La ceremonia de la realidad y el sueño.-
Dos seres extraños en un mundo que no es el suyo y del que logran abstraerse a través de un ceremonial que los convierte en sueño.
Durante una primera mitad absolutamente muda, ella huye del hogar matrimonial y con su nueva pareja asistimos a una ceremonia repetida e hipnótica: detectar una casa vacía, habitarla por una noche (vivir simplemente como la hoja de un árbol), realizar la colada, arreglar algún electrodoméstico.
Una primera impresión nos impacienta, nos susurra al oído la banalidad del visionado hasta que de pronto la pareja protagonista es pillada, detenida y conducida a calabozo. Ella vuelve a su marido, a su mansión, a su cárcel (el marido le recuerda que aunque ella ha faltado él ha seguido mandando dinero a su familia).
Él en la cárcel se depura. Si antes vivía en los intersticios de la sociedad, de forma casi fantasmal (en las casas no hay nadie, las carreteras que transita permanecen vacías) es como si existiese en un plano distinto a los demás. En la celda ensaya la desaparición, el no estar presente.
Ella mientras tanto, intenta mantener el levísimo hilo que los une visitando los lugares que han recorrido juntos.
Es una película abstracta, una película que crea su propio lenguaje durante la primera mitad y luego, en posesión de esos signos, nos adentramos en la segunda parte, por fin dueños del significado y de las sutiles emociones que nos suscita la pareja.
Cuando él sale de la cárcel ya sólo existe por y para ella. Accede a su mansión. Se establece un triángulo amoroso en el que el marido recupera a su mujer; pero una vez que ella ha encontrado algo que le faltaba pero que es invisible e indetectable: la escena con el trío comiendo en la mesa pero con el amante invisible para el marido es a la vez cómica y emocionante.
La última imagen de la película nos ofrece su propio resumen: los dos amantes juntos (se ven los cuatro pies) están encima de la báscula de peso que indica O gramos. No existen en este mundo, son seres inmateriales que sólo viven para su amor.
Una frase cierra definitivamente la película: "En este mundo es muy difícil distinguir la realidad del sueño." Poética.
P.D
. Por si a alguno se le escapa, recordaré que hace algunos años, Kim Ki-duk nos regaló "Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera", aún más depurada y dibujada con un sutil trazo donde afloran profundas emociones.
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