¡Ojalá encuentres tu pino!
Deliciosa historia sobre un niño de 10 años que es un genio científico, pero vive aislado en un rancho de Montana. Su mente analítica tampoco encuentra eco en su peculiar familia: Una madre bióloga (Helena Bonham Carter) obsesionada con el estudio de insectos, un padre amargado por ser un perfecto cowboy pero haber nacido cien años tarde y una hermana desesperada por subirse al tren de la modernidad, la televisión y la popularidad.
Tanto el título original del film, ‘The Young and Prodigious T. S. Spivet’, como el de la novela de Reif Larsen, ´The Selected Works of T.S. Spivet´, hacen referencia a un niño superdotado para la ciencia que gana el reconocido premio Beard, del Smithsonian Institute, por un invento sobre el movimiento perpetuo. Sintiéndose marginado en su familia, emprende el viaje en solitario hacia Washington D.C. para recogerlo.
La película concita todos los valores del cine de Jeunet, personajes excéntricos y carismáticos junto a una gran belleza visual; sin embargo resulta un tanto plana, no acaba de despegar. Cada personaje es interesante pero finalmente no suman y precisamente cuando el niño emprende el viaje es cuando el interés, paradójicamente, decae.
La película no es desdeñable sin embargo. Su comienzo es cautivador. Cuando nos presenta a cada miembro de la familia, Jeunet aporta genio e imaginación. Se despista durante el viaje hasta que aparece Dominique Pinon y vuelve a aparecer en el tramo final (con el niño triunfando en la gala del premio y en la televisión). Aunque el desenlace peca de atropellado.
En la escena con Pinon (un veterano vagabundo de los trenes) está la verdadera almendra del film. Una escena donde, paradójicamente, no es necesaria la alharaca de los efectos especiales. El vagabundo engancha de la S. del nombre (el niño le confiesa que significa Sparrow, gorrión) la fábula de un pajarillo perdido y un pino acogedor.
Porque un viaje en el fondo, siempre es una metamorfosis, una frontera entre la infancia y la madurez, entre los sueños y lo real, entre lo rural y lo urbano...y también la búsqueda del camino perdido. En los cuentos infantiles suele anidar la tragedia y debe resolverse para liberar a los personajes. El viaje, para T.S. Spivet, significará encontrar su lugar en el mundo y en su familia. En este sentido la emoción está asegurada.
Del mismo modo que Scorsese se estrenó en el 3D con una historia infantil, La invención de Hugo Cabret; Jeunet lo afronta en este viaje, con un resultado irregular. Le falta la complejidad y la fuerza narrativa de aquella.
El extraordinario viaje de T. S. Spivet es la segunda colaboración del director francés con el guionista Guillaume Laurent tras el delirio de 'Micmacs', una obra pasada de rosca, pero de estilo mucho más reconocible.
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