miércoles, 8 de marzo de 2023

TÁR - de Todd Field



Un retrato tan complejo y contemporáneo como apasionante.-
La película se centra en la figura de una directora de orquesta en la cúspide de su carrera, momento en que entramos en su vida para conocer su complejísima y narcisista personalidad. Se nos presenta al inicio en todo su esplendor con una larga entrevista que el periodista Adam Gopnik (interpretándose a sí mismo) le hace en el New Yorker Festival. Ahí se nos recuerda que la directora ya ha conseguido la cumbre del EGOT (los premios Emmy, Grammy, Oscar y Tony). Pero lo más interesante es cuando la conversación gira en torno a los mecanismos de la creación musical. Su visión de lo que es "interpretar" una partitura, el flujo de las manos para orientar a los instrumentistas hacia la revelación última escondida en la partitura, sus apuntes secretos para desarrollar cada obra... Con su profundo conocimiento de los entresijos de la música, Lydia Tár logra fascinarnos. 

Fue protegida del gran Leonard Bernstein y, como él, opina que la música tiene el poder de producir emociones y modos de experiencia tan profundos y complejos que resultan insondables. La película seguirá esta pauta con la directora; tanteará sus luces y sombras, buceará en los resplandores y demonios que sostienen a esta artista totalmente intransigente y dueña de sí misma.

La guinda de su éxito va a ser la próxima grabación de la monumental Quinta Sinfonía de Gustav Mahler y los preparativos de este concierto nos permitirán acercarnos a su vida íntima, conocer el lado oscuro de este monstruo de enorme talento y aún más grande egocentrismo. El recorrido de la película debería ser el camino hacia el triunfo total; pero se convierte en un descenso a los infiernos y el derrumbe de su prestigio.



Esta caída en desgracia está narrada de forma elíptica y viene marcada por varias etapas. Primero es una clase magistral en la Escuela Julliard de Nueva York donde humilla a un alumno; luego es su vida familiar junto a su pareja Sharon, que es también la primera violinista de su orquesta. Sharon (Nina Hoss) es el soporte de la familia y se encarga de la hija adoptada por ambas, ya que Lydia sólo vive para su carrera. Posteriormente vendrá el despido del director adjunto y la promoción a este puesto de Olga, una joven violonchelista de la que inapropiadamente se ha encaprichado. Todo esto mientras desestima a su fiel asistenta, que también optaba al puesto, e ignora las desesperadas conversaciones de whatsapp que recibe de una antigua "preferida" que perdió su favor. 

Estas tres chicas representan a la perfección las tres etapas que consume Tár con sus favoritas: primero seducción como ahora con Olga, luego sometimiento como sufre su asistente y finalmente rechazo tal como demuestran los angustiosos e-mails de la repudiada a la que Tár se ha encargado cruelmente de cerrar todas las puertas. 
 

Como vemos Lydia Tàr dirige sus asuntos con mano de hierro; pero sin darse cuenta el caos se irá colando en su universo perfecto y triunfal. La devota asistente acaba abandonándola cuando ve desdeñadas sus aspiraciones e incluso Sharon, al verse relegada, le dice a su arrogante pareja: "todas tus relaciones son transaccionales". Y no le falta razón. Todo alrededor de Lydia Tár es de usar y tirar a su conveniencia. Todo debe estar al servicio de este genio exigente y obsesivo con la perfección; pero absolutamente centrado en sí mismo. 

La introducción de este caos la hace Todd Field de forma sutilísima. Tár es hipersensible al ruido y por las noches comienza a escuchar sonidos extraños y fuera de lugar que la desquician. Incluso haciendo jogging por el parque le parece escuchar el llanto de una mujer. Notamos que una angustia se va apoderando de ella. 

Esta situación aparece perfectamente reflejada en una de las dos secuencias clave de la película, de tintes pesadillescos. Justo después de conocer el suicidio de su antigua preferida, Lydia está intentando seducir a Olga, la nueva violonchelista. La lleva en su coche hasta el apartamento donde dice que convive con unos amigos. Se despiden; pero con la excusa de un peluche olvidado en el coche, Lydia la sigue y entra en un edificio destartalado. Accede a un patio lleno de basura, desde allí desciende por una estrecha escalera hacia un inframundo oscuro lleno de pasillos y habitaciones desvencijadas. Llega un momento en que está perdida, en un territorio muy ajeno al suyo. Oye pasos, se vuelve asustada y al fondo ve a un gigantesco perro negro. Se queda paralizada unos segundos antes de huir trastornada.

Ese perro negro es todo un símbolo de lo que no controla, de esa amenaza o angustia que se apodera de ella al descubrir que existe un mundo desenfrenado y salvaje que está quebrando su burbuja impecable y serena.  






La otra secuencia ya ha sido muy comentada en todos los medios porque reúne en ella los principales temas de la película. Se trata de la clase magistral que imparte en la prestigiosa Escuela Julliard. Acude allí con su aureola de inteligencia y carisma y cuando un alumno elige para su práctica una partitura poco brillante, ella le recomienda dirigir obras más canónicas como las de Bach. Pero el alumno le responde que él se considera "pangénero" y que la fama de misógino de Bach le impide apreciar su obra: “hoy en día, los compositores blancos, hombres cisgénero simplemente no son lo mío”. A lo que Lydia responde: “No tengas tantas ganas de ofenderte. El narcisismo de las pequeñas diferencias conduce al conformismo más aburrido”. 

Tár realiza un juicio incisivo e ingenioso que menoscaba al alumno, el cual elige retirarse no sin que antes Lydia le atice con una sentencia devastadora: "desafortunadamente, el arquitecto de tu alma parecen ser las Redes Sociales". Toda la clase resultante un tanto atemorizante, sensación que se acentúa al estar rodada es un intenso plano secuencia. Lydia tiene razón en su crítica al joven, pero la pierde al recrearse en su arrogancia, lo que hará que el asunto se vuelva contra ella. Ya sabemos que las redes sociales se revuelven y pican como avispas. 



Aquí tenemos la crítica a la vulgarización de la cultura, a la dictadura de las redes sociales y a las reducciones absurdas sean al género o a cualquier otra cuestión. Efectivamente parece que hoy en día estamos ansiosos por ofendernos; por eso creo que Lydia Tár responde acertadamente al alumno "pangénero": "Si el talento de Bach se puede reducir a su género, país de nacimiento, religión, sexualidad, etc., entonces también se puede reducir el tuyo". 

Bach y posteriormente la propia Tár ilustran en toda su extensión la dolorosa cultura de la cancelación. Es cierto que sus intenciones son loables: erradicar actitudes y opiniones nocivas e inaceptables, sobre todo en personajes públicos; pero en el fondo no es más que una forma moderna de ostracismo que ocurre sin mayor consideración. La película pone sobre la mesa el debate moral sobre si en la "cancelación" debemos separar al artista de su arte. Lo mejor de todo es que la película deja que sea el espectador quien lo juzgue, mostrándonos a una protagonista que nos genera sentimientos contradictorios. 

El director y guionista nos desafía a reflexionar sobre las complejidades del poder en un entorno cultural de excelencia. Admiramos el talento de Lydia Tàr y la pasión inigualable con que afronta la música; pero su arrogancia y su dañina necesidad de ejercer la potestad a su conveniencia nos arranca un rictus de desaprobación.


Dos notas finales. 
La película consigue que al salir de la sala creamos que Tár es una persona real. Así de potente es la construcción de este personaje apasionado, carismático, depredador y narcisista que Cate Blanchett desarrolla en todo su esplendor. También por estar incrustado en instituciones tan reconocibles como la Filarmónica de Berlín. Según parece, Marin Alsop, directora musical de la Orquesta Sinfónica de Baltimore se ha quejado por los aparentes paralelismos que hay entre su propia vida y la de Tár, aunque nunca haya sido acusada de irregularidades. También ha criticado que se presente a una mujer simplemente replicando los abusos típicamente masculinos. Pero yo creo que la película y el personaje están muy por encima de este debate y que, precisamente, por elegir a una mujer en un rol asociado a hombres, la película se puede centrar en desmenuzar el virus del poder en sí, independientemente del género de quien lo ejerza.

La otra nota se refiera a la sección final de la película cuando los escándalos "cancelan" la figura de Tár. Pierde familia, títulos y favores en una retirada de la primera línea mundial que la lleva hasta una remota ciudad del sudeste asiático. Allí encuentra acomodo dirigiendo música para videojuegos. Una broma amarga







👉____________________________________________________
Todd Field debutó en 2001 con In the bedroom, un minucioso y desgarrador drama que también incluye una interpretación llena de verdad y dolor de Sissy Spacek. Posteriormente estrenó Juegos secretos (Little Children) en 2006 y desde entonces había permanecido en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.