domingo, 9 de enero de 2011

Historia del Universo



HIERRO

"La mejor preparada de las expediciones para la observación de tránsitos (observar a Venus pasando delante del Sol y poder realizar mediciones) organizada por la Royal Society, partió a bordo del barco de Su Majestad Endeavour de Plymouth el 26 de Agosto de 1768. Estaba equipado con cajones llenos de relojes, telescopios y material meteorológico, y de un barril de clavos para comerciar con los tahitianos, que tenían pasión por los objetos metálicos. Estaba al mando el capitán James Cook, experto navegante, inspector de barcos y matemático. Empirista tanto en las ciencias sociales como en las físicas, Cook descubrió experimentando con la dieta que podía evitar el escorbuto alimentando a sus hombres con col fermentada, que astutamente popularizó entre los marineros restringiéndola al principio a la comida de los oficiales. Cook dictó órdenes estrictas a sus hombres prohibiendo el comercio no autorizado de objetos metálicos con mujeres de Tahití, que adornaban sus muslos con intrincados tatuajes de flechas y estrellas y no veían nada de malo en negociar favores sexuales por uno o dos clavos. Cook recordó con preocupación que la tripulación de un barco que había llegado anteriormente a Tahití, el Dolphin, en su entusiasmo por las muchachas tahitianas, extrajo tantos clavos del barco que casi lo desarmó.

Cuanto más se sabía sobre las estrellas distantes, tanto más familiares parecían, a medida que se identificaban relaciones que vinculaban la Tierra con las estrellas. Una de tales relaciones habría interesado al capitán Cook.
Cuando los astrofísicos del siglo XX empezaron a descifrar la química nuclear que da energía a las estrellas, se reveló que el hierro desempeña un papel fundamental en la evolución de las estrellas. Éstas arden fusionando los núcleos de los ligeros átomos de hidrógeno, núcleos que consisten en un solo protón, y los del helio, que consisten en dos protones y dos neutrones. Al hacerlo, las estrellas liberan energía, que las hace brillar, pero también construyen átomos más pesados a partir de los más ligeros. A medida que continúa el proceso, cada estrella forma átomos de carbono, oxígeno, neón, sodio, magnesio y silicio, y luego de níquel, cobalto y, finalmente, hierro. Al llegar al hierro se detiene la formación de nuevos tipos de átomos; una estrella normal de primera generación carece de la energía requerida para crear nuevos núcleos más pesados. El nombre sumerio del hierro, que significa “metal del cielo”, es literalmente verdadero. El hierro es el producto más elaborado de una estrella activa.

Cuando una estrella se queda sin combustible, se vuelve inestable y explota, vomitando mucho de su substancia, ahora rica en hierro y otros elementos pesados, al espacio. A medida que pasa el tiempo, esta burbuja de gas en expansión se mezcla con nubes interestelares que pasan. El Sol y los planetas se formaron de una de tales nubes. Pasó el tiempo, aparecieron los seres humanos, los mineros del norte de Inglaterra excavaron el hierro de la Tierra y los quincalleros lo convirtieron en los clavos que los estibadores cargaron en barriles en las bodegas del barco de Su Majestad Endevour. Los clavos fueron a Tahití, continuando un viaje que había empezado en las entrañas de las estrellas que murieron antes de que el Sol naciera. Los clavos que los hombres del Capitán Cook negociaron con las bailarinas tahitianas, en el curso de una expedición para medir la distancia del Sol, eran a su vez los restos de antiguos soles. "

Timothy Ferris “Historia del Universo” Pág. 154

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