Hoy ha comenzado la Fiesta del Cine y me he apuntado a ver Los Tigres, del tándem creativo formado por el director Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos. 
Una gran película. 
Seca, precisa, por momentos agobiante, ya que contiene una serie de secuencias rodadas bajo el agua de gran intensidad dramática. 
Los Tigres son dos hermanos (interpretados por Bárbara Lennie y Antonio de la Torre) que continúan la tradición del padre, ser buzos profesionales. De él recibieron la alegría de un trabajo único para los que aman el mar; pero también los sinsabores de una profesión que poco a poco te mina la salud. Los problemas familiares y de dinero del hermano les aboca a llevar a cabo un plan temerario, hacerse con un alijo de droga que descubren escondido en los bajos de un petrolero. El plan es arriesgado y mezclarse con los narcos peor. No son conscientes de que se están jugando la vida. Alberto Rodríguez nos sumerge sin concesiones en el mundo de estos Tigres (un apodo que les viene de la infancia) cuya vida transcurre a salto de mata. No en balde una de las expresiones más repetida cuando tienen que afrontar algo es, "ya veré qué se me ocurre". Muy buena. 
Pero ya abundaré en ella en la entrada que estoy preparando.
Ahora quisiera repasar lo que hay en cartelera por si alguien se siente interpelado.
La cena, de Manuel Gómez Pereira, es una comedia de guante blanco y viandas conseguidas de estraperlo. Todo porque el generalísimo dictador quiere organizar un gran banquete para sus generales. Acaban de ganar la guerra, los fusilamientos van viento en popa y quiere celebrarlo en el Hotel Palace de Madrid con lo mejor de lo mejor.... pero resulta que los mejores chefs y cocineros del Palace son rojos y están en la cárcel, esperando el paredón. 
La comedia está perfectamente hilvanada con su juego de equívocos y traiciones. Lo mejor es que está muy medida y nunca peca de ridícula o de exceso. Quizás se eche de menos una ironía más profunda -a lo Berlanga- o los malabares a los que nos acostumbró el maestro Lubitsch; pero es una buena propuesta que, además cuenta con una interpretación soberbia y llena de gracia de Alberto San Juan. 
La deuda, de Daniel Guzmán, nos pone en la calle, como a esa anciana a la que un fondo buitre quiere desahuciar. Aunque es una película un poco irregular, le sobra honestidad y emoción. La gentrificación viene avasallando y no tiene compasión.
Los trazos de thriller (hay que buscar dinero como sea) mezclados con una gran sensibilidad social nos premian el pago de la entrada.
Del Frankenstein de Guillermo del Toro ya dije aquí lo que tenía que decir. Hay que ir a verlo. Es verdad que patina un poco en su primera parte y que de emoción anda muy justa, pero las imágenes que desfilan por la pantalla son cine de calidad.
He dejado para el final mi favorita de estos días, La vida de Chuck, un film de Mike Flanagan que adapta un relato de Stephen King, de los que escribe lejos de monstruos y terrores. Estoy acabando un artículo sobre ella que pronto publicaré. 
El relato es un puzzle con historias y momentos de la vida de un contable llamado Chuck. Tiene la particularidad de que está contado desde atrás hacia adelante, por lo que primero conoceremos a Chuck ya adulto y terminaremos visitándolo en su infancia. 
La historia está contada sin alharacas, con una sencillez asombrosa, como esos dos vecinos que recorren su barrio a pie mientras charlan de su vida en la primera parte de la película, que es el capítulo III. O como ese entrañable abuelo (Mark Hamill) mientras alecciona a su nieto sobre la magia de la vida, el universo y las matemáticas. 
Todo es sencillo, íntimo. Al fin y al cabo no es más que la vida de un muchacho criado por sus abuelos; pero esa composición de escenas sueltas logra trasladarnos esa filosofía tan vital que anida en un verso de Walt Whitman, "soy grande, contengo multitudes". Una adorable maestra se lo inculca al pequeño y un chispazo fantasmal al final de la película nos hará colocar las piezas logrando una descarga de auténtica emoción. Si además contiene una secuencia de baile fabulosa con Tom Hiddleston y Annalise Basso deslizándose sobre el pavimento de una calle comercial, miel sobre hojuelas.
No he visto todavía Los Domingos, de Alauda Ruiz de Azúa, pero la veré esta semana. Tengo las mejores expectativas para esta historia a contrapelo de los tiempos que corren. 
La que tengo prevista ir a ver mañana es Together, de Michael Shanks (tengo inclinación por el terror). Promete ser una propuesta perturbadora y un poco salvaje; pero muy sugerente, sobre una relación tóxica de pareja con los trazos de body-horror.
¡¡Las películas hay que 
verlas en el cine!!






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