de Miguel Torga
Miguel Torga nos mostró en sus Cuentos de la Montaña el Poder de la
Tierra.
Primero porque las palabras en este libro no están
escritas sobre páginas, sino sobre la propia sierra. En este libro no existe la
palabra monte, sino el propio monte que a lo largo de las frases te azota con
sus brañas o te hiela con su viento inclemente.
También el Poder de la Tierra es un tema
recurrente en varios de sus cuentos. El guardia civil, celoso de su deber y de
su honor; dispuesto a colocarlos incluso por encima de su amor. Enamorado de una de las traficantes; la Tierra le acabará enseñando el camino y él dimitirá de la Guardia
Civil, para acatar su destino.
En “El Viático”, un cura es llamado para
ofrecer el viático a un moribunda en una finca. Las campanas acompañan al cura,
al sacristán y a todo el pueblo para ofrecer el último consuelo. La realidad es
que la mujer tiene un parto complicado. El médico de la ciudad pide
una cantidad inasumible para la familia. Hace dos días que la mujer permanece con un
brazo amoratado del bebé asomando entre sus piernas. Se espera un fatal desenlace. Pero una fuerza y un sentido que viene desde lo más profundo
de la Tierra acaba golpeando al pobre cura en el estómago. Echa fuera al
sacristán, le pide al marido sábanas limpias y agua caliente y como Dios le da
a entender asiste el parto.
Relatos de seres sencillos que viven en una prosa sutil, de vidas aguerridas que sin un sólo grito moran una tierra inmisericorde. Haya venganzas o hambre, haya fatum o deseo, yo creo que Torga habla del corazón de la Tierra, que muchas veces permanece indiferente como un dios ante las vicisitudes de los hombres. Nada hay más
esencial. Nada hay más poético.
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