de Ignacio Ferreras
Con qué delicada mano acompaña Paco Roca (autor del cómic original) a este grupo de personas por el erial de la vejez. La película narra la llegada de Emilio a una residencia de ancianos una vez que se le ha diagnosticado Alzheimer. Allí compartirá habitación con Miguel, un vivaracho argentino que aunque lleva 30 años en España no ha perdido ni un ápice su acento.
La enfermedad gana terreno en Emilio y Miguel se embarcará con él en esta nueva peripecia. Él nos dirá las verdades de la vejez y la vida, nos hará reir y ofrecerá consuelo a cada uno de los viejecitos en su demencia. El grupo de personajes es de lo más variopinto, la mujer que imagina estar viajando en el Orient Express camino de Estambul, el locutor de radio al que se le acabaron las palabras, la mujer que busca permanentemente un teléfono para llamar a su familia y volver a casa, etc.
En un tierno remedo de "Alguien voló sobre el nido del cuco", los dos ancianos tendrán su momento de rebelión. Más que contra la residencia, contra su propia condición. En una secuencia escapan del geriátrico para correr una aventura a lomos de un descapotable buscando el último aliento de libertad.
Otra secuencia ocurre en la piscina. Emilio se tira a ella en un intento de retomar sus hábitos de nadar dos veces por semana. Miguel lo secunda y flotando los dos boca arriba le promete cuidar de él.
La amenaza latente está en el piso superior, a donde envían a los desahuciados. Miguel inventará mil trucos para que los médicos no sospechen el deterioro de Emilio. No puedo dejar de acordarme de un relato en cierto modo espeluznante de Dino Buzzati, "Siete pisos". En él los enfermos, cuanto más terminales, van bajando desde el séptimo hasta el primer piso
"Giuseppe Corte se quedó en la ventana, inmóvil, mirando fijamente las persianas cerradas del primer piso. Las miraba con una intensidad morbosa, tratando de imaginar los secretos fúnebres de aquel primer piso terrible, donde confinaban a los enfermos que ya iban a morir. Y se sentía aliviado sabiéndose lejano de ese piso".
La película es una tierna mirada sobre la vejez que no esconde el dolor y el desamparo. Es amable sin ser edulcorada y compasiva que no sensiblera. El guionista y dibujante reflexionaba sobre su obra
"Arrugas surge de la necesidad de hablar de la vejez, un tema escasamente tratado tanto en el cine como en la literatura. El actor Michael Caine se quejaba precisamente de ello cuando le entregaron un Oscar al mejor actor secundario y Arrugas trata sobre lo que sienten estas personas mayores alejadas en la vida de los papeles principales."
La película adapta milimétricamente el magistral cómic de Paco Roca galardonado con el Premio Nacional del Cómic en 2008.
La animación es minimalista y elegante. No necesita más. La fuerza está en la historia. El director Ignacio Ferreras posee gran experiencia internacional, destacando su trabajo como animador en el largometraje de Sylvain Chomet The Illusionist, maravillosa obra que retoma el mundo y los personajes de Jacques Tati.
Paco Roca alcanzó la consagración con Arrugas. Después de El Juego Lúgubre una visión sobre Dalí, Los Hijos de la Alhambra y El Faro (sobre la Guerra Civil), en 2009 publicó Las Calles de Arena tanto en Francia como en España. En su última obra por ahora, "El Invierno del Dibujante" (Astiberri, 2010), vuelve la mirada hacia sus colegas del cómic en la España de los años 50.
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