor refrescan la pantallas.
La película sigue los derroteros de la presentación del Capitán América y dedica todo el metraje a los orígenes y primera intervención de la heroína, dejando a la actualidad sólo los minutos iniciales y finales. Lo mejor es el tono netamente aventurero y desenfadado de la cinta que se remonta a los mismísimos dioses del Monte Olimpo para narrar el origen de Wonder Woman. Casi nada. Y funciona.
Encontramos a Diana de Themyscira en la Isla Paraíso donde las legendarias Amazonas permanecen ancladas en el tiempo a la espera de enfrentarse a su némesis, Ares, el dios de la guerra. Es entonces cuando una avioneta de la 1ª Guerra Mundial, con un espía a bordo, atraviesa sus cielos hundiéndose en el mar. Ahí está el capitán Steve Trevor y ahí está la guerra. Diana no dudará ni un segundo en acudir a su destino: ayudar al necesitado, perseguir la injusticia e intentar acabar con la guerra matando a su dios. Su antibelicismo es encomiable.
Para asegurar la taquilla, dado que se trata de una heroína, interpretada además por una desconocida Gal Gadot (que da el tipo de maravilla), los guionistas y productores le han puesto una compañero de alcurnia, el capitán Steve Trevor (Chris Pine), cuyo valor y acciones le acaban robando la titularidad en muchas ocasiones. Como dice la periodista y feminista Elisa McCausland en Tentaciones de ElPaís.com "el verdadero protagonista de Wonder Woman es un un hombre". Hummm.
Pero quedémonos con el entretenimiento que proporciona la cinta y el talento visual que derrocha su directora, Patty Jenkins. Para narrar los albores de la historia en el Monte Olimpo utiliza como brillantísimo recurso un mural animado espectacular. Las imágenes han sido creadas por Raffy Ochoa y Houston Sharp y recuerdan a "La Gloria" del mismísimo Tiziano.
La recreación de Londres en plena guerra, las escenas en las trincheras del suelo francés o el asalto al castillo donde el malvado planea la destrucción total, nos devuelven al cine de aventuras más clásico.
El centro de la película lo ocupa una misión de espías tras las líneas enemigas. Para su ejecución, el capitán Steve Trevor reúne a su particular cuadrilla: El Jefe, un indio americano; Charlie, un escocés borrachín y Sameer, un francés de las colonias. Todos ellos unos perfectos buscavidas cuyo reclutamiento en los bajos fondos de Londres resulta desopilante.
También hay que incluir algún pero.
La batalla final entre Wonder Woman y el dios Ares vuelve a ser más de lo mismo en las películas de superhéroes. El comando del capitán Trevor, presentados de modo tan formidable, carece de posterior desarrollo y figuran en los planos como meros comparsas. Finalmente, el descubrimiento que hace la guerrera sobre la naturaleza del hombre y su conclusión de que todo lo arregla el amor es de un infantilismo insoportable.
Es una lástima que los guionistas no hayan acudido con mayor ahínco a los orígenes de Wonder Woman y a su creador, William Moulton Marston. Allí hay verdadera novedad y subversión, tal y como cuenta Jon Tones en su artículo de ElDiario.es. Marston no era nada convencional y creó una heroína nada inocente y absolutamente reivindicativa. Él mismo definió su creación como "propaganda psicológica para el nuevo tipo de mujeres que deberían dirigir el mundo". En la película encontramos muy poco de este espíritu. Apenas alguna ironía sobre los líderes del mundo, sobre el papel de la secretaria del capitán Trevor o sobre el reloj.
-¿Qué hace?
-Te dice cuando tienes que levantarte, cuando tienes que comer o cuando tienes que ir a trabajar.
-¿Dejas que esa pequeña cosa te diga lo que tienes que hacer?
-Soy la secretaria de Steve Trevor.
-¿Qué es una secretaria?
-Voy a donde me dice que vaya, hago lo que él me dice que haga.
-De donde vengo, eso se llama esclavitud.
-¡Me gusta!
William Moulton Marston nació en 1893. Durante toda su vida escribió los guiones de La Mujer Maravillas. Para forjar el carácter de su heroína recibió la ayuda de su mujer, Elisabeth Holloway, con quien se casó en 1915; y también de otra mujer más joven, Olive Byrne, con la que el matrimonio estableció una relación sentimental y creativa de carácter tricéfalo. Las dos mujeres serían madres de un par de hijos de Marston cada una.
La filosofía que imprime Marston en su personaje es liberador, pacifista y muy femenino. El primer texto que puede leerse en una historieta del personaje dice: “En un mundo hecho trizas por los odios y las guerras de los hombres, aparece una mujer para la que los problemas y los temores de los hombres son juegos de niños”. La sensibilidad e inteligencia de las mujeres hace que los conflictos territoriales y de poder de los hombres queden en ridículo.
Una notable película del universo DC después de las decepciones de Batman vs. Superman (Zack Snyder) y Suicide Squad (David Ayer).
La filosofía que imprime Marston en su personaje es liberador, pacifista y muy femenino. El primer texto que puede leerse en una historieta del personaje dice: “En un mundo hecho trizas por los odios y las guerras de los hombres, aparece una mujer para la que los problemas y los temores de los hombres son juegos de niños”. La sensibilidad e inteligencia de las mujeres hace que los conflictos territoriales y de poder de los hombres queden en ridículo.
Una notable película del universo DC después de las decepciones de Batman vs. Superman (Zack Snyder) y Suicide Squad (David Ayer).
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