de Alan Parker
Hay un relato, de los muchos y formidables que escribió Bioy Casares, que cuenta cómo un niño efectuando un acto inane, cotidiano y por lo tanto secreto, sin darse cuenta salva al mundo y conculca la aparición del diablo. Un mínimo instante, inocente, pleno de magia deja apenas entrever el cataclismo que pudo haber sido. Del mismo modo, en un instante de hora y media, asistimos a lo que pudo ser un grupo musical de éxito apabullante. Pero no pudo ser. La película es precisamente el relato de eso que dicen "que nos quiten lo bailao" o "fué cojonudo mientras duró".
Un puñetazo de soul en la ciudad. El soul es un grito de rabia. Por eso eligen este estilo y la selección musical es para disfrutar.
Hay un relato, de los muchos y formidables que escribió Bioy Casares, que cuenta cómo un niño efectuando un acto inane, cotidiano y por lo tanto secreto, sin darse cuenta salva al mundo y conculca la aparición del diablo. Un mínimo instante, inocente, pleno de magia deja apenas entrever el cataclismo que pudo haber sido. Del mismo modo, en un instante de hora y media, asistimos a lo que pudo ser un grupo musical de éxito apabullante. Pero no pudo ser. La película es precisamente el relato de eso que dicen "que nos quiten lo bailao" o "fué cojonudo mientras duró".
Las expectativas de hacer música, los deseos de triunfar, el proceso de germinación de un grupo nos permite conocer sus miserias y grandezas. Sus destartaladas casas y familias (estamos en la England años 80), sus impetuosos ánimos y sus tropiezos.
Hay películas enteras contadas en minutos. Las tensiones entre ellos y los ensayos. Los primeros bolos (y sus broncas) en barrios obreros. La situación familiar de cada uno.
Hay películas enteras contadas en minutos. Las tensiones entre ellos y los ensayos. Los primeros bolos (y sus broncas) en barrios obreros. La situación familiar de cada uno.
Me sigue resultando fresca, desenfadada y vitalista. La figura de Jimmy, el manager, es fundamental. Genera dinamismo y nos abre las puertas de todos los garitos. La mitología de los músicos legendarios nos la sirve el viejo trompetista Joey "El Labios" Fagan, que se suma a la troupe con sus mil anécdotas:
–El Señor me dijo que los hermanos irlandeses necesitaban soul. Bueno, Ed Wimchell, un reverendo bautista de la avenida Lennox, en Harlem, me lo dijo; pero el Señor le dijo a él que me dijera que los hermanos irlandeses dejarían de darse mutuamente por el culo si tuviesen soul. (Joey "El Labios")
Un puñetazo de soul en la ciudad. El soul es un grito de rabia. Por eso eligen este estilo y la selección musical es para disfrutar.
–No crees que…–¿Qué?–Pues que… quizá haya que ser negro para hacer esas cosas–¿No lo entendéis, chicos? Los irlandeses son los negros de Europa, y los dublineses son los negros de Irlanda, y los dublineses del sector norte son los negros de Dublín. Así que decidlo una vez y decidlo gustosos: “Soy negro y estoy orgulloso.” (Dean Fay a Jimmy Rabbitte)
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