Las novelas con el detective Hieronimus "Harry" Bosch como protagonista tienen merecido reconocimiento, no en vano su autor, Michael Connelly, es uno de los más reputados escritores de novela negra norteamericana; aunque yo prefiera a Ellroy y Dennis Lehane.
Esta serie nos presenta las aventuras del detective Bosch en el Departamento de Policía de Los Angeles con un tono y un ritmo donde priman la veracidad y cotidianeidad del relato frente a la pirotecnia del espectáculo. Ése es su sello.
Aquí no hay persecuciones vertiginosas de coches ni tiroteos. Tampoco crímenes espeluznantes o supervillanos. La serie se centra en un trabajo policial cotidiano y nada glamuroso. Tanto la intromisión de la política en la investigación policial como la corrupción se muestran muy a pie de calle, con jefes de policía y fiscales cociendo su propia ambición sin escrúpulo alguno.
Cuando has visto un par de capítulos te das cuenta de que la serie parece plana y que su ritmo es el de alguien que camina por la acera como si fuese un ciudadano cualquiera. Así es. Tranquilo.
Pero a partir del capítulo cuatro ya estás preparado.
Has enfriado tus expectativas y te das cuenta de que aquí nada tiende al espectáculo sino a un desarrollo pormenorizado de lo dramático: las vivencias de los policías cuentan, pero también las de los criminales. Hay poco humor y mucha frustración y mala leche en un relato que se sustenta en el día a día. Las dependencias policiales son un personaje en sí mismo, igual que la ciudad de Los Angeles, con su icónico Ayuntamiento a la cabeza.
Las relaciones personales entre los policías, las inquinas entre algunos jefes y detectives, la vida familiar de Bosch y su recurrente pasado, la investigación casi burocrática de las pistas y la descarada utilización del trabajo policial por los políticos son las bases de una serie de innegable poso clásico. Para los que tenemos cierta edad es inevitable que nos recuerde al clásico Canción Triste de Hill Street ("Hill Street Blues") y también a la magnífica The Wire. Aunque es evidente que la serie de David Simon ambientada en Baltimore, describía una situación social y política lacerante que aquí sólo aparece en unas cuantas pinceladas. Por cierto que el subjefe Irving (Lance Reddick) y el compañero de Bosch (Jamie Hector) ya triunfaron en The Wire.
´Bosch´ no inventa nada. Lo mejor que se puede decir de ella es que es consistente y mantiene una notable regularidad en la calidad de sus tramas y propuestas. Efectivamente el ritmo es pausado pero la satisfacción viene cuando ves que la investigación no deja de avanzar y ante ti van cobrando vida unos personajes de los que poco a poco vamos descubriendo nuevas facetas.
Michael Connelly se curtió como periodista de la crónica negra en periódicos de Miami y Los Angeles antes de convertirse en escritor a tiempo completo y esto se nota en la descripción de los procedimientos policiales y una ambientación muy verosímiles. Publicó su primera novela en 1992, ‘The Black Echo’, donde ya presentó al detective Harry Bosch, el protagonista de una serie que acaba de llegar a las 25 novelas. La última, publicada en 2021, lleva el título de Las horas oscuras (The Dark Hours). Connelly estuvo esperando durante muchos años una oferta televisiva para llevar sus libros a la pantalla. Finalmente ha tenido la oportunidad de ser el co-creador de la serie e incluso escribir los guiones de algunos capítulos. Le acompaña el productor y escritor Eric Ellis Overmyer (“Law & Order”, “The Wire” o “Tremé”), alguien que sabe lo que tiene entre las manos cuando se trata de dramas policiales. ‘Bosch’ es una versión actualizada del personaje literario con algunos cambios en su recorrido vital (en vez de veterano de Vietnam, ahora lo es de Irak y Afganistán) para adaptar un personaje de los noventa a la época actual.
Esta primera temporada se basa libremente en casos que aparecen en los libros La rubia de hormigón (The Concrete Blonde, libro 3 de la saga), Ciudad de huesos (City of Bones, libro 8) y Echo Park (libro 12). Se inicia con Bosch metido en un lío con asuntos internos ya que la familia de un delincuente al que disparó tras una persecución lo ha demandado. Cuando sale de la nevera se enfrentará a dos casos. El primero comienza con la aparición del cadáver de un niño de 12 años que fue enterrado en una de las colinas de Hollywood hace 20 años. A pesar de su juventud, el niño presenta evidencias de un maltrato continuado. El segundo surge cuando una patrulla detiene a un tipo, Raynard Waits, que lleva un cadáver en su furgoneta. Un error de procedimiento deja libre a Waits que iniciará entonces una escapada hacia ninguna parte asesinando a varias personas mientras, de vez en cuando, se confiesa por teléfono con Bosch.
En otro caso anterior, la prensa aireó el pasado de Bosch y ahora Waits utilizará la información para establecer un juego macabro con el policía. Ambos sufrieron abusos siendo niños de acogida en el tétrico Centro de Menores McLaren: "Somos perros de la misma jaula", le llega a decir Waits en una ocasión.
La Segunda Temporada se basa en los libros 4 y 5, The Last Coyote y Trunk Music y es mucho más negra e intensa que la primera, aunque igual de meticulosa. Comparte con ella la estructura narrativa de un inicio con Bosch suspendido y la convergencia de dos tramas aparentemente disímiles. Por un lado tenemos el asesinato de un productor de cine porno cuyo cadáver aparece en el maletero de su coche en Mulholland Drive. El tipo está relacionado con la mafia armenia y la investigación lleva a Bosch hasta Las Vegas en un turbio caso de conspiración. Por otro lado el hijo del subjefe Irving se infiltra en un grupo de policías corruptos que practican la extorsión y que dirige un teniente expulsado del cuerpo.
Es increíble el modo en que el asesinato de un hombre, que recibe un disparo en la nuca cuando se detiene para ayudar a una automovilista, se convierte en un caso que involucra a multitud de estamentos, desde la mafia hasta al Departamento de Policía y la ex esposa y la hija de Bosch. El asesinato se convertirá en la entrada a un laberinto de corrupción donde nos encontraremos traiciones personales, encubrimientos, largos viajes por el desierto y eléctricos momentos en la sala de interrogatorios.
Brent Sexton como Carl Nash |
La temporada se beneficia de trazar dos potentes tramas encabezadas por dos artistas invitados muy solventes: Brent Sexton como el teniente corrupto y Jeri Ryan como la femme fatal, ex-prostituta y viuda del productor. Además varios personajes secundarios fijos de la serie adquieren un vivificante relieve; como el subjefe Irving, que sufre la peligrosa misión de su hijo infiltrado y además las presiones políticas de los dos candidatos a la alcaldía. También la exmujer de Bosch resulta implicada en la primera de las tramas y, a nivel personal, Bosch descubre nuevas pruebas sobre el asesinato de su madre.
Tras asentar la figura de Bosch en la primera temporada como un solitario lobo gris que se amansa con el jazz, la temporada 2 se lanza a la ciénaga del mejor cine negro con una corrupción policial vidriosa, la presencia de la mafia y todos los puntos negros del recorrido clásico: burdeles miserables repletos de prostitutas extenuadas, casas ruinosas para consumo y venta de metanfetamina y hasta algo no habitual en la serie, un par de lances de acción maravillosamente rodados: un rescate de rehenes brutal y un tiroteo triangulado en un estacionamiento entre los detectives del Departamento de Policía de Los Ángeles, los policías corruptos fuertemente armados y un automóvil lleno mafiosos; todos ellos pendientes de la maleta que porta la viuda, Verónica Allen.
A medida que el caso se vuelve más complejo y personal la búsqueda de la verdad será más implacable y hará surgir el lado más oscuro del departamento de policía.
Los capítulos no son autoconclusivos y esto es de agradecer. Las temporadas desarrollan la investigación a lo largo de sus 10 episodios y esto ayuda a que se profundice en la historia particular y familiar de todos los implicados.
Bosch es un policía sobrio, íntegro y solitario. Es leal y siempre va de frente: se acuesta con una compañera policía, pero cuando ésta mete la pata le advierte que admita su error porque él no la encubrirá. Tiene un elevado sentido de la justicia y de la ética profesional y es muy poco dado a mostrar su emociones, por lo que su porte resulta un tanto áspero e hierático. Es un tipo magullado por la vida que tiene ese punto de calma que ha logrado doblegando sus propios demonios.
En cada temporada Bosch se tiene que enfrentar a nuevos dilemas profesionales, personales y familiares que van profundizando sus cicatrices. Su madre era prostituta y fue asesinada sin que hasta ahora se haya resuelto el caso. Por ese motivo le internaron de niño en un centro de acogida donde sufrió maltrato. Ya de joven quedó marcado por la dura experiencia que le tocó vivir en Afganistán. Ahora está separado y mantiene una buena relación tanto con su mujer, Eleanor, como con su hija Maddie. Tiene también un hermanastro por parte de padre, Mickey Haller, que trabaja como abogado defensor y que sale en algunos títulos de la saga; aunque también es el protagonista de su propia serie de novelas cuya adaptación a la pequeña pantalla acaba de estrenarse, El abogado del Lincoln.
En cuanto al reparto está encabezado por Titus Welliver, un secundario de lujo en películas y series (Perdidos, Hijos de la Anarquía, Deadwood,...) que por fin accede a un papel protagonista y encima le viene como anillo al dedo. El resto es un elenco muy consistente como su compañero Jerry Edgar, interpretado por Jamie Hector o el subjefe Irving (Lance Reddick) tan preocupado por resolver los crímenes como por su propia carrera política hacia la Jefatura del Departamento. La mujer de Bosch, Eleanor (Sarah Clarke) es un curioso y recurrente personaje al que Bosch consulta en algunos casos ya que fue agente del FBI experta en perfiles criminales. Esos conocimientos psicológicos la llevaron a abandonar el FBI y a dedicarse a la más lucrativa carrera de jugadora profesional en Las Vegas.
Una de las imágenes que más se repiten en la serie es la de Harry en su magnífica casa de las colinas de Bel-Air. Allí repasa sus notas hasta altas horas de la madrugada y observa la ciudad a sus pies mientras escucha esos vinilos de jazz de los que está enamorado: no suelen faltar sus favoritos Thelonius Monk y Art Pepper. De hecho, los estilizados títulos de crédito con la canción de Caught a Ghot titulada "Can´t Let Go", ya nos sumen en esa atmósfera particular y urbana, un tanto opresiva; con imágenes especulares de la ciudad que la reflejan como un inmenso laberinto.
Harry se llama Hieronymus Bosch, como el famoso pintor flamenco del siglo XV, autor de ese cuadro monumental que es El Jardín de las Delicias y de otras obras fantásticas donde pululan multitud de personajes deformes y medio humanos en una pintura con un fin moralizante sobre el pecado y la locura. Citándolo, quizás Michael Connelly nos invita a ver esa urbe superpoblada de Los Ángeles como un cuadro del Bosch más fantástico, abarrotado de figuras medio humanas, criminales y demonios. Harry Bosch se convertiría así en nuestro guía por el infierno del crimen y la corrupción.
´Bosch´ha completado 7 temporadas a las que hay que añadir un spin-off extra para los fans, ´Bosch´: Legacy, que acaba de anunciar una segunda temporada.
👉 Bonus Track: el fabuloso tema de los créditos
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