Este director y guionista posee una corta pero muy apreciable filmografía. En su haber cuatro títulos donde el drama y las relaciones familiares siempre tienen un desarrollo profundo a pesar de que las películas tengan tintes policíacos. A la escritura, siempre de trazo firme, hay que añadir otro acierto de cada una de sus películas, la selección de actores.
Así fue desde su inicial Little Odessa en 1994 donde ya contó con los inmensos actores Vanessa Redgrave, Tim Roth y Edward Furlong. En The Yards (2000) encontró a su actor fetiche, Joaquin Phoenix, con el que ya contaría en todas sus películas incluida la aún por estrenar Low Life.
En la que nos ocupa "We own the Night" (La noche es nuestra), además de los habituales Joaquin Phoenix y Mark Walhberg, Gray cuenta con el inmenso Robert Duvall.
La trama adquiere tintes trágicos desde el principio. Bobby regenta un club de éxito escondiendo su procedencia. Es hijo y hermano de policías. Los verdaderos dueños del club son rusos y por allí se pasean y citan los capos. Bobby está en un puesto crucial. Aunque él siempre ha buscado la vida fácil y alegre, las circunstancias le irán involucrando cada vez más en la guerra entre policías y traficantes. Tal y como le recuerda su padre en un momento dado, "cuando se declare la guerra vas a tener que decidir en qué bando estás".
A pesar de estar distanciados, Bobby quiere a su familia. Al resultar herido su hermano finalmente se involucra. La escena en que acude con micrófono a la cita con el jefe de los narcotraficantes tiene una tensión densísima. El traficante escucha los latidos de Bobby, husmea su miedo. La tensión es casi insoportable.
Ahora es él el señalado con una diana. La escena de persecución en coche mientra llueve torrencialmente y su padre intenta protegerle está rodada con brío y recuerda a otras clásicas persecuciones como la de French Connection. La tragedia se masca en toda su extensión.
El único pero de la película es la interpretación de Joaquin Phoenix. Siendo el protagonista principal no está a la altura del resto. No aporta matices, a veces parece demasiado frágil, de pronto se va a comer el mundo y durante todo el metraje se muestra en exceso compungido, estresado. No me extraña que le pillasen con el micro.
Me gustan los policíacos que integran retratos de clanes familiares. Amplían el horizonte narrativo dotando al relato de un mayor dramatismo. Así ocurría con la estupenda Cuestión de honor ( Pride and Glory) de Gavin O´Connor con Edward Norton y Colin Farrel; y con Querido Detective (The Big Easy) de Jim McBridge, con Dennis Quaid y Ellen Barkin. Todo ello sin olvidar la extraordinaria Manhattan Sur (Year of the Dragon) del gran Michael Cimino, con el recientemente recuperado para el cine Mickey Rourke.
Pues como todos ellos, un policíaco de los buenos.
El único pero de la película es la interpretación de Joaquin Phoenix. Siendo el protagonista principal no está a la altura del resto. No aporta matices, a veces parece demasiado frágil, de pronto se va a comer el mundo y durante todo el metraje se muestra en exceso compungido, estresado. No me extraña que le pillasen con el micro.
Me gustan los policíacos que integran retratos de clanes familiares. Amplían el horizonte narrativo dotando al relato de un mayor dramatismo. Así ocurría con la estupenda Cuestión de honor ( Pride and Glory) de Gavin O´Connor con Edward Norton y Colin Farrel; y con Querido Detective (The Big Easy) de Jim McBridge, con Dennis Quaid y Ellen Barkin. Todo ello sin olvidar la extraordinaria Manhattan Sur (Year of the Dragon) del gran Michael Cimino, con el recientemente recuperado para el cine Mickey Rourke.
Pues como todos ellos, un policíaco de los buenos.
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