sábado, 20 de mayo de 2017

ALIEN: COVENANT - de Ridley Scott



¡Menudo batiburrillo de ideas sueltas ha metido en la batidora el Sr. Scott!
Todas las noticias sobre la película eran malas, pero nunca he faltado a la cita con Alien desde sus comienzos.

Se supone que la pretensión de Ridley Scott, para retomar la dirección de la serie, era explicar de dónde procedía la famosa nave circular y el xenomorfo que se encuentran en el inicio de la saga. De hecho esta nueva serie que comenzó con Prometheus se presenta como una precuela de la original Alien, el 8º pasajero. Pero tanto Prometheus como este Alien Covenant son decepciones supinas desde su misma base. Y cuando digo esto me estoy refiriendo a la famosa escena inicial de Prometheus, que nos presentaba a una especie de Supremos Ingenieros que en sus viajes siderales aterrizaban en la tierra para depositar la semilla de la que germinaría la Humanidad. 
Voy a dejar aquí un gran espacio en blanco para mostrar toda mi perplejidad.















A partir de ahí todo es un desatino. La pretensión de trascendencia de esta nueva serie arruina la función. También esta segunda entrega se inicia con una escena filosófica. El ingeniero Peter Wyland (Guy Pierce) conversa con su creación, un avanzado sintético que, ante la escultura de Miguel Angel de la que ha tomado su nombre (David) reflexiona: "Tú me has creado. Pero tú morirás, yo no".
El sintético David a punto de descubrir el sentido de la vida

No es la única referencia profunda y culta que el Sr. Scott y sus guionistas introducen en una cinta que está ahíta de ellas: 
La lucha entre el bien y el mal representada por los dos sintéticos David (superviviente de Prometheus) y Walter (de la Covenant). O ya que son como gemelos, Caín y Abel. El mito de Frankenstein que sisea en la escena inicial entre el sintético David y su creador. El mito de la creación y del dios creador. Aunque David juega el papel de Angel exterminador de la Humanidad. El mito del doctor ensoberbecido de la isla del Dr. Moreau (La gruta con los grabados y pruebas genéticas llevadas a cabo por David resultan altamente perturbadoras). El mito del moderno Prometeo. La referencia al soneto Ozymandias escrito por Percy B. Shelley. La referencia a "La entrada de los dioses al Valhalla" en la ópera de Wagner "El oro del Rin".

Todo es relleno.
Una pretenciosa profundidad filosófica que busca dar lustre a un simple cristal de colores.

En otra obra maestra de Ridley Scott, Blade Runner, los replicantes también encuentran a su creador, el jefe de la Tyrrel Corporation, para terminar destruyéndolo. Pero mientras en aquel Los Angeles de 2.019 (uff, sólo quedan dos años) había un hilo conductor, una síntesis filosófica, aquí todo es confusión y revoltijo.

El octavo pasajero de 1979, era profundamente materialista, producto de un azar cósmico, como nosotros. Incluso la atmósfera del planeta en que lo encuentran es analizada como "primordial". El sintético Ask lo tenía claro: 
"-Aún no habéis comprendido con lo que os enfrentáis. Es un perfecto organismo. Su perfección estructural sólo es igualada por su hostilidad.
-¿Tú lo admiras?
-Admiro su pureza. Es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos, ni las fantasías de moralidad.
Precisamente quienes toman en consideración esta nueva propuesta del Sr. Scott valoran especialmente su regreso al origen. Y es verdad que la banda sonora, el juego de persecución por los pasillos y exclusas o el intento de erigir una nueva teniente Ripley homenajean a la película original. Incluso en la estructura de la trama: una nave con más de 2.000 colonos en hibernación va camino de un planeta para terraformarlo; pero es desviada de su trayectoria por una señal difusa. La tripulación acude al llamado para encontrarse con David, el sintético superviviente de Prometheus que ha estado jugando a ser dios. 

Y aquí llegamos a otro de los problemas principales de este Alien: Covenant. Está desenfocado. El Alien se ha convertido en un simple bicho instrumental: el verdadero malvado es el sintético David, un producto de los humanos.
No te equivoques, Alien soy yo

De modo que llegados a este punto, voy a intentar un resumen loco de estas dos películas que nos ha entregado el señor Scott:
"Los Supremos Ingenieros que nos presentó Ridley en Prometheus crearon a la Humanidad. Los hombres evolucionaron hasta crear a un sintético que en sus delirios de grandeza destruyó a los Supremos Ingenieros; y ahora va a destruir a toda la Humanidad con su experimento científico de cobayas alien. David nos explica muy en serio que, al igual que los caballos, "si los soplas en la nariz te obedecerán toda la vida". 
¿De verdad es esto lo que nos quería contar el Sr. Scott?

Además los personajes carecen de cualquier entidad. El capitán, interpretado por Billy Crudup, desaparece en un mar de dudas y la aparición de la nueva guerrera Daniels (Katherine Waterston) no pasa de ser un aplicado ejercicio de emulación. No logramos empatizar con ningún personaje. 

Los mejores minutos de la película corresponden a este Robinson Crusoe vengativo que es David. La escena que muestra a los dos androides idénticos, frente a frente, uno enseñando al otro a tocar la flauta posee un pérfido toque de sutileza y turbación. 

En general todo resulta arbitrario y voluntarista. Nos choca que ahora los alien se transmitan por unas simples esporas. Se te introducen por cualquier orificio para implantarte un alien. También que, en menos de dos horas, el alien salga del cuerpo con un tamaño casi igual al del huésped.

Me parece lamentable que se monte esta nueva serie para buscar el origen de los Space Jockeys y que resulte que son semidioses. Pero el colmo es que, sin mayor desarrollo, los borran del mapa como si sobraran, en unos pocos segundos. Eso sí, mientras David declama los últimos versos del poema Ozymandias, referido a la caída de los imperios.
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes...



No ha habido verdadero talento para explorar el origen de los enigmas planteados. Ridley Scott ha recurrido a John Logan (Gladiator, El último samurai, Star Trek: Némesis y los James Bond de Sam Mendes) para dar un giro más sangriento y trascendente; pero la película se enreda entre citas y referencias sin conseguir crear una síntesis propia.

Ahora bien, como en cualquier producto con la firma de Ridley Scott, la factura visual es envidiable. Su capacidad para la puesta en escena, mas la fotografía del polaco Dariusz Wolski (Dark City, la saga de Piratas del Caribe o el Sweeney Todd de Burton), consiguen crear una atmósferas únicas. 

Por desgracia los tiempos de la Nostromo quedan lejos. Tan lejos como la entrevista que Danny Peary hizo, en 1989, al propio Ridley Scott donde le preguntaba sobre sus ideas para una posible secuela de Alien, el Octavo Pasajero:
"Sin duda, debe explicar qué es el alien y de dónde proviene y eso será difícil porque requerirá tratar con otros planetas, mundos y civilizaciones. Porque, obviamente, el Alien vino de algún tipo de civilización. El Alien sería presentado, realmente, como uno de los últimos supervivientes de Marte, un planeta llamado así por el dios de la guerra. El Alien puede ser uno de los últimos descendientes de algún grupo de seres autodestruidos y perdidos desde hace mucho tiempo.
En muchos aspectos será más interesante que la primera película, desde un punto de vista de pura ciencia-ficción. Entraríamos en áreas especulativas, nos ocuparíamos de dos civilizaciones."
Entrevista citada en BlogdeCine.
Como bien dice el director la empresa sería harto "difícil porque requerirá tratar con otros planetas, mundos y civilizaciones". Nada de esto encontramos ni en Prometheus, ni en Alien: Convenant.








______________________________⏅⏅⏅⏍⏅⏅⏅_______________________________

3 Bonus Track.
1.-Alien, el pasajero perdido de una nave sin futuro, es un excelente artículo de Eliane Brum en ElPaís.com. Toma en consideración las seis películas Alien para ensayar unas reflexiones tan atractivas como lo que nos dice la saga respecto a nuestra incapacidad para imaginar un futuro que no sea distópico: "Tal vez Ozymandias indique la imposibilidad de crear un futuro distópico que ya no pertenezca al pasado. O, en otras palabras, el futuro distópico es el pasado."

2.- Otro estupendo artículo para frikarse del todo con explicaciones entre sorprendentes y peregrinas es Alien: Convenant, Análisis y Explicación. Aviso de que hay ideas como que Jesucristo pudo haber sido uno de los Ingenieros Supremos o explicaciones de por qué coño hay unas esporas que cuando se te introducen por la napia te hace crecer un Alien. Todo ello gracias al Sabanero X.

3.- No quiero desaprovechar la ocasión de releer el famoso soneto de Percy B. Shelley,



                        OZYMANDIAS
I met a traveller from an antique land
Who said: – Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert. Near them on the sand,
Half sunk, a shatter’d visage lies, whose frown

And wrinkled lip and sneer of cold command
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamp’d on these lifeless things,
The hand that mock’d them and the heart that fed.

And on the pedestal these words appear:
“My name is Ozymandias, king of kings:
Look on my works, ye mighty, and despair!”

Nothing beside remains: round the decay
Of that colossal wreck, boundless and bare,
The lone and level sands stretch far away.




                      OZYMANDIAS

Conocí a un viajero de una tierra antigua
que dijo: "dos enormes piernas pétreas, sin tronco,
hay en el desierto. Cerca de ellas, en la arena,
yace un rostro quebrado, cuyo ceño 
y mueca de desdén y tiranía
revela las pasiones que el escultor supo captar.
Perviven talladas en los mármoles sin vida,
trascendiendo a la mano de quien las esculpió.  
En el pedestal se leen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes
¡Contemplad mi obras, Oh poderosos y desesperad!" 
Nada permanece. Alrededor de estas ruinas
de un naufragio colosal, ilimitadas y desnudas
se extienden hasta el infinito las solitarias arenas.




Y aquí una esforzada versión de Fernando G. Toledo que atiende a la esencia de la obra:


Vi a un viajero de tierras muy remotas.
Hay dos piernas –me dijo– en el desierto,
Son de piedra y sin tronco. Un rostro yerto
Sobre la arena yace: la faz rota,

El frío de esos labios de tirano,
Hablan del escultor que ha conseguido
Reflejar la pasión, y ha trascendido
Al que pudo tallarla con su mano.
Hay algo escrito en ese pedestal:

«Soy Ozymandias, el gran rey. ¡Mirad
Mi obra, hombres de poder! ¡Desesperad!:
La ruina es de un naufragio colosal.
A su lado, infinita y legendaria
Sólo queda la arena solitaria».

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.