sábado, 29 de octubre de 2016

LANGOSTA - de Yorgos Lanthimos



















Lanthimos es un director de cine griego que habitualmente nos presenta personajes pesimistas y quebrados en lo emocional. Sus historias parecen fábulas absurdas y violentas sobre el ser humano y sus relaciones en el mundo contemporáneo. 

La película se divide en dos partes. En la primera, David (Colin Farrell), abandonado por su mujer, es internado en un hotel-balneario de lujo. No se permite la soltería. David tendrá 45 días para encontrar un pareja afín. Los inquilinos deberán seguir un riguroso programa de actividades con el objetivo de aparearse. El dibujo que hace Lanthimos de esa sociedad es lúgubre y mecánico. Los hombres y mujeres que por allí deambulan parecen autistas emocionales. El estricto control al que son sometidos nos puede recordar a 1984, de Orwell. La opresión psicológica y vital es enorme.

David acaba rebelándose y huye desde el complejo al bosque cercano. Se abre así una segunda parte donde se expone la otra cara de este universo. En el bosque conviven -sin mezclarse- personas solitarias. Pero no es el bosque de otro clásico, Fahrenheit 451, de Bradbury, donde los huidos de una sociedad tiránica convivían en libertad y fraternidad. Este bosque que nos presenta Lanthimos esconde un régimen tan déspota como el anterior. Allí existe otra líder (Léa Seydoux) que vigila para que no se formen parejas. Armados con sus mochilas y chubasqueros, cada cual campa como un lobo solitario.

Sea el de la felicidad obligatoria o el de la soledad autoimpuesta, el director nos los presenta como sistemas opresores. En ambos David intenta una historia de amor que deviene en dos rotundos fracasos. La reflexión es incómoda. Esencialmente, el ser humano está solo. 

Junto con su pareja (secreta) del bosque (Rachel Weisz) intentan socializarse, visitar la ciudad, reunirse con la familia. Todo es un fiasco. 
Yorgos Lanthimos crea una sociedad distópica y demoledora que triturará cualquier intento de salida o redención. No sólo hay una caza con escopeta de los huéspedes de hotel sobre los del bosque, también la líder del bosque somete a los suyos a juegos crueles. El despotismo y el dogma  nos rodea por doquier.

El estilo de la narración es seco pero vibrante. El tono frío y desconcertante. La voz en off de una narradora tiene el dejo del que rememora un fracaso. 
 
















El mundo que ha puesto en pie el director es un purgatorio cruel y fascinante. Las escenas de reeducación para los solteros serían hilarantes si no fuesen tan siniestras. En la primera escena una mujer baja de un coche y se acerca a una pareja de burros disparando a uno de ellos repetidamente. Luego sabremos que el castigo por no conseguir pareja tras los 45 días concedidos es que te convierten en un animal.... aunque eso sí, te permiten elegir cuál. David -llegado el caso- ha elegido ser una langosta porque le encanta el mar.

En el fondo, creo que Lanthimos reflexiona sobre el hecho de que cualquier sistema social se basa en la opresión. Que vivir en sociedad, sea del tipo pareja feliz o solitaria, siempre te maniatará con normas y castigos. No hay sitio para la verdadera libertad.






P. D.
Lanthimos ha escogido para sus películas el camino de una indagación radical sobre el ser humano y las relaciones sociales entendidas como un juego de poder.
En Canino metía su escalpelo en la intimidad familiar a través de una alegoría surrealista y turbadora. Un padre mantiene aislados a su mujer y a sus tres hijos. Todos viven encerrados en una bonita casa con jardín y piscina, ajenos al mundo exterior. Los padres crean un microuniverso pernicioso con una aleación de censura y control. La alegoría acaba sobrepasando el tema familiar para llegar al más general de la sociedad. En una entrevista el director afirmó:
"Si, a partir del momento en el que ya te planteas hasta qué punto un hombre, un líder, puede transformar a un grupo de personas, puedes empezar a aplicar los mismo interrogantes a la política y a la sociedad. La película puede ser también un comentario indirecto sobre la ilusión de las masas, sobre cómo los líderes mundiales y los medios sólo muestran una parte de la información a la gente... Hay que evitar quedarnos dormidos sobre nuestras certezas. Todo es cuestionable."
Por su parte en Alps analizaba el impacto de la muerte de una persona querida. Según el director: "El punto de partida fue el argumento sobre aquellas personas que escribían cartas haciéndose pasar por personas muertas". De este modo Alps es una empresa que se dedica a reemplazar a un ser querido fallecido con el fin de hacer más llevadera la dolorosa pérdida. Suplantan al desaparecido vistiendo su ropa y sus gestos, recitando sus palabras y recreando momentos concretos de su vida. El pozo de incertidumbre que en el ser humano generan la mortalidad y el tiempo, se encuentra en el centro de esta película; cuyos planos tienen la peculiaridad de que muchas veces vemos a los personajes de espaldas o con la cabeza fuera de plano. Esto más la lectura apática de los diálogos ensayados nos ofrece una solución entre cómica y espeluznante.

viernes, 28 de octubre de 2016

CANCIÓN de CUNA - de W. H. Auden

En la novela Este latente mundo, de Jose Luis de Juan, se cita repetidamente este poema de Auden. Uno de los protagonistas lo recita maravillosamente. Una excusa como cualquier otra para volver a él.

Egon Schiele -Transfiguración-
         





CANCIÓN DE CUNA

Posa la cabeza dormida, amor mío,
compasiva en mi brazo desleal;
el tiempo y las fiebres consumen
la belleza individual de
los niños considerados, y la tumba
demuestra al niño efímero:
pero en mis brazos hasta el amanecer
deja que descanse la criatura viva,
mortal, culpable, aunque para mí
totalmente hermosa.


Alma y cuerpo no tienen límites:
los amantes cuando se recuestan sobre
su ladera tolerante y encantada
en su desmayo corriente,
grave la visión que envía Venus
de compasión sobrenatural,
amor y esperanza universales;
mientras una percepción abstracta despierta
entre los glaciares y las rocas
el éxtasis carnal del ermitaño.


Certidumbre, fidelidad
al dar la medianoche pasan
como las vibraciones de una campana
y los locos de moda alzan
su grito pedante y aburrido:
hasta el último penique del precio,
todo lo que predicen las temidas cartas,
será abonado, pero de esta noche
que ni un susurro, ni un pensamiento,
ni un beso o mirada se pierdan.


Belleza, medianoche, muere la visión:
que los vientos del amanecer que soplan
suavemente en torno a tu cabeza ensoñada
muestren tal día de bienvenida
que el ojo y el corazón latiente lo bendigan,
y tengan suficiente con nuestro mundo mortal;
que los mediodías de aridez te encuentren alimentado
por los poderes involuntarios,
las noches de injuria te franqueen el paso
observado por todos los amores humanos.

                                                                                          Enero de 1937






Traducción de LULLABY hecha por Eduardo Iriarte en el volumen "Canción de cuna y otros poemas" (Editorial Lumen)









jueves, 27 de octubre de 2016

ESTE LATENTE MUNDO - de José Luis de Juan








Nabokoviana novela que mezcla dos líneas narrativas temporales, una en la Roma del Bajo Imperio y otra en la actual Universidad de Harvard. Ambas comparten el turbio ambiente de dos vehementes pasiones: creación literaria y lubricidad homosexual. 

Laurence es un antiguo estudiante de Harvard. 20 años después de su graduación vuelve allí para impartir clases y revivir su implicación en la muerte de varios amantes; sobretodo la de Jonathan, un apolíneo estudiante que apareció muerto en su habitación, colgado de su bufanda. En paralelo se nos narra la historia de Mazuf, un copista en el floreciente negocio bibliográfico de la Roma Imperial. 

La novela es insólita y fértil en el juego de espejos que multiplica y propone, en la erudición con que reconstruye las decadentes Roma y Harvard; y en la viveza con que relata la promiscuidad homosexual. Jonathan y Mazuf son los protagonistas en dos épocas distintas, ambos poseen la fiebre de la creación y la impostura literaria, ambos son asiduos merodeadores de muchachos en las bibliotecas y ambos se ven envueltos en un crimen.


Copa Warren * -recipiente que data del Imperio Romano- 
ESTRUCTURA.-
La obra está llena de paralelismos que la dotan de una estructura alambicada y sumamente literaria.
Mazuf escribe un libro, Poemas a una lanza; mientras Jonathan escribe la historia de Mazuf y una tragedia cuyo protagonista es Laurence. Laurence por su parte es el narrador: nos refiere la historia de ambos y la suya propia; todo lo cual constituye Este latente mundo.

A ello hay que añadir un sutil y doble paralelismo: Tanto Mazuf como Jonathan se dedican a manipular textos y libros para crear otros nuevos de inescrutable coherencia. El amanuense, interviniendo en los textos que le son dictados y Jonathan cortando verticalmente cada página de la Decadencia y Ruina del Imperio Romano, de Gibbon, para volverlas a unir creando un nuevo texto insospechado. No es menos significativo que ambos sean consumados ventrílocuos; un modo más de mixtificar la realidad.
"Mazuf no buscaba notoriedad ni estar en las bocas de los que llenaban la tribuna reservada en el Coliseo. Le importaba un bledo lo que pudieran pensar. En realidad, lo que Mazuf buscaba era estar presente en las bibliotecas con su propio nombre y no hacerlo a través de esos susurros de apuntador entretejidos en los textos de los demás. Quería poder merodear entre los estantes y descubrir un rollo que le perteneciera por completo, seducir allí a un muchacho con el excitante poder de la letra en el santuario de la letra. Sus escarceos en los rincones de las salas de lectura eran entonces más atrayentes para el que la promiscuidad fraternal de la fuente Ternarium, donde el placer era un bien común y cada cual lo tomaba a voluntad, sin aspavientos.
Los muchachos ya lo sabían y le esperaban, hacían cola en las escalinatas de la Tiberiana cuando, antes del atardecer, dejaba el Argileto y se encaminaba a la biblioteca. A él le daba igual el fingimiento de los muchachos porque todo es fingimiento y, a veces, como le solía decir a su otra voz en esos diálogos suyos de pareja -de mujer a hombre que escucha-, "la simulación descarada es más auténtica que la misma inocencia". pág. 101-2

La culminación de estas duplicidades es un juego metaliterario extraordinario: En la historia que Jonathan escribe sobre Mazuf, éste aparece recitando en el Teatro Marcelo y, como en trance, a través de su segunda voz de ventrílocuo, relata al público la historia de Jonathan y sus amantes en esa ciudad de Harvard de época tan extraña. Así nos lo refiere un deslumbrado poeta que asiste al acto:

"Sabemos que Jonathan escribe una oscura tragedia sobre Roma, además de ese diario que por cierto me parece un sumidero de lectores despistados y que nada perderíamos si fuese suprimido a no ser porque nos privaría de la lengua mordaz y fresca de Jonathan. Por fin quisiera saber quién se esconde tras ese Auden a quien Jonathan gusta de recitar. ¿Lucilio, tal vez?¿Y qué decir de esa triste parodia, Decadencia y ruina del Imperio Romano? Es grotesco, un cuento para niños. Quizás sea una alegoría, sí, puede que sea eso lo que pretendía Mazuf. ¿Acaso no es Harvard, ese mundo ajeno al nuestro, el que se apaga como una lucerna anegada en aceite sucio? Sin embargo, diréis que echo tierra sobre nuestro noble oficio, pero en esas frases truncadas, en esa tenaz voluntad de reconstruir, de sanar algo que estaba enfermo, ¿no hay una magnífica esperanza de conocimiento? ¿Qué clase de ruido produce la lectura de ese libro lleno de cicatrices? ¿Se nos va a decir mucho antes de nuestra muerte y de la muerte de nuestros hijos y de los hijos de sus hijos, lo que nos sucedió, lo que nos está sucediendo siempre?". pág 271

No son baladís las dos citas que el autor elige para encabezar su obra: Una de Cortázar: "...fijar las cosas y los tiempos, establecer ritos y pasajes contra el desorden lleno de agujeros y manchas". Y otra del Ricardo III de Shakespeare:  "Deforme, sin terminar, enviado antes de tiempo a este latente mundo."


Un mundo inacabado, el de Jonathan, Mazuf y Laurence, cuyas piezas se mezclan como las páginas del Gibbon para crear una nueva apariencia. En el fondo el autor nos está hablando del poder de la ficción como mixtificación de la realidad y de la relación generadora que se establece entre el lector y lo que lee.

De Juan demuestra una sutil maestría montando una especie de juego a veces cínico y en general irónico: "Esto es ficción, amigos. y lo bueno de la ficción es que te permite decir la verdad sin que tú sepas que es la verdad; verdad que, de otra manera, jamás defenderías."(p. 116) Y siempre con la dulce melancolía del que busca el conocimiento a través de las cicatrices del tiempo.
"La monumental obra que Gibbon empezó a publicar en 1776 a la manera de folletín en la prensa británica no se completó hasta once años después. El objetivo de Gibbon, según dejó dicho en el último capítulo, era "describir el triunfo de la barbarie y la religión. (...) Su pesimismo respecto al progreso de Occidente en la Roma medieval y luego renacentista demuestra un juicio que se adelanta a su tiempo. Escribiendo en mitad del siglo dieciocho, a las puertas de la edad contemporánea, Edward Gibbon no ve indicios para creer que las razones de la decadencia de Roma, la pérdida de esa libertad política e intelectual que encontró en la literatura clásica, hayan desparecido." pág 290-1

LA LITERATURA COMO CREACIÓN, CONOCIMIENTO Y SIMULACIÓN.-
La promiscuidad podría definir toda la obra, ya que infesta tanto el estilo de vida de los protagonistas como el "manoseo" de los libros. "Los dioses se mueven sobre todo por la lujuria", dice el aprendiz Venancio a su maestro Mazuf, citando  un verso de Los fastos de Ovidio. Y dioses se consideran tanto Mazuf como Jonathan. Ambos poseen obra literaria propia pero también ambos se imponen la tarea de intervenir en textos ajenos. 
"Mi nombre es Laurence y voy a contar algunas cosas que nunca he contado a nadie.
El padre de mi padre solía hacerme leer en voz alta cada tarde, con el pretexto de mejorar mi dicción, el relato de su llegada a América desde Riga. (...) Sólo él poseía esas imágenes de la huida que le abrió a otra suerte de esperanza. Eran una imágenes manoseadas, plagadas de nieblas portuarias, faltas de perspectiva. Sus artríticas palabras no conseguían devolverlas a la vida. Sin embargo, mi voz prestaba renovados brillos, siempre con facetas insospechadas, a la memoria cada vez que el viejo me oía leer esa historia con palabras que tenían la seguridad de una creencia. De manera parecida, también yo ahora quiero oír cómo mi voz moldea ese flujo de escenas que bullen, que van y vienen transitando túneles y puentes elevados sobre ríos y estuarios como si fueran dos docenas de trenes eléctricos circunvalando las arrugas sin nombre de mi cerebro." pág 36
En este párrafo se aprecia la voz del lector insuflando una nueva vida a un texto. Lo mismo que hace Mazuf cuando lee y corrige sobre la marcha para que copien sus amanuenses. El poeta Marco Servio asiste fascinado a la declamación de Mazuf en el Teatro Marcelo y cuando el copista regurgita la historia de un Jonathan que recorta y recompone La Decadencia....de Gibbon en una improbable Harvard, no puede dejar de excalamar: "(En esto) ¿no hay una magnífica esperanza de conocimiento? ¿Qué clase de ruido produce la lectura de ese libro lleno de cicatrices?."

Algo a lo que responde el propio Laurence mientras lee, embebido, el Gibbon mutilado por su amigo:

"Si uno perseveraba, una indefinible coherencia parecía surgir del caos al que Jonathan y la muchacha habían sometido a ese libro. Como si los hechos que Gibbon contaba tuvieran un significado más plausible y auténtico gracias a la mutilación. Por azar o de forma deliberada, se producían conexiones insospechadas entre los personajes de esos años de la decadencia romana y entre los mismos acontecimientos. " pág 258
Langdell Hall  -Harvard-

BARRIOS, COSTUMBRES  Y BIBLIOTECAS.-
No quiero dejar sin subrayar la erudición y amenidad con que De Juan nos sumerge en esa Roma decadente con su populoso barrio de los pederastas, las calles atestadas del Argileto, las costumbres en las termas donde estaba prohibido el coito, pero no la mutua masturbación o la fiesta del October Equus, la más sangrienta celebración de Roma, donde al ganador se le otorga el dudoso privilegio de morir. Y sobretodo la visita virtual que nos ofrece de las bibliotecas, tanto en Roma (la Tiberiana, la Ulpia, etc.), como en Harvard (la Widener, la Langdell o la Gutman) y todo el enjambre de merodeadores que pululaban por sus pasillos buscando un encuentro tan fugaz como ardoroso.

"El campo de operaciones de Mazuf y de sus tres ayudantes fue siempre la biblioteca Ulpia, que todos conocían bien. Con el tiempo la biblioteca Ulpia, obra de Trajano para su foro, había ganado en fondos y prestigio. La Tiberiana, en cambio, estaba de capa caída debido a la intervención de las vestales, que se habían adueñado de ella para ritos sectarios. Algo similar le había sucedido a la biblioteca del Palatino, aunque en este caso tuvo la culpa la grotesca debilidad de Julio Higinio, nombrado por Augusto archivero y director. Si bien proliferaron otras muchas bibliotecas en Roma, gracias a la generosidad de los gremios o del gobierno, por entonces se comprendían las ventajas de concentrar la mayoría de libros disponibles en un gran edificio público. La biblioteca Ulpia, enclavada entre la via Flaminia y el Foro de Augusto, más próxima al Argileto que la Tiberiana, situada en el Palatino, se distinguía por su tolerancia y dedicación a la juventud." pág 151
Roma según W. Turner
Concluyo con la radical postura vital que consume a este copista sirio. Me parece un buen resumen del libro:
"Mazuf miró a la concurrencia. Había vivido tantos años entre esos hombres y todavía era un extraño. Ellos vivían con el espíritu de la prudencia y la sustracción: vivían para evitar el dolor, la vergüenza, el engaño, la pobreza. Todo lo que hacían abocaba a una omisión, como el acto de narrar. Vivían para ser contados. vivir era otra cosa para Mazuf: incluirlo todo, extraer de la vida un excelso garum, a la vez fétido, turbio y excitante". pág 323





Jose Luis de Juan (Mallorca, 1956) es un escritor casi secreto pero de escritura firme y luminosa. Es abogado, periodista, novelista, ensayista (Incitación a la vergüenza) y poeta (Versión del Este). Es autor de ocho novelas, entre ellas El apicultor de Bonaparte, Sobre ascuas, La llama danzante, La mano que formula el deseo y Kaleidoscopio (finalista del Premio Nadal 2003, donde narra la historia de un superviviente del desastre de Anual que es captado por una célula anarquista. La novela recorre una pasión amorosa a la vez que realiza una reflexión sobre la vida). Quizás junto a Este latente mundo, su mejor obra sea La llama danzante: en ella maneja con maestría tramas, tiempos y texturas literarias, componiendo con todas ellas una novela transhumante, el periplo vital de una pareja donde se mezclan pasiones con paisajes y literatura con viajes. Es además autor de La vida privada de los verbos (2000), una colección de relatos que constituyen una auténtica “novela verbal”. También ha escrito Recordando a Lampe, una novela juvenil que recibió el Premio Gran Angular en 2001.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un MONSTRUO viene a VERME - de J. A. Bayona












Tiene Bayona una forma de hacer cine  que se apoya en tres vértices: una realización milimétrica, sentido del espectáculo y un acendrado gusto por el drama. Esto es más evidente sobretodo en sus últimas dos películas, Lo imposible y Un Monstruo viene a vermeAmbas son notables y desarrollan un poderoso drama en un entorno que favorece el espectáculo: el tsunami en la primera y las fantasías de un niño en trance de perder a su madre en la segunda.... Pero en ambas se echa en falta una mayor complejidad y profundidad. Las historias están contadas con pulcritud pero sin aportar nada nuevo.


Connor es un adolescente que está pasando una mala racha. En el cole sufre acoso y su madre está postrada por un cáncer. Cada noche a las 00:07 horas exactamente, Connor sufre una pesadilla recurrente a la que finalmente se le suma un monstruo. En su dolor imagina que el gigantesco tejo que otea en el horizonte viene a visitarle y su pretensión es insólita: pretende arrancarle la verdad.

Liam Neeson interpreta al Monstruo

















La adaptación cinematográfica es impecable. Ahí está todo el libro y todos los asuntos que trata, pero adonde te lleva el libro (la emoción, el gozo literario) no lo hace la película; aunque el guionista sea el mismo autor de la novela, Patrick Ness.



La novela es muy literaria y la hondura de las emociones que provoca son difícilmente trasladables a imágenes. El monstruo envuelve a Connor en tres historias para ayudarle a encontrar su verdad. "Las historias curan", dice el gigantesco y antiguo tejo; y en el libro lo consiguen: estas historias son trascendentes en la evolución del niño y logran espolearlo. En cambio en la película, estas historias aparecen como meros añadidos.



Como dije en el estreno de Lo imposible, el empaque técnico y el diseño de producción es magnífico, pero falta emoción (otra cosa es llorar justo en el momento de la tragedia). El libro, con herramientas plenamente literarias, alcanza hondura y lirismo; mientras que la película, con un gran atractivo visual, sólo entretiene.

miércoles, 12 de octubre de 2016

NOSTROMO - de Joseph Conrad














-El fracaso de un triunfador.-
Quizás es el propio Conrad quien mejor resume su novela cuando hace hablar al joven Decoud, ocioso y afrancesado, sobre la vida y circunstancias del ficticio país latinoamericano de Costaguana:
"-Imagínense un ambiente de ópera-buffe en la que todo lo cómico de políticos teatrales, bandoleros, etcétera, etcétera, todos sus ridículos robos, intrigas y asesinatos se llevan a cabo con absoluta seriedad. Es divertidísimo, la sangre corre sin parar y los actores creen que están influyendo en el destino del universo. Por supuesto, los gobiernos en general, todo gobierno sea de donde sea, es algo exquisitamente cómico para una mente perspicaz; pero verdaderamente nosotros, los hispanoamericanos, nos pasamos. Ningún hombre de mediana inteligencia es capaz de tomar parte en las intrigas de une farse macabre." pág 146
De este modo el marinero autor se enrola en la aventura de poner en pie todo un microcosmos perfectamente articulado en lo político, económico, social e incluso geográfico (esa montaña del Higuerota que aísla la región de Sulaco y representa el poder de la naturaleza): un país entero; con todos los tics de las jóvenes y revolucionarias repúblicas hispanoamericanas: constantes guerras de facciones, corrupción política generalizada, baños de sangre periódicos y pobreza supina. Todo ello sin olvidar al tío Sam, moviendo los hilos desde la distancia para controlar el negocio más lucrativo de la zona, la mina de plata de Santo Tomé. 
Holroyd, el socio capitalista de Gould, proclama el destino de los Estados Unidos: “Lo dominaremos todo: industria, comercio, derecho, periodismo, arte, política, religión, desde el Cabo de los Hornos hasta el estrecho de Smith, y más allá incluso, si algo merece la pena en el polo Norte. Y entonces tendremos la oportunidad de hacernos con las islas y los continentes más remotos de la tierra. Manejaremos los negocios del mundo, quiéralo o no el mundo. El mundo no puede evitarlo; ni nosotros tampoco, diría yo”.
Las 150 primeras páginas trazan con mano maestra las interrelaciones de este ecosistema. Cada personaje posee un carácter tallado a fuego que determinará su destino. Es el marchamo de Conrad como escritor. 
Charlie Gould, rey in pectore de Sulaco, costaguanero de origen inglés que administra la concesión familiar de la mina de plata y tiene el sueño de que esa riqueza, la principal del país, sirva también para civilizarlo. Doña Emilia Gould, primera dama de Sulaco y el doctor Monygham, su secreto admirador. Don José Avellanos, ilustre diplomático, y su hija Antonia, enamorada de Martín Decaud; periodista afrancesado, cuyos ideales juveniles se confundían con la vanidad hasta que la revuelta de los militares enciende su ardor patriota y lucha por la independencia. El italiano garibaldino Viola que regenta el hostal, el general rebelde Montero, el traidor Sotillo o el aterrorizado judío Hirsch que, buscando negocio, acaba vapuleado entre los dos bandos. Toda un ecosistema social que salta por los aires en la parte central de la novela, con la revuelta militar de los hermanos Montero y el asalto a Sulaco para aplastar el conato de independencia.
El puerto de Sulaco según John Box


















La novela se conforma como una extensa galería de caracteres intrépidos en un entorno político y social muy volátil... y, siempre, con Nostromo al fondo:  "el arrogante capataz de cargadores, el hombre indispensable, el probado y leal Nostromo, el marinero mediterráneo, desembarcado por casualidad en Costaguana para probar fortuna".  Un capataz mujeriego, tan envidiado como temido, pero con un inmenso carisma entre sus gobernados. Hombre de probada valía y lealtad sobre el que, en el momento culminante, recaerá la suerte de todo Sulaco. Nostromo es el Tom Doniphon de El hombre que mató a Liberty Valance, un secundario hecho de una pieza sobre el que, finalmente, gravitará todo. En él se cumple el carácter de los héroes conradianos: "todo aquel que establece un vínculo está perdido".

Conrad es un autor que desarrolla como nadie el temperamento de sus personajes. La vida azarosa que suelen transitar la afrontan con un puñado de convicciones irrenunciables. Así lo podemos ver en Kutz, Gaspar Ruiz, Charles Gould o en este Nostromo que el propio Conrad define en el Prólogo.

"En la firmeza con que se agarra a la tierra que hereda, en su imprevisión y generosidad, en la prodigalidad de sus regalos, en su vanidad varonil, en la oscura conciencia de su grandeza y en su entrega leal como algo desesperante y desesperado en sus impulsos, es un Hombre del Pueblo, la propia fuerza del pueblo, sin envidia; que desdeña dirigir, pero gobierna desde dentro" 
En el mismo Prólogo donde el autor nos refiere el origen de la novela:
"De hecho en 1875 o 1876, siendo muy joven, en las Antillas, o más bien en el Golfo de México, pues mis contactos con tierra eran breves, escasos y momentáneos, oí la historia de un hombre del que decían que había robado él solo un cargamento de plata en algún lugar del litoral de tierra firme durante los disturbios de una revolución". 
"Un granuja roba gran cantidad de una mercancía valiosa, eso dice la gente. Es verdadero o falso, pero en cualquier caso no tiene ningún valor en sí mismo. Inventar un relato pormenorizado del robo no me atraía, porque al no ir mis talentos por ese camino no creí que el esfuerzo valiera la pena. Fue sólo cuando se me ocurrió que el ladrón del tesoro no tenía por qué ser necesariamente un consumado sinvergüenza, que hasta podía ser un hombre de carácter, actor y posiblemente víctima de las cambiantes escenas de una revolución, fue sólo entonces cuando tuve la primera visión de un borroso país que iba a convertirse en la provincia de Sulaco con su elevada y sombría sierra y su neblinoso campo como mudos testigos de los acontecimientos provocados por las pasiones de hombres miopes para el bien y el mal." 
Veremos a Nostromo triunfar en cualquier empeño social y profesional, para finalmente fracasar en el más íntimo y personal. Él mismo se considerará un traidor a sus ideales, al convertirse en prisionero de un etéreo tesoro.

Para subyugarnos con una personalidad como la de Nostromo, Conrad ha tenido que crear todo un mundo a su alrededor, Sulaco, la provincia Occidental de Costaguana. Lugar donde se ubica la mina de plata Santo Tomé, la primera riqueza del país, y que propicia los sentimientos independentistas de su población.
Diseño de John Box para la adaptación de Nostromo que preparaba David Lean antes de morir



Toda la vida de Sulaco gira alrededor de la mina gobernada por Charles Gould y justo cuando los Montero se rebelan, uno de sus más grandes cargamentos de plata se convertirá en la moneda que decida la contienda: Si los Montero se hacen con él aplastarán la independencia.

En tiempos de aflicción, Nostromo será el único hombre capaz de concitar la resolución y la lealtad necesarias para salvar la plata de Santo Tomé y proteger el futuro de Sulaco. Pero ¿Será su integridad tan incuestionable como todos creen? Nostromo es un seductor y se embarca en la aventura no por lealtad, sino para acrecentar su propia reputación. El viaje por mar que realiza en plena noche, en una gabarra, con el cargamento de plata, es una de las escenas más absorbentes e imborrables de la novelística conradiana.


La estructura de la novela es muy compleja. Mientras que la primera parte se recrea la historia y personalidad de cada personaje (sobre todo la de Charles Gould), la parte central se extiende sobre los dramáticos acontecimientos en que las fuerzas rebeldes asaltan la ciudad y el cargamento de plata es evacuado en secreto hasta unas islas cercanas. Esta parte es la más dinámica y extensa de la novela, siendo así que los hechos que relata sólo ocupan tres días y sus noches. Me ha llamado poderosamente la atención la tremenda elipsis que se produce para llegar a la parte final. Estamos en plena Revolución de los Montero, el partido negro contra el partido blanco, cuando de pronto el capitán Mitchell se pone a contar a una visita todo el desenlace y el triunfo de la Independencia. Es en ése momento cuando todas las acciones previas se convierten en leyenda y a partir de ahí ya Nostromo es un fracaso.
Diseño de producción de Jim Box

















En la narración se combina la tercera persona de un narrador omnisciente con el relato en primera persona de alguno de sus personajes. Otra forma de dar a conocer ciertos acontecimientos es a través de las cartas que escriben sus personajes.

Novela a la vez psicológica y sociopolítica, en ella encontramos tanto la lucha política enconada, el imperialismo de los Estados Unidos y la ceguera de la tiranía; como diversas formas de heroísmo y sacrificio personal en aras de un ideal o incluso del honor. Sin olvidar el coraje y la traición. Una novela pesimista que habla del progreso como explotación de pueblos y territorios. Una constante en la novelística de Conrad.
















En la novela funciona mejor Sulaco como metáfora de la sociedad, que Costaguana como metáfora de la república. Mientras que la primera es sutil y compleja, pletórica de juegos y vaivenes políticos, económicos y sociales; la segunda es más esquemática, ciñéndose a sus consecutivos dictadores: Guzmán Bento antes y el actual Gobernador-Dictador Ribiera, al que se han concedido poderes especiales para que organice la paz y el progreso de Costaguana.

Destacaré a cuatro personajes, porque en Sulaco no sólo brilla Nostromo. Allí gobierna Charles Gould que de joven fue un joven disipado en Europa mientras su padre se arruinaba enfrentado a los políticos de Costaguana. Es muy loable el destino que se impone de utilizar la riqueza como agente civilizador.

"A Charles Gould le dolía pensar que nunca más, por mucho que forzara la voluntad, podría pensar en su padre de la misma manera que solía hacerlo cuando el pobre hombre estaba vivo. La imagen viva de su padre ya no estaba en su poder. Esta consideración, que afectaba íntimamente a su propia identidad, le llenaba el pecho de un deseo, triste y airado, de acción. En esto su instinto no le engañaba. La acción era consoladora. Es enemiga del pensamiento y amiga de las ilusiones halagüeñas. Sólo en el ejercicio de nuestra actividad podemos encontrar la sensación de dominar a las Parcas. El único campo para la acción era evidentemente la mina. A veces era imperativo saber cómo desobedecer los solmenes deseos de los muertos. Tomó la firme decisión de que su desobediencia (a modo de expiación) fuera lo más completa posible. La mina había sido la causa de un absurdo desastre moral; había que convertir su explotación en un serio triunfo moral. Se lo debía a la memoria del muerto." pág. 74-75
También Martin Decoud posee el fulgor de un personaje memorable. Asistimos a la transformación de un diletante en un notorio conspirador. No dudará en acompañar a Nostromo en su travesía más desesperada hacia las islas Isabelas. Del mismo modo el asesor José Avellanos, un prohombre de la patria que sufrió cárcel y tortura en los años de la dictadura de Guzmán Bento y que es autor del libro Historia de Cincuenta Años de Desgobierno, libro inédito porque sus galeradas terminaron “disparadas por trabucos cargados con puñados de tipos de imprenta”. Era un federal que odiaba a los liberales: “Las palabras, para uno tan familiares, tienen una acepción de pesadilla en este país. Libertad, democracia, patriotismo, gobierno: todas ellas tienen un regusto de locura y crimen. ¿No es verdad doctor?” le pregunta a su amigo Charles Gould.
Un clásico.





Nave Sulaco, en Aliens

P.D.
Los ecos de la novela, escrita en 1.904, llegan hasta nuestros días. Nostromo es el nombre de la nave donde transcurre Alien, el 8º pasajero. En la secuela, Aliens  (James Cameron), también aparece una nave llamada Sulaco.

viernes, 7 de octubre de 2016

El HOGAR de MISS PEREGRINE para NIÑOS PECULIARES - de Tim Burton

¡Qué rabia!
La película tiene todos los ingredientes para un guisote especial: una historia fantástica poblada de seres tan extraños como entrañables, la eterna lucha entre el bien y el mal, el juego de mundos paralelos, el drama del diferente en un mundo homogéneo y un director cuya cabeza hierve pletórica de monstruos y maravillas.... pero no acaba de funcionar. Al guiso le falta el punto.

Pierde la tensión en muchos momentos y la historia se estanca en otros tantos. Quizás el universo de Miss Peregrine le ha fascinado tanto a Burton que se ha entretenido plantándonos un montón de postales del mismo, con poca aventura y menos dramatismo. Se ve con gusto sin más.

Un niño que cuida de su abuelo se lo encuentra una noche moribundo en el bosque cercano. Tiene las cuencas de los ojos vacías y sus últimas palabras no pueden ser más enigmáticas: "Encuentra el bucle. El pájaro te ayudará". El recuerdo de las historias que le contaba de niño están muy presentes y sobre todo la de su paso por un misterioso orfanato en Gales. Padre e hijo emprenden el viaje a las islas con la intención de recuperar los recuerdos de su abuelo y poder despedirse de él. Una vez allí encontrará el bucle que mantiene al orfanato en su propia dimensión temporal y que ahora más que nunca corre peligro ante el acoso de los "hombres huecos".















El orfanato que dirige Miss Peregrine (Eva Green) es una deliciosa fantasía donde los "niños peculiares" (una jovencita que levita, otra con fuerza tremenda, un muchacho que es capaz de animar cualquier objeto, etc) encuentran albergue. Allí se les protege de los "hombres huecos", que pretenden robarles su energía vital. Las pocas escenas de los monstruos son las únicas con verdadera energía y tensión; porque la cinta, en general, no es nada espeluznante y peca un tanto de infantil.

La presentación de las historias y mapas del abuelo se resuelve de forma rápida e indolora. El trastorno del niño y sus visitas a la psicóloga está metido con calzador. El drama de los niños inadaptados ni aparece y la llega al bucle del orfanato de Miss Peregrine carece de magia. 

Creo que toda la acción está imbuida de la sosería del protagonista, un Assa Butterfield bastante inexpresivo y carente de encanto. Incluso el gran Samuel L. Jackson, en su enésimo papel de malvado histriónico y bocazas, suena repetitivo.
Fantasías y portentos quedan maravillosamente dibujadas, pero no son tenebrosas ni emocionantes.



















P.D.

La película está basada en el libro homónimo de Ransom Riggs, el cual alberga varias peculiaridades. Una es el amor por la viajes en el tiempo que el autor bebió en su infancia con las películas de "Regreso al futuro" y los libros de Narnia, según ha declarado en alguna entrevista. Otra y principal es el juego que establece entre fantasía y realidad utilizando una baraja muy novedosa compuesta por fotografías. En las páginas de la novela pululan una serie de fotos de época que el novelista estuvo reuniendo durante mucho tiempo. Las fotografías son absolutamente reales y también muy extrañas. Su ambigüedad y misterio permiten a Riggs una muy curiosa integración en una obra de fantasía. Hasta tal punto que algunas parecen como tomadas ex profeso para la novela. 

domingo, 2 de octubre de 2016

ÚLTIMA LECCIÓN - de Martín López-Vega

"Abuelo" - Escultura en Mecerreyes 



       
         ÚLTIMA  LECCIÓN


     Mi abuelo,
     que lo sabía todo del mundo,
     que podía agarrar un relámpago de trucha con la mano,
     que sabía silbar en lenguas para atraer a los jilgueros,
     que conocía las horas en que se podía atravesar el túnel
     sin peligro de encontrarse con un tren de frente,
     que sabía cuándo envidar y cuándo callar,
     mi abuelo que tumbó a un irlandés de dos metros
     a coñacs, que se salvó de un tren que cayó al río,
     mi abuelo que asaba las mejores castañas del mundo,
     mi abuelo que me llevaba de la mano
     a descubrir la tierra,
     mi abuelo
     confunde el día con la noche, duerme si hay sol
     y en cuanto oscurece entra en una vigilia enloquecida,
     abre puertas, enciende luces, despierta, grita,
     y yo, acostumbrado a aprender de él,
     me niego a creer que sea verdad
     que ha perdido la cabeza,
     y paso las noches abriendo puertas,
     encendiendo luces, buscando desesperado
     en todo esto una lección postrera
     aterrado no sé
     si por no encontrarla, o por entenderla.







                                                                ____o0o____

¡Qué diferente significado pueden guardar dos versos idénticos! 
El verso Mi abuelo abre la primera parte del poema y vuelve a repetirse para abrir la segunda. En la primera se refleja el anverso sabio y vital del ancestro; mientras que en la segunda el autor hace girar la moneda para enseñarnos un reverso estremecedor.
Del mismo modo se repiten las acciones de abrir las puertas y encender las luces, albergando significados diferentes. En el abuelo enajenación, en el nieto una continuidad que ya entreve incierta.







           CAFÉ ATLÁNTICO


     Un viejo café colonial frente al puerto
     de una ciudad a la que vuelves, mas no regresas
     -no hay ningún recuerdo que haya permanecido
     salvo la lluvia de una tarde por lo demás ya lejana.
     Hay al lado un British Bar pero esto no es Lisboa
     y las agujas de todos los relojes corren en la dirección cierta.
     Hace un año escribiste aquí, bajo el volcán, versos
     que hubieran podido ser los últimos.
     Haces recuento: nada ha ocurrido desde entonces
     que justifique el arrepentimiento. Hoy la has conocido
     -y has abierto su bolso, buscando algo,
     y has entrado descalzo en su cuarto,
     habéis hecho el amor de esa forma mecánica aunque hermosa
     que aún sirve de alivio del cuerpo, pero no ya del alma.
     Dejas aquí su nombre, Laura, para cuando se haya borrado.
     Ha vuelto el ejercicio del amor, pero no su fuego.
     Al menos esta vez quedará algo en la memoria:
     la curva minuciosa de sus pechos,
     los sonidos del orgasmo
     -los mismos que repetiremos, a solas, en la agonía.






Vistas de Roma desde el Gianicolo




              

                CAFFÈ GOTICO 

                                      (Via della Stelletta) 


     Soy un animal propenso a la elegía. Debe existir
     alguna taxonomía que me clasifique. He aquí
     el mantra silencioso del Pantheon desde hace siglos, 
     he aquí las palmeras felices del Gianicolo, 
     he aquí el oro del otoño romano. Tengo en el cuerpo 
     aún la mirada de la mujer de ayer en el Caffè Gotico 
     como una invitación a intercambiar 
     las generalidades animales. El tiempo es una cuchilla 
     y rasga el aire del día, trae otra ciudad: 
     tú y yo en el mismo lugar. La elegía comienza. 
     Veníamos de la Via dei Portoghesi, 
     el corazón abierto sin anestesia. 
     Tantas cosas han cambiado desde entonces. 
     Se congeló el agua en las fuentes, 
     se descongeló y volvió a manar, sucia. 
     Ahora tengo todo cuanto deseo. Pero también 
     algo que no quiero y me persigue: 
     me tengo a mí, todo cuanto ya no tengo. 
     Sólo soy el que ya nunca seré.





                                              ____o0o____


"Soy un animal propenso a la elegía" nos confiesa el autor, es decir, propenso a la pérdida y al dolor. En estos dos Cafés creo que el autor busca la identidad en la memoria, para acabar encontrando una profunda insatisfacción: En un caso lo que quedará registrado (los sonidos del orgasmo) se identifica a la agonía. En el otro, alguien que se reconoce pleno, descubre algo indeseado: "Sólo soy el que ya nunca seré"






















Martín López-Vega (Llanes, Asturias, 1975) Es un poeta y traductor que ha trabajado como periodista cultural, editor y librero. En la actualidad enseña y estudia en la Universidad de Iowa. Escribe poesía tanto en bable como castellano. Redacta el blog Rima Interna dentro del suplemento El Cultural. Es autor de varios libros entre los que se encuentran  Árbol desconocido   (Visor, 2002), Macula (DVD Ediciones)  y el poema largo Extracción de la piedra de la cordura (DVD Ediciones, 2006).
Recientemente ha publicado Retrovisor (Poemas elegidos 1992-2012) en la editorial Papeles Mínimos, que resume veinte años de trayectoria poética en el que se incluye Elegías Romanas, poemario compuesto durante su estancia en Roma como becario de la Academia de España. Su primer libro de poemas tras esta antología ha sido La eterna cualquiercosa (Pre-textos, 2014).  En Otra vida (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008) recoge y traduce parte de su obra poética en bable.  Ha traducido a Lêdo Ivo, Eugénio de Andrade, Jorge Sena y Almeida Garrett entre otros.
Mapamundi (Poesía del siglo XX), Ediciones La Isla de Siltolá, es un curioso libro que recoge una selección de poemas de entre los que ha traducido y compartido en su bitácora. Estos ochenta poetas de más de treinta países representan una verdadera antología de lo mejor de la poesía mundial. Dice López-Vega que traducir es una de las formas que un poeta tiene de estudiar.


          LA MUSA DE FUEGO


          Pedí, como Shakespeare,
          una musa de fuego.
          La tuve. Y ahora
          escribo con sus cenizas.

                                    Martín López-Vega, Árbol desconocido, 2002.