de Kike Maíllo
En un futuro próximo en el que los seres humanos viven junto a criaturas mecánicas, Alex, un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con el encargo de la Facultad de Robótica de crear un niño robot. En estos diez años de ausencia, la vida ha seguido su curso para su hermano David y para Lana que, tras la marcha de Alex, rehicieron su vida. La rutina de Alex se verá alterada de forma inesperada por Eva, la hija de Lana y David, una niña especial y magnética, que desde el primer momento establece una relación de complicidad con Alex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará a un final revelador.
Cómo se nota el mimo con que han realizado esta película. Con un guión que avanza sin cesar pero atento al detalle, una historia de ciencia ficción pero que busca las emociones y una ambientación acertadísima que va desde la ciudad y el paisaje hasta los elementos futuristas.
El asunto se centra en la robótica y rastrea las posibilidades de confeccionar robots libres, sin condicionamientos y con posibilidad de aprendizaje y emociones.
Dos son los aciertos en grado sumo: la ambientación futurista que no se come la película porque elige representarlo como retrofuturo: escenarios muy contemporáneos con máquinas de diseño nada agresivo. Tecnología y ambientes muy bien integrados, como si fuesen electrodomésticos que llevasen muchos años ahí. Los efectos especiales son sobresalientes y además los justos, colocándose plenamente al servicio de la historia.
El otro acierto es la vertiente emocional de la película que hilvana muy bien al trío protagonista (dos hermanos enamorados de una misma mujer, los tres avanzadísimos ingenieros de robótica) con las reflexión sobre la libertad y el aprendizaje en los robots.
El propio Kike Maíllo lo refiere así: "Con Martí Roca empezamos a escribir lo que sería la base de los personajes de Eva. Tras varias versiones, nos dimos cuenta de que, si bien los personajes eran interesantes, necesitábamos un núcleo dramático consistente, fuerte y universal. Fue esa razón la que nos llevó a contactar con Sergi Belbel".Un acierto.
Hay que destacar la frescura de la jovencísima Claudia Vega interpretando a Eva. Según avanza el metraje la trama se va centrando en ella hasta convertirse en el alma de la historia. Un personaje magnético y extrañamente ambiguo cuyo secreto no descubriremos hasta el final. Esta complejidad queda resuelta con brillantez por esta joven intérprete mediante una chispa y naturalidad desarmantes.
Muy buena.
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