miércoles, 22 de junio de 2016

DOS BUENOS TIPOS - de Shane Black


Cine gamberro y sin complejos. Homenaje al cine de detectives de los setenta (Harper/Paul Newman) con ríos de acción, toneladas de cháchara y tipos tarados que recuerdan a las estupendas películas iniciales de Guy Richtie. La sorpresa la dan sus dos protagonistas, dos pedazos de actores de la talla de Ryan Gosling y Russell Crowe dando puñetazos y recibiendo golpes mientras intentan no perder el norte de una acción enrevesada que claramente les supera.

Es humor sí, pero sin olvidar una trama muy elaborada que evita que se convierta en una payasada. Hay tres hilos argumentales distintos (la desaparición de Amelia, una chica de vestido amarillo que aparece y desaparece dando enjundia al asunto; la muerte de una estrella porno y una conspiración criminal que llega hasta las altas esferas.

Todos estos hechos confluirán en Jackson Healy (Russell Crowe) un matón de medio pelo y Holland March (Ryan Gosling) un investigador privado blandengue y asustadizo que se dedica a timar viejecitas. Éste es el personaje más desarrollado y Gosling luce más (le pegan más y sangra más) que el gordo Crowe, dedicado a pegar mamporros y a acompañar con socarronería al chico de la película. El detective enclenque tiene una hija muy espabilada (una simpatiquísima Angourie Rice) que opina que su padre "es el peor detective del mundo". Mientras él intenta ser asertivo, evita las peleas, se marea si ve sangre y de pequeño sufrió un golpe en la cabeza que le anuló el olfato.
-Mira el lado positivo, nadie salió herido.
-Pero sí hubo heridos.
-Me refiero a que murieron muy rápido, así que no creo que se hayan herido realmente.



Sí, un detective sin olfato, eso es lo que nos propone Shane Black, el creador del original ochentero Arma Letal (1987), buque insignia de las buddy movie, así como de su paráfrasis El último boy scout (1991). Dos buenos tipos es una estupenda actualización de las películas de colegas que entrelaza las aventuras de dos pobres tipos con mucho humor, más acción y un toque muy agradecido de intriga: todo el mundo busca a Amelia, esa hermosa joven con un vestido amarillo que igual te cae con sus tacones encima del coche, como aparece escondida en tu mismo armario. Su madre la busca, su tía la busca, dos matones la persiguen y nuestros dos amigos tienen el encargo de encontrarla. Mientras tanto todos los que están relacionados con Amelia van muriendo uno a uno.  

Todos buscan a Amelia
Hay un par de escenas que casi rozan el ridículo; pero en contrapartida hay otras dos absolutamente absolutamente geniales y surrealistas que lo compensan sobradamente. Ahí es nada poner al mismísimo Nixon amenazando a uno de ellos en el fondo de una piscina.

La ambientación y la música setentera está muy conseguida y dota a la película de un estilo muy característico. La película es fresca y muy entretenida. Posee un gran ritmo y un leve toque de crítica social (respecto a la pornografía y a la polución de los coches) que nos sitúa ante problemas viejunos pero todavía presentes. 

Shane Black unió a sus tareas de guionista las de director en Kiss Kiss Bang Bang (2005) para demostrar -como con la actual- que el humor y la sofisticación argumental producen películas tan atractivas como sorprendentes. Posteriormente puso en pie la secuela Iron Man 3, y en ella pudimos apreciar los muchos talentos que la cabeza de este hombre alberga.

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