miércoles, 1 de marzo de 2017

RIVER - de Abi Morgan


Originalísima en su tono (profundamente dramático siendo un policial) tanto como en la concepción de su protagonista, RIVER se apunta el tanto de ser una serie excelente.

John River (un Stellan Skarsgård extraordinario) es inspector de homicidios en Londres y también un ser atormentado y un tanto psicótico; aunque nunca le han diagnosticado. Tiene fama de hablar solo. Los demás no lo saben, pero habla con sus alucinaciones; personas implicadas en sus casos y hasta un asesino de la época victoriana,  Thomas Cream "El Envenenador de Lambert", cuya biografía lee desde hace meses.

Cuando empieza esta introspectiva serie, acaban de asesinar a su compañera Stevie (Nikola Walker). Ella le ayudaba a controlarse. Ahora le falta; pero suele presentarse en el coche, en el ascensor o por los pasillos. Le acompaña y charlan. River está obsesionado con descubrir a su asesino. La serie es oscura y realista. Resulta conmovedor acompañar a River en su dificilísimo equilibrio mental.

En el primer capítulo una joven ha desaparecido. Su novio reconoce que la ha matado, pero no quiere decir cómo, ni dónde está el cadáver. La chica se le aparece a River en su apartamento. Charlan. En otro episodio un electricista ha tenido un accidente mortal; pero River descubre que se trata de un asesinato. También aparece la corrupción judicial y la jungla donde sobrevive la inmigración ilegal. A pesar de que cada capítulo contiene la resolución de un caso, el que importa es el de largo alcance, ¿quién asesinó a Stevie? ¿Y por qué?.

Los seis capítulos de la miniserie se pueden ver como una emocionante película sobre este policía al que visitan los muertos de sus casos. Pero son sobretodo su compañera Stevie y el envenenador Thomas Cream (Eddie Marsan) quienes se erigen en poderosos antagonistas. La presencia de Stevie le ofrece equilibrio y alegría (su rostro atormentado sólo sonríe con sus comentarios). Mientras el asesino Thomas Cream representa su insconsciente, la parte más oscura de River. Sus enfrentamientos son descarnados y a golpes: "¡Mentira!" le suele gritar y otras reflexiones morales del tipo "la grandeza de una nación y su progreso pueden ser juzgados por la manera en que trata a sus locos", parafraseando a Ghandi. Él comprende que no son ellos mismos sino imágenes que proyecta su mente. En sus diálogos afloran emociones y sentimientos escondidos; pero también observaciones relevantes para el caso. 
Eddie Marsan en River

La acción se centra en los procedimientos policiales para resolver asesinatos; pero en sus imágenes  afloran con fuerza admirable el drama de la duda y la vulnerabilidad, el sentimiento de culpa y un insondable dolor. Más que cualquier asesinato, River es quien está bajo escrutinio; nuestro, de su jefe y de la psiquiatra del cuerpo, que le evalúa mientras camina por el borde del precipicio. 

Resulta curioso que para conseguir hondura y veracidad, la serie no necesite ni un sólo disparo. Sólo el que asesina a Stevie. El resto es visitar los callejones oscuros del alma humana y de esta sociedad envilecida. River vive rodeado por una soledad enorme. Stevie era como una bandera contra el desamparo y la locura. A pesar de ello, River tiene la entereza de escuchar y comprender a los que le rodean -vivos o muertos-. Como él, como su jefa, la capitán Chrissie Read (Lesley Manville) .....todos están heridos y atemorizados. También Stevie. Un día River descubre que su compañera tenía un segundo teléfono, que él desconocía. Por esa puerta podrá acceder a otra Stevie, con secretos bien guardados; y sobre todo, a su marginal familia del East End. 
River con su nuevo compañero interpretado por Adeel Akhtar

La presentación de todos los personajes, hasta el más pequeño, es tan convincente, que ninguna investigación requiere de la típica exposición-rollo. Todo se deriva de las circunstancias y características psicológicas que River va colocando sobre la mesa y la guionista deja que se expresen.

Las últimas palabras que Stevie le dirige a River son: "Púdrete, Mr. Magoo". Su nuevo compañero tendrá que explicarle quién es Mr. Magoo, un personaje de dibujos animados, cegato perdido por no querer usar gafas. Como John River.



La secuencia final de la serie repite la inicial. Los dos protagonistas cantando a todo trapo I love to love (But My Baby Loves To Dance) de Tina Charles. Pero entre las dos hay una diferencia enorme en tanto que River ya conoce la amarga verdad. El patetismo que rezuma ese baile con Stevie en medio de la calle, logró ponerme un nudo en la garganta. 

Lo primero que encuentra River no es el segundo teléfono de Stevie; sino la galletita de la suerte que le tocó en el restaurante, donde cenaron antes de que la disparasen a quemarropa. Es el primer objeto que River pincha en el panel donde visualizará la investigación. Dice: "No vayas a donde te lleve el camino, ve por donde no hay camino y créalo".
Esto es River.

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