viernes, 10 de enero de 2025

TRUE DETECTIVE. NOCHE POLAR - creada por Issa López

2024


Cualquier comparación con la perturbadora primera temporada de True Detective hará palidecer al producto comparado. Dicho esto y dejando de lado todas las chorradas escritas sobre la presente temporada en cuanto al feminismo y lo woke (que sólo hablan de los prejuicios de quien escribe y no de la serie); esta cuarta temporada es valiosa y merece reconocimiento. Destacaría el hallazgo de un territorio espeso y mítico como el elemento crucial que la conecta con aquella legendaria primera entrega. 

La atmósfera ominosa de una noche polar, que se alarga durante dos meses en Alaska, y la amenaza de un ente vengativo con tintes sobrenaturales logra atraparnos desde su raíz atávica.

La historia se inicia cuando todos los científicos presentes en la Estación de Investigación Ártica Tsalal desaparecen abruptamente. El encargado de suministrar semanalmente los víveres se encuentra la Estación totalmente desierta justo el último día antes de que comience la larga noche polar. La investigación se la encargan a la veterana detective Liz Danvers (Jodie Foster), destinada en el cercano pueblo de Ennis, que contará con el refuerzo de la agente Evangeline Navarro (Kali Reis), antigua compañera y amiga de la que se acabó distanciando. 



Pronto nos daremos cuenta de que la desaparición de los ocho científicos no es más que la punta del iceberg de las siniestras circunstancias en que vive la comunidad de Ennis, sumida en una atmósfera enrarecida y llena de fantasmas. La noche, el frío y la amenaza de algo fantasmal nos traslada una opresiva sensación de claustrofobia. 

Tres conflictos se solapan, el de la noche polar que vuelve locos a todos, el misterio de los científicos que finalmente aparecen muertos, desnudos y retorcidos por el terror en medio del hielo, y el enfrentamiento que los indígenas mantienen con la compañía minera que da trabajo a la mayoría a la vez que envenena su pesca, su agua y su futuro. A esto se suma el descubrimiento en la Estación de la lengua de Annie K., un antiguo asesinato aún sin resolver que obsesiona a la agente Navarro. Pronto descubrirán que estos dos crímenes están relacionados.





El pueblo indio aborigen sufre la desaparición de su cultura y hasta la muerte de muchos de los nativos que achacan a la contaminación del agua por la mina. Por otro lado el objeto de la investigación científica en la Estación es un secreto que la compañía sufragante mantiene a raya. Pero la agente Navarro encontrará un pequeño indicio que relaciona lo ocurrido en la Estación con la muerte a puñaladas de Annie K., una activista que denunciaba la situación de los lugareños asediados por enfermedades y muertes prematuras a causa de la contaminación. 

La serie también nos muestra la historia personal de las dos agentes protagonistas, sus motivaciones y sus traumas, y como éstos acaban afectando a su manera de relacionarse y de buscar respuestas para el caso. Mientras que la jefa Danvers vive sola y es una descreída un tanto cínica que convive con un trauma de su pasado; su ayudante ejerce de contrapeso. Navarro es una figura étnica con otros valores  que ve más allá de la realidad y percibe los fantasmas que pululan por aquellos lares.



Todos estos contrastes enriquecen enormemente la narración. Podemos ver representada la oposición entre luz y oscuridad, pero también entre cultura nativa y civilización materialista e incluso entre naturaleza y contaminación. El territorio extremo ayuda a que establezcamos una conexión telúrica donde pugnan lo místico contra lo pragmático, la explotación ciega de los recursos contra el respeto a la naturaleza. 

Creo que se le puede reprochar no haber aprovechado un poco más las posibilidades terroríficas de la noche polar, un final un tanto prosaico y haberse asomado un poco más al abismo (a pesar de esos tétricos túneles que las detectives encuentran en el permafrost). Ese lado tenebroso asoma en el fantástico personaje que interpreta Fionna Shaw, una anciana mujer que vive sola en medio del hielo y que charla con los muertos. Ella es quien nos dice: "Quizás el mundo es demasiado viejo y aquí en el ártico es donde se le está empezando a ver las costuras". A pesar de ello hay que subrayar que los personajes son más que interesantes, los cadáveres desnudos y aterrados un gran misterio que se expande por el secretismo que rodea la Estación Tsalal y el símbolo repetido de una espiral no deja de sugerirnos una intervención sobrenatural.
Hay momentos en que logra estremecerte.


martes, 7 de enero de 2025

A VUELTAS con EL MUNDO

Caricatura de Trump realizada por el humorista gráfico Tom Jenssen
















No ha llegado el emperador Pollo a sentarse en el trono y ya los poderosos tecnológicos se están alineando a su vera para recoger sus dádivas.
Elon Musk aportó más de 260 millones de dólares a la campaña de Trump durante las elecciones y tiene todas sus bendiciones para reordenar el mundo a su extravagante y avaricioso gusto.

Los milmillonarios de las empresas globales estadounidenses no se han querido quedar atrás y han donado un millón cada uno para los actos de celebración del advenimiento del nuevo mesías. Bezos (Amazon), Zuckerberg (Meta) y Altman (OpenIA) están entre los que han hecho este tipo de donaciones. A ellos se ha unido el consejero delegado de Apple, Tim Cook, con una donación personal también de un millón de dólares, según ha publicado el digital Axios.

La caricaturista del Washington Post, Anne Telnaes ha querido señalar este servilismo de lo más interesado en una viñeta tan sencilla como cáustica. 
Pero ha sido censurada y no se ha llegado a publicar.
Por eso la muestro aquí.


Seguramente los egos hipervitaminados de estos tipos no les permiten considerar que esa acción los sitúa como meros vasallos de un niño tan grande como ignorante y caprichoso. De ahí que el Washington Post, propiedad de Jeff Bezos al igual que Amazon, haya censurado esta viñeta de milmillonarios postrados ante el pedestal del nuevo emperador. No les gusta verse reflejados en este espejo grotesco.

La censura de la viñeta ha provocado la dimisión de la caricaturista y así lo explica en este artículo.



Feliz Año Nuevo. 
Buenas noches y mucha suerte.




Actualización.- A las pocas horas de publicar este post salta la noticia de que Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, ha tomado la decisión de eliminar su equipo de verificadores de datos y dejar esta tarea en manos de los propios usuarios. Un modelo similar al adoptado por el X de Musk. El alineamiento con Trump se confirma y la desinformación y los bulos tienen barra libre en las libres sociales.

martes, 10 de diciembre de 2024

NADIE TE SALVARÁ - de Brian Duffield




La joven Brynn (Kaitlyn Dever) vive feliz aislada en su casa de campo. Pasa el tiempo construyendo maquetas y escribiendo cartas a su amiga más querida. Pero este deleite de su soledad se rompe el día que recibe la visita de unos extraterrestres. No se sabe muy bien sus intenciones pero demuestran unos poderes tan abrumadores (telequinesia, control de la electricidad, abducción) que alarman a la chica. Sin embargo ella está acostumbrada a vivir sola y a valerse por sí misma por lo que no se dejará mangonear. Resistirá hasta donde pueda. 

La primera hora transcurre entre persecuciones y acorralamientos en las distintas dependencias de la casa, incluidos un par de sustos de los que te hacen botar en el asiento. Parece que el desenlace fatal no se demorará, pero la joven va jugando muy bien sus cartas y se escabulle constantemente, mientras los espectadores casi ni parpadeamos, sumergidos como estamos en esta lucha sin cuartel.



Todo esto hace que parezca una película más del tipo home invasion, pero el director y guionista juega algunas bazas que la sitúan por encima de la media. La más radical y novedosa es que la película entera se desarrolla sin una sola línea de diálogo. La protagonista sólo masculla una frase de dos palabras en una ocasión y el efecto de este mutismo en el espectador es de pura inmersión en la trama.

La cinta no es una obra maestra, pero contar la historia sólo a través de imágenes (y banda sonora) sin que el ritmo decaiga supone una proeza elogiable. En la cinta podemos encontrar trazos de Señales (M. Night Shyamalan), Un lugar tranquilo (de J. Krasinski) y sobre todo -creo que nadie lo ha señalado hasta el momento- del clásico La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956); pero con un tratamiento particular en el que la invasión acaba conectada con la propia vida de la protagonista.



La casa es nuestro sanctasanctórum, de ahí que ser atacados en ella suponga romper nuestro entorno más seguro. Pero los alienígenas no sólo rompen esa burbuja física que se ha creado Brynn en la granja, sino también su burbuja emocional. Ya en su primera visita al pueblo apreciamos que su aislamiento no es voluntario. Por algún motivo la comunidad parece darle la espalda mientras ella vive atormentada por un hecho luctuoso de su pasado, la trágica muerte de Maud, su mejor amiga. De algún modo podríamos interpretar que este aislamiento emocional es el que le ha acabado librando de caer bajo el control alienígena a las primeras de cambio, como ha ocurrido con las gentes de pueblo. Asimismo su tormento será determinante cuando finalmente entre en contacto con los extraterrestres; lo cual provocará un final de esos que tienes que dar un par de vueltas en la cabeza.



El peso de la película recae íntegramente en Kaitlyn Dever, a la que seguimos en cada plano de su sofocante enfrentamiento; ni que decir tiene que esta menuda actriz sale plenamente airosa de su cometido. Para mí no ha sido sorprendente ya que venía de admirar su trabajo en las impactantes series Dopesick y Creedme.

Me detendré un momento en la ausencia de diálogos.
Todos hemos visto en los últimos tiempos unos cuantos poderosos planos secuencia, de esos que nos obligan a no pestañear mientras asistimos al desarrollo de la acción. Desde el clásico La soga del maestro Hichtcock a las más recientes Atenea de Romain Gavras o Hijos de los Hombres de Alfonso Cuarón pasando por El renacido de Alejandro G. de Iñárritu o El secreto de tus ojos de Juan José Campanella. La mejor característica de los planos secuencia -aparte de su dificultad técnica- es que atenazan la atención del espectador. Mientras la cámara no cierra su objetivo el espectador está prisionero de la acción. Así ocurre con esta película aparentemente poco pretenciosa. Mientras la joven transpira, gruñe, se muerde los labios y aguanta la respiración para que no la oigan, el espectador permanece maniatado a ella y a su destino.
Notable.

viernes, 22 de noviembre de 2024

IDÉNTICO al SER HUMANO - de Kobo Abe



Esta novela corta resulta muy paradójica y entretenida. Kobo Abe nos propone un juego de espejos donde se confunden realidad y ficción, locura y cordura. Su lectura pretende seguir una estricta lógica pero nos acabará empujando a un terreno pantanoso lleno de dudas y a un impactante final.

El personaje principal tiene un programa de radio titulado 'Hola Marciano' donde adopta el punto de vista de un supuesto marciano para revelar el absurdo de nuestra existencia. 
"Pregúntese, por favor, si hay alguien que lee los Viajes de Gulliver de Swift como si fueran anécdotas reales. Si acaso lo hubiera, sin duda sería un demente con algo de imaginación. Desde el comienzo Swift creó un personaje ficticio, y de eso no hay ninguna duda. Mi marciano también —estará usted de acuerdo conmigo si ha escuchado siquiera una vez el programa— es un Mr. Gulliver moderno, habitante de una fábula, que, por así decirlo, observa con una óptica distinta el mundo humano para detectar sus aspectos cómicos, no descubiertos en estado normal... Al tratarse de una fábula, ¿por qué no acudir al marciano, ya definitivamente inexistente, en lugar de rebuscar algo más enigmático? 
El hombre se gana así la vida decentemente, pero el lanzamiento de un cohete espacial con destino Marte lo sume en la zozobra. Teme que la realidad sobre la inexistencia de vida en Marte pueda desbaratar su universo de ficción, obligando a cancelar su programa, lo que pondría en peligro su modesto modus vivendi. En esta tesitura mental el hombre recibe la extraña visita de un individuo que se presenta como un marciano auténtico, revestido de una apariencia "idéntica al ser humano". Procede del planeta rojo y su misión secreta es reclutar al guionista como embajador entre ambos mundos. Lo que se desencadena a continuación es un desconcertante diálogo en el que transitamos fácilmente de la lucidez al delirio.


Siguiendo este auténtico diálogo filosófico, tanto el protagonista como los lectores nos preguntamos si el visitante está realmente loco o de verdad es un marciano, por muy inverosímil que esto parezca. Con una prosa punzante y fluida Abe mantiene el interés en todo lo alto, intrigados como estamos por saber hasta dónde podrán llevarnos sus argumentos. Cada vez que el marciano parece desenmascarado, alumbra un nuevo razonamiento cuya lógica parece incontestable. Bajo los auspicios de "la apariencia no siempre es la realidad" o "la duda conduce a la verdad" asistimos perplejos al cuestionamiento de algo que nos parece axiomático, qué es el ser humano.
"Me encuentro en una situación demasiado anormal para convencer a alguien de la veracidad de mi relato. Aunque usted sea un “ser humano”, dudo que reconozca una esencia humana en mí.
     Puesto que el espejo torcido sólo refleja imágenes distorsionadas, toda la lógica se derrumba cuando proyecta una imagen correcta. Desde luego, no habría líneas paralelas si nos saliéramos del espacio euclidiano. Sin embargo, nuestra vida siempre se fundamenta en el marco de leyes empíricas...
     No, dejemos todo esto así. Estas excusas insignificantes terminarán volviéndome más sospechoso y vulnerable. Es inútil proclamarse cuerdo para disipar la sospecha sobre nuestra propia locura. Por el momento, me basta con que usted acepte que el espejo está torcido.
     Imagínese que le llegaran a pedir una evidencia física de que usted es un “ser humano” auténtico, seguro que se molestaría o se reiría sin hacerles caso. Un ser humano lo es porque sí, sin necesidad de demostrarlo, tal como el axioma de las líneas paralelas."
La tensión dramática y los giros narrativos nos arrastran en busca de un desenlace que amenaza con volverse en contra del protagonista. Todo es empezar; porque si cuestionar la humanidad de una persona puede parecer inane, la lógica del debate nos irá arrinconando hasta dejarnos casi sin espacio para refutar. A lo largo del libro la conversación se irá tornando más extraña hasta lograr sumir al protagonista en la duda sobre su propia identidad. 




Formalmente la novela se divide en tres partes con una presentación y un epílogo narrados por el protagonista que rodean a la parte central y principal del libro, donde se desarrolla el diálogo entre los dos personajes. Si recordamos que a Kobe Abe le apasionaba el teatro podemos ver esta parte como un acto listo para representarse.

De todos es conocido que Abe es considerado como el "Kafka japonés" y aquí queda probado. Con un impecable manejo de la alegoría y la sátira trenza un diálogo tan educado como exasperante entre dos seres extraviados que ponen sobre la mesa las obsesiones más habituales del autor; aquellas que lo han emparentado con Kafka o Beckett: el problema de la identidad, el desasosiego de no saber quién soy ni quién es el otro y hasta, en definitiva, el cuestionamiento de la noción de realidad. Obsesiones que también encontraremos en "El rostro ajeno" y "El hombre caja".

El desenlace nos ofrece ecos del final de una novela memorable, El Proceso, de Franz Kafka. En esos últimos capítulos el juego ilusorio planteado por el visitante comienza a envolver al protagonista como una niebla existencial, capaz de provocar un desdoblamiento de la realidad que nos conduce a un enigmático giro que amula al de la cinta de Moebius.

Así, en el párrafo final, el personaje principal se dirige al lector, como ya hizo en la primera parte del libro varias veces, y le suplica que le ayude a entender su propia historia: 
     “Sí, quiero saber: ¿todo esto será la consecuencia de una fábula sometida por la realidad o de la realidad rendida por una fábula? Me gustaría preguntárselo a usted, que está situado fuera de este tribunal. El lugar donde se encuentra, ¿pertenece a la realidad o a la fábula?…”


















👉  Serendipia_____________________________________________________
La lectura de Idéntico al ser humano me ha recordado a un cuento filosófico de Voltaire titulado Micromegas, aparecido en 1752. Este relato es considerado como una de las primeras obras de ciencia-ficción y describe la visita a la Tierra de Micromegas, un ser originario de un planeta de la estrella Sirio. En este relato Voltaire mencionó dos lunas de Marte (Fobos y Deimos), que no fueron descubiertas hasta 125 años después, en 1877, por el astrónomo Asaph Hall. Debido a esta coincidencia (serendipia), uno de los mayores cráteres en Deimos fue bautizado como «Voltaire».
Pues bien, yo creo que todo el mundo hasta visto las películas de las hermanas Wachowski, Matrix, donde las máquinas hacen vivir a los humanos en una realidad virtual y éstos salen al mundo real a través de una llamada, cuando descuelgan el teléfono. Pues bien, fíjense en este párrafo de la novela de Abe, escrita ¡en 1967!, cuando un presunto marciano intenta convencer de su origen a un humano.

"Lo que sacó del bolso para deslizarlo sobre la mesa con la punta del dedo fue un coche de juguete, del tamaño de una caja de fósforos.
—Es un coche de maqueta, común y corriente.
—No, señor, no lo es... Es una obra de arte, Toy Art, realizada por verdaderos artistas del juguete. Su estética consiste en crear lo imposible, lo inexistente en la realidad.
Creo que ésta se titula El miedo de la existencia. Al enterarse de que aquí la tratan como una simple maqueta de juego, seguro se enfermarían, literalmente, de miedo.
—Hubieras traído una maqueta de verdad.
—No se me había ocurrido, desafortunadamente... De paso, mire esto también... aunque sé que no le va a convencer...
Entre los dedos apareció titubeante una foto en blanco y negro. Tenía el tamaño de la palma de la mano, con los bordes desgastados. Parecía un objeto ordinario que me costó trabajo reconocer.
—Esto... es una cabina telefónica...
—Déjeme decirle que no lo es, pese a su apariencia.
Se trata de la misma estación de transposición material, que es el sustento de la civilización marciana. Aquí la copiaron hasta en los detalles del diseño.
—Pero la forma del teléfono también es idéntica.
—Sí, me dejó boquiabierto cuando lo vi por primera vez aquí... Hasta la manera de usarlo es idéntica... Levanta el auricular, marca el número para llamar a la estación deseada y coloca una moneda en la ranura que está en el lado derecho. Empieza a funcionar el sistema antigravitacional y usted llega al destino de inmediato, ¡en un tris!."





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Kōbō Abe (安部 公房 Abe Kōbō), seudónimo de Kimifusa Abe, fue un escritor, dramaturgo, fotógrafo e inventor japonés que nació en Tokio en 1924 u murió en 1993.
Era hijo de un médico y estudió medicina en la Universidad de Tokio. Sin embargo, nunca ejerció la profesión, abandonándola para unirse a un grupo literario que tenía como objetivo aplicar técnicas surrealistas a la ideología marxista. En 1948 publica su primera novela, La señal de tráfico al final de la calle. En 1951 obtiene el prestigioso Premio Akutagawa por La pared: el crimen del señor S. Karma. Con La cuarta edad interglaciar (1959), inicia el camino de la “ficción científica”, que tan fructíferos resultados dará en sus novelas futuras.
Tras una breve militancia en el partido comunista, el unánime reconocimiento de sus novelas La mujer de arena (premio Yomiuri 1962) y El rostro ajeno (1964), lo convierte en uno de los escritores contemporáneos de referencia como afirmaron muy pronto Kenzaburo Oe y Yukio Mishima, entusiastas admiradores de su desconcertante universo. Otras novelas destacadas de su vasta obra narrativa son: El mapa quemado (1967), Amigos (Premio Tanizaki 1967), Idéntico al ser humano (1967), Hombre caja (1973), Encuentros secretos (1977) y El Arca Cerezo (1984).
En la década de 1960, colaboró ​​con el director japonés Hiroshi Teshigahara en las adaptaciones cinematográficas de La trampa, La mujer en las dunas, El rostro ajeno y El mapa en ruinas. En 1973, fundó un estudio de interpretación en Tokio, donde entrenó a intérpretes y dirigió obras. Fue elegido miembro honorario extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias en 1977.

martes, 5 de noviembre de 2024

EL 47 - de Marcel Barrena

España,2024

En serio, tenéis que ver esta maravillosa película.  Un monumento a la autenticidad. Un tipo de cine donde la pantalla se convierte en una ventana al mundo de la gente común y los héroes anónimos que luchan contra la miseria y la injusticia buscando una vida mejor.

La película relata la epopeya de un grupo de inmigrantes -extremeños y andaluces- que llegan a Barcelona en los años cuarenta huyendo del hambre y la represión franquista. Las chabolas que empiezan a construir detrás de la montaña se acabarán convirtiendo en casas de ladrillo hasta conformar todo un barrio construido con sus propias manos y un esfuerzo ímprobo, el de Torre Baró. Uno de tantos barrios que se formaron en la periferia de la ciudad condal para absorber el flujo migratorio que llegaba de otras partes del país. Pero estos barrios eran inexistentes para las autoridades, vivían excluidos del tejido urbano de la ciudad, sin acceso a servicios básicos como el agua corriente, la electricidad o el transporte público.  

Esta es la historia que cuenta la película, la del barrio y la de Manuel Vital que desde su Valencia de Alcántara natal, en Cáceres, llegó a Torre Baró en 1947, con 24 años. Aquello era un terreno despoblado y baldío en medio del monte y allí fue donde los inmigrantes comenzaron a construir sus chabolas aprovechando un resquicio legal: Si el chamizo que se empezaba a construir un día conseguía tener techo antes del amanecer del día siguiente, la policía no podía echarlo abajo. Esa primera batalla con la Guardia Civil destruyendo sus chabolas es el comienzo de la película y del aprendizaje de aquellas pobres gentes: si no es todos a una nunca saldrían de la ruina. De modo que en medio del monte, en la sierra de Collcerola, se fue forjando un fuerte movimiento asociativo que no cejó de luchar para que el Ayuntamiento de Barcelona atendiera a los barrios y los dotara de servicios.

Barrio de Torre Baró y al fondo Barcelona




Con el tiempo fueron consiguiendo que llegara la electricidad y el agua, aunque no sin constantes cortes; pero los trabajadores y amas de casa tenían que andar varios kilómetros para ir al trabajo o a hacer la compra. Para ellos el autobús también era un servicio básico. Manuel Vital visitó todos los despachos del Ayuntamiento. Él mismo trabajaba como conductor de autobús urbano y sabía que sólo había que extender un tramo su misma línea, la del 47, para llegar a Torre Baró. Pero la respuesta fue siempre la misma, era imposible que un autobús subiera esas cuestas infames. Además "quién va a querer coger un autobús para subir allá arriba" le cuestiona a Manolo un concejal. A lo que él responde cargado con todo el sentido común del mundo: "los mismos que han bajado por la mañana a trabajar y a comprar". Ni con la llegada de la democracia lo consiguió.

Así que después de muchos años de esfuerzos baldíos, en 1978 Manuel Vital pasó a la acción, decidió demostrar que el autobús podía subir la montaña, retorcerse por aquellas estrechas calles llenas de boquetes y llegar hasta el barrio que había construido con sus manos y sus vecinos. El 7 de Mayo secuestró su propio autobús de la línea 47 y lo condujo colina arriba hasta Torre Baró. Así consta en la prensa de la época. 
“El 7 de mayo de 1978, Manuel Vital, un conductor de Transportes de Barcelona y líder sindicalista, en su doble condición de vecino de una zona olvidada, secuestró un autobús articulado de la línea 47 para demostrar que el transporte público que reclamaba Torre Baró podía llegar a través del único acceso que tenía el barrio."
Foto histórica del secuestro del autobús 47

Manolo Vital (interpretado magistralmente por Eduard Fernández) fue militante en la clandestinidad del PSUC y de CCOO. Como líder vecinal encabezó muchas protestas respondidas con contundencia por las fuerzas de orden público; pero siempre tuvo claros sus derechos como ciudadano de Barcelona. La película no lo muestra, pero en 1969, con el sello de CCOO, repartió una octavilla en el barrio por lo que también fue llevado a juicio ante el tenebroso Tribunal de Orden Público. La octavilla solo era una reflexión.
“¿Por qué se preocupan de nosotros para vigilarnos y no se preocupan de que tengamos alcantarillado, agua en las fuentes, dispensario, farmacia, pavimento, etc., etc.?”.
Uno de los momentos más dramáticos de la película es cuando se produce un incendio en una casa del barrio y los bomberos se quedan a mitad de camino aduciendo que no pueden continuar por aquel camino de cabras. Sin embargo poco tiempo después pudieron constatar con amargura que los bomberos de la época no subían a Torre Baró en caso de incendio, pero sí podían hacerlo si la autoridad les ordenaba descolgar una bandera roja con la hoz y el martillo que ondeaba en un poste eléctrico.





Manolo Vital fue el padre fundador y presidente durante muchos años de la Asociación de Vecinos de Torre Baró, Vallbona y Trinitat, origen del potente movimiento vecinal de Nou Barris. Con el tiempo, en 1977, pasó de agitador y villano para las instituciones a héroe reformista, recibiendo la Medalla de Honor del Ayuntamiento de Barcelona. Incluso Pascual Maragall, siendo ya alcalde, llegó a vivir unos días en la casa de Manolo, "el rojo que se casó con un monja". Porque no hay que olvidar a su mujer Carme Vila, también extraordinariamente interpretada por Clara Segura. Una monja y catalana que no hacía remilgos con aquellos "charnegos" y siempre estuvo a su servicio como educadora y asistente social. 




Clara Segura y Eduard Fernández aportan veracidad y dramatismo a sus personajes; lo mismo que un buen grupo de secundarios encabezados por Salva Reina como el insolente colega de Manolo y David Verdaguer como el concejal bien queda.

La película captura de manera vívida la situación social del barrio, centrándose en las precarias condiciones de vida de sus personajes; pero no afronta las tensiones sociopolíticas de esa Barcelona que emergía ignorando a los trabajadores que la estaban levantando. Así lo explicaba el director en su presentación: “la película es un homenaje a la clase obrera y a los hombres y mujeres que construyeron nuestras ciudades no solo físicamente sino también culturalmente”.

En la pantalla se reproducen los hechos históricos pero desde un punto de vista íntimo, de las personas. La Guardia Civil aparece amenazante y llega a tirar alguna chabola, pero poco más. En el Ayuntamiento por su parte, ya se sabe, a dar largas. No hay mucha mas crítica. Esto es quizás lo más decepcionante, que se hurta la militancia del protagonista y el retrato político-social de la época. Aunque no por ello la película desmerece. La subida de Manolo con su autobús articulado se convierte en una epopeya y la película en un viaje sentimental a una época en la que había que atarse los machos. Así se explica que al concluir la proyección todos en la sala nos pusiésemos a aplaudir. Para celebrar el éxito de la solidaridad y la resiliencia de los nadie.