viernes, 30 de septiembre de 2016

El HOMBRE de las MIL CARAS - de Alberto Rodríguez

Puros hechos, poco corazón.

Alberto Rodríguez ha coronado una película ambiciosa y compleja entregando un thriller primorosamente urdido y rodado con pulso firme. Explicar en dos horas una trama de engaños y tramoya que, ni aún a día de hoy está clara, no era moco de pavo. Ese es el mejor aval del director (y su guionista Rafael Cobos) que han cogido la historia reciente de España para zarandearla y hacer que caigan frutos como este Paesa, Grupo 7 o La isla mínima. Frutos con el acre aroma de la corrupción. Estas tres magníficas películas se benefician de un guión cincelado a buril, una realización soberbia y unas interpretaciones admirables de sus actores principales.

Sin embargo algo le falta a este último proyecto. La emoción y la tensión dramática que derramaba a borbotones La isla mínima, aquí escasean. Recuerdo muy pocas películas basadas en personajes históricos que sean redondas: Patton, Missing, J.F.K.  En general suelen ser esforzadas; pero el gigantesco espejo de la realidad les acaba robando la pulsión.

Tras darse a la fuga el 26 de abril de 1994 y permanecer desaparecido durante diez meses, Roldán fue detenido el 27 de febrero de 1995 en Laos. La realidad es que no estuvo en esta país más que el tiempo necesario para hacerse las fotos con los GEO que simularon detenerlo. Todo un esperpento.
















España, 1994. Al gobierno socialista de Felipe González ya le ha estallado el GAL en plena cara cuando el Director General de la Guardia Civil, Luis Roldán, huye de España con 1.500 millones de pesetas. Su contacto para desaparecer es Francisco Paesa, un ex agente secreto del gobierno español, responsable de la operación más importante contra ETA. Caído en desgracia por un caso de extorsión, está arruinado y esperando su oportunidad. Si algo tenía de patriota, hace tiempo que lo ha perdido. La desaparición de Luis Roldán y sus 1.500 millones le colocan de nuevo en el ojo del huracán. Paesa urde engaño tras engaño para quedarse con el dinero del corrupto y la recompensa millonaria que arranca a un gobierno acorralado.

¿Qué nos pretende contar Alberto Rodríguez?: ¿La captura de Roldán?, ¿La venganza de Paesa?, ¿El final del felipismo?.
La película se presenta como la historia del hombre que engañó a todo un país; pero después de verla no creo que sea ese el objetivo. Creo que lo primero es la historia. Montar un thriller envenenado que se beneficia de un personaje tan atractivo como ambiguo. Y luego está el fresco histórico en que se sitúa. Hay que decir que este fondo está desdibujado. Se limita a un personaje como el superministro (de Justicia e Interior) Juan Alberto Belloch que tiene un recorrido muy limitado. Queda el thriller y los personajes enfangados: ahí es donde falta carne en el asador. O esa mirada a la oscuridad del alma humana.
Foto de Julio Vergne publicada en cadenaser.com

Los hechos están contados primorosamente. Jesús Santos (Luis Roldán), Eduard Fernández, Jose Coronado y Marta Etura brillan en sus papeles; pero sus personajes son prisioneros de las televisiones y los periódicos de la época. No tienen profundidad. Se apunta que Coronado era mujeriego y poco más. La personalidad de Roldán es confusa. A través de su mujer se le quiere dotar de humanidad pero no se consigue. A veces parece como que le hubieran empujado.

Con Paesa disfrutamos de los mejores momentos al desvelarnos sus trucos: la banda internacional que protege a Roldán, la retirada física del dinero en Singapur o los papeles de Laos. Por un momento recordé El Golpe, de George Roy Hill. Un gigantesco engaño. Pero de nuevo la historia real truncaba la ligereza y la aventura de una verdadera farsa.

El guión saca punta a la idiosincrasia española de entonces que (por las Gürtel, los EREs, el 3%, etc, etc, etc.) es la misma que la de ahora: España nunca será como Francia porque está “llena de españoles” o que Roldán hizo lo que hizo “porque era lo que hacían todos”. Se basa en el libro de investigación periodística Paesa, el espía de las mil caras, de Manuel Cerdán y, para navegar sin perderse por esas alcantarillas, la cinta utiliza la voz en off de Jesús Camoes (Jose Coronado); un secuaz mujeriego, conocido como El Piloto, que acompañó a Paesa durante más de 30 años.
















Eduard Fernández acaba de ganar merecidamente la Concha de Plata al mejor actor en el reciente Festival de Cine de San Sebastián. Su composición de este urdidor es magnífica (esos planos volviendo el rostro para mirar a sus espaldas, esa cara de póquer sempiterna). Pero en general todos los personajes nos resultan fríos, poco humanos. Ganan los hechos.

P.D. Las secuencias de Rodríguez son impecables y París luce en sus planos maravillosamente.

domingo, 25 de septiembre de 2016

MIDNIGHT SPECIAL - de Jeff Nichols
















Un agente de la NSA interroga al pastor de una secta que vive recluida en un rancho:
-¿Cuál es la actividad principal de su rancho?
-Tenemos una pequeña explotación ganadera, pero sin ánimo de lucro. Sólo es para nuestro uso.
-Trabajo en comunicaciones, en la NSA. ¿Puedo ir al grano?...¿Estas palabras le dicen algo?  Polo step, meridiano alfa, sable rojo. ¿Y la combinación de números  53, 23, 77, 127?
-Si. Son extractos de mis sermones. Ese en concreto es de una lectura del 17 de Enero de 2010.
-Sí, exacto. ¿Lo escribió usted?
-Si.
-Y si le dijera que las palabras y números que aparecen en sus sermones, incluyen información sensible del gobierno que, según las fechas que menciona, se transmitieron vía satélite con una encriptación muy compleja?. Su descifrado y  difusión además de ser científicamente imposible, conllevaría una pena por traición tan severa que es posible que el gobierno ni tan siquiera la haya fijado todavía. 
-El chico me los proporcionó... Fue cosa del chico.
-¿Alton Meyer?
-Sí.
-Sí, bueno. Lo suponíamos.
-¿Es hijo suyo?.
-Lo adopté.
-¿Conoce al padre biológico?
-Lo conozco bien.
-¿Cómo pudo un niño de ocho años conseguir esa información?
-Suele tener ataques.
-¿Ataques?
-Habla otras lenguas. A veces idiomas conocidos y a veces desconocidos. Lo que dice lo convertimos en nuestras escrituras. Son palabra del Señor. 
-...O del gobierno federal. ¿Qué ocurrirá el viernes 6 de marzo?... Necesitamos saber dónde está el niño.
(Mientras sonríe) -¿No tienen ni idea de a qué se enfrentan, ¿verdad?.

La propuesta, como se ve, es muy interesante y plantea una intriga de grandes proporciones. La pena es que la película no logra desarrollar todo ese potencial. 

Dos hombres huyen con un niño de 8 años. Detrás de ellos una extraña secta organiza su captura. Mientras tanto asistimos al sermón del aparente pastor (Sam Shepard). Es un galimatías compuesto de palabras y expresiones sueltas a las que los feligreses responden entonando una letanía de números. El FBI y la NSA interrumpen el oficio y detienen a todos. Sus rezos  reproducen con precisión una serie de códigos supersecretos. ¿El niño es un profeta o un visionario?














El mundo de las sectas y sus revelaciones, las confabulaciones del gobierno, el potencial de un niño con un poder especial, la relación paterno-filial, los cuestionamientos de una fe. El conjunto de conflictos que concita la película es de lo más sugestivo; pero después de una primera media hora muy atractiva, la trama argumental se adelgaza preocupantemente hasta quedar en un simple hilo. Un niño tiene que llegar a un determinado punto y la policía intenta bloquearlo. Una mezcla de ET y Encuentros en la Tercera Fase con un toque adulto, pero que no logra remontar el vuelo. 

Con todo, la película entretiene y nos regala alguna secuencia memorable, como la de un amanecer para un niño que nunca lo ha visto o la lluvia de meteoritos. El director de fotografía Adam Stone (compañero de Nichols en todas sus obras) logra convertir al mundo natural en un personaje más. Tal y como hizo en Take Shelter.

Como en sus otras dos películas, Nichols intenta trasladarnos la vivencia de unos personajes abrumados, incapaces de controlar el mundo que los rodea. Ese juego de emociones era profundo en Take Shelter y Mud; pero en Midnight Special no logra más que arañar la superficie. 

Y eso ha pesar de contar con un elenco tan cualificado como Michael Shannon, Kirsten Dunst, Joel Edgerton o Sam Shepard.

La narración es fluida y adulta. Evita la calderilla de explicitar las motivaciones. Pero finalmente el derrotero elegido para dar salida al drama es pobre y usual. En vez de profundizar en la complejidad, el director embarca a sus personajes en una simple persecución hacia ningún lugar interesante. 

Jeff Nichols es un director siempre apreciable que transita por caminos muy poco trillados. En Take Shelter logró caminar brillantemente por el filo de la navaja que supone la línea divisoria entre una neurosis y un miedo atávico. En Mud nos regaló el drama sin impostaciones de un perdedor que ve derrumbarse sus últimos sueños; con un niño como testigo en el que cree ver la inocencia perdida de sí mismo. Pero aquí, después de un comienzo prometedor, la película se vuelve común y corriente.

lunes, 19 de septiembre de 2016

TURGENIEV - según Harold Bloom










"Frank O'Connor pone los Apuntes del álbum de un cazador (1852) de Turguéniev, por encima de cualquier otro volumen individual de cuentos. Un siglo después de haber sido compuestos, los Apuntes permanecen asombrosamente frescos, aunque la actualidad que tenían en esa época, la necesidad de emancipar a los siervos, se haya doblegado bajo todos los desastres de la historia rusa. Los cuentos de Turguéniev son de una belleza inquietante; tomados en conjunto, están entre las mejores respuestas que conozco a la pregunta de por qué leer (siempre dejando aparte a Shakespeare). Turguéniev, que amaba a Shakespeare y a Cervantes, dividía a toda la humanidad (del tipo de los que buscan) en Hamlets y Quijotes. Habría podido añadir a los Falstaffs y los Sancho Panzas, dado que junto con los otros dos estos forman un paradigma cuádruple de otros tantos seres ficticios. Aunque es difícil escoger cuentos particulares de los veinticinco Apuntes de Turguéniev, me uno a otros críticos en la predilección por "Prado de Bezin" y "Kasian, el de las tierras bellas". "Prado de Bezin" empieza una hermosa mañana de julio, con Turguéniev en el campo cazando urogallos. El cazador se extravía y por la noche llega a un prado donde hay cinco muchachos campesinos alrededor de dos hogueras. Turguéniev se une a ellos y nos los presenta. Tienen entre siete y catorce años y todos creen en los duendes, unas "gentecitas" con las cuales comparten su mundo. Sabiamente, el arte de Turguéniev permite que los chicos hablen entre ellos mientras él escucha sin entrometerse. Se nos revela entonces una vida de trabajo arduo (son hijos de siervos), superstición y leyendas de aldea, en la que no faltan Trishka, el Anticristo inminente, incitantes sirenas que capturan almas, muertos vivientes y vivos signados por la muerte. Uno de los muchachos, Pavlusha, se destaca del resto por su inteligencia y atractivo. Demuestra su coraje al lanzarse inerme a ahuyentar unas siluetas que podrían ser lobos y amenazan a los caballos que el grupo debe cuidar durante la noche. Al cabo de unas horas Turguéniev se deja vencer por el sueño y despierta poco antes del alba. Los muchachos siguen durmiendo, pero Pavlusha se levanta para echar una última e intensa mirada al cazador. Turgué niev parte hacia su casa, describe la hermosa mañana y acaba el boceto añadiendo que en ese mismo año, unos meses más tarde, Pavlusha murió al caer de un caballo. Sentimos la pena con Turguéniev, pero el patetismo de la muerte no se comunica como tal. Hay un continuo que nos cautiva: la belleza del prado y el amanecer, la vividez de la creencia de los chicos en lo sobrenatural; el destino ineludible que arrebata a Pavlusha. ¿Y el resto? Es el Turguéniev pragmático y aun así quijotesco, que caza sus urogallos y aboceta en su álbum el paisaje y los muchachos. ¿Por qué leer "Prado de Bezin"? Por lo menos para conocer mejor nuestra realidad, nuestra vulnerabilidad ante el destino, mientras también aprendemos a apreciar estéticamente el tacto y la distancia sólo aparente de Turguéniev como cuentista. Si hay en este boceto una ironía, pertenece al destino mismo, un destino casi tan inocente como el paisaje, los muchachos y el cazador.
-Marc Chagall, The Orchard-

Turguéniev es un escritor altamente shakesperiano pues, como Shakespeare, se abstiene de formular juicios morales; también sabe que un favorito como Pavlusha puede morir en un accidente repentino. No hay un argumento interpretativo único para llevarse del prado de Bezin. La voz que narra no se distingue de la personalidad de Turguéniev, que es sabiamente pasiva, amorosa y cuidadosamente observadora. En esa personalidad, como en la de Pavlusha, radica parte del valor del cuento. En la mayoría de los que lo leemos hay algo que quiere estar allí, con los muchachos, los caballos, con el compasivo cazador - escritor, hablando de trasgos y náyades tentadoras en un tiempo perfecto, en el prado de Bezin. Para alcanzar la simplicidad aparente de los bocetos de Turguéniev se necesita un talento de los más altos, de una especie similar a la del genio de Shakespeare para redescubrir lo humano. Turguéniev también nos muestra algo que acaso haya estado siempre allí pero que sin él no podríamos ver. Observando a Yago, majestad satánica de todos los nihilistas, Dostoievski aprendió de Shakespeare a crear nihilistas supremos como Svidrigáilov y Stavroguin. Turguéniev, al igual que Henry James, aprendió de Shakespeare algo más sutil: el misterio del aparente lugar común, la transmisión de una realidad en perpetuo aumento.

M. Chagall -I and the village-
A continuación de "Prado de Bezin" viene "Kasian, el de la tierras bellas", donde Turguéniev nos ofrece un personaje totalmente milagroso, el enano Kasian, siervo místico y sanador por la fe, quizá una secta de un solo miembro. De regreso de una cacería, a la carreta del autor se le parte un eje. En una aldea cercana (que es ninguna aldea), Turguéniev y el hosco carretero se encuentran con un enano de unos cincuenta años, rostro pequeño, moreno y arrugado, naricita pintada, ojitos castaños apenas discernibles y un abundante y crespo pelo negro que le coronaba anchamente la cabeza diminuta como la sombrilla de una seta corona el tallo. Todo el cuerpo era extraordinariamente fino y frágil. De continuo se nos recuerda cuan chocante e inusitado es realmente Kasian. Aunque su voz es de una suavidad y dulzura invariables, condena severamente la caza como cosa reñida con Dios y nunca depone ni la fortaleza de su dignidad, ni la pena del exilio al que lo han forzado las autoridades que, al desplazarlo, lo privan además de las "tierras bellas" de la comarca del Don. En Kasian todo es paradójico; el carretero de Turguéniev explica que el enano es un santo conocido como La Pulga. Mientras reparan el eje, cazador y curandero se van juntos a pasear por el bosque. Kasian camina a los saltos, recoge hierbas, murmura entre dientes y habla en el lenguaje de los pájaros, pero a Turguéniev no le dice una palabra. Obligados por el calor a buscar reparo en unos arbustos, disfrutan ambos de un ensueño silencioso hasta que Kasian pregunta qué justificación existe para cazar aves. Cuando Turguéniev le pregunta a su vez de qué se ocupa él, Kasian responde que captura ruiseñores para dárselos a otros, que sabe leer y escribir y que tiene el poder de curar. Y aunque afirma ser un hombre sin familia, su secreto se revela cuando de pronto aparece en el bosque su hija natural, una muchacha llamada Anushka. La chica es tímida y hermosa y viene de recoger setas. Si bien Kasian niega su paternidad, ni a Turguéniev ni a nosotros nos convence; y una vez que Anushka se marcha, en el resto del cuento Kasian apenas abre la boca. Nos quedamos con varios enigmas que el carretero de Turguéniev difícilmente puede aclarar; para él, Kasian es un montón de contradicciones: algo "indecible". No se cuenta nada más y Turguéniev vuelve a casa. Lo que piensa de Kasian no se expresa. ¿Pero acaso lo necesitamos? El campesino sanador vive en un mundo propio; no la Rusia de los siervos sino una visión rusa del mundo bíblico, si bien por completo diferente de las visiones bíblicas rivales de Tolstoi y Dostoievski. Aunque se retraiga de la rebeldía, Kasian ha rechazado la sociedad rusa para volver a las artes y maneras del pueblo. No permitirá que su hija permanezca en presencia del benigno Turguéniev, quien admira su belleza. No hay que idealizar a Kasian, su astucia y sus percepciones campesinas excluyen buena cantidad de valores, pero encarna verdades del folklore que él apenas sabe que conoce.
Isaac Levitan -Paisaje de Otoño-

La atmósfera dominante de los apuntes de Turguéniev es la belleza del paisaje experimentada en el clima ideal. Claro que hay una amplia diferencia entre la belleza natural compartida por Turguéniev y los muchachos en "Prado de Bezin" y algo menos que la comunión que sobreviene entre el autor y Kasian a la sombra del bosque. Si es imposible resistir el destino de Pavlusha—sólo es posible aceptarlo -, a su modo sutil Kasian es un señor mágico de la realidad no muy distinto del Próspero de Shakespeare. El mundo natural mágico de Kasian no es afín a la naturaleza estéticamente aprehendida de Turguéniev, ni siquiera mientras el santo y el cazador - escritor descansan uno junto al otro. Kasian tampoco le abre a Turguéniev su secreto ni le permite un intercambio momentáneo con ese hermoso elfo que tiene por hija. Al fin llegamos a ver que Kasian sigue siendo "el de las tierras bellas" por más que haya perdido el hogar originario cerca del Don. "Las tierras bellas" pertenecen a la tradición folklórica cerrada, de la cual Kasian es una especie de chamán. Leemos "Kasian de las tierras bellas" para acceder a la visión de una otredad cerrada a casi todos nosotros, y cerrada así mismo para Turguéniev. La lectura del cuento nos premia admitiéndonos - muy brevemente - en una realidad alternativa a la que el mismo Turguéniev sólo entró por un momento, y que sin embargo recuperó de modo sublime en sus Apuntes."




Harold Bloom en su obra "Cómo leer y por qué"

viernes, 16 de septiembre de 2016

MALETAS en TRÁNSITO - Cristóbal Toral

-D´après Las Meninas, 1974-75-

"La vida siempre está entre un punto y otro punto. En el medio una maleta"; le oí decir en una entrevista en Radio3. Cristóbal Toral identifica la vida con el tránsito, por eso tiene sus estudios llenos de maletas que encuentra en los mercadillos o que le regalan sus amigos.  "Nunca se ha viajado tanto como ahora, migraciones, éxodos... Como artista lo recojo. Todo aquello que conlleva el tránsito. La vida es tránsito. Creo que la maleta es el mejor símbolo para representarlo y además tienen mucha belleza". 

Este artista nació en el año 1940 en Torre Alhaquime, Cádiz; pero su infancia y adolescencia la vivió en Antequera, Málaga. En esta ciudad inició sus estudios, en 1958, en la Escuela de Artes y Oficios. Su infancia la pasó dibujando mientras acompañaba a su padre que era carbonero. Entre 1959 y 1961 permaneció en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla; luego ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Entre 1968 y 1969 ganó la Beca Fundación Juan March para estudiar en España y más tarde en Nueva York. 
-La nueva inquilina, 1982-

Es uno de los artistas españoles más singulares del siglo XX. Se le considera uno de los grandes referentes del realismo mágico español. Él mismo reflexiona sobre su estilo: "Mi evolución va desde la admiración incondicional de los clásicos hasta la vanguardia. 
-Embalajes con paisaje, 2000-
La maleta, que es un icono de mi obra en los años setenta, homenajeaba a Velázquez; hoy en día tiene más que ver con Mondrian." 

Y también: "Mi obra no parte sino que llega y coincide con Hoper".

En sus obras se aprecia una sugerente amalgama de figuración realista con imágenes oníricas. Sus imágenes nos hablan de viajes y trayectos, algunos reales, otros metafísicos. Entre sus temas más asiduos encontramos las maletas, el desnudo de mujer y los bodegones.
-Habitación con retrato, 2002-

En las maletas cifra su visión del destino del hombre. No son maletas de lujo y placer. Son maletas que nos hablan del exilio, la emigración o la huida. En definitiva son el símbolo de la búsqueda del hombre por encontrar su lugar en el mundo.

"La vida es tránsito. El hombre nace en un punto y desaparece en otro: el tránsito que hay en medio es lo que importa. Hay una mudanza constante en lo que hago, figuras que no se sabe si van, si vienen, si esperan."dijo en una entrevista en ElCultural.com
-La noche, 2001-



Para él, que ha expuesto en París, Bruselas y Nueva York, lo importante es que la obra refleje la personalidad del artista: “Nos preocupamos demasiado por imitar las tendencias que triunfan en el extranjero, en las grandes capitales del mundo; cuando lo interesante es inspirarse en la realidad que nos rodea, la vida, y todo este misterio”. Por eso mismo su obra más reciente tiene que ver con los emigrantes que sueñan con Europa o la abdicación del Rey Juan Carlos.

-Contenedor, 2014-
El contenedor es para Toral una metáfora de la sociedad de consumo. Usar y tirar. Su última pintura conocida se titula "La tierra prometida" y está inspirada en los centenares de personas que periódicamente asaltan las vallas de Melilla. En el cuadro se puede contemplar a un hombre muerto junto a unas pocas monedas, una camisa ensangentada y una frase de Albert Camus: "Uno no se puede poner de parte de los que hacen la historia, sino de los que la padecen."

-Los emigrantes, 1975-































Si Antonio López abre la puerta al realismo español a principios de la segunda mitad del siglo XX; una década después Toral vuelve la vista al Barroco y a Velázquez, para revisar los conceptos contemporáneos de la pintura. 


Aunque se tilde su pintura de realista, sus obras siempre poseen un hálito onírico y surrealista. La soledad de los escenarios, la opresión de la existencia que denotan algunos personajes o la incertidumbre que acecha en muchas escenas, acentúan esa impresión. 
-Empaquetado para viajar, 1980-






















"Un artista debe crear un mundo propio. Yo tengo obsesión por las maletas, por los equipajes. En el estudio de Toledo tengo tres naves llenas de maletas..., las cojo hasta de los contenedores. Veo una gran belleza en las maletas de viaje, tienen muchas lecturas poéticas: el tránsito, la emigración, las personas que las llevan, lo que llevan dentro... Son una presencia de la ausencia, son algo mágico... Trato mucho también el tema de la mujer. Mujeres en interiores de hoteles de no mucho tronío, frágiles, expuestas, con una sensualidad que las humaniza, solitarias... Interpreto esa soledad que existe, la sensación de tránsito. Me gustan las habitaciones de los hoteles, espacios de tránsito donde aparecen las maletas, las camas, las sábanas..."

-La llegada, 1975-


















"Para mí el arte, la obra creativa, es aquella capaz de despertar una emoción en quien la observa. Un cuadro puede estar muy bien pintado, pero si no despierta un sentimiento o una emoción, no dice nada. "

miércoles, 14 de septiembre de 2016

ASESINATOS ARCHIVADOS - Didier Daeninckx











Daeninckx ejerció durante muchos años el periodismo y eso se nota. Para bien. También su compromiso con los hechos históricos más incómodos para la Francia oficial. Aquellos que tienen que ver con el racismo de la sociedad o con la violencia de estado en general. Hechos sistemáticamente ocultados.


En 1987 publicó Lumiére noire denunciando la política gubernamental de expulsión de ciudadanos de Malí. Un año después dio a la imprenta La mort n´oublie personne, cuya trama es la historia de un resistente condenado a muerte después de la II Guerra Mundial. El último de los últimos (La Der des ders) está dedicada a su abuelo, anarquista y desertor en la Primera Guerra Mundial. Esta novela fue convertida en cómic por el mismísimo Tardí y también destapa un hecho histórico silenciado, el fusilamiento y cautiverio de miles de soldados rusos a manos de sus aliados franceses.



En la obra que hoy nos ocupa recupera los hechos acaecidos el 17 de octubre de 1961, cuando una multitudinaria manifestación organizada por el FLN argelino en París, fue reprimida de forma brutal, saldándose con la muerte de 200 argelinos y miles de heridos y detenidos. Los periódicos ignoraron la noticia y el General de Gaulle decretó la amnistía para todos los policías y altos mandos que intervinieron.



Daeninckx incrusta el asesinato de un simple profesor francés en aquellos hechos, para seguir hurgando en lo más comprometedor de la reciente historia de Francia.

La arquitectura de la trama se basa en dos asesinatos aparentemente sin implicaciones; Roger Thiraud, profesor de instituto, es asesinado cuando volvía a su casa el 17 de octubre de 1961; el mismo día de los tumultos argelinos. Una víctima más. 20 años después, en 1981, aparece asesinado en Toulouse, Bernard Thiraud, hijo de Roger e historiador también. Sus últimos movimientos conocidos son una visita a los archivos de la Policía para consultar documentación relativa al periodo referente a 1942-43. 

No se les conoce ninguna relación criminal o negocio turbio. Son simples profesores de historia. ¿Una confusión, una casualidad?. En el caudaloso río de la historia todo cobrará sentido. El provinciano inspector Cadin, de la prefectura de Toulouse, será el encargado de tirar del hilo.


El estilo es periodístico, casi documental. El autor relata los hechos como una crónica, sin espurios didactismos. Los dos primeros capítulos están escritos como una serie de fotogramas que se van superponiendo hasta componer el fresco de ese fatídico día 17 de Octubre de 1961. Para ello describe los recorridos en paralelo de varios personajes: primero el de los dos jóvenes argelinos que preparan un atentado, luego el del asesinado, luego el del asesino, luego toda la confusión de manifestaciones y represión. Un relato terso y muy intenso, trufado de hechos históricos.

"A la mañana siguiente, miércoles 18 de octubre de 1961, los periódicos dedicaban sus titulares a la huelga de la SNCF y la RATP para pedir un aumento salarial. Sólo París Jour abría en primera plana con los acontecimiento de la noche anterior: LOS ARGELINOS, DUEÑOS DE PARÍS DURANTE TRES HORAS".
A continuación la novela adopta el punto de vista del inspector Cadin para seguir su investigación.

El trenzado entre ficción e historia real es magnífico. Para ello el autor adoba la trama con multitud de detalles históricos tan curiosos como la condena a muerte del general de Gaulle, el colaboracionismo de ayuntamientos y policías franceses con los nazis o la historia de Oradour-sur-Glane; pueblo que fue destruido y sus 642 habitantes asesinados el 10 de junio del 1944. El objetivo no era militar, sino intimidatorio hacia la Resistencia y la sociedad civil. También aporta referencias que nos son más cercanas:

"En 1972, un comando de ETA atacó un camión que transportaba ese tipo de armas. Desaparecieron trescientas pistolas. No se conocen las ramificaciones, pero el hampa francesa las utiliza de vez en cuando. Cada vez que echamos mano a un arma, comprobamos los números de referencia y los contrastamos con la lista que tiene la Guardia Civil". pág. 44
De las muchas virtudes de la obra destacaría el brío de la narración y le enorme veracidad que transmite. El tono es realista, los personajes convincentes. La trama mezcla brillantemente los procedimientos de investigación histórica, periodística y criminal, para sacar a la luz dos situaciones convulsas de la Francia reciente: la represión y guerra sucia contra la insurgencia argelina y el colaboracionismo francés con las hordas nazis. Resulta especialmente repugnante el capítulo donde conocemos los avatares del complejo residencial La Muette en Drancy: ¡los primeros rascacielos franceses! cuya construcción se inició en 1934 con todo el orgullo patrio, para terminar convertidos en un ignominioso campo de concentración. 



Daeninckx ha radiografiado la contemporaneidad a través de las investigaciones de su ya clásico inspector Cadin, creado en 1982. Un policía inconformista, que no se arredra ante las amenazas y que permanece exiliado en comisarías de provincias durante cinco novelas y un libro de relatos.

En sus novelas ha acercado y en ocasiones ha llegado a fusionar la figura del detective con la del periodista de investigación y la del historiador. ¿Cree que la figura del detective tiene limitaciones a la hora de afrontar una investigación sobre las raíces de la injusticia social?
En mi trabajo de escritor yo he utilizado las técnicas del historiador, el detective y el periodista de investigación. Si nos enfrentamos a enigmas históricos, que en muchos casos se han convertido en enigmas por los límites que se imponen conscientemente al conocimiento del pasado, el trabajo del periodista, del detective y del historiador tomados aisladamente no son suficientes. Cada tipo de técnica de investigación tiene sus limitaciones. Por ejemplo, cuando los historiadores quisieron recomponer lo que sucedió en la manifestación de 1961 [manifestación de argelinos en París contra la ocupación francesa de Argelia que fue brutalmente reprimida] se encontraron con que faltaban piezas y se habían hecho desaparecer las pruebas de los asesinatos. Si uno quiere completar su trabajo, tendrá que ir al cementerio y comprobar cómo los registros de entrada de cadáveres de ese día están falsificados. Tendrá que descubrir que se cavaron fosas comunes no registradas donde se enterraron los cuerpos de los asesinados en la manifestación. Es decir, tendrá que hacer un trabajo de detective para completar el objeto de su investigación histórica. Si continuamos con la investigación de lo sucedido en octubre de 1961, encontramos que los archivistas del ministerio de justicia desobedecieron la orden del gobierno francés de destruir todas las pruebas de la matanza. Mis personajes tienen que dar cuenta de todos estos hechos y por eso rompen los límites que les impondría una sola técnica de investigación. 
Extracto de una entrevista en la dinamo.com



P.D.
Todos los aficionados a lo negro&criminal llevamos años congratulándonos por colecciones como las de RBA (una apuesta que están asumiendo todas las editoriales); pero creo que no debemos dejar de lado la Serie Novela Negra de la Editorial AKAL. Libritos primorosamente editados en riguroso negro y con cuadernillos cosidos, a un precio imbatible. En ella podemos encontrar obras tan valiosas e ineludibles como las de Daeninckx (Asesinatos Archivados y El último de los últimos), Jean-Claude Izzo (Total Kheops y Soleá), Scerbanenco (Los milaneses matan en sábado, Venus privada o La cueva de los filósofos), Chester Himes (Por amor a Imabelle, la banda de los musulmanes) o Jorg Fauser (El hombre de nieve). Sin olvidar dos curiosidades del calibre de El almirante flotante del Detection Club. o los cuatro volúmenes de ¡Bang, Bang, estás muerto!. Entrañable antología de las novelas policíacas de quiosco. Para disfrutar.