Promete y entrega mucho esta segunda trilogía de los X-Men. El reboot que firmó Matthew Vaughn (X-men: Primera Generación) sentó una potente base que Bryan Singer, director y productor de las dos primeras de la saga, no hace sino acrecentar.
La propuesta nos gana por inmersión desde la primera secuencia. En sólo diez minutos nos situamos en un futuro oscuro y apocalíptico, con los X-Men acosados y diezmados por los Centinelas. En este fulgurante comienzo vemos pelear y morir a un grupo de mutantes (Bishop, Sendero de Guerra, Coloso, el Hombre de hielo, etc). La acción trepidante y el poder teletransportador de Blink nos hacen recordar la escena inicial de X-Men 2, con el Rondador Nocturno haciendo estragos en la Casa Blanca.
Synger y su guionista habitual, Simon Kinberg, realizan un atrevido tour de force llevando a cabo una adaptación fiel de los cómics creados por Chris Claremont y John Byrne (los números 141 y 142 en USA), fusionando la trilogía original con la nueva hornada de la Primera Generación y lanzando a la saga hacia nuevas y prometedoras líneas argumentales. Podemos decir que se trata tanto de la secuela de Primera Generación como de toda la saga, ya que nos devuelve al punto inicial en la Escuela de Talentos, aunque en una nueva y sugerente línea temporal.
En estos Días del Futuro Pasado nos encontramos con una posteridad sombría y desesperada. Los mutantes están siendo diezmados por los Centinelas, unos robots basados en el ADN de Mística, capaces de absorber y reproducir cualquier poder que les ataque. Son prácticamente indestructibles y su adaptación constante les permite afrontar cualquier mutación. El Profesor Xavier y Magneto acabarán uniendo sus exiguas fuerzas para intentar cambiar el signo de los tiempos. La única alternativa es viajar al pasado e impedir la creación de los Centinelas. Kitty (Ellen Page) transportará la conciencia de Lobezno a 1972, en plena Conferencia de París para la conclusión de la guerra de Vietnam. Allí comenzará la pugna con Industrias Trask y su proyecto Centinela.
Uno de los aspectos más atractivos de esta saga es su imbricación con la historia reciente de los EEUU: en Primera Generación era la crisis de los misiles en Cuba; mientras que en estos Días del Futuro Pasado es el fin de la guerra de Vietnam y el asesinato del presidente Kennedy (resuelto, este último, de forma bastante divertida). Aunque hay una diferencia sustancial entre las dos películas. En la primera los hechos históricos se encontraban en el corazón de la trama (el supervillano interpretado por Kevin Bacon atizaba desde la sombra la conflagración nuclear entre Rusia y EEUU). Mientras que en esta segunda, los hechos históricos aparecen sólo como contexto, de una forma tangencial.
La página web oficial de la saga ha montado una curiosa hemeroteca con 25 momentos de la historia reciente que han aparecido o ¿aparecerán? en la misma. Para próximas citas yo me inclino por los mutantes procedentes del desastre de Chernóbil o por la aparición de Guantánamo o los muros de Berlin y la frontera entre México y EUU.
La acción está perfectamente llevada. Conviviendo futuro y pasado el guión consigue reunir a los héroes jóvenes y adultos, lo que no deja de ser un deleite. La historia se articula alrededor de un puñado de secuencias de acción verdaderamente espectaculares. La que más, sin duda, la fuga de Magneto de una prisión de máxima seguridad. La hipervelocidad de Mercurio/Peter Maximoff propicia una fantástica escena que aglutina lo mejor que puede ofrecer una película de este tipo: acción, espectáculo y humor.
Hay que subrayar el gran acierto del reparto. Los rejuvenecidos Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender) están sensacionales e incluso nos ofrecen pliegues mucho más complejos de su personalidad. Por primera vez vemos al líder telépata frustrado y hundido, buscando el consuelo en las drogas, mientras se profundiza más en su relación con Mística. El nexo entre las dos épocas es Lobezno. Hugh Jackman se identifica de tal forma con su personaje que logra, con su sola presencia, llenar cualquier plano.
Pero sobre todo hay que agradecer el desarrollo dramático de esta aventura. Dan mucho juego el profesor Xavier y su amargura debida tanto a los hechos de Cuba (pérdida de Mística, enfrentamiento con Magneto) como al posterior cierre de su Escuela de Talentos. La trama convierte a Mística en el eje de la función. Ella persigue a Trask para asesinarlo mientras él la persigue para hacerse con su ADN y potenciar el desarrollo de los Centinelas.
Por otro lado, me llama la atención esta especie de revival setentero que nos invade. No sé si es una especie de inconsciente colectivo que aflora o una simple moda. Desde la más pretérita Munich (Steven Spielberg, 2005), podemos rastrear esa época de mudanzas en muchas películas recientes: American Ganster (Ridley Scott), una de las historias de El Atlas de la nubes, de los Wachoswsky Bros., Expediente Warren: The Conjuring (James Wan) o la muy publicitada en los últimos Oscars, La gran estafa americana (American Hustle) de David O. Russel.
Regresar al pasado para matar al enemigo actual es lo que pretendieron las máquinas de la primigenia Terminator. De hecho el guionista ha declarado que tuvo unas charlas con el director de la misma, James Cameron, con el objeto de definir el salto temporal. Otro cómic de los ochenta entreverado de hechos históricos es Watchmen, una distopía donde también aparece Nixon ¡en su tercer mandato!
La saga de mutantes con el gen X fue creada en 1963 por Stan Lee y Jack Kirby y ha logrado revitalizarse constantemente a lo largo de los años. En 1980 Chris Claremont y John Byrne publicaron el relato más tenebroso de la saga, Días del Futuro Pasado. Su calidad queda avalada por el hecho de ser considerado el mejor arco argumental después de la excitante Saga de Fénix Oscura.
Regresar al pasado para matar al enemigo actual es lo que pretendieron las máquinas de la primigenia Terminator. De hecho el guionista ha declarado que tuvo unas charlas con el director de la misma, James Cameron, con el objeto de definir el salto temporal. Otro cómic de los ochenta entreverado de hechos históricos es Watchmen, una distopía donde también aparece Nixon ¡en su tercer mandato!
La saga de mutantes con el gen X fue creada en 1963 por Stan Lee y Jack Kirby y ha logrado revitalizarse constantemente a lo largo de los años. En 1980 Chris Claremont y John Byrne publicaron el relato más tenebroso de la saga, Días del Futuro Pasado. Su calidad queda avalada por el hecho de ser considerado el mejor arco argumental después de la excitante Saga de Fénix Oscura.
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