de Boris Vian
Originalísima novela que nos presenta un mundo a la vez naif y cruel, surrealista y trágico.
En él encontramos ratones como animales de compañía, pasteles hechos con anguilas que salen de los grifos, casas que se encogen angustiadas por la enfermedad de sus dueñas, pederastas de honor que acompañan a los novios y hasta un pianocócktail que destila sus combinados siguiendo las melodías tocadas.
Un universo en fin, que sólo Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro podrían llevar a la gran pantalla.
"A un lado de la carretera soplaba viento y al otro no. Podía escogerse el que más gustase. Sólo un árbol de cada dos daba sombra y sólo en una de las cunetas había ranas." pág. 78
Si nos centramos en lo que cuenta, Boris Vian nos relata con una enorme sensibilidad y un estilo luminoso la historia de dos parejas, Colin y Chloé sobretodo, pero también Chick y Alise. Dos parejas inocentes, volcadas en la búsqueda de la felicidad bajo la sombra de un fin trágico. Colin y Chloé viven en el Paraíso de su amor. Pero Chloé cae enferma, tose constantemente. Un nenúfar le crece en el pulmón. Esta imagen de Chloé enferma y su cura a través de montañas de lilas de perfume azucarado nos retrotrae al clásico La Dama de las Camelias. El amor que profesa Colin a Chloé es desmesurado. Tal y como dijo Raymond Queneau de este libro, es "la más desgarradora novela de amor contemporánea"
De hecho la pasión que viven las dos parejas tiene ese fulgor adolescente, puro y arrebatado que contrasta con una realidad cruel y áspera; la del dinero y el trabajo. Colin se arruina con la enfermedad de Chloé y Chick no levanta cabeza por su obsesión de comprar las ediciones y objetos personales de Jean-Sol Partre. Los trabajos que han de afrontar son de lo más tragicómicos: Vigilante del tesoro con unas rutinas muy exactas ya que los ladrones también las siguen, funcionario muy bien pagado por anunciar casa por casa las desgracias que les ocurrirán al día siguiente, o encargado de hacer crecer los cañones de las armas:
"Colin entró. Era una pieza pequeña y cuadrada. Las paredes y el suelo eran de cristal. Sobre el piso había un gran bloque de tierra en forma de ataúd, pero de gran espesor, un metro por lo menos. Al lado, en el suelo, había una pesada manta de lana enrollada. No había mueble alguno. En un pequeño nicho practicado en la pared había un cofre de hierro azul. El hombre se dirigió al cofre y lo abrió. Sacó de él doce objetos brillantes y cilíndricos, con un minúsculo agujero en el centro.
-La tierra es estéril, ya sabe usted lo que pasa -dijo el hombre-. Hacen falta materias de primera calidad para la defensa del país. Pero, para que los cañones de fusil crezcan de una manera regular y sin distorsiones, se ha comprobado hace largo tiempo que hace falta calor humano. Por otra parte, esto vale para todas las armas.
-Sí -afirmó Colin.
-Hace usted doce agujeros pequeños en la tierra -dijo el hombre- repartidos en el medio del corazón y del hígado, y se tiende usted sobre la tierra después de haberse desnudado. Luego se cubre con el tejido de lana estéril que hay ahí, y se las arregla para desprender un calor perfectamente regular.
Rió con una risa cascada y se dio unas palmaditas en el muslo derecho.
-Yo hacía catorce de éstos los primeros veinte días de cada mes. ¡Ah!...¡Yo era fuerte!...
-¿Y entonces? -preguntó Colin.
-Entonces permanece usted así durante veinticuatro horas y al cabo de estas veinticuatro horas los cañones de fusil habrán crecido. Vienen a retirarlos. Se riega la tierra con aceite y vuelve usted a empezar". pág. 159
Parece claro que para la defensa del país hace falta carne de cañón. La religión no escapa a su caricatura. Los religiosos, zobispos y monapillos e incluso el crucifijo se muestran lisonjeros en la fastuosa boda de cinco mil doblezones de Colin y Chloé, pero renuentes y groseros cuando la ceremonia sólo es de cien.
La descripción de ese mundo onírico es riquísima. Al animismo del que participan los objetos (corbatas que se niegan a anudarse, rayos de luz que se desvían con los dedos, cristales de ventanas que se autogeneran) se suma lo burlesco. Las obras del escritor y filósofo Jean-Sol Partre provocan tal frenesí de compra en Chick que arruinan su patrimonio y hasta su amor. Una conferencia del autor de El Seltz y la nata, La elección posible antes de la arcada, La Enciclopedia de la náusea, etc, es capaz de provocar un verdadero tumulto:
"Algunos llegaban en carrozas fúnebres y los gendarmes hincaban una larga pica de acero en los ataúdes, clavándolos a las tablas de roble para la eternidad, lo que evitaba que tuvieran que sacarlos para su inhumación y no causaba daño más que a los posibles muertos verdaderos, a los que se les hacía polvo la mortaja. Otros iban en avión especial y se lanzaban en paracaídas (también había peleas en el aeropuerto de Le Bourget para montar en el avión). Un equipo de bomberos los tomaba por blanco y, con las mangueras, los desviaba hacia el escenario, donde se ahogaban miserablemente. Finalmente, otros intentaban llegar por las alcantarillas. A éstos se los rechazaba pisoteándoles los nudillos con calzado de clavos en el momento en que se agarraban al borde para izarse y salir; las ratas se encargaban del resto. Pero nada desalentaba a estos apasionados". pág. 82
El libro se basa en pulcros diálogos. Su lectura resulta muy viva y su imaginación portentosa. Un mundo extrañamente animado que poco a poco se confabula para la infelicidad de sus habitantes. La novela tiene ya un Prefacio revelador:
"En la vida, lo esencial es formular juicios a priori sobre todas las cosas. En efecto, parece ser que las masas están equivocadas y que los individuos tienen siempre razón. Es menester guardarse de deducir de esto normas de conducta: no tienen por qué ser formuladas para ser observadas. En realidad sólo existen dos cosas importantes: el amor, en todas sus formas, con mujeres hermosas, y la música de Nueva Orleans o de Duke Ellington. Todo lo demás debería desaparecer porque lo demás es feo, y toda la fuerza de las páginas de demostración que siguen procede del hecho de que la historia es enteramente verdadera, ya que me la he inventado yo de cabo a rabo. Su realización material propiamente dicha consiste, en esencia, en una proyección de la realidad, en una atmósfera oblicua y recalentada, sobre un plano de referencia irregularmente ondulado y que presenta una distorsión. Como puede verse, es un procedimiento confesable donde los haya. pág. 9
Boris Vian (1920-1959) es un escritor francés que participó animadamente en la bohemia parisina. Influenciado enormemente por el surrealismo mantuvo una estrecha amistad con Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre. Sus obras siempre son imaginativas y tiernas, dolorosas y patéticas. Siempre nos atraerá su desbordante fantasía y esa lúcida insolencia que resbala por las páginas con un guiño burlesco.
P.D. Según estoy redactando el post me entero de que Michel Gondry (¡Olvídate de mí!) está rodando la adaptación de La espuma de los días (¡...!) bajo el título Mood Indigo. Cuentas con actores como Audrey Tautou, Roamin Duris y Omar Sy (este último, soberbio descubrimiento en la maravillosa Intocable). Las imágenes pertenecen a la película.
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