viernes, 24 de febrero de 2023

El ÚNICO INDIO BUENO - de Graham Jones




Ponokaotokaanaakii (Mujer con cabeza de Ciervo).-
Esta pujante novela nos arrastra a un territorio poco explorado dentro del género del terror, el de los mitos y leyendas de los indios americanos. Pero su originalidad no viene por reproducir el tropo de la "maldición india", sino por contarla desde dentro y en un doble sentido. Desde dentro porque tanto los protagonistas de la novela como el autor Graham Jones son auténticos indios Pies Negros (Blackfeet Nation) y, sobre todo, porque la trama se centra en el conflicto que viven estos jóvenes con respecto a su raza y a las tradiciones ancestrales de las que se sienten prisioneros. En general la novela refiere la venganza de una entidad sobre quienes la agraviaron. En un sentido más profundo podemos ver una lucha entre lo moderno y lo atávico.

Ricky, Lewis, Gabe y Cassidy son cuatro indios Pies Negros amigos desde la infancia. Sufren un profundo desarraigo y viven en tierra de nadie, a caballo entre la tribu y la modernidad. Hace diez años cometieron un acto sacrílego, penetraron en un territorio de caza sagrado y vivieron un frenesí sangriento matando a multitud de ciervos. Lo más dramático fue la muerte de una cierva embazada que resistió arduamente varios disparos antes de morir. Ahora han pasado diez años y de aquella masacre ha emergido una entidad aniquiladora que viene a vengarse.
"¿Qué proceso había perturbado Lewis al abatir a esa cierva en un territorio ilegal?
...
Los ciervos son ciervos, ni más ni menos. Si los animales regresaran del más allá para acosar a las personas que les dispararon, los campamentos de los antiguos Pies Negros habrían estado tan llenos de bisontes fantasma que no podría darse ni un paso.
La diferencia es que ellos los mataban de forma honorable". pág. 121
La novela se abre con una secuencia escalofriante y muy cinematográfica. Ricky ha huido de la reserva y trabaja para una compañía petrolera. Cuando sale del supermercado un grupo de blancos racistas se aprestan a acosarlo en el aparcamiento. No sospechan el avispero en el que se están metiendo. Primero uno y luego una horda espectral de ciervos perseguirá a Ricky entre los vehículos pateándolo hasta la muerte, sin que los acosadores entiendan lo que está pasando. La escena es formidable no sólo por la plasticidad con que está narrada, sino porque nos muestra de golpe la situación de Ricky: huido de la reserva que lo asfixia, sufre la violencia y discriminación de la sociedad en la que quiere integrarse. En esta encrucijada es atropellado por sus pecados contra su propia cultura.
La estructura posterior del relato se articula en torno a la venganza que destroza a cada uno de los amigos y, la verdad, cada historia tiene entidad propia: la de Lewis es un intenso viaje a la paranoia en la que la visión recurrente de la cierva ensangrentada acaba hundiéndolo en un pozo neurótico. Mientras que Gabe y Cassidy, por su parte, sufren un sangriento episodio de aniquilación mientras ejecutan un rito ancestral, purificarse en la Tienda del Sudor. Cada uno de ellos es arrasado por esta venganza quimérica, lo que convierte al libro en un slasher de lo más cruento.

En estos diez años cada uno ha seguido su camino. Se han arrancado las raíces pero no han encontrado dónde arraigar. La discriminación y el alcoholismo endémico los persiguen. No sólo son perseguidos por una cierva asesina (Elk Head Woman), sino también por una conciencia culpable. Por eso nuestra posición como lectores resulta paradójica. En todo momento nos encontramos apoyando tanto a la vengadora como a las víctimas. Ambos son damnificados.

El terror que propone Graham Jones está dentro de los personajes. Parece que es su sentimiento de culpa y traición a la propia cultura el que hubiese creado al monstruo que los conduce a la autodestrucción. Además, este monstruo está muy determinado por el contexto social y político de los protagonistas, lo cual proporciona al relato una capa novedosa y seductora.
“Eso es justo lo que se suponía que debía pensar, eso es lo que quiere la mujer cabeza de alce, que destruya su propia vida. De esa manera, ella ni siquiera tiene que hacer nada, puede simplemente sentarse y mirar”.

El antagonista permanece oculto la mayor parte del tiempo hasta que los propios chicos se dan cuenta del origen de todo, qué forma tiene y por qué han transcurrido justo diez años antes de comenzar su venganza. Entonces Ponokaotokaanaakii (Mujer con Cabeza de Ciervo) no solo cobra forma, sino que hay unas páginas preciosas en las que el relato adopta su punto de vista. Éste es uno de los aspectos más gozosos de la lectura. Graham Jones es capaz de introducirnos en la psicología de cada uno de los personajes, y eso hace que vivamos todo en primera persona, dejándonos sin respiración.

Otro acierto de la novela es la diversidad de enfoques con que se presenta la venganza. Aunque cada embestida es brutal, la que sufre Lewis se convierte en central por tener un desarrollo más amplio, sutil y complejo. Vemos cómo su inquietud se convierte en una auténtica paranoia. Lewis parece plenamente integrado en la cultura occidental, se trasladó a Great Falls donde está casado con una mujer blanca y trabaja como empleado postal; pero la llegada de una joven de la tribu Cuervo, con la que empieza a coquetear, abrirá la puerta a situaciones siniestras. Con ella empieza un juego de espejismos en el que la bestia cambia de forma atrapando a Lewis en un tortuoso juego mental.

El acoso a Lewis tiene casi el tratamiento de una novela corta de suspense psicológico. Él reúne los indicios que le sirven para identificar al asesino y sus motivos, desentrañando por qué ha esperado una década. Pero cuando su mente calenturienta logra encajar las piezas ha de afrontar un final espantoso. Esta parte contrasta con la siguiente, más física y brutal, cuando Gabe y Cassidy son embestidos en la Tienda del Sudor. Este enfrentamiento físico tiene su continuidad en el desenlace con Denorah, hija a la que Gabe ha dedicado toda su vida. Ella será la sangre fresca y renovada que se enfrentará a Elk Head Woman, llevándola hasta el límite y encontrando una puerta de salida al círculo vicioso de muerte y destrucción...en el mismo lugar donde diez años antes ocurrió la masacre.


Es una novela que ensancha el género, merced a una gran caracterización de los personajes y a un contexto sociocultural muy determinante, la realidad crítica de los nativos norteamericanos. Y Graham Jones no es nada complaciente. Por supuesto critica la discriminación de los indios en la sociedad occidental; pero también afronta con irreverencia y sarcasmo el modo en que estos jóvenes indígenas viven su raza: por ejemplo, los cuatro amigos hacen burlas constantes sobre lo que significa ser “un buen indio”: así cuando Gabe se pregunta si es obligatorio hacer de noche la ceremonia del sudor, Cassidy le responde con ironía, “déjame revisar el gran libro de reglas de los indios”. O cuando Lewis piensa que se merece un gran premio indio por haber llegado a los treinta y seis años alejado de la comida basura, la diabetes, el alcoholismo o la cárcel a la que, como indio, parecía predestinado.

El título se apropia con mordacidad de una cita racista erróneamente atribuida al famoso General Custer que murió con las botas puestas en Little Big Horn, “el único indio bueno es el indio muerto”.  En realidad quien la pronunció por primera vez fue su subalterno, el sanguinario mayor general Philip O. Sheridan. Los protagonistas de la novela parecen asumir su fracaso apropiándose amargamente de la frase. 

La escritura de Graham Jones es directa y muy vívida. Las descripciones de la violencia son muy gores e inquietantes, aunque aliviadas por golpes de humor irreverente. Es capaz de imaginar escenas muy poderosas como la inicial con Ricky en el parking o la de Lewis en el salón de su cabaña, sin olvidar el enfrentamiento de Denorah primero en la pista de baloncesto y luego en los vagones del tren. La escena con Gabe y Cass en la Tienda del Sudor tiene la tensión añadida de que ambos ignoran lo que está sucediendo, cosa que el lector no. Aquí vemos otra vez la ironía espantosa sobre las costumbres de la tribu: Gabe y Cass comentan que las cabañas de sudor son sagradas y por lo tanto el lugar más seguro en la reserva.

Sangrienta, brutal e irreverente. Muy buena.





👉 _________________________________________________________________
S. Graham Jones es profesor de inglés en la Universidad de Colorado Boulder y tiene ya publicados 22 novelas y cientos de cuentos que le han proporcionado multitud de premios, como el Bram Stoker o el Shirley Jackson. Reconoció en una entrevista que le gusta pasearse por su casa con una hacha en las manos.
También en la editorial La Biblioteca de Carfax podemos encontrar Mestizoscon un tratamiento muy original de los licántropos, mezclando su vivencia desde dentro con humor y crítica social. Y también La noche de los maniquís, otro slasher que homenajea al cine de serie B de forma sangrienta y gozosa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.