jueves, 18 de octubre de 2018

La SOMBRA de LA LEY - de Dani de la Torre

  
España,2018




   - Una historia compleja llena de drama e intriga; con huelgas de
      obreros, atentados anarquistas y corrupción policial.
   - Una ambientación lujosa de la Barcelona de 1921 con las torres
     de la Sagrada Familia empezando a levantarse, calles repletas
     de vehículos de época, palacetes burgueses y un club de
     alterne de alto copete.
   - Un contexto histórico potente justo entre el desastre de Annual
     y el golpe de estado del General Primo de Rivera.
   - Un policía secreto de oscuro pasado como hilo conductor.
   - Grandes citas cinéfilas con planos que nos traen a la memoria
     Cotton Club, Los intocables, Muerte entre las flores o Camino
     a la perdición.

   - Personajes cínicos chapoteando en época una convulsa ("las
     fronteras son el mejor lugar para ganar dinero. ¡Oh! Bueno, no.
     Donde más dinero se puede ganar es en las guerras")

La película tiene todos los mimbres de una pieza mayúscula....y sin embargo no levanta el vuelo merced a una realización sin brío, falta de profundidad y un tanto preciosista. Todo lo contrario de lo que el director sí fue capaz de insuflar en la estupenda "El desconocido".
Una oportunidad perdida.






















Barcelona 1921. Son años de plomo. Los trabajadores luchan por salir de la miseria, la mujeres luchan por su derecho al voto y a la igualdad, los patronos y el estado tratan de imponerse financiando grupos paramilitares, los obreros se organizan en grupos anarcosindicales. El pistolerismo  y la corrupción campan por sus fueros. En este ambiente de violencia soterrada en Barcelona sigue sonando la música y llenándose los cabarets. 

Después del atraco a un tren con un cargamento de armas, llega desde Madrid Aníbal Uriarte (Luís Tosar) para colaborar con las autoridades locales y evitar que la ciudad se convierta en un polvorín.  El caldo de cultivo que se encuentra tiene de todo, un violento gobernador que está deseando sacar el ejército a la calle, un regente del cabaret más lujoso de la ciudad que está en todas las salsas, una brigada policial que actúa por su cuenta y la radicalización de grupos anarquistas que creen llegado el momento de la revolución por las armas. 

El nivel de producción es lujoso y tiene aires de superproducción; pero parece que por ahí se haya gastado todo el desvelo. La realización es plana. Se suceden los hechos como si estuvieras leyendo un parco expediente. Los personajes no tienen enjundia. No me gusta cómo está Michelle Jenner (una anarquista que se supone desesperada), no me gusta cómo está Pepe Tous (un sindicalista honesto que simplemente posa, hierático). Creo que el personaje del "barón" (Manolo Solo) dirigiendo el Club "El Edén" (epicentro de intrigas, atracos y ajustes de cuentas) está desaprovechado. Creo que el juego de los poderosos (los patronos, la famosa "burguesía catalana") está trazado de forma simple y la escena donde se reúnen todos en un palacete está realizada sin genio...

Se salvan el gran Luis Tosar y el "tísico" Ernesto Alterio. Dos actores con peso propio que por sí mismos ofrecen la poca intensidad que tiene la función. El Comisario jefe (Pep Tosar, un hombre íntegro que está en contra de la Ley de Fugas, con la que cualquier policía podía justificar un asesinato) o incluso el cabecilla de esa brigada policial corrupta (un Vicente Romero que ya es de hecho nuestro Joe Pecci nacional) son personajes que simplemente dicen frases. 

Parecería como si al director le hubiera obnubilado esa Barcelona de gánsteres y anarquistas y hubiese basado su empeño en su fiel reproducción...sin más: poder ver la Sagrada Familia en sus inicios, las calles llenas de coches de época, las escalinatas y cabarets llenas de largos abrigos y sombreros o las vedettes del Club Edén es mangífico; pero hace falta más.

Todo lo mejor está ahí, en la producción artística, y en las citas cinematográficas (toda una serie de planos y secuencias que nos llevan desde el Cotton Club de Coppola, hasta "el danés" de Muerte entre las flores, de los Coen; pasando por los gánsteres disparando bajo la lluvia de Camino a la perdición, de Sam Mendes. Verdaderos clásicos en los que la cinta se mira.

A pesar de todo Dani de la Torre consigue un puñado de secuencias que demuestran un virtuosismo técnico envidiable: La secuencia inicial del atraco al tren es perfecta, así como un par de planos secuencia espléndidos (la batalla campal en la fábrica y una pelea en el interior de un coche en marcha). Además del tiroteo final que es una set piece genial.
El director junto a Los Intocables




















El guión de Patxi Amezcua contiene una potente historia a la que le falta una mayor profundidad en los personajes y una estructura menos lineal. El trasfondo sociopolítico está tratado con excesiva levedad y sólo Luis Tosar consigue poner en pie un personaje complejo y ambiguo que encuentra su mejor expresión en el diálogo que mantiene con una reticente Sara:
- "No me gustan los hombres sin ideales.
- A veces hay que tener más cuidado con los hombres que sí los tienen". 
En política, los políticos van a lo suyo y los ciudadanos acabamos convertidos en una mera excusa.
Lo de siempre.



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Quien quiera visitar esos años de plomo puede leer las dos magistrales novelas que escribió el gran Eduardo Mendoza: "La verdad sobre el caso Savolta" y "La ciudad de los prodigios"



LOS HECHOS HISTÓRICOS:
Si Aníbal Uriarte hubiese llegado a la Barcelona real de 1921 se habría encontrado con una trama de terrorismo de estado que se cimentaba en cuatro patas; un grupo paramilitar de sicarios bajo el nombre de Sindicato Libre dedicado a asesinar a anarcosindicalistas en el que había personajes como el Barón Köenning o Antonio Soler “el mallorquín”, una Federación Patronal que financiaba a dichos sicarios, una Policía torturadora y asesina bajo el mano de Arleguí, mano derecha del cruel Gobernador Civil Severiano Martínez Anido, que gustaba de torturar personalmente a los detenidos y que expedía salvoconductos a los asesinos del Sindicato Libre por si eran detenidos. También se encontraría con una Ley de Fugas aprobada por el presidente Dato, causa de su asesinato a manos de un grupo de acción anarquista, que legalizaba los asesinatos extrajudiciales. Esta red de terrorismo asesinó a más de 500 anarquistas entre 1919 y 1923.
Extracto del artículo que puedes leer completo en AraInfo.org

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