de Héctor Abad Faciolince
Libros dentro de libros,
una ciudad con Infierno, Purgatorio y Paraiso.
Un cóctel de hiperrealismo y ciencia ficción a todas luces apetitoso.
Faciolince como InCitación en esta tesis de Kristin Himmelfart Stokke Guttormsen de la Universidad de Oslo, titulada La lectura de las lecturas en Angosta.
Kristin Himmelfart Stokke Guttormsen
Libros dentro de libros,
una ciudad con Infierno, Purgatorio y Paraiso.
Un cóctel de hiperrealismo y ciencia ficción a todas luces apetitoso.
Faciolince como InCitación en esta tesis de Kristin Himmelfart Stokke Guttormsen de la Universidad de Oslo, titulada La lectura de las lecturas en Angosta.
"En este estudio de la novela Angosta de Héctor
Abad Faciolince, hago un análisis de cómo Jacobo Lince, el protagonista, se ve
alterado por las lecturas que realiza del libro Angosta y del poema Fin del
mundo, dos textos que tratan la violencia y su contexto social. Me baso en los
conceptos teóricos de Wolfgang Iser, específicamente, en el efecto estético,
para echar luz sobre la interacción entre el texto y el lector que surge por la
lectura. La interacción es dialéctica en el sentido de que existe una
influencia mutua entre lector y texto. Al observar la interacción mencionada, también
he examinado cómo esta interacción ilumina la lectura que el lector real
realiza de Angosta.
Angosta es una obra narrativa de la
violencia que señala la preocupación que Héctor Abad Faciolince tiene por el
futuro de su país. La novela muestra una sociedad latinoamericana y andina
penetrada por la violencia. Es una presentación hiperbólica y ficticia pero
verosímil de una ciudad colombiana. Angosta, la ciudad ficticia que da nombre a
la obra, está dividida en tres sectores según las clases sociales: Tierra Fría
(el Paradiso), Tierra Templada (el Purgatorio) y Tierra Caliente (la Boca del
Infierno) respectivamente. Debido a la topografía y los recursos naturales, los
habitantes de Angosta se establecieron en diferentes partes de la ciudad
durante la época de la colonia y eligieron domicilio según sus intereses y su
trabajo, lo que iba a determinar cómo iban a ser las condiciones de vida a lo
largo de muchas generaciones. Por ello, el fundamento de la creación de los
tres sektores se formó a partir del estatuto social y la situación económica de
la gente, lo que por entonces tenía que ver con los orígenes: los descendientes
de los españoles por un lado (los dones/”fríos”), y los negros y los indios por
otro lado (los segundones/”tibios” y los tercerones/”calentanos”). El resultado
fue una sociedad fría, llena de xenofobia y violenta que no permitía a sus
habitantes ascender libremente a Tierra Fría sin pasar por el Check-point para
mostrar sus papeles o salvoconductos. Angosta está caracterizada así por
imágenes de la naturaleza violenta y por personajes que resultan ser o bien los
ejecutores de la violencia o los que sufren de esta violencia crónica.
El lector aprende sobre la historia
angosteña a través del libro escrito por Heinrich von Guhl sobre diversos
aspectos de la ciudad Angosta. La
narración empieza con la lectura del texto de Guhl que hace el protagonista
Jacobo Lince, un personaje en el que en cierta manera se autorretrata el propio
Abad Faciolince. Lince es un segundón afortunado que con la riqueza que tiene
puede vivir en Tierra Fría, pero que opta por vivir en Tierra Templada con sus
amigos en el hotel La Comedia. Al principio de la novela su vida no tiene mucho
sentido, parece que la violencia lo ha hecho indiferente a todo lo que le
rodea.
La novela se narra a través de dos puntos
de vista, uno de un narrador omnisciente que cuenta la historia del
protagonista y otro de un narrador joven poeta, Andrés Zuleta que lleva un
diario. Las vidas de los dos narradores se cruzan gracias a los cambios drásticos
que toman sus vidas. Zuleta finalmente puede dejar a su familia, que siempre lo
ha tratado mal y se ha reído de sus poemas, y logra obtener un trabajo en
Paradiso, con lo que se muda al hotel La Comedia. Al volver al hotel después de
pasar una noche observando a la gente, se encuentra a Lince golpeado en el
asfalto.
En el transcurso de la novela nos
encontramos con varios personajes de las distintas “tierras” que aparecen en
las descripciones en las notas a pie de página. La acción gira en torno al hotel
La Comedia en Tierra Templada, donde residen la mayoría de los personajes.
Encontramos, entre otros, al matemático Isaías Dan que para no perderse a sí
mismo en la vida amorosa y violenta de Angosta, sigue buscando la solución de
un problema matemático. Otro personaje que sobresale es doña Luisa Medina: una
señora que está de luto por su familia que fue asesinada por razones políticas.
Las vidas de los otros personajes que no viven en el hotel se cruzan por azar,
por el deseo físico o por la relación que comparten debido a los oficios de
leer y escribir.
(...)
La novela Angosta describe la sociedad
angosteña sobre todo a través de personajes complejos y característicos. No es
una coincidencia que el espacio central sea la Tierra Templada. En este sektor
viven los tibios que se ven afectados por la violencia, pero que no tienen la
misma rabia que los calentanos a la injusticia social de la que son responsables
los fríos. Tampoco temen que los calentanos vayan a invadir su tierra.
Resultan ser del sektor del medio, un
tipo de purgatorio o limbo que no usa la violencia como medio para mantener o
cambiar la situación social, lo que les da cierta posibilidad de escribir sobre
su vida cotidiana o pasar el tiempo leyendo, intentando entender o denunciar la
sociedad mediante las palabras.
(…)
1.3
La lectura
La lectura desempeña un papel importante
dentro de la novela Angosta; tiene la función de un “hilo rojo” y de un
elemento circular, ya que el protagonista está leyendo el mismo libro en el
inicio y en el final de la novela.
En esta tesis es importante señalar que
la lectura es un acto que se puede llevar a cabo tanto en la vida real como en
la ficción. Cuando el lector empieza a leer la novela Angosta, se da pronto
cuenta de que hay un personaje dentro de la ficción que está leyendo también.
En este caso, el lector real lee sobre un lector ficticio que lee, al mismo
tiempo que se entera de lo que dicho personaje está leyendo. La confusión puede
ser grande cuando el lector real descubre que tanto él como el lector ficticio
están leyendo un libro que se llama Angosta.
En relación a estas dos lecturas simultáneas, Catalina Quesada Gómez ha
comentado que “en esos continuos saltos de nivel, el lector llega a sentir que
se confunde con el personaje, puesto que ambos leen un libro llamado Angosta,
con la diferencia de que el lector real lee un libro de ficción y el personaje hace
lo propio con uno no ficcional” (en Barchino, 2007, p. 562). Normalmente, hace falta
una sola descodificación y comprensión para que el texto sea leído en el mundo real,
sin embargo, Angosta (2) solamente cobra vida en el mundo real siempre y cuando
dos lectores la lean. Me refiero aquí a un lector real que puede hacer la
lectura del lector ficticio porque también está leyendo. La lectura en los dos
mundos - el real y el ficticio- tiene un valor iniciador porque invita al
lector a participar en otro mundo a la vez de que enriquece el mundo en el que
vive, por las nuevas perspectivas que le ofrece.
Veremos más adelante cómo la lectura de
la Angosta de Guhl se convertirá en un catalizador en la vida de Jacobo Lince,
a la vez que la novela Angosta de Abad Faciolince fue el comienzo de mi tesis
de maestría.
En Angosta (1), Abad Faciolince nos proporciona
un acceso directo a varias concepciones de la realidad, entre otras, las que
tienen Jacobo Lince y Heinrich von Guhl. Resulta útil leer las dos percepciones
de la realidad porque se complementan; una es muy personal, subjetiva, y la
otra es más científica, más objetiva. Angosta (1) cuenta la historia de un
hombre de casi 40 años, mujeriego y lector que no busca más en la vida que otra
mujer con quien acostarse. Guhl presenta en Angosta (2) la historia de Colombia,
su geografía y cómo su sociedad se ha convertido en un campo de batalla por la
separación interna de la ciudad. El motivo por el que estudio las dos
concepciones de la realidad en la presente tesis, es identificar la interacción
que existe entre ellas.
Veremos que la concepción estática,
Angosta (2), ejerce influencia en la concepción dinámica, Angosta (1). También
trataré la concepción de la realidad que el poeta y escritor Andrés Zuleta nos
presenta en su cuaderno14.
En Angosta (2), Lince lee sobre aspectos
sociales que ya conoce; el lector de la ficción Angosta (1), por otro lado, se
entera de cómo funciona la sociedad angosteña apoyándose en las dos Angostas.
Los dos libros de la ciudad Angosta tratan sobre una sociedad de violencia, y
se presentan como si fueran escritos por diferentes autores por el juego de la
ficción.
El leer Angosta (2) dentro Angosta (1)
nos ofrece una lectura doble. Esta lectura doble puede, tal vez, tener un
efecto más fuerte en el lector real porque la complejidad de las descripciones
de la violencia aparece representada desde dos perspectivas diferentes. No
obstante, Angosta (1) ofrece aún más lecturas, de una manera indirecta, pues en
la novela aparecen varias intertextualidades y alusiones que hacen eco de otras
obras narrativas. Consecuentemente, y debido a las varias capas e
intervenciones de lecturas que encontramos, Angosta se puede clasificar como
una novela “libresca” según la definición de Quesada Gómez, quien en “La
biblioteca se consume lenta. Héctor Abad Faciolince y la quema de los libros”
apunta lo siguiente:
Se ha dicho que el Quijote es uno de los libros más librescos escritos en español, e igualmente librescas son también las novelas de Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958), donde proliferan los textos dentro de textos, los múltiples niveles de ficción, con abundantes juegos metaliterarios, y, como allí, cobran relevancia los actos de la lectura y la escritura” (2007, p. 556).
Junto a la narración principal que cuenta
la historia de Jacobo Lince, la novela consiste en varios fragmentos de
lecturas y de un cuaderno que juntos forman una imagen detallada de la ciudad
ficticia.
1.4
La violencia
La violencia en Angosta es un aspecto muy
importante y dominante ya que es el elemento que asegura la perduración del
Apartamiento, la estructura social angosteña.
(…)
En Colombia la violencia tiene un
significado especial, se trata de una etapa histórica que sigue teniendo
influencia en la sociedad hoy en día. Darío Acevedo Carmona (2001) explica lo
que es la violencia en Colombia. El periodista nos aclara que a pesar de que
haya habido violencia desde el siglo XIX en forma de guerras civiles, que el
término de Violencia, con mayúscula, se empezó a usar para referirse al “enfrentamiento
entre liberales y conservadores entre los años 40 y el advenimiento del Frente
Nacional” (p. 61). El uso de la palabra cambió en los años 60 cuando surgió
otro conflicto político que contribuyó a la violencia, y los periodistas y
académicos comenzaron a llamarlo la violencia, con minúscula. De esta manera,
enfatizaron que se trataba de un evento a nivel nacional que sucedía a diario.
Acevedo Carmona apunta que “el término violencia (así en general) sigue
designando todo lo que esté relacionado con hechos de fuerza y de sangre, sino
que también para buena parte de los investigadores la violencia sigue siendo el
problema más inquietante del país” (p. 62).
La literatura colombiana que trata este
tema ha reaccionado a la violencia que ha infestado el país durante varias
décadas. Un ejemplo de ello es la novela Angosta (1), que es una presentación
ficticia e hiperbólica de la sociedad colombiana: Que Angosta sea, para
empezar, una ciudad partida por muros reales y por muros invisibles, y como si
esto fuera poco, también la ciudad más violenta del planeta, con un índice de
asesinatos por habitantes que está muy por encima del de Sarajevo o del de
Jerusalem en sus peores momentos. Y lo más serio: esta carnicería no la comete
un enemigo externo ni se puede culpar de ella a un antagonista extranjero o a
un enemigo étnico o religioso, sino que es perpetrada por poderes bien identificados
nativos de la propia ciudad.
(…)
Además de ser penetrante y omnipresente,
la violencia de Angosta se relaciona con el mundo real porque se refleja de
cierta forma en el lector real. La novela introduce a Lince que lee sobre la
violencia angosteña, a la vez de que está rodeado de esa misma violencia. Este
aspecto se refleja en el lector real por el hecho de que también está leyendo
sobre la violencia angosteña. Si por ende el lector real vive en Colombia, vive
en la sociedad que ha inspirado a Abad Faciolince a escribir sobre un mundo
lleno de violencia. En este caso, el lector entiende la violencia por medio de
experiencias propias del mundo real. Entonces, al leer Angosta (1), lee una
interpretación ficticia del mundo en el que vive; lo que resulta ser un espejo
del lector ficticio y al revés."
"En Angosta todo lo precario se vuelve definitivo, los decretos de excepción se vuelven leyes, y cuando uno menos lo piensa ya son artículos constitucionales".
"Un hijo que acabó aceptando el silencio como un derecho irrevocable de su padre, y adoptándolo él también a fuerza de voluntad e introspección. La lectura se convirtió cada vez más, para ambos, en una manera de oponer resistencia a la realidad".
"Los padres de Candela habían llegado a la ciudad de abajo a finales de siglo, desplazados de un pueblo de la costa, Macondo, que había sido diezmado, primero por las matanzas oficiales y luego por las burradas de la guerrilla, las amenazas de los narcos y las masacres de los paramilitares. Lo habían perdido todo: la casa, la inocencia, el entusiasmo, la fantasía, la confianza en la magia y hasta la memoria. De su aldea de casas de barro y cañabrava, de los espejismos del hielo, la astrología y la alquimia, sólo recordaban la lluvia interminable o la sequía infinita en la parcela ardiente donde intentaban en vano cultivar raíces de yuca y de ñame para los sancochos sin carne. Habían llegado a Angosta con lo puesto, salvo un pescadito de oro que su madre había heredado de un bisabuelo, y lo cuidaba como la niña de sus ojos, después de un viaje a pie de veintiseis días por ciénagas, selvas, páramos y cañadas".
"En Angosta se sabía que el lema de Afamador era el siguiente: "reseño los libros antes de leerlos; así, cuando los leo, ya sé qué pensar de ellos".
"-Aquí viene otro de los que viven en F, Faciolince, el creído.-¿qué hay de él?-Ese librito corto, la culinaria.-No es malo -dijo Quiroz.-Malo no, ridículo -dijo Jursich-. Parece que Isabel Allende o Marcela Serrano hubieran reencarnado en él. Es un libro de hombre escrito con alma de mujer. Una maricada.-A mí me pareció todo lo contrario. Parece el canto de un jilguero, que usa sus trinos para conquistar muchachas.-¿Por qué lo odias tanto, Jacobo?-Tal vez porque se parece mucho a mi".
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