de Machado de Assis
No redundaré sobre por qué hoy hay que leer a los clásicos. Diré que este autor representa el santo y seña de las letras brasileñas. Una especie de Pérez Galdós en España por sus temas y su época. En esta pequeña joya, deliciosamente editada por Funambulista podemos saborear todas sus virtudes: concisión, claridad, penetración psicológica.
Arrastrados por el estilo elegante del autor, que aprovecha la ironía y la sugestión, nos vemos inmersos en el micromundo de esta casona y en los vaivenes amorosos de una joven pareja epicentro del resto de relaciones.
El asunto y los personajes son netamente decimonónicos, pero no por eso menos atractivos: el cura-narrador que acude a Casa Velha para documentarse en su trabajo sobre el Emperador, la Señora de la casa, viuda de un ministro; la huérfana protegida de la señora, los amores entre dos jóvenes de distinta clase social y el pasado que se cierne sobre todos ellos determinando su futuro.
Es una novela de amor y también un relato cuasipolicíaco, en el que la verdad aflora poco a poco provocando en los personajes vaivenes de deseo o desesperación. Los diferentes giros con que se despliega ante nosotros la situación entera, están narrados con una concisión y elegancia dignas de un maestro.
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