Salamandra Graphics
"Llegó un momento en que las cosas empezaron a hacerse pedazos.
Mil pedazos.
Dos mil.
Tres mil pedazos".
Los pedazos a los que se refiere Gippi en una de las páginas son los de la personalidad de Silvano Landi. O de la realidad.
Todo se descompone en Landi, el protagonista. 49 años. Escritor. Todo se mezcla y bulle en su mente. La historia de su bisabuelo en las trincheras de la Gran Guerra. Sus reflexiones sobre la vida y la muerte. La insatisfacción de un vida rutinaria. Todo amenaza ruina y quebranto.
Todo se descompone en Landi, el protagonista. 49 años. Escritor. Todo se mezcla y bulle en su mente. La historia de su bisabuelo en las trincheras de la Gran Guerra. Sus reflexiones sobre la vida y la muerte. La insatisfacción de un vida rutinaria. Todo amenaza ruina y quebranto.
Esta Historia que nos cuenta Gipi es la de un tipo de éxito que de pronto, a los 49 años, se despeña por el abismo del vacío.
"Si el adolescente se despertase de repente una noche.
Se levantase y se viese en el espejo, por arte de magia, por maldición, con la cara, con la piel de sus futuros cincuenta años, moriría, vomitaría."
Ese vértigo del paso del tiempo, de la futilidad de la vida, es el que Gipi refleja en esta novela gráfica espeluznante. Sí, espeluznante, porque logra transmitirnos el vértigo de la nada de forma harto elocuente: los dibujos, las reflexiones, el caos mental, el uso de imágenes totémicas como ese árbol que cobijó a su abuelo en la primera guerra mundial o ese estación de servicio que dibuja obsesivamente mientras los médicos no logran rescatarle del pozo.
Gipi es un fumetista italiano de potente vena autoral. En sus cómics siempre se sumerge en lo más recóndito de la naturaleza humana, exponiendo en carne viva historias que chapotean en el oscuro mar de la memoria. La presente crónica se articula en torno a dos personajes y dos épocas. Un escritor en trance de perder el juicio y la historia que precisamente le obsesiona tras recobrar las cartas de su abuelo, en las cuales relata su traumática experiencia como soldado en las trincheras de la Gran Guerra.
Estas dos líneas temporales que se retroalimentan y mezclan como un bucle infinito de desesperanza, tienen su reflejo gráfico en las dos imágenes que dibuja compulsivamente: una estación de servicio y un gran árbol desnudo.
Estas dos líneas temporales que se retroalimentan y mezclan como un bucle infinito de desesperanza, tienen su reflejo gráfico en las dos imágenes que dibuja compulsivamente: una estación de servicio y un gran árbol desnudo.
De gran potencia expresiva es el formato elegido por Gipi para trasladar el maremágnum de la mente del escritor. Lo primero que hace es romper la linealidad del relato (en la misma habitación done le suministran pastillas, están presentes tanto los últimos recuerdos con su mujer, como las vívidas escenas que su abuelo relata en sus cartas).
Lo segundo que hace Gipi es conjugar distintas técnicas gráficas: las viñetas se alternan entre las de dibujo desnudo, con sólo líneas (la realidad del psiquiátrico, los recuerdos con su mujer) y las que están pintadas como acuarelas: una mezcla trepidante y caótica que representa los vaivenes y flashazos de la mente de Landi.
Lo segundo que hace Gipi es conjugar distintas técnicas gráficas: las viñetas se alternan entre las de dibujo desnudo, con sólo líneas (la realidad del psiquiátrico, los recuerdos con su mujer) y las que están pintadas como acuarelas: una mezcla trepidante y caótica que representa los vaivenes y flashazos de la mente de Landi.
Los trazos de una personalidad bullente y caótica trasladados a viñetas.
Todo ello tiene el punto álgido en seis páginas mudas, de paisajes a la acuarela, con cielos nublados y tormentosos que logran transmitirnos verdadera poesía. Toda una metáfora, tan hermosa como turbulenta, del alma del protagonista que se nos impone con un poder expresivo abrumador.
En otra página completa se erige el árbol bajo el que se guareció su abuelo en un trance iniciático y mortal. Un árbol que se convierte con el paso de las páginas en un tótem o una puerta entre la vida y la muerte.
El relato, visceral y sincero, unido a una poética visual muy personal, logra imbuirnos de esa experiencia agobiante y obsesiva del protagonista, asfixiado por un mar de recuerdos.
"Dame respuestas complejas" es la primera frase de un cómic que trata de describir la incomprensión insalvable entre cultura y naturaleza, muerte y vida, creación y dolor.
Una Historia ha sido el primer tebeo en quedar finalista del premio Strega, en 2014, el galardón literario más prestigioso de Italia que acumula ganadores tan insignes como Gesualdo Bufalino, Tomasso Landolfi o Claudio Magris.
No es extraño.
Gipi posee hondura en su reflexión sobre la naturaleza humana y sus viñetas -tan pictóricas- transmiten un genuino lirismo.
Una Historia apareció casi una década después de que Ediciones Sins Entido publicase la edición española de Apuntes para una historia de guerra, la novela gráfica de Gipi premiada en el Salón del Cómic de Angoulême, en 2006.
Los numerosos cómics posteriores de este dibujante, nacido en Pisa en 1963, nos han desvelado una personalidad capaz de combinar fiereza punk y ternura cotidiana con afán de trascendencia.
Otra obras de Gipi:
- Reseña de La Tierra de los Hijos en Zenda Libros
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