Este nuevo thriller viene a dar continuidad a un género que últimamente ha ofrecido buenos réditos al cine español, y no desmerece de otras felices apuestas como Toro, Plan de Fuga, Tarde para la ira, El desconocido, o los ya clásicos Grupo 7, La Isla Mínima o Celda 211.
La historia aúna crimen, mitología navarra, buenas dosis de misterio, y un territorio cargado de mitos y leyendas que se alza como el verdadero protagonista, el Valle del Baztán en Navarra.
En los márgenes del río Baztán aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo relacionan con un asesinato ocurrido meses antes. Se trata de un asesino en serie y la inspectora Amaia Salazar (Marta Etura) será la encargada de dirigir una investigación que la llevará de vuelta a Elizondo, el pueblo de su infancia y del que ha tratado de huir toda su vida.
La presentación es perfecta. La cámara recorre el valle del Baztán, con sus carreteras sinuosas, su persistente lluvia y los bosques y brumas donde habita el Basajaun, el mitológico guardián del bosque. En medio de este paisaje tan fascinante como misterioso, la cámara encuentra el cadáver de una niña: céreo entre el verdín, muerto entre una explosión de vida boscosa y con un txantxigorri, una mantecada tradicional navarra, colocada sobre el pubis rasurado. El dulce se convertirá en la metáfora de los crímenes y en el centro de la trama.
La trama se enreda entre las ramas del bosque, las leyendas y las tradiciones, pero también entre los fantasmas familiares de la inspectora. No sólo esos valles son fértiles en supersticiones y brujería, también la infancia de Amaia esconde sus propios demonios que volverán a visitarla: sufrió una infancia traumática por los maltratos que le infligía su desquiciada madre.
Amaia se vuelve a enfrentar a su hermana Flora (Elvira Mínguez) que regenta el obrador familiar, Mantecadas Salazar. Los análisis indican que allí se producen exactamente los mismos txantxigorri que aparecen en las adolescentes asesinadas. Los crímenes remiten a un territorio con una fuerte presencia de lo mágico. Las tensiones entre tradición y modernidad aflorarán de forma virulenta armando una historia densa y perturbadora.
Es una película de contrastes, contiene una investigación policial pero también un gran drama femenino y familiar. Otro de los contrastes que atesora la película lo encontramos entre el Basajaun, el Guardián invisible del bosque, que cuida de sus moradores y de la armonía de la vida, y el asesino. Llamar Basajaun al asesino "es contra natura" concluye la tía Engracia.
La batalla definitiva enfrentará a la modernidad con la tradición. La inspectora Salazar ha realizado prácticas en el FBI, pero tiene que aplicar sus métodos de investigación en un paisaje rural donde la mitología y las leyendas transgreden el raciocinio. Amaia igual consulta por teléfono a su mentor en la academia de Quantico; como acude a su tía Engracia, experta en echar la cartas e interpretar los signos del bosque: ¿por qué los bolsillos de las niñas están llenos de nueces?.
La batalla definitiva enfrentará a la modernidad con la tradición. La inspectora Salazar ha realizado prácticas en el FBI, pero tiene que aplicar sus métodos de investigación en un paisaje rural donde la mitología y las leyendas transgreden el raciocinio. Amaia igual consulta por teléfono a su mentor en la academia de Quantico; como acude a su tía Engracia, experta en echar la cartas e interpretar los signos del bosque: ¿por qué los bolsillos de las niñas están llenos de nueces?.
Si en la investigación y el asesino en serie apreciamos fácilmente el reflejo de otros thrillers memorables (la inspectora deambulando por los vericuetos de un caserío fantasmal persiguiendo al asesino, nos recuerda inevitablemente a la Clarice Starling, de El silencio de los corderos); el film logra su cuota de originalidad viajando al corazón de un valle mágico y al de un drama familiar lleno de amargura y reproches.
El director logra un ritmo sostenido e intrigante mientras nos entrega un puñado de secuencias verdaderamente inquietantes: cuando la tía Engracia echa las cartas del tarot a Amaia y ésta descubre que tiene al asesino muy cerca. O la visita que hace a su madre en el psiquiátrico. O la cena familiar donde Flora exuda toda la amargura que viene asfixiándole. O las escenas de maltrato infantil que casi le cuestan la vida. Todo hace que el regreso de Amaia a Elizondo se convierta en un camino hacia la redención.
Al protagonismo omnímodo del Valle del Baztán, se une el de una Marta Etura que resuelve con eficacia su papel, pero sin brillo. Mención especial requiere Elvira Mínguez que dota al personaje de Flora de una severidad y un poso de frustración apabullante. Está resentida contra una vida que evoluciona al margen de las tradiciones; y amargada por los sacrificios de arrostrar los cuidados de la madre y del negocio familiar.
Con el protagonismo de la inspectora Amaia Salazar y el Valle del Baztán, la escritora Dolores Redondo ha publicado la Trilogía del Baztán, compuesta por las novelas El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta.
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