sábado, 26 de mayo de 2018

CUENTOS COMPLETOS - de Ezequiel Martínez Estrada









El renombre de Martínez Estrada (1895-1964) como ensayista –Radiografía de la pampa, La cabeza de Goliath o Muerte y transfiguración de Martín Fierro– ha dejado en la sombra tanto su obra poética (que Borges incluyó en su Antología Personal) como cuentística.

Ricardo Piglia señala en el prólogo para su Serie de Recienvenido que, "sus relatos no explican ni interpretan, dan a juzgar. La cuestión central aquí es –como siempre en literatura– la enunciación. El que narra es un coleccionista de calamidades, un sujeto distanciado que registra los hechos con cierta ironía y resuelve magistralmente, con detalles circunstanciales y diálogos de gran eficacia, la construcción de un mundo a la vez cotidiano y condenado". En sus variados argumentos siempre encontraremos una coincidencia, una particular simbiosis entre lo real y lo fantástico.

Por su extensión y complejidad, más que cuentos se trata de nouvelles densas y complejas, de corte kafkiano; donde un destino inexorable mueve las vidas de feroces desgraciados, recortados siempre en un momento particular de profundo patetismo que no se resuelve de ninguna manera, para bien ni para mal, como suele suceder en nuestras existencias miserables.

En muchos relatos, la sensación de sofocamiento y opresión llega a ser intolerable.

Muchos de los temas y preocupaciones que aparecen en sus cuentos ya se habían manifestado en sus ensayos sobre la realidad argentina. En ellos su enfoque es fundamentalmente ético, indagando en la historia de su país las causas de sus males e incertidumbres. Influido por la obra de Keyserling, su visión del ser humano era telúrica y determinista: la geografía es un factor esencial en la formación de la personalidad humana.

Este "fatalismo telúrico" se asienta en la idea de una América excluida de la historia, de la acción y del tiempo por su pertenencia al mundo de la naturaleza. El hombre argentino sería así un ser fuera de la historia, natural, primitivo y salvaje. 


Él ya había narrado la aventura de los primeros españoles, su desarraigo en la pampa sin límites, la aventura de los Señores de la Nada en un mundo aparentemente sin fronteras, las costumbres del gaucho, del compadre, el trazado babélico de los “conventillos”, los laberintos de la miseria y la promiscuidad, la noche de Buenos Aires, el Carnaval, las mitologías del tango, la vida gris de la incipiente clase media. Allí estaba su mundo.



Hernán Ronsino percibe un continuum entre la obra ensayística de Martínez Estrada y su ficción: "Por esto mismo, las fronteras de género siempre fueron difusas en su escritura. Radiografía de la pampa puede pensarse –pasado el marco de época, es decir, lo que sostiene al texto– como una novela fantástica. El espacio de la pampa, las ciudades imaginarias, ese halo que viene del campo – como un fantasma – para acechar a las incipientes urbes. Y, a su vez, Marta Riquelme,ese prólogo infinito a un libro perdido, puede ser pensado como un perfecto ensayo literario."


Se puede decir entonces que los relatos de Martínez Estrada comparten con sus ensayos una visión del mundo. En éstos encontramos un sujeto acusador y moralizante; mientras que en aquellos el sujeto aparece alienado por una realidad incomprensible y amenazante. En el aliento del escritor se dan cita tanto la historia como la filosofía, la moral y la política. Dos características destacan en su estilo: un tono crepuscular que aúna lo profético y lo descorazonador. Por otro lado encontraremos en muchas ocasiones la incomunicable soledad.


La atmósfera opresiva por la que deambulan los grises personajes de estos cuentos inevitablemente nos recuerda a Kafka. Los paisajes tienen tal potencia 
(un inmenso conventillo, la residencia laberíntica donde vive Marta Riquelme, el hospital de Examen sin conciencia, la iglesia invadida por los inundados) que adquieren la importancia de un personaje, tan complejo y ambiguo como los de carne y hueso.

"La inundación es su primer cuento, un extenso relato que, desde su título, comparte la ambigüedad de una inundación real y concreta con otra purificadora, semejante a un nuevo Diluvio. La acumulación de elementos concurrentes a un posible Juicio Final, que tiene como escenario a una iglesia y como protagonistas a una "horda de vecinos pacíficos", da posibilidad al trazado de diferentes ejes narrativos, a historias y subhistorias que se diversifican y recomponen a la espera de un previsible final que, sabiamente, Martínez Estrada deja abierto. La sombra tutelar de Kafka es evidente."

Sábado de gloria es la historia de un burócrata, un oscuro hombrecito y su angustiosa lucha por conseguir una solicitud de licencia, el mismo día en que cambian las autoridades del Ministerio donde trabaja afanosamente desde tiempos inmemoriales, después de que un golpe militar derrocara dos días antes a la anterior junta militar. Este pretexto anecdótico sirve al narrador para trazar un cuadro realista-fantástico de la Argentina de aquel tiempo y alude al golpe de estado de 1943, a los comienzos del peronismo, a una ruptura histórica que se traduce en el cuento como trasfondo emocional y casi onírico de las vicisitudes del protagonista.

Para él Kafka era el arquetipo de narrador, ambos comparten esa doble vivencia de lo real-imaginario. Viudez y La cosecha son dos buenos ejemplos sobre la incomunicación y el horror.

La arquitectura laberíntica e hiperbólica de los espacios que encontramos en todos sus cuentos revela uno de los asuntos centrales del autor: la imposibilidad radical del conocimiento de la realidad y la enajenación del hombre frente a su sociedad. El Palacio Bisiesto, en Juan Florido, horrible hotel donde conviven en una suerte de pandemóniun sus habitantes, aparece como la metáfora de una ciudad que condena a sus inmigrantes a una vida de humillación y ultraje; las ominosas oficinas ministeriales de donde pareciera que nadie puede (ni quiere) salir; el hospital, que a fuerza de expandirse, ocupa el tamaño de una ciudad en Examen sin conciencia, donde un grupo de médicos y estudiantes reprobados se confabula para someter al protagonista a una operación sin su consentimiento. Este relato reitera la obsesión burocrática, el tema del hospital y el trazado geométrico, los malentendidos familiares, la inseguridad económica y el humor.

Marta Riquelme se presenta a los lectores como el prólogo de las memorias de una joven que el narrador se propuso publicar y para eso dedicó varios años de su vida a la transcripción de un manuscrito al borde de lo ilegible (y de lo interpretable). El confuso material que se entrega a los lectores no hace más que borrar o contradecir a cada frase el proyecto inicial: publicar la biografía de Marta Riquelme, una niña-mujer que tanto podría ser un ángel como un demonio, de una inocencia sublime o de una perversidad extrema. Ni siquiera el mismo narrador logra dar una única versión de los motivos que lo llevaron a elegir este retrato de la pura ambigüedad. “La obra inédita de Marta Riquelme –así comienza el relato– que el lector encontrará a continuación fielmente reproducida y que por este prólogo se le presenta, ha sido escrito por su autora con la intención de que llegara a conocimiento de muchas personas. (...) Pero debo advertir que Marta Riquelme no es una escritora. Hasta diría que casi no sabe escribir.” A partir de ahí comienza la narración del accidentado derrotero del manuscrito, de la desaparición misteriosa de los implicados en su edición, de las discusiones en torno del significado de algunos términos, de la imposibilidad de determinar la moralidad de la protagonista y de algunos personajes familiares, 

En Marta Riquelme el lenguaje, a medida que avanza la narración, es el protagonista, tanto como la inocente-cruel-real-irreal Marta Riquelme.



En esta entrada he utilizado diversos extractos del estudio de Pedro Orgambide en CervantesVirtual.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.