miércoles, 27 de febrero de 2013

El colapso de la globalización y la reinvención del mundo

de John Ralston Saul




Este novelista y ensayista canadiense da una gran importancia a la reflexión histórica. Ya sabéis aquello de que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Su mérito es que ya desde los años 90 predijo el colapso y el engaño de la globalización y cómo la economía se ha impuesto a la política, o lo que es lo mismo ha esclavizado a la democracia.  Porque para este creyente en el capitalismo la democracia significa opciones y en cambio los gurús de la economía siempre plantean la situación en términos absolutos: los de ahora mismo son austeridad o caos. 

En una entrevista hablaba del viejo ideal socrático: no hay respuestas completas. Porque si la respuesta es absoluta entonces estamos en el reino de la ideología pura y dura, en el reino de Dios y Destino. Pero él entiende que la democracia niega el destino, niega lo inevitable y niega la respuesta absoluta como un todo cerrado.

Desde que Bill Clinton clamara "¡Es la economía, estúpido!"; los políticos lo han convertido en su mantra.  En cambio para Saul es un falacia que acabó convirtiendo a la economía en una peligrosa religión.
En 2005, tres años antes de que se desencadenase la crisis publicó este libro. Analizaba el fracaso de los criterios que guían el sistema de relaciones económicas y financieras entre países, explicaba el origen de la idea de globalización y la crisis de este modelo. En definitiva anticipaba su colapso. Para él, el apogeo de la globalización se produjo a mediados de los noventa en unas condiciones de máxima liberalización, bajada de impuestos a las grandes fortunas, privatizaciones a mansalva y desregulación.

Visto que sus predicciones se han venido cumpliendo, ha actualizado el volumen y ha incluido un prólogo a la edición española que aborda cuestiones como el rescate de Bankia. He aquí algunas de sus revolucionarias ideas.

"En los últimos cuarenta años, auspiciado por las organizaciones internacionales, se ha ido aposentando la idea muy revolucionaria de que lo más importante del mundo es la economía y que todo debe ser visto desde la óptica de la economía. Y nadie había dicho eso antes, ni siquiera Marx o Adam Smith"

"La globalización ha conducido a lo opuesto de lo que prometía. Prometió competencia, y ha causado el regreso a los oligopolios; prometió renovación del capitalismo, y ha supuesto la vuelta al mercantilismo; prometió el final del nacionalismo feo, y ha traído la era más nacionalista desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Prometió crecimiento, no tenemos crecimiento; prometió empleo, no tenemos empleo… y así se puede seguir con la lista. Nada de lo prometido ha ocurrido."

"La globalización siempre ha sido una ideología, no una idea científica. Podríamos decir que ha sido una ideología romántica surgida del siglo XIX y que se ha convertido en una religión. Eso defiendo en mi libro. Una religión con sus creyentes, su iglesia, su jerarquía...La globalización ha creado una teocracia."

"Como la economía es la nueva religión, han aplicado la moral a la economía. La deuda pública tiene peso moral, pero la privada no. ¿Cómo se come eso? Este es uno de los fracasos de la globalización. Si el sector privado se puede librar de la deuda, el sector público también."


"Yo digo: acabemos con la deuda. No pueden admitir que se han equivocado, así que hacen como que los bonos son algo que les permite coger toda la deuda, colocarla en los bonos y venderlos. Están colocando a la civilización europea bajo el peso de una deuda que no existe. Si tuvieran algo de imaginación y algo de coraje, convocarían una cumbre y dirían: sí, los españoles han hecho mal esto, y los griegos han hecho cosas horribles con esto, pero ninguno de nosotros es una parte inocente; ¿cómo podemos resetear el reloj? Básicamente, vamos a envolver parte de esta deuda en un sobre, escribiremos en el sobre la frase “Esto es muy importante”, lo pondremos en un cajón, lo cerraremos y tiraremos la llave. ¡Hay que pasar página, hay que superarlo!"

"No hay razón para salvar a los bancos, no necesitamos tanto dinero. Lo razonable habría sido aprovechar la oportunidad para limpiar el desorden. No hay más que tomar el ejemplo español de Bankia. Una buena política habría sido, por ejemplo, que el Gobierno anunciase que pagaría todas las hipotecas hasta una cantidad determinada, pongamos 300.000 euros. Das el dinero a la gente que está en su casa y que tiene una hipoteca, y de hecho salvas a los bancos: es el ciudadano el que da el dinero a los bancos al cancelar su hipoteca. De pronto, la gente ya no tiene deudas y puede gastar lo que gana. Así es como se crea una clase propietaria y además se relanza la economía. Es tan simple."

"La clase directiva del sector privado ha conseguido, presionando a los Gobiernos, regulaciones que han convertido el fraude en algo legal. Ahí están esos consejeros delegados percibiendo bonus y participaciones en las acciones, ganando millones cada año: ¡pero si solo son gerentes! Están en el puesto por cinco años, se irán a jugar al golf cuando se retiren, ¡no son nadie! ¡Nadie conoce sus nombres, no han hecho nada en particular! ¿Deberían cobrar esos bonus cuando la empresa va mal? Ese no es el debate. El debate es: ¿deben recibir bonus? ¡Si ya les han pagado! Han usado su influencia para cambiar el sistema impositivo en todos los países para no tener que pagar demasiados impuestos por esos bonus. Eso es fraude. Probablemente, los dos ejemplos más evidentes de fraude desde la Segunda Guerra Mundial son: el cambio en las disposiciones de ingresos de los directivos, fraude evidente hecho legal, y la transferencia de la deuda privada de los últimos años al sector público."


"El dinero es una convención. Un árbol es real, el dinero es una convención. Los necios, cuando llega la crisis, están convencidos de que el dinero es real. Enrique IV fue considerado como el Buen Rey porque Francia estaba hundida por la deuda y la hizo desaparecer; a partir de ese momento vivieron 250 años de prosperidad, por quitarse la deuda; Atenas construyó toda su historia tras haberse librado de su deuda; el imperio norteamericano está enteramente construido sobra una quita, se quitaron la deuda de en medio cinco veces entre la guerra civil y 1929; la riqueza de Estados Unidos a lo largo del siglo XX está enteramente construida sobre el hecho de no haber pagado su deuda en 1929: tomaron dinero prestado en Europa, en los mercados, y con eso construyeron ferrocarriles, carreteras, rascacielos y tuvieron un colapso económico: quienes les dejaron dinero lo perdieron y ellos se quedaron con sus infraestructuras. Estados Unidos vivió cinco colapsos que al final le dejaron libre de su deuda y le permitieron convertirse en líder a partir de 1935."

"En la crisis de los años setenta estábamos con excedentes de producción, no se debía resolver el problema incrementando el comercio, porque ya había demasiados bienes. Es decir, la solución que encontraron para el problema era la contraria a lo que se necesitaba. Llevamos 30 años de abrumadora mediocridad intelectual, sin sentido de la historia, ni imaginación, ni creatividad, sin pensar qué estamos haciendo y adónde vamos: una gran banalidad con tremendos resultados."

Entrevista en El Pais Semanal
Entrevista en El Diario.es
web de John Ralston Saul

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.