miércoles, 22 de diciembre de 2021

LOUISE GLÜCK, POETISA





EL VESTIDO

Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado
grande
para ella.
Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.



Del libro Vita nova (1999)
Traducción de Mariano Peyrou. 
Editorial Pre-Textos, 2014




Louise Glück es autora de catorce libros de poesía y de dos colecciones de ensayos, entre los que figura Proofs and Theories: Essays on Poetry, un compendio de ideas estéticas y anécdotas sobre la escritura que nos acerca a su quehacer poético.

Su poesía es un fiel testigo de su intimidad. Su estilo es transparente, honesto y valiente. Siendo minimalista y casi coloquial está dotado de una gran intensidad emocional. Glück parte siempre de una realidad doméstica y familiar (divorcio, amores esquivos, celos de la hermana, madre amorosa pero castradora, el simulacro de la familia feliz, la anorexia que sufrió de joven...) pero es capaz de dotarla de trascendencia y fuerza literaria. Ella misma ha dicho que sus poemas son autobiográficos pero despojados de anécdota y “convicción personal”. Sus propias vivencias se convierten así en el instrumento para buscar “el sonido de un ser auténtico”.

Muchos de sus poemas revelan aspectos íntimos de su vida narrados mediante los antiguos mitos griegos. Así, la disolución del matrimonio se aborda en el libro  Praderas (Meadowlands,1996) a través de la historia homérica de Penélope y Odiseo. También en Averno (2011) se recrea el descenso de Perséfone al inframundo para expresar la intensa relación con su madre, encarnada en una dominante Deméter. En alguna ocasión, la autora americana ha confesado que sus padres le leían pasajes homéricos antes de irse a dormir.

En sus poemas más íntimos, comparados a menudo con la poesía confesional de Sylvia Plath, la autora comparte las experiencias generalmente traumáticas que indeleblemente han marcado su existencia, como la maternidad, el divorcio, la hermana muerta, la anorexia adolescente, el deseo, la comida o la naturaleza.

En no pocas ocasiones encontramos versos potentes y sentenciosos que se graban en la memoria, como en el poema Madre e Hijo, donde leemos
Somos todos soñadores; no sabemos quiénes somos.
...
Soñamos; no recordamos.
O esos versos en que el dolor le hace desear ser una piedra:
 
        "Hace mucho tiempo, fui herida.
Aprendí
a existir, como reacción,
desconectada
del mundo: te diré
qué quería yo ser:
un artilugio capaz de escuchar.
Inerte no: inmóvil.
Un trozo de madera. Una piedra”.

También son memorables aquellos versos que hablan de la infancia y la memoria en el poderoso poema “Nostos”, donde un recuerdo infantil enganchado a un manzano de su jardín le hace evocar la felicidad de aquel periodo. “Nostos” es una expresión griega que puede traducirse como “regreso al hogar”. En el poema se 
evoca lo esencial, aquel paisaje puro donde nacieron nuestras emociones y que el paso del tiempo no hace sino alejar y corromper:

‘Miramos el mundo una sola vez en la infancia.
El resto es memoria’.



NOSTOS


Había un manzano en el patio
—esto debe haber sido
hace cuarenta años— detrás,
sólo praderas. Pilas
de azafranes sobre el pasto mojado.
Yo me paraba junto a esa ventana:
finales de abril. Flores
de primavera en el patio vecino.
¿Cuántas veces, en realidad, el árbol
floreció para mi cumpleaños,
el día exacto, no
antes ni después? Sustitución
de lo inmutable
por lo cambiante, lo que evoluciona.
Sustitución de la imagen
por la tierra incesante. ¿Qué
sé de este lugar?
El papel de ese árbol confundido por
décadas con un bonsai, las voces
que llegaban de las canchas de tenis —
Los campos. El olor a pasto crecido, recién cortado.
Lo que se espera de un poeta lírico.
Miramos el mundo una sola vez, en la infancia.
Lo demás es memoria.



El dolor y el autoconocimiento son los dos hitos entre los que transita la poesía de Glück. El territorio en que se mueve es el de la infancia y la vida familiar. El ensimismamiento de su poesía es sencillo y minimalista pero también de una "franqueza brutal". Sus poemas son diáfanos e inclementes, van directos al núcleo de la herida o del vínculo lastimado: los miedos infantiles, los traumas, la angustia, los odios, las pérdidas, el duelo y también, en ocasiones, el renacimiento. 
Aunque de forma esquinada también aflora la anorexia que sufrió la poetisa en su adolescencia y que le costó siete años de psicoanálisis poder superarla: “dejé de comer para matar a mi madre”, llegó a decir en una entrevista. A los 16 años casi se muere de inanición. Todo ello tiene que ver con la ambivalente y mordaz relación que mantuvo con su madre. En La Canción de Penélope leemos:

“Tampoco tú has sido del todo perfecta
con tu problemático cuerpo
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en los poemas”

Glück nunca peca de autoindulgencia consigo misma, aunque suele utilizar la distancia y la ironía como cortafuegos del dolor en crudo. Así se puede apreciar en el poema Sirena:

“Me convertí en criminal al enamorarme.
(…)
Ahora me parece
que si sintiera menos sería
mejor persona”.
O también en Las Siete Edade
s con versos donde parece rechazar las tristes necesidades humanas:
“Hasta amé alguna vez, a mi manera
repugnante, humana
y como todo el mundo llamé a ese logro
libertad erótica"




SIRENA


Me convertí en criminal al enamorarme.
Antes de eso era camarera.
No quería irme a Chicago contigo.
Quería casarme contigo, quería
que tu mujer sufriera.
Quería que su vida fuese como una obra de teatro
en la que todas las partes son tristes.
¿Piensa una buena persona
de esta manera? Me merezco
que se me reconozca la valentía.
Me senté a oscuras en tu porche delantero.
Lo tenía todo clarísimo:
si tu mujer no te dejaba libre,
era la prueba de que no te amaba.
Si te amaba,
¿no querría que fueses feliz?
Ahora me parece
que si sintiera menos sería
una mejor persona. Era
una buena camarera,
era capaz de llevar ocho copas a la vez.
Solía contarte mis sueños.
Anoche vi a una mujer sentada en un oscuro autobús:
en el sueño ella llora, el autobús en el que va
se aleja. Con una mano
dice adiós; con la otra acaricia
un cartón de huevos lleno de bebés.
El sueño no supone la salvación de la doncella.


Del libro Praderas (Ed. Pre-Textos)
Traducción de Andrés Catalán.




Cada uno de los libros de Glück es una unidad en sí mismo que representa una estación significativa en su evolución. Ella misma reconoció: «Mis libros son muy distintos unos de otros. Sugeriría que no lean mi primer poemario. Yo diría que Averno sería un buen punto de partida, o mi último libro, Faithful and Virtuous Night».
Su estilo confesional es muy particular, casi oracular, como manteniendo una conversación consigo misma mientras explora sus emociones y sentimientos. Leerla significa acceder a revelaciones dolorosas, descarnadas y sin ápice de autocompasión. Su poesía habla de la decepción, el rechazo, la mortalidad, la traición y el amor unido siempre a su inevitable pérdida. 

También es cierto que la exposición de estos duelos, pérdidas y decepciones puede suponer el acceso a un mayor conocimiento de sí misma, convirtiéndose en motor del cambio. El poema El Iris Salvaje comienza con un “Al final de mi sufrimiento / había una puerta”. Este es un poema profundamente metafórico que describe lo que significa vivir, morir y renacer de nuevo desde la perspectiva de una flor. Un ciclo que se repite pero que tiene una puerta al final, una luz al final del túnel. El poema se puede leer tanto como renacimiento físico o emocional.

De un modo semejante, en El triunfo de Aquiles, de 1985, el héroe griego sólo triunfa cuando acepta su mortalidad. Precisamente en este libro encontramos el poema 'Mock orange', uno de los más antologados y que ha sido interpretado como un himno feminista. En él un arbusto en flor se convierte en metáfora de la desilusión con el sexo, el romance y la dominación masculina.


NARANJA FALSA


No es la luna, te digo.
Son estas flores
que iluminan el patio.

Las odio.
Las odio como odio el sexo
la boca del hombre
sellando mi boca, el cuerpo
del hombre paralizando mi cuerpo—
y el llanto que siempre se escapa,
bajo, humillante
premisa de unión—

En mi mente esta noche
escucho la pregunta y la respuesta correspondiente
fusionadas en un sonido
que aumenta y aumenta y después
se escinde en las viejas yo,
los cansados ​​antagonismos. ¿Lo ves?
Nos dejaron en ridículo.
Y el aroma de naranja falsa
se filtra a través de la ventana.

¿Cómo puedo descansar?
¿Cómo puedo estar tranquila
cuando existe todavía
ese olor en el mundo?



Finalmente conozcamos cómo concibe ella la poesía y su forma de escribir:
“Los poemas por los que me he sentido atraída más intensamente durante toda mi vida son poemas del tipo que he descrito, poemas íntimos o de confabulación, poemas a los que el oyente o lector hacen una contribución esencial, como destinatario de una confianza o un clamor, a veces como co-conspirador. «No soy nadie», dice Dickinson. «¿Tú también eres nadie? / Entonces hay un par de nosotros, no lo digas … ”. O Eliot: “Vámonos, entonces, tú y yo, / Cuando la noche se extienda contra el cielo / Como un paciente eterizado sobre una mesa …”. Eliot no está convocando a la tropa de boyscout. Le está pidiendo algo al lector.”

Para ella la voz lacónica y despojada con que escribe es un asunto principal:
“Me atraen las elipsis, lo no dicho, la sugerencia, el silencio elocuente y deliberado. Lo que no se dice, para mí, ejerce un gran poder: a menudo desearía poder hacer un poema completo con este vocabulario. Es análogo a lo invisible, por ejemplo, al poder de las ruinas o las obras de arte dañadas o incompletas”.

Su producción abarca casi cinco décadas de dedicación:

Firstborn (1968)                              House on the Marshland (1975)
The Garden (1976)                         Descending Figure (1980)
The Triumph of Achilles (1985)       Ararat (1990)
The Wild Iris (1992)                        Meadowlands (1996)
Vita nova (1999)                             The Seven Ages (2001)
October (2004)                               Averno (2006) 
A Village Life (2009)                       Faithful and Virtuous Night (2014).







En Ararat  Glück examina la compleja naturaleza de la dinámica familiar:
PRIMER RECUERDO

Hace mucho tiempo, fui herida. Viví
para vengarme
de mi padre, no
por lo que él fue
sino por lo que fue de mí: desde el principio,
desde niña, creí
que el dolor quería decir
que no me amaban.
Que amaba, quería decir.
Ararat (1990) es una colección de poemas en la que la autora confronta su experiencia con los mitos de Eros y Tánatos. Ararat es la montaña en la que se posó el arca de Noé tras el diluvio, una vez salvada del castigo divino. En turco Ararat significa "montaña del dolor"; pero también es el nombre del cementerio de Long Island donde está enterrada la hermana de Louise Glück. Por eso los poemas hablan de duelo, separaciones definitivas y estrategias para afrontar la angustia.

La poeta vaga por el cementerio de Ararat, se acerca a las tumbas de personas conocidas, queridas u odiadas, examina el cuidado o descuido de los entierros y las flores, la actitud de los familiares; se transforma, en definitiva, en un testigo de las emociones y los vínculos. No esconde el desprecio hacia un padre débil y ausente, ni el odio hacia una madre demasiado rígida o la envidia hacia su hermana. Según el crítico Dwight Garner, del New York Times, es "el libro de poesía estadounidense más brutal y doloroso publicado en los últimos años".
El poema Una Novela comienza así: “Nadie podría escribir una novela sobre esta familia: / demasiados personajes que se parecen. Además, todas son mujeres; / solo había un héroe. // Ahora el héroe está muerto."


AMANTE DE LAS FLORES


En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de
ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…


Del libro Ararat (1990)
Traducción de Abraham Gragera López. 
Editorial Pre-Textos, 2008




En El iris salvaje (The Wild Iris, 1992, Premio Pulitzer) la naturaleza aparece más hermosa que nunca pero también indiferente al dolor humano. La naturaleza se aparta de toda religión y se convierte, por sí misma, en una dulce divinidad. Glück recuerda aquí a Emily Dickinson para quien su jardín constituía todo su mundo y el de su poesía. Desde su contemplación dará cuenta de toda su existencia.

Praderas (Meadowlands,1996) enfoca los conflictos maritales tras las máscaras mitológicas de los protagonistas de La Odisea (Circe, Odiseo, Telémaco y Penélope). El lenguaje es muy preciso y brutal dando cuenta de los detalles del fracaso y la decepción.
 
Vita Nova (1999) le valió a Glück el prestigioso Premio Bollingen de la Universidad de Yale y sus poemas suponen todo un examen de las secuelas de un matrimonio roto. Dante escribió Vita Nuova después de la pérdida de su amada Beatriz y en él hablaba de la renovación vital que supone conocer a la persona amada y perderla; pero Glück se centra en la pérdida. El libro es una reflexión sobre la profunda herida que deja la ruptura. 

Las siete edades (The Seven Ages, 2001) 
recorre la vida de la autora, desde sus primeros recuerdos hasta la contemplación de la muerte. "Al final sólo nos quedó el tiempo como tema", escribe Louise Glück en el primer verso de Membrillo, uno de los poemas del libro.
Hay mucha nostalgia y sobre todo una profunda indagación de la memoria como parte esencial de la vida. 

Octubre (October, 2004) es un libro que consta de un único y extenso poema alrededor de los atentados del 11 de septiembre de 2001. La autora recurre a los mitos griegos para explorar temas como el sufrimiento y los traumas individuales y colectivos.

Averno (2006) toma el mito de Perséfone como piedra de toque. Los poemas del libro giran en torno a los vínculos entre madres e hijas, los propios miedos de la poeta a envejecer y una narrativa sobre una Perséfone moderna. Glück se aprovecha de las fuentes del mito para luchar con algunos de nuestros miedos más antiguos: la pérdida del amor, el olvido, el quebrantamiento del cuerpo y la destrucción del espíritu.

En los poemas de Una vida de pueblo (A Village Life, 2009) abundan los ambientes rurales y el retrato de los ciclos de la naturaleza que parecen abolir el tiempo, mientras distintos personajes nos muestran  su devenir existencial, como ese granjero que quema hojas secas o esas mujeres que cocinan y envejecen: “Cuando miras un cuerpo, ves una historia. / Una vez que ese cuerpo ya no es visto, / se pierde la historia que trataba de contar”. 
La poetisa construye historias e imágenes con delicadeza para introducir, hacia el final, un giro que busca provocar la reflexión.

Su último libro publicado es Noche fiel y virtuosa (Faithful and Virtuous Night, 2014) en él Glück abandona las máscaras mitológicas de su obra anterior para mirar desde la vejez directamente al horizonte de la muerte. La niñez y la vejez, la realidad y la ficción, la blancura de la nieve y la oscuridad de los jardines, el rey Arturo y el psicoanálisis se unen en una circularidad de viajes, paseos y libros donde el sujeto despliega, con un tono onírico, su aceptación de la muerte, resignada, audaz y curiosa al mismo tiempo.








☙☘❧







CÍRCULO QUEMADO



Mi madre quiere saber
por qué, si tanto odio
la familia,
fundé una y la saqué adelante. No le contesto.
Lo que odiaba
era ser una niña,
no poder elegir
a quién amar.
No amo a mi hijo
del modo en que pensé que le amaría.
Pensé que yo sería
el amante de orquídeas que descubre
trillium rojo creciendo
a la sombra de un pino
y no lo toca, no necesita
poseerlo. Pero soy
el científico
que se acerca a esa flor
con una lupa
y no la deja,
aunque el sol dibuje un círculo
quemado en torno
de la flor. De esta forma
más o menos,
me quería mi madre.
Debo aprender
a perdonarla,
puesto que soy incapaz
de perdonar la vida de mi hijo.


Del libro Ararat (1990)
Traducción de Abraham Gragera López
Editorial Pre-Textos, 2008



UNA FANTASÍA


Voy a decirte algo: cada día
muere gente. Y eso es sólo el principio.
Cada día, nuevas viudas nacen en las funerarias,
nuevos huérfanos. Se sientan, mano sobre mano,
e intentan tomar decisiones sobre su nueva vida.
Luego van al cementerio, algunos
por vez primera. Tienen miedo de llorar,
de no llorar también. Alguien se vuelca
con ellos, les dice qué hay que hacer:
pronunciar unas palabras,
echar algo de tierra en la tumba abierta aún…
Y después todo el mundo vuelve a casa,
y la casa se llena de visitas,
con la viuda sentada en el sofá, majestuosa,
la gente que hace cola y se aproxima:
unos cogen su mano, otros la abrazan.
Ella encuentra qué decirle a cada uno,
da las gracias, les da las gracias por haber venido.
En el fondo, quiere que se marchen.
Quiere volver al cementerio,
al cuarto del paciente, al hospital. Sabe
que no es posible. Pero es su única esperanza,
querer volver atrás. Tan sólo un poco,
no hasta su boda, no hasta el primer beso.

Del libro Ararat (1990)
Traducción de Abraham Gragera López
Editorial Pre-Textos, 2008




EL IRIS SALVAJE


Al final de mi sufrimiento
había una puerta.

Escúchame bien: aquello que llamas muerte
recuerdo.

Sobre mí, ruidos, ramas de un pino moviéndose.
Luego nada. El débil sol
parpadeaba sobre la superficie seca.

Es terrible sobrevivir
como conciencia
enterrada en la oscura tierra.

Luego se acabó: aquello que temes, ser
un espíritu, incapaz de
hablar, terminar abruptamente, la rígida tierra
se inclina un poco. Y lo que pensé eran
aves lanzándose sobre los bajos arbustos. 
Tú que no recuerdas
tu paso desde el otro mundo
podría decírtelo otra vez: lo que sea
que regrese del olvido vuelve
para encontrar una voz:

desde el centro de mi vida vino
una gran fuente, sombras de azul intenso
en celeste agua de mar.

Del poemario El Iris Salvaje
Traducción de Eduardo Chirinos
Editorial Pre-Textos




LA CANCIÓN DE PENÉLOPE 
 
Pequeña alma, siempre desvestida,
haz esto que te ordeno, trepa
por los estantes de las ramas del abeto;
aguarda en la copa, atenta, como un
centinela o un vigía. Pronto llegará a casa;
te corresponde a ti ser
generosa. Tampoco tú has sido del todo
perfecta; con tu problemático cuerpo
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Así que
llámalo a través del mar abierto, del mar resplandeciente
con tu canción oscura, con tu avariciosa,
forzada canción: apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te desearía? ¿A qué apetito
demoníaco no corresponderías? Pronto
regresará de allí por donde transcurra su viaje,
bronceado por el tiempo fuera de casa, reclamando
su pollo asado. Ah, tendrás que darle la bienvenida,
tendrás que sacudir las ramas del árbol
para captar su atención,
pero con cuidado, con cuidado, no sea
que desfiguren su hermoso rostro
demasiadas agujas al caer.


Del poemario Praderas (2017)
traducido por Andrés Catalán
Editorial Pre-Textos

 


EL DILEMA DE TELÉMACO


Nunca me decido
sobre qué poner
en la tumba de mis padres. Sé
lo que él quiere: él quiere
'amado', lo que ciertamente resulta
muy exacto, sobre todo
si contamos a todas esas
mujeres. Pero
eso dejaría a mi madre
en la intemperie. Ella me dice
que en realidad no le importa
lo más mínimo; ella prefiere
ser descrita
por sus logros. No tendría yo mucho
tacto si les recordara
que uno
no honra a sus muertos
perpetuando sus vanidades, sus
auto-proyecciones.
Mi propio criterio me recomienda
exactitud sin
palabrería; son
mis padres y, en consecuencia,
los visualizo juntos,
a veces me inclino por
'marido y mujer, a veces por
fuerzas contrarias'.



 

CONFESIÓN


Decir que nada temo
sería faltar a la verdad.
La enfermedad, la humillación,
me atemorizan.
Tengo sueños, como cualquiera.
Pero aprendí a ocultarlos
para protegerme
de la plenitud: la felicidad
atrae a las Furias.
Son hermanas, salvajes,
que no tienen sentimientos,
solo envidia.

 

Del poemario Ararat (1990)
Editorial Pre-Textos
Traducido por A. Grajera López

 


MADRE E HIJO

Todos somos soñadores; ninguno sabe quién es.

Alguna máquina nos hizo; la máquina del mundo,
la familia que restringe.
Después, de vuelta al mundo, pulidos por suaves látigos.

Soñamos; no recordamos.

La máquina de la familia: pelaje oscuro,
selvas del cuerpo de la madre.
La máquina de la madre: blanca ciudad dentro de ella.

Y antes de eso: tierra y aire.
Musgo entre las piedras, briznas de hojas y de hierba.

Y antes, células en una gran oscuridad.
Y antes de eso, el mundo tras un velo.

Para esto naciste: para silenciarme.
Células de mi madre y de mi padre, llegó el momento
de ser fundamentales, de ser la obra maestra.

Yo improvisé, nunca recordé.
Ahora es tu turno de entrar en acción;
tú eres el que pide saber:

¿Por qué sufro? ¿Por qué soy ignorante?
Células en una gran oscuridad.
Alguna máquina nos hizo;
es tu turno ahora de exigirle, de volver a preguntarle:
¿para qué existo? ¿Para qué existo?



Del poemario Las siete edades (2011)
traducido por Mirta Rosenberg
Editorial Pre-Textos 



LAMIUM



Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.
Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.


Del poemario El iris salvaje 
Traducción de Eduardo Chirinos
Editorial Pre-Textos




PUESTA DE SOL 
 
En el mismo instante en que se pone el sol,
un granjero quema hojas secas.

No es nada, este fuego.
Es cosa pequeña, controlada,
como una familia gobernada por un dictador.

Aun así, cuando arde,
el granjero desaparece;
es invisible desde el camino.

Comparados con el sol, aquí todos los fuegos
son breves, cosa de aficionados;
se acaban cuando se consumen las hojas.
Entonces reaparece el granjero, rastrillando cenizas.

Pero la muerte es real.
Como si el sol hubiera terminado lo que vino a hacer,
hubiera hecho crecer el campo y entonces
hubiera inspirado la quema de la tierra.

Así que ahora puede ponerse.

 


Del poemario Una vida de pueblo (2020)
traducido por Adalber Salas
Editorial Pre-Textos


 

LAS SIETE EDADES
 
En mi primer sueño el mundo parecía
lo salado, lo amargo, lo prohibido, lo dulce
En mi segundo sueño descendía,

era humana, no veía nada de nada
bestia como soy

debía tocarlo, contenerlo

me escondí en la arboleda,
trabajé en los campos hasta que quedaron yermos

un tiempo
que nunca volverá-
el trigo seco en gravillas, cajones
de higos y aceitunas

Hasta amé alguna vez, a mi manera
repugnante, humana

y como todo el mundo llamé a ese logro
libertad erótica,
por absurdo que parezca

El trigo cosechado, almacenado; seca
la última fruta: el tiempo
que se acumula, sin usar,
¿también termina?



Del libro Las siete edades (2001)
Traducción de Mirta Rosenberg.
Pre-Textos, 2011


 

UNA AVENTURA


1.
Se me ocurrió una noche mientras quedaba dormida,
que había terminado con esas aventuras amorosas
de las que fui largo tiempo esclava. ¿Acabada para el amor?
mi corazón murmuró, a lo que respondí que muchos densos descubrimientos
nos aguardaban, esperando, al mismo tiempo, que no se me pidiera
nombrarlos, porque no podría. Pero la convicción de que existían,
¿en realidad servía de algo?



2.
La siguiente noche trajo el mismo pensamiento,
esta vez vinculado a la poesía, y en las noches que siguieron
otras varias pasiones y sensaciones, de la misma forma,
se apartaron para siempre, y cada noche mi corazón
protestaba por su futuro, como cuando a un pequeño se le priva de su juguete favorito.
Pero estas despedidas, dije, son el curso de las cosas.
Y una vez más aludí al vasto territorio
que se abre ante nosotros con cada despedida. Y con esa frase me convertí
en un caballero glorioso que marcha hacia el crepúsculo, y mi corazón
se convirtió en el corcel sobre el cual cabalgaba.



3.
Yo estaba, como sabrás, ingresando al reino de la muerte,
aunque por qué este paisaje era tan convencional
no sabría decir. Aquí también los días eran muy largos
mientras los años cortos. El sol se hundía tras la distante montaña.
Las estrellas brillaban, la luna oscilaba. Pronto
los rostros del pasado aparecieron frente a mí:
mi madre y mi padre, mi pequeña hermana; ellos no habían, al parecer,
terminado lo que tenían que decir, aunque ahora
podía escucharlos porque mi corazón estaba tranquilo.



4.
En este punto alcancé el precipicio
aun no la senda, la vi descender hacia el otro lado;
aun habiéndose igualado al terreno, continuaba a esta altura,
tan lejos como el ojo puede ver, aunque gradualmente
la montaña que la sostenía se disolvió del todo
así que me encontré a mí misma cabalgando firmemente sobre el aire.
Por todas partes los muertos me alentaban, la alegría de encontrarlos
desaparecía por la labor de responderles.



5.
Así como todos fuimos de carne,
ahora éramos tiniebla.
Así como antes éramos objetos con sombra,
ahora éramos sustancia sin forma, químicos vaporizados.
Sho, sho, decía mi corazón,
o quizá no, no. Era difícil saber.



6.
Aquí acabó la visión. Estaba en mi cama, el sol de la mañana
se elevaba, el edredón de plumas
se apilaba sin criterio sobre la parte inferior de mi cuerpo.
Tú estuviste conmigo;
había una hendidura en la almohada de a lado.
Habremos escapado de la muerte,
o ¿sería esta la vista desde el precipicio?


Del libro Noche fiel y virtuosa
(Faithful and Virtuous Night,2014)
Traducción Andrés Catalán
Editorial Visor, 2020




PARÁBOLA


Tras renunciar en primer lugar a las posesiones
mundanas, como enseña San Francisco,
a fin de que nuestras almas no se vieran distraídas
por la ganancia y la pérdida, y a fin también
de que nuestros cuerpos tuvieran la libertad de desplazarse
fácilmente por los pasos montañosos, tuvimos después
que debatir
hacia qué lugar o por dónde viajaríamos, siendo la
segunda pregunta
si debíamos tener un propósito, en contra de lo cual
muchos de nosotros defendimos con uñas y dientes que
tal propósito
equivalía a las posesiones mundanas, esto es, que suponía
una limitación o restricción,
mientras que otros dijeron que esta palabra nos
consagraba
como peregrinos en lugar de trotamundos: en nuestra
cabeza, la palabra se traducía
como un sueño, algo que se busca, de modo que si nos
concentrábamos la veríamos
resplandecer entre las piedras, y no
pasaríamos por delante sin verla; cada
nueva cuestión fue debatida en profundidad, las razones
iban y venían,
de modo que, según algunos, perdimos flexibilidad y
ganamos resignación,
como soldados en una guerra inútil. Y la nieve nos caía
encima, y soplaba el viento,
que amainó más tarde; donde hubo nieve, aparecieron
muchas flores,
y donde brillaron las estrellas, se alzó el sol sobre la línea
de los árboles
y volvimos a tener una sombra; esto ocurrió muchas veces.
También lluvia, también inundaciones a veces, también
avalanchas, en las que
algunos nos perdimos, y periódicamente parecíamos
alcanzar un acuerdo, con las cantimploras
colgadas de los hombros; pero siempre ese momento
pasaba, así que
(tras muchos años) seguíamos aún en esa fase inicial, aún
en los preparativos del viaje, pero habíamos cambiado
pese a todo;
podíamos comprobarlo en los demás; habíamos
cambiado aunque
nunca nos hubiéramos movido, y uno dijo: ah, ved
cuánto hemos envejecido, viajando
del día a la noche solamente, sin dar un paso adelante o
al costado, y esto parecía
milagroso en cierta forma. Y quienes creían que
debíamos tener un propósito
creyeron que este era el propósito, y quienes sentían que
debíamos seguir siendo libres
a fin de conocer la verdad sintieron que esta había sido
revelada.

Del Libro Noche Fiel y Venturosa (2014)
Traducción de Andrés Catalán
Editorial Visor (2020)






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Nacida en Nueva York en 1943 y educada en el Sarah Lawrence College y en Columbia, Louise Glück ha ganado casi todos los galardones a los que un poeta norteamericano puede aspirar: el Premio Nacional de la Crítica, el Premio Pulitzer en 1993 por El Iris Salvaje, el premio de los lectores de la revista The New Yorker, el National book Award en 2014 por Faithful and virtuous night, el Premio Bollingen, el Premio Nacional Bobbit otorgado por la Biblioteca del Congreso de los EE. UU., el Premio William Carlos Williams que otorga la Asociación de Poetas de los EE.UU., y algunos otros como los de las instituciones Guggenheim y Rockefeller o la Medalla Nacional de Humanidades que le entregó el presidente Barack Obama en 2.015. Todo ello fue coronado en 2.020 con la adjudicación del Premio Nobel de Literatura.

La mayoría de sus libros han sido traducidos al español y publicados en la editorial Pre-Textos, que ella misma eligió después de quedar fascinada por la edición de un libro de Mark Strand en 2004. A esta ejemplar editorial valenciana debemos el conocimiento de la poesía de Glück en español con acendradas traducciones de diversos poetas: Abraham Gragera, Eduardo Chirinos, Mariano Peyrou, etc. Lamentablemente la concesión del Nobel hizo que Glück cambiara de representante y, por un problema menor, retiró los derechos a la editorial Pre-Textos para venderlos al mejor postor. La inversión y el cuidado con que Pre-Textos nos la ha acercado durante estos años no merecía este trato.

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