sábado, 26 de diciembre de 2015

STAR WARS: El Despertar de la Fuerza - de J.J. Abrahams

Salgo del cine muy satisfecho con mi ración de duelos a espada-láser, batallas entre cazas rebeldes y alas del Imperio mas su pizca de misterio y aprendizaje con una nueva padawan. Sin embargo noto que, en mi memoria, todo comienza a desvanecerse de inmediato.

Me encanta la saga Star Wars. Asistí al estreno de la primera película siendo universitario y por siempre visitaré esas remotas galaxias  con la misma fruición con que visito Camelot, O.K. Corral o las cataratas de Reichenbach. En esta saga no hay películas buenas o malas. Solo las hay de primera o segunda categoría y este episodio VII, con todos los ingredientes agitados nuevamente de forma encomiable, es claramente de segunda. El motivo es que no aporta nada.

La primera trilogía es monumental porque, sobretodo en los episodios IV y V, George Lucas pone en pie toda una cosmología y una cosmogonía fascinantes. La Fuerza, los malvados Sith, los Jedis, la República, los territorios de la frontera, los rebeldes, las razas y planetas innumerables nos sumergen en un universo complejo y minucioso que con cada nuevo giro no dejaba de maravillarnos. 

Siguiendo los códigos del más cinematográfico de todos los géneros, el western (esos caballeros cabalgando por lugares inhóspitos, esos duelos a muerte, ese saloon donde se citan traficantes y delincuentes), y trenzando mimbres semejantes a los de la ascensión y caída de Roma; Lucas pone en pie todo un territorio de forma completa y coherente: desde el Senado de las Federaciones galácticas hasta la guarida del contrabandista Jabba el Hutt; desde el desierto de Tatoine y sus moradores de las arenas hasta las aguas de Kamino y sus clonadores; desde un malvado glorioso como Darth Vader hasta un wooki peludo tan leal como gruñón. 

De modo que, mientras el nivel de producción sea alto, no creo que ninguna de las trilogías venideras nos defraude. Otra cosa es que nos fascinen y deslumbren. Será difícil que aterrice en nuestras pantallas una historia tan potente y unos personajes tan carismáticos como los que nos maravillaron en los episodios IV y V. La segunda trilogía que nos dispensó George Lucas posee una enorme calidad técnica, un suficiente entretenimiento y una escasa categoría si salvamos al episodio III, La Venganza de los Sith


En este caso y llegados a un punto determinado, todo se convierte en manierista, que es como decir repetido aunque con gran pericia. Las batallas y los duelos cada vez más primorosamente rodados (por mor de los CGI), carecerán en mayor medida de genio. Creo que el propio creador Lucas ha llegado a esta misma conclusión y por eso ha vendido su imperio. 

En mi opinión el reto de futuras ediciones debería fijarse en revivir el asombro y las emociones que nos deparó aquel comienzo in media res. En menos de cinco minutos se  nos sumergió de golpe en una remota galaxia con un imperio, una rebelión y un pasado casi tan profundo como el universo. Darth Vader captura a la princesa Leia justo después de que lograse enviar a su unidad C3PO en busca del maestro jedi Obi-Wan Kenobi que permanece escondido en el planeta Tatoine. Allí enlazará con el joven Luke Skywalker. Los tres precisarán de los servicios del traficante Han Solo y su ayudante Kewbacca para escapar de las garras del Imperio.

El carisma de estos personajes, la sonoridad de los nombres de personas y lugares, así como su capacidad de evocación son formidables. A partir de aquí sólo quedará agitar y remover.
























J. J. Abrahams ha declarado en repetidas ocasiones que su anhelo era volver a los orígenes; por lo que cabe exigirle que nos maraville del mismo modo. No lo ha conseguido. Disfrutamos de esta nueva incursión y punto.

Este Episodio VII es un homenaje (que aquí quiere decir repetición) denodadamente vicario: se repite el esquema del robot que esconde los planos, del mismo modo que se repite el ataque a un planeta tipo Estrella de la Muerte. Asimismo se repite el comienzo de la primera y segunda trilogía con la presentación de un(a) joven aprendiz de la Fuerza que se deberá enfrentar al malvado. Finalmente se repite -de forma estrafalaria- la trama familiar que llegó a su cumbre con aquel inolvidable, "yo soy tu padre".

Creo que se ha confundido homenaje con reproducción. Puede resultar muy curioso investigar las docenas de homenajes, cameos y referencias que esconde esta muy erudita cinta; pero es necesario avanzar. Quizás la innovación nos llegue a través de los tres spin-off que ha anunciado Disney. Películas del universo Star Wars pero que se alejarán de todo lo anteriormente conocido, introduciendo nuevos personajes y situaciones. El primero ya está anunciado y se llamará Rogue One: A Star Wars Story. Ya lo estoy esperando.

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