domingo, 15 de septiembre de 2024

LA CHICA de LA MALETA - de Ángeles Mora


E. Hopper - "Habitación de hotel" - 1931



















 

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
no tomé el desayuno, no he leído el periódico,
no me metí en la ducha después de la gimnasia
(esta oscura mañana no quise hacer gimnasia),
no subí la persiana para asomarme al cielo
ni he mirado en la agenda las promesas del día.
Esta dura mañana con su duro castigo
he roto algunas cosas que mucho me quisieron
y salvé algunas otras porque duele mirarlas.
Me estoy haciendo daño esta mañana fría,
quisiera destruirme sin salir de la cama
o encontrar la manera de dormir un momento.



Cuando menos lo esperas, suele decir la gente,
la sorpresa aparece con sus dientes de anís.
Cuando menos lo esperas, si te fijas un poco,
verás que el aire lleva gaviotas y mensajes...
mas ya no van conmigo esos viejos asuntos.
El aire arrastra lluvias y tristezas heridas
y yo no quiero verlo cruzar como un bandido
tan guapo y tan azules sus ojos venenosos.



Esta fría mañana tan cerca de diciembre
cuando rozan los árboles de puntillas las nubes
junto a tanta miseria, tan helada ternura,
yo dejo mi impotencia, mi personal naufragio
entre estos blancos pliegues olvidado...
Aunque mi cuerpo caiga doblemente desnudo
en ese traje roto que luego es un poema.
Aunque otro sueño baje su luz por la almohada
y ya no te despierte mi voz en el jardín.







Poema perteneciente al libro 
"La guerra de los treinta años"













Desde el primer verso se vislumbra un naufragio. 
La maleta sólo aparece en el título, pero 
condiciona todo el territorio del poema 
que está ahíto de los signos de una partida. 
"Esta dura mañana con su duro castigo" nos avisa 
de que se abre un tiempo inhóspito, de alejamiento, de pérdida.
En la primera estrofa se verifican las cotidianas rupturas,
  “No tomé”, “no he leído”, “no subí”, “ni he mirado”.
En la segunda se da cuenta del aire gélido que roba ("bandido") la vida.
Y en la última estrofa aparece ya el cuerpo del "personal naufragio",
que surge de entre las sábanas de una ternura ya pretérita ("helada")
para depositarse en otros "blancos pliegues", los de las páginas
de un poema donde yacerá ("traje roto") el dolor de la ausencia.