Este libro es una parodia o mejor dicho, una cáustica travesura. Con un desparpajo inusitado Everett urde una trama típica de James Bond, con un malvado ególatra y poderoso que quiere apropiarse del mundo.
El multimillonario John Sill reconoce que quiere convertirse en un villano como los que enfrenta James Bond. Aúna los perfiles del Dr. No y de Goldfinger para conseguir su doble objetivo; por un lado fraguar la tecnología de la "nada", capaz de hacer desaparecer ciudades y áreas enteras (al estilo de Dr. No); y por otro apoderarse de Fort Knox (al estilo de Goldfinger). Aunque no para adueñarse del oro allí guardado sino de una caja de zapatos que contiene... nada. Para conseguirlo contrata al profesor universitario Wala Kitu, un “matemático experto en nada” que anda perdido buscándola. Él será nuestro protagonista y narrador; a través de su voz Percival Everett vuelve a utilizar el absurdo para hacer una brillante crítica de los valores norteamericanos.
Como se ve el argumento es tan fabuloso como inverosímil, pero en las manos prestidigitadoras de Everett esta travesura deviene en sátira que igual apunta a la política que a la cultura popular, al racismo o a la filosofía. Y todo esto mientras desarrolla una novela de acción que sigue el esquema clásico de las aventuras de James Bond. Ahí están las instalaciones secretas y ultratecnológicas del malvado, su cuartel general escondido en una isla, el sicario invencible, el yate de megalujo lleno de hermosas mujeres o la reunión de secuaces en la que Sill expone su plan a la vez que se deshace del típico socio dubitativo mediante la típica escotilla que se abre a sus pies haciéndolo caer en la típica piscina de tiburones.
Pero no todo es juego. La novela entrega novedades nada inocentes. No es casualidad que los dos personajes principales sean hombres de raza negra. Sill quiere vengarse de América y su idiosincrasia, causantes de su orfandad. Su padre fue asesinado por una versión ficticia de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King Jr.; mientras que un jefe de policía blanco mató a su madre. En una escena de prisión que recuerda el enfrentamiento de Ray con el hijo de Luther King, en 1997, Sill se enfrenta al asesino de su padre.
"—Gracias por tu tiempo —dijo—. Una cosa sí te puedo decir: América lo pagará. Tú me importas un carajo. Sería como enfadarse con una bala.
—Maté a tu padre, chaval.
—Ya lo sé. Pero no te voy a quitar la vida. Tampoco tiene mucho valor. Te voy a quitar tu mundo.
Fue entonces cuando John Sill decidió hacerse villano.
¿Pero cómo convertirse en villano, en enfermedad cultural, en enemigo del sistema? Para contestar esa pregunta, John Milton Bradley Sill acudió a lo que mejor conocía: las películas de James Bond."
Everett lo condimenta todo con elementos de lo más extravagante, como el héroe de la historia que está dentro del espectro autista y habitualmente se desconcierta ante la simple realidad. Además es dueño de un perro con una sola pata, Trigo, con el que tiene diálogos filosóficos mientras duerme.
"—Levanta una pezuña —le instruí. Levanté yo también la mano vacía— ¿Qué tienes en la pezuña?
—Nada.
—¿Qué tengo en la mano?
—Nada.
Asentí con la cabeza.
—Así pues, se podría decir que tanto mi mano como tu pezuña están llenas de nada. ¿Estás de acuerdo?
Trigo asintió con la cabeza.
—¿Y mi mano es más grande que tu pezuña?
—Sí.
—Por tanto, mi mano contiene más nada que tu pezuña. Si mi mano contiene más, ¿cómo es posible que lo que hay en tu mano sea igual que lo que hay en la mía?
Trigo me mordió."
© Tasia Graham en Financial Times |
Kitu anda perdido buscando la nada por lo que se dedica a no hacer nada: "Me he pasado la carrera entera en mi pequeño despacho de George Street, Providence, buscando y contemplando la nada. No la he encontrado. Me parece triste que el simple hecho de adentrarme en el tema que me interesa estropee ya de forma necesaria mi estudio. Trabajo mucho y me gustaría poder decir que no tengo nada que mostrar."
El hecho de que la historia se cuente desde su perspectiva, con su mirada perpleja y singular, le da al relato un aire de extrañamiento muy apropiado. Quizás no sea la mejor novela de Everett, pero seguro que es una de las más divertidas y perspicaces. Tanto los malabares con la "nada" como el personaje de Kitu, mirando al mundo desde su burbuja, son dos asuntos muy potentes.
"Me llamo Wala Kitu. Wala quiere decir nada en tagalo, aunque no soy filipino. Kitu quiere decir nada en suajili, aunque mis padres no son de Tanzania. Mis padres, matemáticos los dos, sabían que dos negaciones forman una afirmación, de manera que es así como me llamo". Desde el mismo umbral de la narración ya se aprecia que estamos entrando en un verdadero laberinto mental. Así comienza esta novela mordaz e inteligente:
"Me acuerdo de que soy extremadamente olvidadizo. O eso creo. Creo saber que soy olvidadizo. Me acuerdo de haber olvidado cosas, pero no recuerdo qué cosas, ni tampoco la sensación de olvidarlas. Cuando era niño, mi madre intentaba convencerme de que era olvidadizo diciéndome: «¿Te acuerdas de cuando te olvidaste de tu cumpleaños?». Y creo que le contestaba: «¿Cómo me iba a olvidar de eso?». Pero era una pregunta trampa. Decir que sí habría supuesto admitir que me olvidaba de las cosas, mientras que decir que no habría sido un ejemplo más de olvido. «El cerebro hace lo que puede», le decía. Si nos acordáramos de todo, no habría lenguaje para recordar ni tampoco para olvidar. No habría nada importante. En realidad, nada es importante. La importancia de nada es servir de baremo de lo que es no nada. ¿Es lo mismo decir «nada» que decir «la nada»? A los estudiantes les encanta especular con esas cosas. La realidad es que la nada no existe; la argumentación simplista de esta afirmación es que la observación de la nada requiere a un observador, y por tanto la presencia del espectador niega lo que habría sido una ausencia pura, lo que habría sido en efecto la nada. Si la nada cae en un bosque y no hay nadie para verla, ¿acaso es pura nada? Un argumento mejor, que abarca tanto el simple como todos los demás, es que se puede deletrear nada. Puede que Parménides fuera un desarrapado, pero sabía lo que decía."
"-Profesor, piénselo de esta manera. Este país siempre nos ha dado nada y siempre nos la dará. Nosotros se lo hemos dado todo. Creo que ya es hora de que le devolvamos la nada. ¿Qué le parece?"
En medio de la aventura y las persecuciones Everett desliza su habitual mirada política, aquí centrada en el racismo sistémico estadounidense, los agravios a las minorías, los prejuicios y los sesgos de la misoginia... pero sin olvidar el toque irónico y ligero. Una de las mejores cosas que hace Everett es normalizar a personajes negros en roles tradicionalmente blancos, como genios científicos o multimillonarios. Así podemos verlos triunfar y tropezar y hasta podemos reírnos de sus sandeces y sarcasmos.... como lo haríamos de cualquier blanco:
"—¿No le molesta que se vaya a ver afectada tanta gente negra, Señor Sill? -preguntó Farnsworth.
—Los sacrificios son inevitables —dijo Sill—. Si todo el dinero que tengo ha ejercido algún efecto en mi, es convertirme en blanco."
La lectura es a la vez ligera, inteligente y divertida. No en balde esta novela fue finalista del premio National Book Critics Award de ficción de 2023 y recibió el premio literario PEN America. Los jueces estimaron que “Es un libro extraño y brillante”. Everett es un estilista del absurdo y la sátira, hace que Kitu nos relate su peripecia con un estilo directo y desenfadado, que recuerda al de un colega que nos refiere una pesadilla. El asunto de la "nada" le permite al autor lanzarnos toda una batería de felices equívocos y fuegos artificiales entorno al concepto de la nada y la imposibilidad de definir su ausencia:
"Acabo de recibir una beca que espero que no lleve a nada".
“—A un matemático le preguntan si prefiere tomar un café frío o encontrarse con Dios. Y contesta que prefiere el café frío.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Pues porque le han dicho que nada es mejor que conocer a Dios y que el café frío es mejor que nada."
"Tengo que estar listo para lo que venga, pero sobre todo listo para nada. Si puedo estar ahí y afirmar la nada y por tanto negarla, entonces Sill tendrá la nada, o mejor dicho, no tendrá nada, o por lo menos tendrá menos de lo que tenía de entrada o más de lo que quiere."
-Arte Abstracto de ecuaciones Algebraicas- |
Las reflexiones no son hueras, llegan hasta el cuestionamiento del Big Bang, el comentario de ecuaciones de sistemas no lineales e incluso llegan a plantear cuestiones existenciales sobre la nadería en que nos movemos: "No solo me veía incapaz de articular el problema y de representarlo simbólicamente, sino que ni siquiera podía estar seguro de que el problema fuera real y significativo."
Pero no solamente el asunto de la nada es disparatado, la obra atesora una galería de personajes a cual más extravagante. Al lado del impasible Kitu y su perro Trigo tenemos a Eigen Vector (por el complejo concepto algebraico lineal) una introvertida colega profesora de la que Kitu se enamora aunque ella sienta atraída por la aventura y la liberación que supone Sill. Además la trama se complica por la presencia de un agente del gobierno que los persigue, cuyo nombre es Bill Clinton, y la de un sacerdote católico, esbirro de Sill, que es ateo y nihilista y que encima se llama Damien Karras.
... Y si afinamos nuestra percepción en torno a ese enojado y dinámico multimillonario que se esfuerza por provocar un impacto perdurable en el mundo de una manera grotesca, ¿Quién se nos viene a la mente? Si señores, el joker Kekius Maximus.
La mayor parte de las obras de Percival Everett se pueden catalogar como comedias desenfrenadas, pero este genio transgresor no da puntada sin hilo. Así ocurrió con su anterior novela, Los árboles, 2022, una comedia de ritmo rápido qua apunta directamente al racismo y la violencia policial. En ella narra una venganza con tintes zombis en respuesta a una serie de linchamientos racistas. Como en las películas de Jordan Peele, este autor utiliza lo paranormal para representar la espantosa experiencia afroamericana que regresa fantasmalmente para acechar a la conciencia de los Estados Unidos de América.
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Percival Everett nació en Georgia (EE.UU) en 1957. Ha escrito treinta libros. En España se han publicado Dr. No, Cancelado, X, Los Árboles, James, Cuánto azul y No soy Sidney Poitier. Pertenece a esa clase de autores no comerciales, muy valorado por la crítica por su originalidad y su voz satírica.Vive en Los Ángeles y es Catedrático en la University of Southern California. Ha ganado el premio Pen Club de Estados Unidos y el de la Academia Americana de las Artes y las Letras entre otros muchos.
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