Ha muerto Mijail Gorbachov, un hombre que hizo posible un mundo más libre y seguro.
Todo lo contrario que está haciendo actualmente el dictador Putin.
Cuando dimitió como presidente de la URSS en diciembre de 1991, Gorbachov dijo:
«Vivimos en un mundo nuevo. La Guerra Fría y la carrera armamentística han terminado. También la enloquecida militarización de nuestro país, que debilitaba la economía, las actitudes públicas y morales. Hemos disipado la amenaza de guerra nuclear».
Y tenía razón.
Su mayor logro fue determinar los males de la URSS y actuar en consecuencia: Dio carpetazo a una Guerra Fría que desangraba a la URSS, facilitó la firma de un histórico acuerdo con Ronald Reagan para el control del armamento nuclear, retiró las fuerzas soviéticas de Afganistán, autorizó elecciones multipartidistas, emprendió una campaña contra la corrupción en las altas esferas del Estado y del Partido Comunista, facilitó la liberación de los presos políticos incluido Andrei Sajarov, permitió la libertad de expresión, retiró las restricciones que prohibían ciertos libros y películas, echó abajo el Telón de Acero propiciando la reunificación de Alemania y la autonomía total de los estados que habían vivido bajo libertad vigilada e impulsó la perestroika o apertura de los mercados frente a la ineficiente y monstruosa economía centralizada del estado.
Por el contrario, no acertó a establecer una política económica exitosa por lo que muchos rusos pasaron penurias que aún hoy en día le reprochan. La descentralización de la economía no siguió el rumbo esperado. El poder económico centralizado se fue transfiriendo a los gobiernos regionales de la URSS cuya fuerza emergente fue aislando a Gorbachov hasta que el 26 de diciembre de 1991, el Soviet Supremo dictaminó el fin de la URSS; aunque ya desde agosto de ese año repúblicas como Azerbaián, Letonia, Ucrania y Moldavia habían proclamado su independencia de la URSS.
Gorbachov percibió la decadencia del sistema en el que se había formado y abogó por su transformación. Ante las revoluciones pacíficas de los países del bloque comunista en Europa del Este, comprendió que había acabado una época y no intentó contenerlas con violencia.
El muro de Berlín |
Tras la disolución de la Unión Soviética, Rusia adoptó el modelo capitalista y se lanzó a privatizar empresas y servicios públicos mediante vales que se repartieron entre toda la población, los cuales podían cambiarse por acciones de empresas, venderse o donarse. Algunos cambiaron los vales por acciones, pero la mayoría los malvendieron o cambiaron por alimentos, vodka y electrodomésticos. Los posteriormente conocidos como "oligarcas rusos", amigos de Putin, acapararon vales haciéndose con el control de las grandes empresas por el 5 % de su valor.
El colapso de la URSS es considerado por Putin como "la catástrofe geopolítica más grande del siglo" y todo su régimen está orientado a restaurar el Gran Imperio Ruso despreciando la independencia de las ex repúblicas soviéticas. Su última iniciativa al respecto ha sido la invasión de Ucrania el pasado mes de febrero, país que considera que no existe y que es una parte de Rusia. Según las encuestas una mayoría de rusos lo secunda en esto, mientras reprochan a Gorbachov el colapso político y económico de la URSS que la desbancó como potencia internacional.
Putin aprovechó la ola de precios al alza de los hidrocarburos para asegurar los ingresos de Rusia y reforzarse como potencia mundial mientras ha ido recortando las libertades, cerrando periódicos y cadenas de TV y radio no afines y asesinando a políticos, periodistas y empresarios críticos con su régimen. Pese a estar Rusia entre los 10 mayores países en cuanto a producción económica, el salario medio mensual es de poco menos de 600 euros.
Por su parte el periodista Dmitry Muratov, Premio Nobel de la Paz en 2021, amigo de Gorbachov y editor jefe del diario independiente Nóvaya Gazeta, lamentó el fallecimiento de su amigo subrayando el desprecio que tenía por la guerra y la realpolitik. Su opinión es que Gorbachov “dio al país y al mundo un regalo increíble: nos dio 30 años de paz. Sin la amenaza de una guerra global y nuclear. Pero el regalo se acabó y no habrá otro”.
Putin no ha querido conceder honores de estado al último presidente de la URSS, aunque ha tenido que reconocer que fue “un personaje clave en el siglo XX que cambió el mundo". Putin no asistió a su funeral diciendo que está muy liado ordenando la taquilla (“una apretada agenda de trabajo”). Todo lo dicho señala la ENORME distancia que separa a estos dos políticos.
Por su parte el periodista Dmitry Muratov, Premio Nobel de la Paz en 2021, amigo de Gorbachov y editor jefe del diario independiente Nóvaya Gazeta, lamentó el fallecimiento de su amigo subrayando el desprecio que tenía por la guerra y la realpolitik. Su opinión es que Gorbachov “dio al país y al mundo un regalo increíble: nos dio 30 años de paz. Sin la amenaza de una guerra global y nuclear. Pero el regalo se acabó y no habrá otro”.
(Actualización: hoy, día 16 de septiembre 22, la justicia rusa ha cerrado el diario Nóvaya Gazeta, alegando motivos de "protección al consumidor". Una información independiente y veraz es veneno, piensan las autoridades rusas.)
Mientras que Vladimir Ryzhkov, antiguo miembro del parlamento ruso y crítico del Kremlin, alabó a Gorbachov por liberar a cientos de millones de personas de la tiranía y por reducir drásticamente el número de cabezas nucleares. Gorbachov dio a Rusia la oportunidad de la libertad, y agregó: “No es culpa suya que no hayamos podido usarla”.
Mientras que Vladimir Ryzhkov, antiguo miembro del parlamento ruso y crítico del Kremlin, alabó a Gorbachov por liberar a cientos de millones de personas de la tiranía y por reducir drásticamente el número de cabezas nucleares. Gorbachov dio a Rusia la oportunidad de la libertad, y agregó: “No es culpa suya que no hayamos podido usarla”.
Putin no ha querido conceder honores de estado al último presidente de la URSS, aunque ha tenido que reconocer que fue “un personaje clave en el siglo XX que cambió el mundo". Putin no asistió a su funeral diciendo que está muy liado ordenando la taquilla (“una apretada agenda de trabajo”). Todo lo dicho señala la ENORME distancia que separa a estos dos políticos.
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