lunes, 31 de marzo de 2025

El BARCO de TESEO - novela de V. M. Straka


En esta entrada se reseña exclusivamente la novela impresa atribuida a V. S. Straka. Para ver el volumen completo con notas y adendas elaborado por J. J. Abrams y Doug Dorst pincha aquí.  


Esta novela es un pastiche sumamente entretenido. Reúne elementos de literatura fantástica, de espías y de novela social. La historia gira en torno a S., un hombre amnésico que en la primera página aparece deambulando por una ciudad anónima y misteriosa. Ignorante de quién es y a dónde va es enrolado en un barco cuyos marineros tienen los labios cosidos. Le irán depositando, a lo largo de varias singladuras, en el Territorio, un espacio totémico que vive bajo el dominio de Vévoda, un poderoso empresario también ignoto que gobierna con mano de hierro gracias a un ejército de Agentes que van asesinando a todo oponente que se postule. Sus misiones varían, desde proteger documentos secretos hasta cometer atentados. 

La novela tiene una textura onírica y hasta metafísica. Un hombre deambula por una ciudad fantasma. Él mismo parece un fantasma. No sabe ni quien es. No tiene recuerdos. Porta en el bolsillo una hoja con una misteriosa S impresa en estilo gótico. Cuando llega al puerto de la ciudad ve una taberna con una S igual en la pared de entrada. Se dice a sí mismo "aquí es".


Este es el comienzo:
"Crepúsculo. El barrio viejo de una ciudad en la que un río da al mar.
Un hombre con un abrigo gris camina por las calles, una telaraña de pasajes de adoquín que parten del muelle y se entretejen en vecindarios donde los olores de las especias varían pero la decrepitud y la tristeza son compartidas. Los edificios, negros por el hollín de siglos, se elevan por encima de él, tapando la mayoría del cielo y dificultándole el saber de un momento al otro si está acercándose al agua o alejándose.
El hombre sospecha que esta es una ciudad en la que hasta sus moradores habituales se pierden. Pero no sabe si él mismo es uno de ellos. no sabe si ha estado antes aquí. No sabe por qué está aquí ahora."
Todo el relato tiene un eco de irrealidad. Cada misión en tierra firme es más violenta y extraña; pero nunca acaba sabiendo más, ni de sí mismo, ni de ese mundo foráneo. Cuando tras otra misión S. huye hacia el barco con la ayuda del rebelde Osfour, éste es alcanzado por un francotirador y al comprobar que está muerto S. piensa "Osfour era real".

La letra S gótica es una clave omnipresente. No solamente es la inicial de Straka, también es el nombre del protagonista al que se conoce como S. Pero además el trazo sinuoso de esta letra aparece constantemente en el itinerario del protagonista: escrita en un papel en su bolsillo, pintada en una fachada, grabada en la madera del barco, serigrafiada en una persiana o repujada en una cartera de cuero donde porta los documentos secretos de la rebelión. El símbolo es tan potente que llegar a saltar desde el libro a la realidad de los dos fanáticos lectores que escriben en sus márgenes, los cuales llegan a verlo en su mundo, en algunos túneles y tiendas.


Pero no es el único símbolo de este juego tan deliciosamente cifrado. También se repite de forma enigmática el número 19. Hay 19 marineros en el barco que transporta a S., cuando se subastan objetos de Straka el lote suma 19 piezas y siendo este el último libro de Straka es el decimonoveno. Parece una clave o una obsesión. En una nota a pie de página el traductor Caldeira apunta. "Straka, de joven, era un prodigio del violín, y en sus novelas abundan las referencias musicales. (Me contó que dejó el instrumento cuando, tras una competición, el juez le dijo que, de los diecinueve participantes, había quedado el 19)". 

De igual modo no deja de aparecer un libro de cuentos legendario, "Los Relatos del Arquero", de un tal Arquímedes de Sobreiro. Tiene la capacidad de relacionar a personajes muy alejados y concitar nuevas y extrañas claves. 


En el ultimo tercio del libro, desde el capítulo Interludio, empezamos a conocer también la historia desde el punto de vista de los Agentes de Vévoda. Sus relatos particulares nos muestran una guerra interminable donde ellos mueren y matan a distintos S. de forma inagotable. El libro relata el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal pero en un ámbito muy abstracto, casi diría kafkiano. Efectivamente la singladura de S. por momentos me recuerda a la del agrimensor K. en El Castillo, de Franz Kafka. Ambos están inmersos en una lucha desigual contra poderes incógnitos mientras permanecen alienados, ajenos a un sistema social que no logran comprender. También aquí hay un castillo no menos remoto e inaccesible, el Château donde habita Vévoda.

Aprecio otro paralelismo entre S. y Vévoda, el del anonimato. Los dos son como sombras. Ni sus secuaces saben quienes son, ni de donde vienen. Uno de los encargados adoctrina a un Agente del siguiente modo: "Nunca le has visto, claro. Nunca has estado en el Château, ni siquiera sabes dentro de qué fronteras se encuentra. Pero has oído las historias que cuentan otros Agentes". Mientras que en cuanto a S., "quienes lo ayudan no saben nada de quién es él; solo saben lo que hace".

En varias ocasiones parece que se nos presente a Vévoda como la personificación del Estado Profundo: "El Jefe está reconstruyendo el mundo según su visión, al igual que han hecho todos los grandes hombres de la historia y tú eres un instrumento de su voluntad épica", le explican a un Agente.
"Dirige la orquesta de la guerra, pero sin que los focos lo iluminen dice Osfour. Resuenan los tambores amigo mío. En cinco continentes. En docenas de conflictos. Millones de personas contienen el aliento y esperan lo peor.
¿Tú también? pregunta S.
Por supuesto. La invasión de El-H___ está cercana. Hay ejércitos cruzando el desierto mientras hablamos.
Cuando le pregunta quién va a ser el invasor, Osfour escupe en el suelo y pronuncia un nombre que a S. no le dice nada.
No era nadie explica hasta que Vévoda decidió que fuera alguien."
(Se me dibuja una sonrisa amarga al comprobar cómo este diálogo podría representar la época actual de tiranos y fantoches)

Por supuesto el título del libro y su contenido son coherentes con su idea central, el dilema de la identidad. Esto afecta tanto al autor del libro, Straka, cuya identidad nunca ha sido confirmada; como al protagonista del mismo, S., que aparece de pronto, ignorando su pasado. S. piensa que la personalidad se sustenta en los recuerdos, por lo que al perder la memoria ha perdido su identidad. 

El misterio de quien fue V. M. Straka queda fuera de su novela pero por la Introducción y la notas sabemos que, a pesar de su éxito, nunca nadie lo conoció y que se sospecha su participación en atentados y sabotajes... como su protagonista. 

La verdad es que las travesías y enigmas se multiplican en estas páginas como si de una nueva Odisea se tratase. En una misión S. y sus cómplices han de huir por unos túneles en la montaña que parecen un agujero de gusano espacio temporal. No menos enigmático es el extraño cómputo del tiempo que transcurre de distinto modo en el Territorio y en el barco. Tras una misión que para S. ha durado unos días, vuelve al barco y le parece que han sido años puesto que tanto la tripulación como el barco están totalmente transformados. En el tercer viaje el barco lleva a S. hasta una isla desierta y remota para ver a la Dama, dueña de una enorme biblioteca cuyos volúmenes aparecen signados con una sola letra gótica. Al abrir el libro con la S descubre que sus páginas contienen dibujos del barco donde se han ido detallado cada uno los cambios que ha venido sufriendo.
"Vuelve a pasar las más de mil páginas de una vez hasta la primera. Las manos le tiemblan de fiebre o fatiga. Parpadea varias veces. ¿Son todos el mismo barco? Cree que sí, aunque quizás influya el hecho de que todas las hojas estén entre las mismas cubiertas.
¿Por qué? ¿Por qué estos dibujos, más bien diagramas, han sido recopilados, unidos, anotados, conservados? ¿Para qué fueron creados? ¿Y por qué en cada una de las ilustraciones hay líneas y curvas bien ocultas entre las de cubierta que, relajando la vista y sin esfuerzo, se distingue que forman la palabra SOBREIRO?".   
pág. 292

 


A pesar de su textura onírica y su trasfondo social se puede decir que, en general, es una novela de aventuras. Así lo acaba entendiendo el mismo protagonista. 
"S. asiente. Comprende intuitivamente la frase: creamos historias para dar forma a un mundo caótico, para superar las desigualdades del poder, para aceptar nuestra falta de control sobre la naturaleza, sobre los demás, sobre nosotros mismos." pág. 146

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