lunes, 1 de julio de 2024

LA VOZ y EL TIEMPO - de Pascal Quignard


"Las manos de la protesta" de Oswaldo Guayasamin

               



                I


A las mujeres la voz les es fiel,
a los hombres infiel.
Un destino biológico los ha sometido
a ser traicionados.
Les ha impuesto ser abandonados.
Les ha impuesto mudar.

Las mujeres escapan a la muda.
No se les exige ningún esfuerzo,
para recobrar la voz de la infancia les basta
con hablar.
Los hombres están condenados,
a partir de los trece o catorce años, a la pérdida
de la compañía del propio canto de sus emociones,
de la emoción innata.

Las mujeres se perpetúan en el soprano,
su voz es un reinado,
un sol que no muere.
Pero un niño pierde su voz,
la voz que unía ese cuerpo a la lengua materna
se ha quebrado para siempre. 

¿Dónde está mi infancia?
¿Dónde está mi voz?
¿Dónde estoy yo, o al menos
dónde estuve?
No me conozco ya ni de oídas.
¿Cómo acordarme siquiera
del motivo de mi lamento, yo
que ya sólo puedo expresarlo con una voz
gruesa que sin cesar lo recrimina
y le da miedo y lo aleja?.

La muda materializa la nostalgia.
Toda voz baja es una voz caída.
Los hombres no recobrarán jamás la voz.
El tiempo está en ellos y no
volverán jamás sobre sus pasos.






                         II



El sufrimiento humano está ligado a la música porque
el sufrimiento humano resuena en el tiempo,
antes de que el grito se haga lenguaje.


Lamento y música.
El lamento es una muda del grito.
La música es una muda de la muda.
Es el lamento de las confesiones de Agustín de Tagasca.
"Me he dispersado en un mundo
cuyo ordenamiento ignoro".


Siempre hay algo que desgarra el instante.
Y el desgarrado soy yo.
Necesito una concordancia
para aliviar la discordancia.
¡Una intriga! ese es el grito
desde que el grito se vuelve lenguaje.
Mi vida es un continente abordado sólo
por un relato.
No sólo hace falta un relato para abordar mi vida,
sino un héroe para garantizar la narración,
un yo mismo para decir yo.


Necesito un melodía 
-un cantus obscurius de la lengua materna-
para calmar la aniquilación del tiempo por el tiempo.






                                ✤  ✦  ✤


      

I  en pág. 32,33,35 y 36     
II en pág. 58                                              
de La lección de música                            
de Pacal Quignard.                                    

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