sábado, 27 de julio de 2013

Dr. BLOODMONEY - de Philip K. Dick









Cómo nos apañamos después de la bomba.-


Esta es una novela sencilla e incluso un tanto deslavazada como muchas obras del maestro Dick; pero entre un poco de ganga e ideas sin desarrollar, no deja de ofrecernos la veta áurea de sus constantes geniales. 

Estamos en una pequeña comunidad de California justo unas horas antes del holocausto nuclear. Después de que las bombas lo reduzcan todo a cenizas, la novela persigue a los escasos supervivientes para asistir a su incierto resurgimiento. 

En 1964 colocar en primera línea a un personaje negro y narrar que el holocausto proviene de fuego amigo quizás fuera algo osado, 
"Era la guerra y la muerte, sí pero era un error; no había habido provocación. No podía sentir ninguna hostilidad en las fuerzas allá arriba. No eran vengadoras ni estaban motivadas; eran vacías, huecas, completamente frías. Era como si su propio coche lo hubiera atropellado." pág. 66
pero hoy día todo ello está amortizado y lo que fulgura en la obra son otras gemas. Sobretodo los dos personajes principales que acaban sosteniendo la función.  Hoppy Harrington, un focomelo en la jerga, nacido sin brazos y sin pies. Un paria antes de la bomba que se convierte en imprescindible por su habilidad como arreglatodo. Tiene ciertos poderes y alimenta una perversa ambición. Enfrente tendrá a Bill, el hermano siamés que la jovencita Edie porta en su vientre. Es sobretodo una presencia, una fuerza psíquica que está en contacto con los muertos y que poco a poco irá desarrollando sus potencialidades. Ambos detentan las características de aquellos que Dick siempre coloca en el centro de sus libros: seres paranoicos, con ciertos poderes psíquicos, trabados generalmente a una oscura conspiración.
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También está el astronauta Dangerfield cuya abortada misión a Marte lo ha dejado varado como un satélite alrededor de la tierra. Ahora es la radio que vertebra el mundo. Dedicado a leer novelas para sus oyentes, emitir noticias y la música que almacena en ¡kilómetros de cintas!, es como un eco de la civilización perdida. Los pequeños grupos de supervivientes adoptan la costumbre de reunirse cada tarde para escuchar la emisión.


Y por supuesto está el Dr. Bloodmoney, un físico que ya causó un primer desastre en el que denuncia Dick un nuevo Dr. Strangelove (película y libro de 1964, lo que indica el ambiente de la época). Este físico, que en realidad se llama Bluthgeld, tiene una neurosis magalomaníaca que le hace sentirse responsable del holocausto. Aunque es un personaje sin un desarrollo completo, protagoniza un momento clave de la novela, cuando pone su mente a prueba para verificar si son ciertos sus poderes. Tiene manía persecutoria y por eso se camufla como el granjero señor Tree.
"-Vine a América -estaba diciendo el señor Tree- a fin de escapar de los agentes comunistas que deseaban asesinarme. Estaban tras de mí...como lo estaban también los nazis, por supuesto. Todos estaban tras de mí." pág. 14
Él cree que su inconsciente causó el cataclismo. En su mente enferma tiene asociada la única visita que hizo al psiquiatra con la mirada que le lanzó Stuart, un vendedor negro. Dado que esa visita y esa mirada ocurrió el mismo día E (de la Emergencia), aprecia causalidad entre la amenaza que él sintió con las fuerzas que se desataron. 
"La guerra -dijo Tree-. Porque fue por eso precisamente por lo que empezó la otra vez; el negro me vio y comprendió lo que yo había hecho, supo quién era, y sigue sabiéndolo. Tan pronto como me vea...-se interrumpió, jadeando y atragantándose en su agonía-. pág. 193
Cuando siete años después vuelve a aparecer Stuart por el pueblo, Tree suma dos y dos, previendo una nueva catástrofe. Con la diferencia de que ya no está solo. Hoppy le discutirá el olimpo megalomaníaco.


El libro presenta múltiples líneas narrativas y un catálogo de personajes muy coral. Como sustrato de todo está la lucha por la supervivencia en un mundo postapocalíptico como ya antes había novelado George R. Stewart en La tierra permanece o posteriormente afrontarían autores tan dispares como Comarc McCarthy en La CarreteraArno Schmidt en Espejo Negros o Rafael Pinedo en Plop. Para sorpresa nuestra, el tono de Dick es mucho más esperanzador de lo que en él es habitual. Las pequeñas comunidades que presenta se basan en el trueque y bosquejan una cierta construcción social con roles y normas muy definidos; aunque mantienen un individualismo a ultranza y un innegociable odio al extranjero. 

No sé si Dick quiso hurgar en los odios y miedos de aquellos años de guerra fría, pero muchos personajes muestran algún aspecto de neurosis
"En muchos aspectos se conocía mejor a sí misma, sus derivaciones inconscientes y sus distorsiones sistemáticas de la realidad de la situación. Seis años de análisis le habían hecho mucho bien, pero no estaba curada. En realidad no existía curación: la "enfermedad" era la propia vida, y era preciso que se produjera un crecimiento constante (o más bien una adaptación a un crecimiento viable), o el resultado sería un estancamiento psíquico." pág. 25 
Muy entretenida y con atisbos de genio.

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