lunes, 23 de octubre de 2023

PALESTINA e ISRAEL




Esto es una vergüenza y resulta insoportable. No creo que las potencias mundiales y la comunidad internacional estén haciendo todo lo posible para parar este sangriento enfrentamiento entre Palestina e Israel. 

El ataque de Hamás a Israel el pasado día 7 de Octubre fue un acto terrorista totalmente atroz e injustificable. El asesinato y secuestro indiscriminado de civiles es una aberración inasumible.

Occidente ha mostrado su apoyo sin fisuras a Israel y se declara a favor de su derecho a defenderse. 
Por supuesto. Esto es incuestionable. 
Ahora bien el derecho a defenderse no incluye la licencia para llevar a cabo una masacre (Definición RAE: "Matanza de personas, por lo general indefensas").

Hoy mismo ElPaís.com publica una entrevista con el que fue el primer Fiscal del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, en la que se expresa así de contundente:
"Lo ocurrido el 7 de octubre es un genocidio porque la intención de Hamás es destruir al pueblo israelí. Además, es un crimen de lesa humanidad, un ataque masivo a población civil. Y la toma de rehenes, un crimen de guerra. Todo eso es lo que hizo Hamás. La respuesta de Israel también es criminal, más allá de quién haya bombardeado el hospital [Al Ahli al Arabi, el martes pasado], hay dos hechos que son crímenes: uno es el bloqueo absoluto de Gaza. Depende de las intenciones, pero es un elemento objetivo de genocidio crear condiciones que van a producir la destrucción de un grupo. No permitir que pase agua, víveres, gasolina... es transformar todo Gaza en un campo de exterminio. Y el desplazamiento forzoso es un crimen de lesa humanidad, al igual que bombardear a población civil."

Totalmente de acuerdo.
Como se ve todo está al rojo vivo y nada en esta guerra es simplemente blanco o negro. El asesinato indiscriminado de civiles por parte de uno y otro bando son inadmisibles y deleznables. Aunque parezca una obviedad hay que subrayar dos asuntos: 
Uno. Este conflicto palestino-israelí no comenzó ese funesto día 7 de octubre de 2023.
Dos. Del mismo modo que no todos los israelitas son criminales de guerra como Netanyahu, tampoco todos los palestinos son Hamás o Hezbolá. 

Todos los asuntos humanos (y los políticos y religiosos mucho más) son complejos y proclives a respuestas intransigentes que en muchos casos conducen al fanatismo. Por eso defiendo analizarlos y debatirlos asumiendo su complejidad, no simplificándola. Lastimosamente el mundo de la información en que vivimos no ha logrado evitar una polarización sin precedentes que muchas veces se basa en una ausencia total de visión crítica, cuando no de pura ignorancia.


Creo que el derecho a defenderse no incluye el inicio de un genocidio. 
También que el respeto a los derechos humanos debe ser irrenunciable.
Las guerras no resuelven nada, sólo acumulan muertos.
Si hay una solución, que además figura en una de las Resoluciones de Naciones Unidas, se ha de luchar con denuedo para implementarla.  

En la prestigiosa revista National Geografic podemos leer: "El 14 de mayo de 1948, el sionista David Ben-Gurión proclamó la independencia de Israel en ese territorio, si bien ya existía entonces una población que había vivido en esta región, Palestina, durante siglos. Y aunque la creación de un Estado judío prometía resolver los problemas que enfrentaba la diáspora en una Europa antisemítica, lo cierto es que condujo al inicio de una cruel guerra que continúa viva a día de hoy."

Naciones Unidas aprobó en 1947 una Resolución (la 181 (II) donde se recogía el fin del mandato británico sobre Palestina y la división de este territorio en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, quedando Jerusalén bajo régimen internacional.
 
Sin embargo, tras declarar su independencia, Israel se anexionó una gran parte del territorio que la ONU había destinado a los palestinos provocando la Nakba ("catástrofe"): más de la mitad de los palestinos tuvieron que huir o fueron expulsados de sus hogares terminando en los campos de refugiados en Gaza, Cisjordania y países vecinos. Desde entonces ha habido varias guerras árabe-israelíes, ataques terroristas e intifadas; pero nunca Israel ha dejado de hostigar a los palestinos anexionándose nuevos territorios mediante asentamientos ilegales hasta llegar, desde 2007, a bloquear la vida de los habitantes de Gaza controlando sus accesos y salidas de la franja, así como su electricidad, agua y combustible.  

Tras el ultimátum de Israel hace pocos días, un millón de civiles se ha desplazado desde el Norte de Gaza. Las Naciones Unidas han alertado de que esto va a provocar una crisis humanitaria sin precedentes. Voces autorizadas están hablando ya de genocidio por parte de Israel e incluso está aflorando la idea de que Netanyahu tiene la intención de aprovechar la coyuntura favorable para arrasar Gaza y ocuparla definitivamente. 



Todos los días leo un puñado de artículos sobre la historia de este conflicto, así como análisis de diversos expertos e intelectuales buscando ayuda para acercarme a una opinión honesta y justa. Me repugnan los dogmatismos y exclusiones que llevan al integrismo y la barbarie. Como Manuel Chaves Nogales defendía hay que posicionarse tanto frente a los reaccionarios como a los revolucionarios. Ninguna crueldad o venganza con la población civil es justificable. 

La postura de Daniel Baremboim*,  me parece de una altura moral pocas veces vista. Ha publicado un artículo donde sitúa el conflicto en el ámbito más profundamente humano:
 
"Para reiterarlo con toda claridad: el conflicto palestino-israelí no es un conflicto político entre dos Estados por las fronteras, el agua, el petróleo u otros recursos. Es un conflicto profundamente humano entre dos pueblos que han conocido el sufrimiento y la persecución. La persecución del pueblo judío durante 20 siglos culminó en la ideología nazi que asesinó a seis millones de judíos. El pueblo judío acariciaba un sueño: una tierra propia, una patria para todos los judíos en lo que hoy es Palestina. Pero de este sueño se derivaba un supuesto profundamente problemático, fundamentalmente falso: una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra. En realidad, sin embargo, la población judía de Palestina durante la Primera Guerra Mundial era solo del 9%. Por tanto, el 91% de la población no era judía, sino palestina, cultivada durante siglos. El país difícilmente podía calificarse de “tierra sin pueblo” y la población palestina no veía razón alguna para renunciar a su propia tierra. El conflicto era, pues, inevitable, y desde su inicio los frentes no han hecho sino endurecerse aún más a lo largo de generaciones. Estoy convencido: los israelíes tendrán seguridad cuando los palestinos puedan sentir esperanza, es decir, justicia. Ambas partes deben reconocer a sus enemigos como seres humanos e intentar empatizar con su punto de vista, su dolor y su angustia. Los israelíes también deben aceptar que la ocupación de Palestina es incompatible con esto."

Me sonroja tanto la posición de una determinada izquierda que solo habla de la opresión de los palestinos obviando las acciones terroristas de sus facciones, como la ceguera a la que ha llegado el mundo de la cultura en la Feria del Libro de Frankfurt  al abuchear al filósofo Slavoj Zizek por romper el consenso de apoyo incondicional a Israel y defender que "no puede haber paz en el Medio Oriente sin resolver la cuestión Palestina". En la misma Feria del Libro se canceló el homenaje a la escritora Adania Shibli por el simple hecho de ser palestina. 

Como Zizek defendió antes de ser abucheado, "para entender lo que está sucediendo allí, también hay que mirar los antecedentes de los palestinos"...y resolver el problema de fondo de los dos pueblos.

Alguien me tachará de equidistante en un momento inapropiado. 
Lo asumo. 
Mi respuesta es que el camino por el que transitan tanto Hamás como Netanyahu sólo lleva a un callejón sin salida: Injusticias, enfrentamientos y muerte sin fin como han demostrado las últimas décadas.
Ambos quieren destruir totalmente al enemigo hasta hacerlo desaparecer de la faz de la tierra. Y eso es imposible.

Por eso hay que insistir en una vía que supere este escenario. Una en la que ambos sean reconocidos, se respeten y puedan coexistir en paz. En estos días tanto la Unión Europea como EEUU, Rusia y China han declarado que la solución está en la Resolución de Naciones Unidas.

Centrémonos en eso a medio plazo y exijamos parar esta guerra de inmediato. 





👉Daniel Barenboim es músico y director de orquesta hispano-argentino. Cuenta también con la doble nacionalidad palestino-israelí. En 1999 fundó, junto a su amigo el escritor de origen palestino Edward Said, la West-Eastern Divan Orchestra, una orquesta que reunía a jóvenes talentos tanto de origen palestino como israelí. Por esta iniciativa ambos recibieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. 

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