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España-Portugal, 2025 |
Fernando es un profesor universitario casado con una mujer serbia. Una mañana se encuentra con que ella se ha ido sin dejar rastro. Siendo profesor de Geografía y amante de los mapas antiguos Fernando se queda sin rumbo, como un navío desarbolado. No sabe qué hacer con su vida y acaba yéndose a la costa portuguesa. Allí encuentra a Manuel, un jardinero que gusta de estar "de acá para allá", enlazando trabajos y temporadas en distintos pueblos. Su próximo destino era la "Quinta de los Almendros Blancos" en el interior de Portugal pero, inopinadamente, muere de un infarto. Fernando no lo duda, todavía está flotando en un vacío existencial, decide suplantarlo y se presenta en la Quinta como jardinero.
Allí conocerá a Amalia que nació en Angola pero tuvo que huir tras la revolución. Después de unos años por Europa acabó regentando la Quinta de su tía. Una noche le reconocerá a Manuel (Fernando) que la Quinta representa para ella "su libertad y su prisión".
Como se ve, todo lo que ocurre en la cinta son los habituales menesteres de la vida. La película rezuma autenticidad y calidez. Los tres personajes principales se encuentran desplazados. Han dejado una vida atrás y están buscando el rumbo que los sitúe.
Se puede decir que la película, por un lado, habla de la impostura, el tratar de inventarse uno mismo aunque sea convirtiéndose en otro. Fernando ha suplantado a Manuel. Amalia, de algún modo, ha suplantado a su tía. La finca a veces le parece una elección y a veces una imposición de la vida. «Yo no pertenecía ni allí ni aquí, mi patria era el colonialismo. Esta quinta ha sido mi libertad y mi prisión», reconoce agudamente. Incluso cuando Fernando va a vender su piso de España se lo encuentra okupado por una mujer que está suplantando a su esposa.
Todos somos impostores, parece decirnos. Todos vivimos como un personaje que vamos construyendo.
Los tres protagonistas son personajes extraviados y dolientes que vienen rebotados del infortunio.
Todos están intentando encontrar su lugar en el mundo.
Este es el otro tema de la película.
La propia directora y guionista, Avelina Prat, ya lo avanzó en una entrevista:
"Uno de los pilares de la identidad es el lugar y la película habla de la búsqueda de ese lugar donde sentirse bien, donde ser uno mismo. Un lugar del que dejar de huir. Un lugar que no tiene que ver con las raíces, sino con el hallazgo”
La experiencia humana está atravesada por giros de guión que nos desubican, como bien muestra la película. Para Fernando perder a su mujer fue como perder la brújula. En clase un alumno le dice no entender su explicación, a lo que responde "ya tampoco entiendo nada". Por ese motivo emprende un viaje a ninguna parte en busca de ese algo que le ayude a saber quién es y cual es su lugar en el mundo.
Fernando sintonizará con los ciclos que emanan de la Quinta portuguesa; los de la siembra y la cosecha, los de los días ociosos por la lluvia y las veladas de confidencias.
El ritmo de la cinta es plácido, los giros narrativos estimulantes y la película delicada, casi lírica. El dolor siempre es contenido. Amalia de vez en cuando desaparece de la Quinta para volver de madrugada ebria. Sale "para ver su vida desde fuera", nos dice. Lo contrario de lo que hace esta película, capaz de mostrar en cada plano la intimidad emocional de sus personajes. En ese sentido tanto Manolo Solo como María de Mederios y Branka Katic están espléndidos.
Un asunto más me llama la atención. Cuando la directora junta a sus protagonistas nos hipnotiza. Todos acarrean historias. El jardinero Manuel le detalla al profesor perdido sus vagabundeos impenitentes. El tabernero que recibe a Fernando le refiere la accidentada historia de Amalia. La propia Amalia le cuenta el extraño suceso de un ladrón que encontró a un anticuario desnucado en su bañera y cómo actuó. Parecería que la guionista y directora buscara complicidades en un mapa lleno de itinerarios para que nos orientemos. Ratificando aquello de que la vida es buscar aunque no se sepa qué.
La película está "falada" en español y portugués. Otra delicia más que sumar en esta cautivadora historia.
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‘Una quinta portuguesa’ es el segundo largometraje de la directora Avelina Prat, tras su ópera prima ‘Vasil’ (2022), cuyos protagonistas consiguieron el Premio al Mejor Actor ex aequo en la SEMINCI de Valladolid.El guion de "Una Quinta..." fue seleccionado en el laboratorio internacional MIDPOINT Feature Launch organizado por dicho Instituto junto al Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, donde fue uno de los 9 proyectos seleccionados.
La película está rodada entre distintas localizaciones de Barcelona y la Quinta da Aldeia, una verdadera quinta portuguesa que se puede alquilar y que se encuentra en la villa de Ponte de Lima, al norte de Portugal.