Esta novela es pura evocación. Una remembranza de la adolescencia y juventud pasadas en un internado cuyas huellas serán indelebles. Esa evocación de las personas queridas y los lugares compartidos tiene tal fuerza que produce en nosotros la misma añoranza del paraíso perdido.
La joven Kath, ahora ya absorta en las idas y venidas de su vida profesional revive su historia y la de sus compañeros Ruth y Tommy. Educados en un entorno singular que incentiva sus dotes artísticas, se les prepara para algo importante: "sois especiales", se les repite. Por de pronto todos son estériles y pueden vivir su vida sexual libremente, ninguno tiene padres o familia, el tabaco está proscrito. Una verdad terrible poco a poco se desvelará.
La novela habla de la soledad en un mundo que funciona de espaldas a los protagonistas. Cuando van por las calles parecen deambular por los intersticios de los muros y ventanas en vez de por las calles. Resultan invisibles al resto de los mortales. Nunca se relacionan con gentes del exterior.
La novela habla de la soledad en un mundo que funciona de espaldas a los protagonistas. Cuando van por las calles parecen deambular por los intersticios de los muros y ventanas en vez de por las calles. Resultan invisibles al resto de los mortales. Nunca se relacionan con gentes del exterior.
Internados en el colegio de Hailsham pasan la adolescencia. Al llegar a la juventud salen a vivir a las Cottages como anticipo de su salida al mundo, bien para empezar sus "donaciones" o bien como "cuidadores". El relato es un intento de explicar el mecano en el que están insertas sus vidas. Una explicación aparentemente desapasionada que afronta una de las piezas de mecano; por eso no se percata de su trágico destino.
La obra tiene un toque de ciencia ficción, los personajes tienen una vida absolutamente condicionada; pero ese hipotético futuro resulta tan inmediato que incluso el libro comienza anotando que se trata de Inglaterra a finales de los 90. Lo que interesa es la peripecia vital de unas personas que nacen con una función, con un destino marcado a hierro.
En el fondo no dejan de representarnos a todos nosotros cuyo destino final no desconocemos.
En el fondo no dejan de representarnos a todos nosotros cuyo destino final no desconocemos.
Quizá algo prolija en determinadas situaciones, en sus páginas abundan los detalles que conforman la personalidad, los significados de gestos y objetos, las preocupaciones y los recuerdos de la protagonista.
Toda la novela bascula entre la soledad y el pasado. El encuentro entre los tres protagonistas, separados hace tiempo, nos ofrece algunas claves
"A veces me siento tan inmersa en mi propia compañía que si de improviso me topo con alguien que conozco, es como una especie de conmoción y tengo que sobreponerme para actuar con normalidad." pág. 257
"...le dije que teníamos que seguir hablando la próxima vez que nos viéramos. Pero mientras lo decía las dos éramos profundamente conscientes de algo que aún no habíamos mencionado, y creo que las dos sentimos que no estaba en absoluto bien que nos despidiéramos de ese modo. De hecho, hoy tengo la certeza de que en aquel momento nuestras mentes discurrían por idénticos senderos, y le oí decir:-Es muy extraño. Pensar que todo pertenece al pasado...Me volví en el asiento para mirarla otra vez.-Tan extraño... -repitió Laura-. Supongo que ahora ya me tendría que dar igual. Pero no es así.-Sé lo que quieres decir.Fue ese último intercambio, cuando finalmente mencionamos el cierre de Hailsham, lo que de pronto nos acercó como en otros tiempos, y nos abrazamos de forma absolutamente espontánea, no tanto para consolarnos como para afirmar Hailsham, el hecho de que aún pervivía en la memoria de ambas. Y acto seguido me apeé y me dirigí apresuradamente hacia mi coche." pág. 260
La novela posee tal fuerza de evocación que pone en pie varios mitos muy sugerentes. El condado de Norfolk, adonde va a parar todo lo que se pierde sean objetos o personas.
El título es el de una canción de Judy Bridgewater muy significativa para la protagonista.
Madame y la Galería. De vez en cuando llegaba al internado Madame, seleccionaba los mejores trabajos de poesía, pintura o escultura y se los llevaba. Es curioso el papel que juega el arte. Asunto central en la enseñanza de Hailsham, provoca una explicación mitológica en Tommy sobre cómo el arte podrá redimirlos a todos.
La profundización en las cualidades de nuestras vidas, la deshumanización del mundo, el libre albedrío. Estos son los mimbres que trenza el libro. Uno de sus compañeros le dice a Kath, tú no lo entenderías porque no eres donante, eres cuidadora. Los roles nos contienen y determinan.
Una de las cosas que mejor hace Ishiguro es trenzar los recuerdos, tomarlos del cuenco trabados unos con otros como cerezas. Esto se puede apreciar entre las páginas 236 y 252, unidas por una situación en que Ruth hace como que ha olvidado algo que Kath cree imposible de olvidar. Al hilo de esto surgen otros temas como la cinta de Judy Bridgewater que Kath perdió y Ruth descubre en su habitación, regalada por Tommy en secreto. O el asunto de que Ruth descubriera que Tommy había contado a Kath su teoría sobre la Galería mucho antes de que ella -su novia- se enterara.
Este enredo de recuerdos también se reproduce en escenas que relata la protagonista y mucho más adelante son respondidas por otras personas, como en este caso Madame:
"Lloraba por un razón totalmente diferente. cuando te vi bailando aquella tarde, vi también algo más. Vi un mundo nuevo que se avecinaba velozmente. Más científico, mas eficiente. Sí. Con más curas para las antiguas enfermedades. Muy bien. Pero más duro. Más cruel. Y veía a una niña, con los ojos muy cerrados, que apretaba contra su pecho el viejo mundo amable, el suyo, un mundo para ella, en el fondo de su corazón, sabía que no podía durar, y lo estrechaba con fuerza y le rogaba que nunca, nunca la abandonara. Eso es lo que yo vi." pág. 333
La vida es dejar nuestros trozos en el pasado. El ejercicio de recuperar su aroma es lo que mejor hace Ishiguro, dotándolo de una vibrante viveza. He de reconocer que las páginas finales me han puesto un nudo en la garganta de pura emoción.
Mark Romanek dirigió una sentida adaptación cinematográfica de esta novela. Carey Mulligan (Drive) y Keira Knightley están estupendas. La adaptación es fiel; pero el libro -por supuesto- llega más lejos en sus ecos y más profundamente en las emociones.
Mark Romanek dirigió una sentida adaptación cinematográfica de esta novela. Carey Mulligan (Drive) y Keira Knightley están estupendas. La adaptación es fiel; pero el libro -por supuesto- llega más lejos en sus ecos y más profundamente en las emociones.
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