Soledad de la tarde de agosto,
ansia moderada de veneno,
pentotal para el tibio
horizonte muerto.
Me he quedado aquí, sola y quieta,
dentro de mi ropa blanca.
La tarde es plana.
Un beso frío en la ventana.
Escribo en la tarde de agosto
un dialecto de hielo.
Ríe la pobre
realidad sin enterarse
de que no es más que apariencia,
y su fama la borro yo
en el mapa del futuro.
A veces percibo la segunda vida
de las cosas,
la vida secreta y huidiza
detrás de la realidad.
Julian Schnabel -Bob´s Worlds- |
II
Hoy es mi onomástica,
palabra fea.
Feo.
Muy feo todo.
Fea la vida.
El otoño, por ejemplo,
pura tristeza.
Los árboles se han quedado sin hojas
y el sol y el mundo
han perdido intensidad.
Por fin dicen la verdad.
El primer texto se esconde en la página 131 y el segundo en la 126 del libro El mal de Montano de Enrique Vila-Matas. Ed. Anagrama, Barcelona 2002. Sus protagonistas están enfermos de literatura.
Multiplicando la cualidad parasitaria de la que el autor hace gala en esta obra, transcribo estos poemas. Vila-Matas, como Borges, se declara parásito de toda la literatura universal. En medio de múltiples ficciones y reflexiones sobre el hecho literario, en esta obra el autor alumbra una madre como personaje, Rosario Girondo, cuyo diario íntimo descubre con el título de Teoría de Budapest. Este personaje y su texto tiene un desesperado afán de realidad enseguida traicionado por el hijo; puesto que del dolor de sus frases él va extrayendo literatura. Suprema traición.
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