lunes, 14 de octubre de 2024

TOP BOY - creador RONAN BENNETT






"Top Boy" es una joya.
El retrato que hace de un suburbio de Londres es brutal y sórdido, pero es que -además- su seña de identidad son los personajes, intensamente cotidianos, de carne y hueso.

La acción transcurre en el suburbio ficticio de Summerhouse, en el extrarradio de Londres, un barrio de aluvión donde se hacinan todo tipo de inmigrantes (caribeños, chinos, africanos, árabes,...) en medio de la pobreza y la falta de oportunidades.

Dushane (Ashley Anthony Walters) y Sully (Kane Robinson) son dos jóvenes de ascendencia jamaicana que fueron amigos íntimos en la infancia, pero sus derroteros los han llevado a enfrentarse para ver quien es el Número Uno, el Top Boy de su deprimido barrio. Sólo uno puede ascender hasta la cima y reinar sobre Summerhouse... aunque solo queden cenizas sobre las que gobernar. 

Top Boy se compone de 5 temporadas que han tenido un camino bastante accidentado. Las dos primeras se emitieron en Channel 4 en 2011 y 2013 respectivamente. Tuvo buena crítica y público fiel, pero fue cancelada. Sin embargo el rapero canadiense Drake era tan fan de la serie que movió todos los hilos posibles hasta que Netflix la retomó, con él como productor ejecutivo. Esas dos primeras temporadas son conocidas como Top Boy: Summerhouse, mientras que Netflix presenta su continuación como T1, T2 y T3. Hay que reconocer que con Netflix subió el nivel, la representación del "gueto" resulta menos estereotipada, aumenta el papel de las mujeres y hay una humanidad más palpable en el drama. 



Así que la T1 de Netflix comienza con los cabecillas fuera de Summerhouse. El tiempo en que manejaban el cotarro a su antojo ya es pasado. Ahora Dushane está huido malviviendo en Jamaica mientras que Sully está en prisión, tratando de mantenerse íntegro ante su inminente liberación. Cuando ambos vuelven a las calles de su barrio con sed de poder y dinero, se encuentran con competencia. El hueco dejado por la vieja guardia lo está aprovechando Jamie, un joven e implacable traficante que está dando forma a una nueva banda.

Top Boy ha sido comparada con el clásico The Wire, de David Simon, por el retrato seco y a pie de calle de todo un ecosistema de drogas, corrupción y crimen. En el clásico de Simon el centro de atención eran las escuchas de la policía y una corrupción que afectaba a barrios enteros, políticos y policías de la ciudad de Baltimore. En el caso de Top Boy también se dibujan los trapicheos y los problemas de las líneas de abastecimiento (hasta hay una ramificación con España donde aparece Hugo Silva). La diferencia es que en Top Boy apenas hay policía, el drama se concentra en las bandas y las gentes del barrio.



El relato es de un realismo doloroso, sin un ápice de artificio. La cámara sale desnuda a la calle para atrapar la feroz realidad de este barrio deprimido y en manos de las bandas. Aunque no esperes encontrar allí glamurosas mafias, cochazos y trajeados matones. En Summerhouse todo se orienta a la urgencia de sobrevivir y salir de la pobreza. Su creador, Ronan Bennett no hace concesiones; no importa que sean niños, mujeres embarazadas o jovencitos de color con grandes notas en el colegio. Si todo tiene que salir mal, saldrá mal, y ver la serie puede suponer salir herido por lo verosímil y convincente del relato.

Hay madres honradas que se matan a trabajar para poder ofrecer un futuro a sus hijos. Hay jóvenes buscándose la vida y personas sin papeles que hacen cualquier cosa para sobrevivir. De todo eso se aprovechan las bandas para mantener activa su guerra por el "territorio" y su máquina de triturar personas. Lo cual no es mucho peor que el "sistema" que los obliga a vivir bajo la amenaza de la policía de inmigración. Ronan Bennett también cuenta con pasión estas pequeñas subtramas, como por ejemplo cuando la policía saca a rastras a una mujer de su casa por no tener pasaporte. Nadie tiene en cuenta que cuando la trajeron a Inglaterra era un bebé y entonces no lo exigía el gobierno. De ahí que en el apoteósico final se entrelacen el ajuste definitivo de cuentas entre los dos cabecillas y la explosión social de las gentes del barrio incendiando coches de policía y destruyendo propiedades. 

Little Simz en el papel de Shelley


La rapera Little Simz interpreta a una esteticista del barrio y ella misma creció no muy lejos de Hackney, lugar donde se supone que se desarrolla la trama. En una entrevista en The Guardian avalaba el naturalismo de la serie: "He presenciado de primera mano cada historia que se cuenta en la serie. Incluso conozco en la vida real al personaje que interpreto. Es algo muy cercano a mi hogar".

La serie es apasionante. Desde el minuto uno sabe lo que quiere, retratar visceralmente a las pandillas y su caldo de cultivo sin olvidar las relaciones familiares que las atraviesan. El deseo de poder y estatus son temas centrales, pero ni más ni menos que el interés que muestra por la situación social y familiar de estos barrios abandonados a su suerte. Aquí se palpan problemas tan acuciantes como la alienación por estar sin papeles o sin trabajo, la pobreza persistente, la adicción a las drogas, la salud mental o el ser madre soltera.




Las líneas narrativas abarcan múltiples personajes, todos complejos y cotidianos, que sobreviven como pueden en medio de la violencia y el drama familiar. Niños, limpiadoras, peluqueras, asistentes sociales y ricachonas forrándose con la miseria de los desfavorecidos. La serie les dedica tiempo todos. Tiempo para revelar los lazos emocionales y psicológicos que los mantiene conectados. Sorprende ver al violento Sully actuar con suma ternura con su exmujer mientras intenta retomar la relación con su hija. También hay tiempo para recorrer las circunstancias del bondadoso niño Ats, que lo llevan a convertirse en camello y verse en el centro de un enredo mortal. Y por supuesto hay tiempo para profundizar en la relación entre Dushane y Sully o para mostrar cómo el líder emergente, Jamie, protege a sus dos hermanos pequeños, manteniéndolos lejos de la mierda y centrados en sus estudios. ¡Si hasta asiste a las reuniones del colegio con el tutor de su hermano Stefan!




La serie cuenta el día a día de unos personajes por los que se llega a sentir empatía merced a su voluntad de abrirse paso en la vida mientras potencian sus lazos familiares. Dushane, Sully, Jamie o Jaq son unos bastardos despiadados y reprobables, pero en tu corazoncito esperas que consigan una vida mejor. Hacia el final Sully le confiesa a su compañero y enemigo: "Si no somos monstruos, somos comida. Y yo nunca podría ser comida".






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Los dos protagonistas ya eran unos reconocidos raperos: a Dushane lo interpreta Ashley  Walters conocido como "Asher D" y a Sully le pone el careto Kane Robinson, más conocido como "Kano". 
T1  4  episodios  2011
T2  4  episodios  2013
T3 10 episodios  2019
T4  8  episodios  2022
T5  6  episodios  2023

viernes, 11 de octubre de 2024

JOKER: FOLIE à Deux - de Todd Phillips

EEUU, 2024


Hemos ido un buen grupo al cine y a la salida ha habido opiniones para todos los gustos. Uno no ha entendido nada, otro se ha llevado un fiasco porque dice que esto no tiene nada que ver con Batman, otro ha creído ver una comedia musical en la que un hombre soñaba con triunfar. A mí la película me ha interesado enormemente porque refleja el sufrimiento y las contradicciones de un ser humano además del espíritu de estos tiempos. Una película sólida y arriesgada.

Incluso se puede decir que el fracaso comercial de la cinta también es un reflejo de este tiempo. Vivimos una época de vocerío y trincheras ideológicas, donde el pensamiento no tiene más profundidad que un tweet y cada vez más millones de personas abandonan la empatía y la reflexión para abrazar simples y burdas consignas como las que lanza la extrema derecha. Así le ocurre a este Arthur Fleck, todos quieren empujarle a un papel -el del Joker- que satisface a los manipuladores -público y prensa sobre todo- pero que se olvidan de quien es de verdad Arthur y cuáles son sus problemas.

La primera película de Todd Phillips se planteaba bucear en los orígenes y la psicología del Joker como archienemigo de Batman. Incluso volvía a presentarnos de nuevo el asesinato del padre de Bruce Wayne por parte de un payaso enmascarado. Pero ya ese primer libreto desviaba el foco desde la aventura superheroica hacia a la salud mental del personaje y su invisibilidad para una sociedad corrupta y feroz. Esta segunda película avanza definitivamente por ese derrotero y ya nada tiene que ver con el Joker de Batman. Es una película sobre Arthur Fleck, un ser devastado psicológicamente en esta Gothan inhóspita y asilvestrada en que se está convirtiendo el mundo. De ahí que muchos forofos de Batman hayan acabado odiando la película. 



Esta secuela podría haber retomado el clímax con que concluyó la anterior, cuando Gothan se hundía en el caos y hubiera aclamado fácilmente a un líder furioso y enajenado. Pero el director y guionista ha preferido sumergirse en el caos mental de Arthur Fleck y en la tóxica sociedad que lo rodea. 
Por eso califico la apuesta de arriesgada y valiente. 
Su guión se mete en un glorioso berenjenal lleno de paradojas, sutilezas y contradicciones como las que pululan por el mismísimo coco de Fleck.

Me atrevo a decir que toda la película es el reverso de una de las mejores escenas de la película precedente, cuando Arthur huye del metro después de asesinar a tres brokers chulescos y se esconde en unos váteres públicos. Allí se para, la cabeza le da vueltas, pero poco a poco coge aire y sus pies empiezan a trazar unos pasos de baile que le ayudan a reafirmarse. Finalmente se yergue ante el sórdido espejo abriendo los brazos y presentándose al mundo: aquí estoy. Arthur se siente liberado de sus miedos y opresiones gracias a un acto de violencia. Lo acepta. Será el Joker. Explorará la creación de un nuevo orden a través del caos. Rasgará las costuras del sistema; pero si Bruce Wayne siempre vive atormentado por su rol como superhéroe, Arthur Fleck no va a ser menos. Aquella imagen con los brazos abiertos, como presentándose ante un auditórium, da paso en esta secuela a un ser con los brazos caídos y una duda que lo corroe, ¿podría ser el Joker?



Creo que todos los números musicales son en realidad ensoñaciones, donde se ve feliz y triunfante caracterizado como el Joker. En esa burbuja luminosa es libre y famoso y lo demuestra cantando y bailando junto a su inesperada pareja Harley Quinn (Lady Gaga). Pero cuando se apagan los focos allí sólo queda el anodino Arthur Fleck. Esa es la cruda realidad que muestra la película, la de un ser enfermo y atormentado al que la sociedad y sus servicios sociales han abandonado a su suerte... aunque encontró el éxito social gracias a su burlesca máscara... que no es más apariencia. Ahí es donde está el corazón de esta película. Y es un corazón neta y amargamente dramático. 



La película comienza con un corto de dibujos animados donde el Joker pelea con su sombra. Ésta quiere triunfar y ser reconocida a toda costa, incluso deshaciéndose de Arthur. Pero tras provocar el caos y sentirse acorralada por la policía vuelve a convertirse en simple sombra, dejando que sea Arthur el que pague el pato. 
Esa metáfora se extiende a la película. 
En la cinta original Arthur se convirtió en un icono involuntario. Una sombra enmascarada lo cubrió con su carisma y ahora -en esta secuela- la gente no hace más que empujarlo para que se convierta en el Joker. Hasta los policías de la cárcel quieren escuchar sus absurdos chistes y asistir a sus locuras. También el público y la prensa están ávidos por presenciar algunas de sus furiosas actuaciones. Quieren verle romper las reglas y provocar desórdenes hasta reventar el sistema. La propia Harley Quinn, una rica licenciada en psicología, no es ajena a esta postura, empujándolo hacia la enajenación y la anarquía. "Eres el Joker -le dice- puedes hacer lo que te dé la gana".

Me he acordado entonces de esas chicas que se enamoran de asesinos encarcelados y les escriben cartas apasionadas. También de las redes sociales y ese postureo enfermizo que ha llegado a provocar muertes.  




Aquí no hay fantasía. No hay héroes ni, por supuesto, un archivillano. Solo un tipo disfuncional en un mundo todavía mucho más disfuncional donde prima la algarada, el espectáculo y la prensa (otro espectáculo más). Así que todo el mundo (policías, periodistas, público...y nosotros los espectadores) espera al Joker, pero el pobre Arthur Fleck no sabe dónde está. La película recorre perfectamente esta paradoja. Hay muchos primeros planos con el rostro de Fleck arrugado como una interrogación. El Joker no existe llega a decir. También, el Joker soy yo. La película bucea con soltura en esa contradicción. 


Nota.- Al igual que en la anterior, Joaquin Phoenix está realmente im-presionante.

miércoles, 2 de octubre de 2024

LA MUERTE en SUS MANOS - de Ottessa Moshfegh


Este es el primer libro que leo de esta autora y la información que me llevó hasta ella hablaba del "toque Moshfegh".
Tengo que reconocer que una vez leído el libro no sé identificar ese toque. Esperaba una singularidad en el asunto o una extravagancia en la forma de desarrollarlo. O quizás la aparición de un personaje estrambótico o la utilización de unos diálogos mordaces o un lenguaje especialmente punzante. No encuentro nada de ello, lo cual no inhabilita a la novela. Está muy bien escrita y a pesar de disponer de un único personaje y una trama esencialmente mental, la narración resulta siempre inquietante y nunca deja de avanzar.

Hay que reconocer que el comienzo es muy original y sirve para que, desde ahí, la protagonista abra una especie de caja de Pandora de donde saldrá tanto su visión del microcosmos donde vive, como su remembranza de una vida pasada que ahora es capaz de reconocer como cautiva y sojuzgada. 
Pero vayamos al grano.

Vesta Gul es una jubilada que, una vez muerto su marido, se traslada a vivir con su perro Charlie a una cabaña aislada junto a un bosque. En uno de sus largos paseos encuentra una nota sobre un aparente asesinato. Está manuscrita y dice: “Se llamaba Magda. Nadie sabrá nunca quién la mató. No fui yo. Este es su cadáver”. Pero allí no hay nada.
"Era la única persona que caminaba por el bosque de abedules a diario. Los vecinos estaban lo bastante lejos para tener su propio bosque de abedules, sus propios senderos. ¿Y por qué vendría nadie hasta aquí arriba solo para andar por mi sendero? ¿Por qué habría venido Blake si no era por mí? No había error. La nota era una carta. ¿Quién si no yo la habría encontrado? Me habían elegido. Bien podría haberla dirigido a mí. ´Querida Vesta: te he estado observando...´"

En medio de su soledad Vesta acaba obsesionándose con Magda. ¿Fue realmente asesinada? ¿De qué manera? ¿Por qué no aparece su cuerpo? ¿Quién era? ¿Cómo vivió?. Quizás todo tenga una explicación banal o quizás esconda una causa siniestra. De todos modos Vesta se obcecará en descubrir el misterio. 

Dicho esto ¿merece la pena leer esta novela? Por supuesto que sí. Se trata de una obra muy estimable a caballo entre la novela negra y la metaficción. Nos habla de cómo construimos la realidad y cómo nos construimos y deconstruimos a nosotros mismos recomponiendo los ladrillos de nuestros recuerdos. También trata de la soledad y la muerte. 
"La vida era robusta. Era testaruda. La vida arruinaba demasiadas cosas. Había que sacársela a golpes del cuerpo. Hasta la más mínima semilla de la vida, un óvulo fertilizado, había que pagarla: un experto, una máquina y una aspiradora industrial por lo que había oído. La vida era persistente. Allí estaba todos los días. Me despertaba todas las mañanas. Era ruidosa y chillona. Una matona. Una cantante de sala de fiestas con un vestido chabacano de lentejuelas. Un camión fuera de control. Un martillo neumático. Un incendio forestal. Una úlcera bucal. La muerte era distinta. Era tierna, un misterio. ¿Qué era, siquiera? ¿Por qué tenía que morirse nadie? Walter, los judíos, tantos niños inocentes... Perdí el hilo de mi pensamiento. ¿Cómo seguía la gente con su vida como si la muerte no les rodease? Había teorías, cielo, infierno y así, pero ¿sabía alguien la verdad? ¿Había una respuesta? Qué injusto parecía mandar a los vivos a la muerte, a lo desconocido, qué frío. Blake debe de haber entendido también la tragedia que era. Allí estaba, en sus palabras: Nadie sabrá nunca quién la mató."
Para iniciar sus especulaciones, Vesta acude a la biblioteca pública y busca en internet; pero lo que encuentra accidentalmente es un cuestionario para crear perfiles de personajes en una página sobre "Los Mejores Consejos para los Escritores de Novelas de Misterio". Ya sabes, cosas como hay que determinar su edad y su carácter, cómo se gana la vida, quienes son sus amigos, etc. Si admitimos que la nota la escribió un temeroso joven, Magda también sería una adolescente y por tanto se tenían que conocer. La desaparición no ha provocado denuncias, luego vivía sola. Quizás en un sótano alquilado, ¿a quién?. Lo más seguro es que fuera inmigrante. Etc. Siguiendo esa plantilla la mujer elucubrará una identidad completa para Magda. Toda una vida inventada para resolver un enigma en el que todo encaje. Lo sorprendente es que algunas circunstancias, y hasta algunos nombres imaginados, empieza a encontrarlos en la vida real.   



Uno de los aspectos más jocosos es que a pesar de despreciar estas recetas para escritores, "como esperaba, las sugerencias eran todas preceptivas, sin dejar lugar a la inspiración, a la verdadera creatividad, a la verdadera diversión"; la narradora sigue la plantilla a rajatabla. Pura deconstrucción. 

Los consejos son de lo más variopinto: 
"Leer muchas novelas de misterio es esencial. Aquel me pareció un consejo ridículo".
"Delimita exactamente cómo se cometió el crimen. Imagínate todos los detalles. Era ridículo. Si pudiese delimitar exactamente cómo se había cometido el crimen no habría necesidad de resolver el misterio".
"Crea un mundo tridimensional. tus personajes deberían tener vidas más allá de la situación particular. Puedes usar la plantilla para escribir los perfiles de los personajes y empezar a darles vida."

Pero la vida que mejor conoce Vesta es la suya propia, así que sus divagaciones acaban remitiéndola a su pasado que le va revelando quién ha sido ella de verdad.  
"Las películas de Agatha Christie sí le gustaban, sin embargo. Le parecían satisfactorias, creo, porque siempre podía hacerse el listo conmigo cuando las veíamos juntos. Traía a casa vídeos de la biblioteca de la universidad.
     ⏤Son historias muy predecibles, ¿no lo ves? Las puedo resolver. El asesino es siempre la persona descentrada.
     Hablaba así y yo sabía lo que quería decir: no tenía al asesino delante de la cara, pero sí la alcance de la mano. Siempre veía la respuesta con la misma claridad que Walter, claro, pero a él tener razón le daba muchísimo gusto. Le encantaba sentirse brillante. Yo tenía que asentir, dejar que me eclipsara para seguir tranquila, pero sabía que yo también era espabilada. No era experta en nada. pero era muy capaz.
     Usa la imaginación, Vesta me decía cuando me veía descontenta. Nada es tan grave. Alégrate, por favor.
     Le gustaba decirme que yo era la causa de mi propio sufrimiento, que yo elegía creer que mi vida era limitada, aburrida."
Vivir en soledad y afrontar el misterio de un posible crimen la acaba situando en el camino de una especie de liberación. Ahora es capaz de reconocer la cobardía que le ha venido frenando durante toda su vida, "una vida entera de aburrimiento en Monlith, mis sueños frustrados, mi pasión despilfarrada"; pero sin olvidar al sibilino muñidor de ese fracaso: "Pensé en Walter, en sus caricias asquerosamente dulces. Incluso cuando quería ser tierno, era condescendiente y controlador."



El juego de investigar un crimen se acaba convirtiendo en una indagación sobre sí misma y su insatisfactorio pasado. Además, la historia que va conjeturando sobre Magda no tarda en establecer paralelismos con la suya propia. Qué pasaría si muriese ahora, quién encontraría su cadáver en aquella cabaña solitaria.

La obra tiene dos aspectos muy originales. Uno, que se basa en una escueta nota pero con una capacidad enorme para generar todo un universo de especulaciones. Y dos, que su desarrollo ocurre íntegramente en la mente de la protagonista, eso a lo que alude constantemente como su espacio mental: "Era como si alguien me hubiese estado pasando las respuestas, alguien en mi espacio mental me había estado diciendo qué escribir, con tanta claridad como si fuesen mis propios pensamientos". Esto reviste a la historia de un aire de irrealidad que se hace definitivamente patente en dos escenas. Cuando Vesta visita la granja de sus vecinos y los encuentra extrañamente reticentes a ayudarla, hasta que acaban confesándole que preparan una fiesta temática sobre la muerte (¡!) ya que la esposa tiene cáncer. En la otra escena Vesta coloca una nota suya en el mismo lugar pidiendo más pistas descubriendo pocas horas después que la nota ya no está... aunque sí permanecen las piedras negras que la sujetaban y que ahora forman una B. Excitada acude a la biblioteca donde se tropieza con un libro de William Blake en el suelo... abierto por un poema que a Vesta le parece una respuesta. 

Esta irrealidad o poca disciplina mental la llega a reconocer la protagonista en uno de sus diálogos con su marido fallecido.
"Si Walter estuviera aquí, sabría qué hacer con la nota. Tendría una teoría, fija y finita, sin ninguna cláusula vacilante, sin dudas, sin pánico. Me encantaba lo seguro que estaba Walter de las cosas. Echaba eso de menos. No siempre estábamos de acuerdo, pero me parecía que la confianza y la convicción podía convertir una respuesta equivocada en una correcta.
Usa la lógica, Vesta  me decía cuando expresaba alguna de mis opiniones floridas. Es esto o aquello. Decídete y sigue adelante. Te pasas mucho jugando con el pensamiento como si fuese una caja de arena. Todo se te cuela entre los dedos, no tienen nada sólido a lo que agarrarte."
Me parece que esta imagen de una caja de arena que se escapa entre los dedos es la mejor metáfora de esta novela.



La situación actual de Vesta es la de una mujer sola y ya liberada de ancestrales ataduras y convencionalismos; lo que le permite ajustar las cuentas con su matrimonio y su vida pasada de un modo nada complaciente.
"Había creído que era vieja. Ya no había posibilidad de éxtasis. Lo único que me quedaba era el contento y la ecuanimidad, eso creía. Culpaba a Walter por hacerme pensar en todo aquello. Era él el que no era capaz de extasiarse, al que le deban muchísimo miedo la alegría y la libertad. Él eligió la casa de Monlith, lejos del mundo, un casería perdido en medio de hectáreas vacías con hierba que no servía para nada, ni siquiera para que pacieran las vacas. Tierra seca. Digitarias. Siempre aquel zumbido constante de algún insecto feo escondido entre las hojas. Ni siquiera hacía pícnics allí fuera. Walter no me dejaba. Era como si hubiese sido mi captor. Había sido una rehén todo aquel tiempo, pensé. Ahora me liberaría. Me dejaría llevar."
La autora ha reconocido que esta es “una historia de soledad”. Cabría añadir que también de liberación... y de muerte. Moshfegh ha creado un universo fantasmagórico lleno de misterio y soledad que es donde -según ella- "realmente somos nosotros". Un aislamiento que parece el signo paradójico de estos tiempos hiperconectados.

La autora nos hace acompañar a la protagonista hasta el mismísimo borde de su precipicio mental y nos obliga a escucharla. Me llama la atención cómo consigue mantener la tensión con un personaje tan pusilánime: se dejó mangonear por su marido, siempre prefirió la seguridad... Pero creo que Ottessa Moshfegh nos da la clave cuando en una entrevista consideraba a Vesta "coautora" de la novela. Como le ocurre a su protagonista, para Moshfegh la escritura fue una investigación también, en torno al personaje.
"Cada día me ponía como objetivo escribir mil palabras. Nada más. Y cada día iba descubriendo algo nuevo de Vesta, que era la que me ha ido guiando para ir dando forma a su historia; me iba marcando hacia dónde ir y me hacía preguntarme, incluso, a mí misma para ir avanzando, como si tuviera un espejo detrás de la pantalla del ordenador."
La estructura de esta historia tan poco convencional, una mujer sola y aislada frente a un misterio que se desarrolla únicamente en su mente, hasta provocar una vía de escape que la permite liberarse; me recuerda a la estupenda novela de Sara MesaUn amor. Ambas protagonistas afrontan una dolorosa pugna que las acabará liberando. 










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Ottessa Moshfegh (Boston, 1981) es una escritora norteamericana, hija de madre croata y padre iraní. Siempre ha cultivado una literatura diferente y arriesgada, con personajes aislados que se asoman a su abismo interior. "No quiero vivir siempre de personajes que viven aislados, pero me gusta porque así me sirven de narradores y me dan esa libertad de poder ir descubriendo el mundo que les rodea a medida que voy conociendo también su propia personalidad".
Se estrenó con éxito en 2016 gracias a su novela "Mi nombre era Eileen" que recibió el Premio PEN/Hemingway al mejor debut literario de ese año. Con su siguiente obra, en 2019, causó un enorme revuelo: "Mi año de descanso y relajación", una novela corrosiva donde propone bajar las persianas, meterse bajo las sábanas y cultivarse a sí misma al calor de la apatía. Ha publicado una novela más, Lapvona (2023) y una colección de sus mejores cuentos, Nostalgia de otro mundo (2022).
   

domingo, 15 de septiembre de 2024

LA CHICA de LA MALETA - de Ángeles Mora


E. Hopper - "Habitación de hotel" - 1931



















 

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
no tomé el desayuno, no he leído el periódico,
no me metí en la ducha después de la gimnasia
(esta oscura mañana no quise hacer gimnasia),
no subí la persiana para asomarme al cielo
ni he mirado en la agenda las promesas del día.
Esta dura mañana con su duro castigo
he roto algunas cosas que mucho me quisieron
y salvé algunas otras porque duele mirarlas.
Me estoy haciendo daño esta mañana fría,
quisiera destruirme sin salir de la cama
o encontrar la manera de dormir un momento.



Cuando menos lo esperas, suele decir la gente,
la sorpresa aparece con sus dientes de anís.
Cuando menos lo esperas, si te fijas un poco,
verás que el aire lleva gaviotas y mensajes...
mas ya no van conmigo esos viejos asuntos.
El aire arrastra lluvias y tristezas heridas
y yo no quiero verlo cruzar como un bandido
tan guapo y tan azules sus ojos venenosos.



Esta fría mañana tan cerca de diciembre
cuando rozan los árboles de puntillas las nubes
junto a tanta miseria, tan helada ternura,
yo dejo mi impotencia, mi personal naufragio
entre estos blancos pliegues olvidado...
Aunque mi cuerpo caiga doblemente desnudo
en ese traje roto que luego es un poema.
Aunque otro sueño baje su luz por la almohada
y ya no te despierte mi voz en el jardín.







Poema perteneciente al libro 
"La guerra de los treinta años"













Desde el primer verso se vislumbra un naufragio. 
La maleta sólo aparece en el título, pero 
condiciona todo el territorio del poema 
que está ahíto de los signos de una partida. 
"Esta dura mañana con su duro castigo" nos avisa 
de que se abre un tiempo inhóspito, de alejamiento, de pérdida.
En la primera estrofa se verifican las cotidianas rupturas,
  “No tomé”, “no he leído”, “no subí”, “ni he mirado”.
En la segunda se da cuenta del aire gélido que roba ("bandido") la vida.
Y en la última estrofa aparece ya el cuerpo del "personal naufragio",
que surge de entre las sábanas de una ternura ya pretérita ("helada")
para depositarse en otros "blancos pliegues", los de las páginas
de un poema donde yacerá ("traje roto") el dolor de la ausencia. 

domingo, 4 de agosto de 2024

EL DEPARTAMENTO de LA VERDAD - de James Tynion IV y M. Simmonds




Las redes sociales han acabado siendo un invento del diablo. 
Aparte de su innegable capacidad para comunicarnos de forma fácil e instantánea se han convertido en un indeseado altavoz para feroces odiadores y todo tipo de teorías conspiranoicas, incluidos mensajes mesiánicos, salvapatrias e ideas peregrinas de toda índole que antes no superaban la marginalidad; mientras que ahora -en ocasiones- ocupan el centro del debate social. Las teorías conspirativas siempre han existido pero parece que, tras la pandemia de la COVID, su impacto en la población ha aumentado. Ya no se trata de grupúsculos de ignorantes que sucumben a las más absurdas teorías sin base alguna; sino de verdaderas hordas que con su estrépito intentan amortiguar el verdadero pensamiento. La proliferación de grupos de extrema derecha, la comunidad QAnon y herramientas como los bots y la web profunda les hacen soñar con imponer su estrafalario relato.

Y es que la realidad puede llegar a ser caótica y azarosa por lo que para algunos es más fácil aceptar una teoría de la conspiración simple y quimérica que les evite la complejidad e incertidumbre que rige la vida. Las personas pueden ser propensas a creer estas teorías por tener un sentimiento de antagonismo y superioridad hacia los demás y estar en un estado de sospecha permanente sobre quién mueve los hilos, a lo que se suma nuestra necesidad neurológica de imponer una estructura al mundo. El miedo a perder el control sobre nuestras vidas y un mal uso de nuestra capacidad de reconocer pautas nos vuelve más suceptibles a ideologías conspirativas. Además, paradójicamente, nuestra era de la información ha derivado en una "sociedad de la ignorancia" donde la tecnología parece haber acelerado la expansión de bulos y teorías falaces. 

Esto viene a cuento del tema de este cómic que bucea en los oscuros océanos de las conspiraciones, el estado profundo, la desinformación y la imposición de narrativas.
Uff.
-"Por qué creen eso según tú?
-Siempre...siempre es sobre el control. Eso es lo que creo.
Es un deseo de rechazar los aspectos de la vida que son demasiado complicados y abstractos. Y de construir una realidad más cómoda que puedan comprender.
Más que eso...es la sensación de...que si tienen razón, y si saben la verdad que ha permanecido oculta todo ese tiempo...Bueno, entonces son héroes ¿no es así?"

Este universo de creencias supone para muchos la Revelación Final. Asuntos como el terraplanismo, los antivacunas y la inoculación de microchips, el 5G, los reptilianos, el homosexualismo ideológico, la teoría del gran reemplazo, los negacionistas del cambio climático y tantos otros no sólo entretienen al personal, sino que les hace sentirse especiales por conocer una VERDAD (ficticia) que a los demás se nos escapa.

Para articular su cómic, el guionista Tynion IV plantea la existencia en EEUU de una agencia de seguridad ultrasecreta denominada El Departamento de la Verdad. Su objetivo, garantizar que las ideas conspiranoicas no invadan la realidad. Y aquí entra en juego el otro motor del espectáculo, el Tulpa, un concepto procedente del misticismo budista que identifica a un ser, objeto o creencia que logra tomar cuerpo a través de poderes mentales o espirituales. O sea que si un número suficientemente grande de personas llegan a creer a pies juntillas una teoría (el terraplanismo, el Bigfoot, el 5G, etc), ésta se puede convertir en realidad. Dicho de otro modo, si según Berger y Luckman la realidad es un constructo social, una mayoría suficiente de creyentes puede implementar una realidad alternativa. Así se lo explica, en el número 17 de este cómic, un asesor al presidente Nixon.
-Necesitamos una imagen nuestra plantando la bandera norteamericana en la luna, y esa imagen necesita sentirse tan clara y tan real que todo el mundo la crea.
  Entonces lo que empezó como una mentira dejará de ser mentira. Habrá un hombre en la luna, el Apolo 11 nos llevará ahí. Todas las matemáticas que no pudieron descifrase serán retroactivamente descifradas. La mentira se convertirá en verdad.

Así es. Por falaces que sean esas teorías, a veces afectan a la realidad. La teoría del "reemplazo" empujó a un joven de 21 años a ejecutar la matanza de El Paso, Texas, en agosto de 2019. 22 personas murieron por su defensa del supremacismo blanco frente a los latinos. O también en la teoría del pizzagate, que derivó en que un hombre armado irrumpiese disparando en una pizzería de Washington, en diciembre de 2.016, porque pretendía liberar a los supuestos esclavos sexuales menores de edad que Hillary Clinton y sus secuaces escondían en los sótanos. Por absurdo que parezca hace solo unos meses, el 28 de noviembre de 2023, el nuevo mesías de la desinformación, Elon Musk, reactivó la teoría con un tweet aberrante sobre un experto que quería desenmascarar la conspiración y fue encarcelado por poseer imágenes que mostraban abusos sexuales a menores. Un bulo sobre un bulo. El mismo candidato Trump se apunta a cualquier quimera, por falsa que sea, con tal que le ayude a enardecer a sus masas y conseguir el poder.
 
Todo este conjunto de ideas nos indica que tenemos entre manos una narración adulta y compleja, con evidentes trazos políticos y conspiranoicos. Una reflexión muy particular sobre nuestra realidad, la manipulación y el poder de las historias... hasta tal punto que, en ocasiones, logra situarte al borde de un auténtico precipicio conceptual relacionado con la histeria colectiva, el autohipnotismo, la programación neurolinguística y el fanatismo ideológico. Así es como James Tynion IV, con la ayuda inapreciable de los lápices de Martin Simmonds, nos plantea un viaje hacia los confines de lo desconocido.



El recorrido lo haremos de la mano de Cole Turner, un joven agente del FBI que se dedica a estudiar a los grupos ultranacionalistas blancos en internet y su relación con las muchísimas teorías de la conspiración. Un día decide salir del despacho y presentarse en una conferencia de terraplanistas  para comprobar cómo funciona el cotarro. Allí es descubierto y presentado a los Boulet, unos ricachones que financian proyectos y webs extremistas que le invitan a sumarse a un largo viaje en avión que le acaba depositando en un lugar remoto y helado donde ¡un muro de hielo recorre el borde del mundo!.

Tras esta experiencia Cole será reclutado por el Departamento de la Verdad donde llevará a cabo (y nosotros con él) un formación teórica y de campo inimaginable. Penetraremos en teorías netamente políticas y norteamericanas como el asesinato de los Kennedy, los "actores de crisis" o el pizzagate; y también fantásticas, como el Bigfoot, las profecías de Mothman (el hombre polilla) o el famoso aeropuerto de Denver con su trazado de esvástica, sus murales sobre el apocalipsis y su gigantesco búnker secreto. 

Todo el relato está plagado de medias verdades y de historias que se solapan o imponen unas a otras. Frente al Departamento de la Verdad encontramos a la organización Sombrero Negro que, no sólo intenta implantar su verdad, sino que asegura que es el Departamento de la Verdad quien está manipulando la realidad a su conveniencia. 


La obra se compone de 4 volúmenes donde se reúnen los 22 números publicados hasta ahora. Los volúmenes I y II contienen un arco narrativo completo, desde la captación de Cole y sus primeras misiones, hasta sus contactos con Sombrero Negro y su descubrimiento de la más siniestra verdad. Este arco representa todo un itinerario de aprendizaje o, también, un descenso a los infiernos de Cole Porter; primero guiado por la agente Ruby y luego por el inicuo Hawk Harrison, el auténtico "conseguidor", el sicario encargado de mover los hilos. Pero Cole no es sólo un agente, está implicado personalmente al haber participado de niño en un experimento sociológico que introdujo en la realidad el pánico satánico, un tulpa que pretendía identificar a los demócratas con cultos satánicos y canibalismo que tenían lugar en las guarderías. El más famoso fue el del Parvulario Mcmartin que derivó en un interminable juicio.
"Hubo una década, una década entera, donde se creía que el país estaba abarrotado de cultos satánicos violando y asesinando niños. (...) Los niños hablaban de caerse por los retretes y aparecer en profundos túneles secretos bajo la escuela. Sobre ver a su maestro flotar en el aire (…) Ahora sabemos más. Sabemos que estaban sugestionando a los testigos. Sabemos que los niños estaban imitando lo que veían en las noticias y lo que oían en las preguntas que les hacían."
Estos dos álbumes me parecen redondos y creo que es donde habita la historia original; porque giran en torno al aprendizaje de Cole y porque están dibujados por Martin Simmonds logrando una compenetración entre fondo y forma realmente admirable. En cambio el Vol. 3 titulado Un país libre es ya una colección de relatos sueltos y autoconclusivos en torno al mismo tema, pero dibujados por distintos artistas. A los lápices hay gente tan buena como John D. Pearson, David Romero o Jorge Fornés y, por supuesto, las historias interesan ya que también están escritas por Tynion IV; pero aportan muy poco. 
La trama gira alrededor de sí misma sin avanzar. 

Uno de los relatos profundiza en la historia de Hawk, otro en el ascenso de Lee Harvey Oswald hasta la cúpula de mando del Departamento. Otro vuelve a los ovnis y hasta hay uno con el tema de Mothman que resulta repetitivo y menos profundo que el del Bigfoot, desarrollado anteriormente. Que se trata de un recopilación de relatos sueltos se hace evidente cuando comprobamos que agrupa los números 6, 7, 14, 15, 16 y 17 originales.

Me quedaría con el número 17, dibujado en plan clásico por Jorge Fornés, por el interés de lo que cuenta: la intrahistoria del propio Dpto. de la Verdad, primero relacionado con los documentos secretos incautados a Hitler y luego con la decisión de un presidente tan alevoso como Nixon de encargar la dirección del Departamento a un Lee Harvey Oswald que es todo un hallazgo.
"Los cadáveres de Adolf Hitler y Eva Braun fueron encontrados calcinados. Un agente americano de la OSS, infiltrado en el Ejército Rojo, descubrió una biblioteca secreta en el búnker, parcialmente quemado. La biblioteca contenía documentos históricos que databan del Sacro Imperio Romano, en el primer milenio d.C. Los documentos confirmaban los rumores que el alto mando nazi creía que el mundo era maleable por creencias intensas. Que si suficientes personas creen que algo es verdad, entonces se vuelve verdad. El mundo se reescribe a sí mismo por esa creencia."

Finalmente el Vol. 4, titulado El Ministerio de la Mentira, está centrado en el Departamento espejo en la Unión Soviética: Verdad frente a Mentira. Aunque todos sabemos que la realidad no suele ser blanca o negra. La Guerra Fría fue una lucha secreta y encarnizada en la que todos manipulaban cuanto podían. Pero aquello terminó cuando Cole sólo era un niño, mientras que ahora ha de hacer frente a las tentativas de Sombrero Negro por hacerse con sus servicios. Todo ello con el hándicap del monstruo que lo atormenta desde su infancia... y que su marido está siendo atraído, subrepticiamente,  a la siniestra organización del Sombrero Negro. 

Este volumen lo vuelve a dibujar Martin Simmonds con el mismo estilo y acierto; pero ya no es lo mismo. De hecho hay textos de viñetas repetitivos. Dicen que Tinion IV se ha tomado un descanso para volver con más casos. 
En cambio yo creo que lo mejor ya ha pasado.
Los dos volúmenes iniciales son un auténtico portento.





No dejaré de subrayar al acoplamiento tan íntimo que tienen guión y dibujo.
Martin Simmonds bebe de la escuela de Dave McKean y ese estilo rallado y distorsionado se adecúa perfectamente al misterio y secreto de lo narrado. Muchas viñetas semejan sombras o manchas, enfatizando lo confidencial del asunto, como esos documentos censurados por un rotulador. Las complejas composiciones de página, con multitud de viñetas abiertas y de doble página, nos traslada la amplitud y alcance del mundo conspiratorio.

Dada la envergadura de la trama, el cómic no puede eludir páginas completas dedicadas a la exposición de los orígenes y desarrollo de estas teorías. Pero no creo que aburran. Lo que cuentan tiene un interés palpitante: como esas carpetas que le llegan a un periodista (cap. 4. Los ojos en las paredes) con expedientes secretos firmados por un director del FBI fulminado. Allí se explican los movimientos del Estado profundo para poner y quitar presidentes de EEUU. Una invitación a ver desde otro prisma el asesinato de Kennedy y las presidencias de Reagan o de Obama. 

Otras exposiciones son más historiográficas y nos hablan del origen pagano de la humanidad que fue tamizado por el cristianismo y desembocó en sociedades secretas como los masones, rosacruces y Órdenes Herméticas como la Golden Down. Por supuesto no faltan referencias a Madame Blavatsky, Alisteir Crowley y hasta los sabios de los protocolos de Sión

Que Lee Harvey Oswald aparezca como jefazo del Departamento de la Verdad ya nos descoloca y su historia no es manca; pero yo me quedaría con el conseguidor Hawk Harrison, vaya tipo. Él es el verdadero mentor de Cole, el que le guía por los nueve círculos del infierno... hasta mostrarle una posible y arriesgada salida.



Hawk se llama a sí mismo "el hombre mágico". Lleva décadas moviendo los hilos entre las sombras para provocar lo que América necesita; porque al final se trata simplemente de eso, de poder.  Llegamos a leer "hay que anteponer el bien del país"; lo que quiere decir, hemos de ser los dueños del relato.
"Lo que digo es que todo está conectado con todo. Es un continuo de conocimiento y de símbolos con poder, y si te apoyas en ese poder puedes cambiar el mundo. Me llamo a mí mismo mago, pero soy más bien un sicario. Conozco la historia, conozco los símbolos y los uso para hacer mi trabajo." le dice Hawk a Cole.

Acabaremos conociendo bien a Hawk, un verdadero fontanero de las cloacas del estado; pero sin duda el personaje más sugerente y misterioso es "la dama escarlata". Oooh.
Ella es la amenaza que se esconde tras la niebla, incluso por encima de Martin Baker, el jefazo del Sombrero Negro que está intentando atraer a Cole al lado oscuro. Este papel central de Cole se lo explica el propio Hawk:  
"Lee cree en una mujer escarlata que trata de iniciar una nueva era. Creo que por eso ha decidido que tú eres especial. ¿sabes? entre los cientos de personas que hay en el Departamento de la Verdad, sólo tres han visto a la mujer de escarlata. Tú, Lee y Ruby".



Mis capítulos preferidos son el 3, sobre los "actores de crisis"; el 7 por la exposición esotérica que hace Hawk, y el 8 por narrar de manera formidable unos de los casos más fantásticos, el del Bigfoot.
 
El capitulo 3 se titula Blanco y negro y es el que más me pone los pelos de punta, porque narra una manipulación de la realidad tan factible y salvaje que resulta escalofriante:  aquí no se trata de bulos o ideas abstractas sino de cómo unos tipejos conchabados con políticos y medios de comunicación espurios llegan a acusar a una madre ––que ha perdido a un hijo en un tiroteo–– de que es "una actriz de crisis", que su interpretación está pagada por los demócratas que quieren quitar las armas a los hombres de bien. Puaj. 

El acoso es monumental a través de vigilancias, noticias falsas, llamadas y mensajes. Llegan a crear videos de ella y su hijo siguiendo clases de interpretación. Toda una batería de infundios que le empujan a la enajenación y hasta hacerle dudar de su vivencia.


En el capítulo 7, titulado El trabajo de Denver, Hawk le da una clase magistral a Cole (y a nosotros) sobre la historia de la humanidad desde el punto de vista de las conspiraciones y sus magos.

Por su parte el capítulo 8 se titula Diario de un cazador y está dividido en dos partes porque desarrolla una historia potente y autónoma. Básicamente es la carta de un padre a su hijo relatándole su obsesión por el Bigfoot. Esta carta adopta la forma de un cuaderno de campo con anotaciones y bosquejos de todo lo que ocurrió. Son páginas gourmet de técnica gráfica y narrativa. 

Este relato tiene entidad propia dentro del volumen, no sólo por su particular técnica narrativa, sino por contar con su propio personaje narrador, el hombre que traslada su obsesión a su hijo hasta destrozarle la vida. Además Cole conoce la Oficina de Campo, la "rama Criptozoológica del Departamento de la Verdad", dedicada a matar y hacer desaparecer las ficciones salvajes que un gran puñado de gilipollas logran hacer realidad del tipo bigfoot, yeti, ángeles, alienígenas, fantasmas, etc. Vaya melopea. 
Aquí hay un filón para próximos episodios.

Ni que decir tiene que el capítulo 10, con el que acaba el segundo volumen —El Infierno de Hawk— te hará asomarte al abismo de hasta dónde los Tulpas están ocupando la realidad.