Para su debut en el largo, el director se descuelga con este western desnudo y radical.
Una mujer y el maleante herido al que atiende durante la noche, son raptados por los indios; por lo que el sheriff organiza una patrulla de rescate. El esquema es el de Centauros del desierto (The Searchers) y aunque la historia transcurre por otros derroteros, el pulso del director es tan firme que resulta hipnótico. Para conseguirlo se apoya escuetamente en unos diálogos brillantes e irónicos y unas secuencias de acción brutales y contundentes.
Un par de maleantes deambulan por una zona desértica realizando asaltos y hurtos. En su huida cruzan un cementerio indio y son atacados. Uno de ellos logra huir hasta un pueblo donde resulta herido. En la noche, mientras es atendido por la doctora, ambos son secuestrados. La única pista es una flecha que parece pertenecer a una extraña tribu de indios trogloditas. Dado que habitan una región tan remota como inhóspita, el sheriff se apresta a organizar el rescate.
La patrulla que componen el sheriff (Kurt Russell), su anciano ayudante (Richard Jenkins), el marido (Patrick Wilson) y un pistolero que se ofrece (Matthew Fox), centra el relato durante los dos días y dos noches que cabalgan.
La realización es tan seca (por no haber no hay ni música en la banda sonora), las amenazas tan constantes (el desierto, la sed, nuevos cuatreros, una pierna herida del marido) y las imágenes tan brutales, que te dejan pegado a la butaca casi sin aliento. El punto por donde respira la película son unos diálogos jugosos e irónicos conducidos, sobretodo, por un secundario de lujo como Richard Jenkins, quien compone un personaje cascarrabias y socarrón tal como nos tenía acostumbrados el gran Walter Brennan.
La película tiene un ritmo sostenido y casi melancólico que resulta muy vívido gracias a las estupendas interpretaciones de los cuatro protagonistas. El brutal epílogo en el que se enfrentan a los indios se convierte en una explosión de terror atávico.
A la postre se trata de un extraño western de personajes con un enemigo que parece de otro planeta (algunos han creído ver en esta exploración de tribus y territorios una paranoia de colonos); pero Craig Zahler demuestra valentía en la escritura y audacia en el rodaje de este rutilante híbrido de géneros.
Un autor a seguir que ha comenzado con el Premio al mejor director en el pasado festival de Sitges 2015.
Un autor a seguir que ha comenzado con el Premio al mejor director en el pasado festival de Sitges 2015.
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