miércoles, 5 de abril de 2017

JAGANNATH - de Karin Tidbeck

En una entrevista, la autora se refería al mundo crepuscular en el que vive en Suecia, como caldo de cultivo para sus fantasías:
"Pasamos mucho tiempo en el crepúsculo, que es una condición liminal, una tierra de nadie. La luz posee una cualidad tenebrosa y melancólica. Supongo que esto se manifiesta en lo que escribo, tanto en la idea de lo tenebroso y lo melancólico, como en la impresión de haberse asomado a otro mundo, donde el sol se ha detenido."
Efectivamente en sus páginas encontramos una profunda melancolía y sobretodo las noticias que nos trae de esos otros mundos a los que se ha asomado. El mundo de los trolls y de las hadas, pero también un mundo real inquietante y ofuscado.

Los trece relatos que forman el volumen se podrían agrupar en torno a tres referencias: lo macabro, lo folclórico maravilloso y lo steampunk.

LO MACABRO.  Rebecka es un perfecto ejemplo. Un cuento lleno de perturbación, pastillas y cuchillas en la vida de esta joven que acumula un buen puñado de intentos de suicidio: "lo único que quiero es no tener que estar hecha mierda, ¿Es mucho pedir?" La soledad y el vacío aplasta el alma de Rebecka. No sabe qué hacer. Le reza a Dios. "Él sana a todo el mundo y...¿cómo era? ah, sí, ´libera a las almas de la oscuridad´. Todas menos la mía". Está desesperada. Sólo le queda una amiga que acude en cada ocasión a recoger sus pedazos. Pero Rebecka está dispuesta a hacer algo: "-Pienso obligarlo a escuchar. Voy a hacer algo a lo que no podrá cerrar los ojos." Uff.

¿Quién es Arvid Pekon? es otro relato que se asoma a la oscuridad. Arvid es teleoperador y está enredado en la soledad de las comunicaciones. En un momento dado, entabla conversación con un muerto. La autora juega con la idea de la fragilidad de la existencia y de la propia identidad.

LO FOLCLÓRICO MARAVILLOSO: Es una de las señas de identidad del volumen. Augusta Prima, Pyret, La señorita Nyberg y yo, La montaña de los renos, y Las tías participan de esta recreación de lo folclórico en torno a lo cual reflexionaba la autora en un entrevista publicada en LeeMasLibros:
"Escribo sobre gente, a veces sobre gente que no son seres humanos. Los estados fronterizos, el territorio humano/no-del-todo-humano, me fascina. Para alguien que ha mamado la mitología nórdica, los Aesir y los Vanir resultan un poco aburridos en comparación. Son dioses, se van de aventuras, se meten en problemas y se pelean entre sí o castigan a los seres humanos. Lo sabemos todo sobre ellos, sus historias están escritas.
Las historias sobre dioses son también de índole distinta a las historias sobre criaturas folklóricas: tradicionalmente, los mitos sobre los dioses representan una forma de explicar por qué el mundo es como es, de dónde venimos, qué pasa después de la muerte.(...) En el folclore nórdico, como en el de muchos otros lugares, los seres humanos no tienen contacto directo con los dioses salvo en raras excepciones. Los humanos en cambio ven vittras, gnomos, trolls, nixies y cambiantes. Los dioses son seres enormes y abstractos con los que realmente no quieres chocar. El folclore a menudo se refiere a los problemas humanos más inmediatos: ¿por qué mi vaca no da leche?, ¿por qué mi bebé es distinto de otros bebés?, ¿qué criatura estaba a los pies de mi cama y por qué no podía moverme? Solían ser trolls y brujas; hoy día son aliens (o conspiraciones gubernamentales). Contamos de forma compulsiva historias sobre estas criaturas folklóricas que sentimos alrededor pero que no son ni humanas ni divinas, y que pueden ser autóctonas o venir de alguna otra parte. Son muy interesantes."
Karin Tidbeck
Pyret se presenta como un ensayo científico sobre un ser mitológico. La autora trae a colación  una ingente y veraz bibliografia, sagas islandesas, libros de historia y antropología; para sustentar esta ficción. Todo muy elegante y borgeano. Incluso aparecen actas de juicios por brujería de los siglos XV a XVII. Hasta que la investigadora encuentra el relato de una joven que nació en Lillbo en 1931. Un encuentro directo con esta forma de vida arcaica y misteriosa que ha coexistido (mezclando adoración y miedo), con los granjeros de los países nórdicos durante siglos.
"Mimico e infiltrado. El Pyret se mezcla con y asume la forma de la jauría, de una manada de animales, cambiando de color y de forma para parecerse a los otros. Desde cierta distancia parecerá exactamente como un animal cualquiera. En realidad no le crece pelaje, ni ojos, ni ninguna extremidad; los rasgos no dejan de ser superficiales, dando la impresión de que su piel esté cubierta de cromatóforos, como los pulpos y los camaleones.
Aunque sus hábitos alimenticios continúan siendo un misterio, una cosa es segura: Pyret no se comporta como un depredador. No existen informes documentados de que cause daño físico alguno, aunque sí que insista en el contacto físico, algo que ha traumatizado a varios testigos. Las narraciones de testigos del Pyre describen como norma a una criatura que intenta acercarse, acurrucarse, y en ocasiones incluso aparearse con el animal o persona en cuestión." pág 116
Augusta prima es uno de los relatos más maravillosos del conjunto. Está contado desde el punto de vista de un hada en su mundo de felicidad y sosiego. Los días pasan ociosos hasta que un día Augusta se encuentra una sorpresa en el campo. "Bajo uno de los matorrales de rosa canina había un cadáver humano, un hombre vestido con un traje de lana gris. En ocasiones los humanos se perdían en el bosque y acababan allí por error. Este parecía haber llegado demasiado lejos." (p. 131.)
En el cadáver Augusta encuentra un reloj que le pone en comunicación con un mundo nuevo: ¿qué es el tiempo?, se pregunta. En su mundo nada cambia ni está sometido al desgaste que señalan las manecillas. Acaba fascinada ante la aventura del tiempo:
-Tú y los de tu especie viajáis mucho. Incluso más allá de los bosques. Sabéis cosas.
La genio volvió a mostrar su amplia sonrisa.
-Es cierto.
-Me gustaría conocer la naturaleza del tiempo -dijo Augusta-. Quiero saber por qué el tiempo no puede medirse en condiciones aquí, y por qué todo cambia de sitio.
La genio rió.
Tú y los de tu especie no queréis saber esas cosas. No podríais soportarlo." pág 138
Pero Augusta insiste en penetrar los misterios de la edad hasta conseguir pasar al otro lado. Un camino que suele ser inverso.

Ilustración de John Bauer
Por su parte, La montaña de los renos tiene el encanto de los cuentos tradicionales donde los niños, los bosques y las grutas de las montañas tejen historias de monstruos y de miedos. 
-¿Y qué se supone que son los de la montaña? -preguntó Sara-. ¿Son hadas?
-¿Cómo? -Hedvig la miró sin entender.
-La vittra -apuntó Cilla-. Los que viven arriba en la montaña.
-Ah -dijo Hedvig-. Las hadas son unas personitas que van dando tumbos por ahí por los prados. La vittra se parece a los humanos, pero son más altos y apuestos. Y viven dentro de la montaña, no encima. Siempre ha habido historias en estas partes sobre vittra viviendo aquí. Algunas veces bajaban para intercambiar cosas con los humanos. Pero tienes que tener cuidado. Si las enfadas te echan una maldición, pueden hasta matarte." pág 98

LO STEAMPUNK y la Ciencia-Ficción se encuentran en el primer y el último relato: Beatrice y Jagannath. El primero es una narración steampunk y un poco naif; al estilo de La mecánica del corazón de Mathias Malzieu. Ideal para una novela gráfica ilustrada por Ana Juan. "El doctor Franz Hiller se enamoró de un dirigible" es su comienzo. Nos refiere la relación de amor y desamor entre un hombre con un zepelín, a la vez que la de una mujer con una bomba de vapor. El relato está poblado de bielas y mecanismos con los que su pareja protagonista establecen una especial relación, como muchas de las que aparecen en un volumen donde abunda lo insólito.

Este relato, como muchos otros, reincide en asuntos como la maternidad y la relación padres-hijos. Así se puede apreciar en Beatrice, La señorita Nyberg y yo (en el que una criatura nace entre las plantas), Cartas a Ove LindströmMermelada de mora ártica y Jagannath. En este último una nave que es un ente biológico, "la Gran Madre",  transporta los escuálidos restos de la humanidad. Ella provee la vida y los alimentos. Se puede vivir dentro de sus habitáculos, comer lamiendo sus paredes y viajar por sus conductos hasta los ojos y el cerebro.

Jagannatha es uno de los nombres sánscritos usados para denominar al dios Krisna. Significa ‘señor’ (nātha) del ‘universo’ (yagat).
"Cuando las ciudades murieron, vinieron a mí. llegamos a un acuerdo. Vosotros me haríais compañía, y a cambio yo os protegería hasta que el mundo volviera a ser un lugar bueno.
-¿A donde vamos?
-Necesito encontrar con quien aparearme. necesito material genético nuevo. Mi sistema no es completamente autosuficiente." pág 161

Después de recorrer sus páginas me queda la sensación de que Tidbeck elabora una literatura fantástica muy personal, donde cabe lo maravilloso y lo inquietante. Sus comienzos son rotundos y nos provocan una violenta inmersión.
"Nació otro niño dentro de la Gran Madre, excretado del tubo que sobresalía del techo de la Guardería." 
"Cilla tenía doce años el verano en el que Sara se puso el vestido de novia de la bisabuela y desapareció montaña arriba."
"Hola papá. Hoy es sábado. Hace treinta y seis días que te encontraron. Llevabas tres en el apartamento cuando los vecinos llamaron a la policía." 
En contraste, sus desarrollos son sutiles. Sus historias están pobladas de ausencias  y presencias fantásticas que se insinúan en pequeños detalles: en Cartas a Ove Lindström es un ruido como de campanillas el que anuncia si la madre que se perdió en el bosque volverá. En La señorita Nyberg y yo es un pequeño ruidito rasposo el que anuncia un ser que brota entre las plantas.

La autora es dueña de una poderosa invención y una fantasía preclara. Logra descubrirnos ciertas grietas imperceptibles de la realidad; pero exceptuando Rebecka y Jagannath, sus historias tienen un punto naif y amable. Quizás su dibujo es demasiado blanco. Lo peor que te pueden hacer la vittra y los pyret es agobiarte con su amabilidad. ¿Será una reacción ante los excesos de papá-estado en una Suecia que te obliga a la felicidad?

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