lunes, 20 de mayo de 2024

EL BENDITO ARTE de ROBAR - de Christopher Brookmyre


Esta novela sobre robos es de lo más ingeniosa y lenguaraz. Como lectores caemos rendidos ante la increíble gama de trucos de magia que realiza el ladrón más culto del mundo, hijo de un mago fracasado de Las Vegas. Los magos se suelen aprovechar de nuestra propia inclinación al engaño y así lo hacen tanto el protagonista con sus adversarios como el autor del libro con sus lectores. Nos muestran sus cartas marcadas mientras despliegan ante nosotros un auténtico complot.

Zal Innez es un diabólico ladrón y amante del arte que además aprendió el oficio de mago de su padre. Ahora está siendo chantajeado por un poderoso capo para que cometa un robo de arte de gran envergadura. A modo de entrenamiento, Innez y su banda atracan un pequeño banco de Glasgow utilizando métodos tan poco ortodoxos como disparar polvos pica-pica, amenazar con pistolas falsas o dibujar obras de arte para tranquilizar a sus rehenes. 
"-Bueno, si necesitas las dos manos para rascarte, y no puedes ver nada porque te lloran los ojos, no disparas muy bien ¿verdad?"

Durante este delirante asalto, Zal conoce a la detective Angelique de Xavia estableciéndose entre ambos una fuerte atracción que ineludiblemente estará sembrada de trampas y medias verdades; "sólo porque sea un ladrón de bancos no significa que sea el malo" le espeta Zal. Con los dos advertidos, el siguiente acto del robo en la galería de arte se convertirá en un retorcido juego del gato y el ratón en el que cada uno de los dos cree saber más que su contrario. 
—No quiero dar a entender que puedo ser más lista que él; me volvería loca intentándolo. Pero sé esto: no nos está pidiendo que miremos hacia otro lado. Sabe que no podemos hacer eso.
—Cierto. Si este tipo está planeando otro atraco en mi terreno, créeme que voy a poner todas las barreras para impedirlo. Y estaré esperando que tú hagas lo mismo, incluso si, como sospecho, tienes cierta debilidad por él.
—Daré lo mejor de mí, señor. No sé trabajar de ninguna otra manera. Pero si me perdona, me siento obligada a infectarle con el pequeño virus que soltó en mi cabeza.
—¿Y cuál es?
—Le dije que, con Parnell o sin Parnell, no teníamos otra alternativa que hacer todo lo posible para detenerlo. Me preguntó que cómo sabía que no era con eso con lo que él contaba."



Resulta de lo más acertada la cita de Oscar Wilde que encabeza el capítulo I: "Dale a un hombre una máscara y dirá la verdad". Lo que pasa es que no sabemos cuándo Zal tiene puesta la suya y cuándo no. El libro está especialmente lleno de desorientaciones, engaños y referencias culturales. Los atracadores al banco portan máscaras de payasos y se presentan así: "mi nombre es señor Jarry y mis colegas son el señor Dalí, a su lado el señor Chagall, detrás del mostrador el señor Ionesco." Para mostrar después una educación exquisita invitando a damas, niños, ancianos y enfermos a abandonar la "atracción" mientras inician una larga espera entreteniendo a los rehenes con canciones y recreando obras de arte en las ventanas a la vez que les preguntan para ver quién lo acierta primero. 

El dominio narrativo de este circo de tres pistas es espectacular. Brookmyre hace que todo sea muy fácil a pesar de montar un juego de lo más enrevesado. La puesta en escena es sumamente inteligente. La novela se abre con un rijoso sicario del mismo capo que atenaza a Zal para mostrarnos paralelamente que el cártel está viviendo cambios. Luego el atraco al banco está narrado desde distintos puntos de vista como el de una sus trabajadoras o el de un músico callejero; para finalmente entrar en escena, por todo lo alto, los protagonistas: Zal y Angelique. Su relación siempre es equívoca y revela un juego de alta ironía.
    "—Tengo la impresión de que no ha sido tu día hasta ahora dijo Jarry con una voz de repente más suave.
    —En eso tienes razón dijo ella, sorbiendo una gota de líquido que afirmaría y juraría ante el más alto tribunal del país que era mucosidad.
    —Quién sabe, a lo mejor todavía hay tiempo para arreglarlo.
    —Hay que recuperar un gran déficit, créeme.
    —¿Cómo de grande?
    —¿Te refieres a más allá de ser arrastrada a trabajar en mi día libre, de entrar haciendo rápel en un banco con rehenes, de ser tomada prisionera por atracadores de banco situacionistas, de que me golpee con un arma tu psicópata impuesto por los sindicatos y de que se burle de mí un listillo con máscara de payaso armado con una pistola de la policía que yo he traído aquí?
    —Sí dijo riendo . Eso son cosas de poca monta. ¿Qué más te pasa?
    "Tú lo has pedido".
    —Cumplo treinta hoy.
    —Mierda. Eso tiene que doler."
Angelique es una agente de la Unidad Especial de Respuesta Armada que salvó al Reino Unido de tener su propio 11S terrorista; aunque lo más amable que recibió fue que "una acción disciplinaria sería inapropiada". Impidió una masacre aniquilando a los terroristas que pretendían volar un enorme proyecto hidroeléctrico; pero se saltó el protocolo. Actúa siempre con criterio propio y por eso le han sacado del estadio de fútbol donde estaba viendo a sus adorados Rangers, para enfrentarla a estos saltimbanquis. Aunque la verdad es que después del fiasco del atentado se siente vulnerable: ese mismo día cumple 30 años y sigue sola mientras recuerda que "ha matado a más hombres que con los que se ha acostado". 

Tampoco la historia de Zal Innez es floja, saltando de ciudad en ciudad siguiendo a su padre mago. Zal es muy culto y un apasionado del arte. Junto a unos amigos acabó formando el Colectivo de Artistas Fracasados especializado en robar los cuadros de los ricachones. 
"Has de comprender que estamos hablando de Nueva York y de la gente del arte: la gente más presuntuosa, hueca y moderna del mundo. Se volvió cool haber sido robado por nosotros.
-Estás de broma.
-No, no. De repente, no eras nadie a menos que te hubiera desvalijado el CAF."
Así es como llamó la atención del capo que ahora le extorsiona para que haga este trabajo. Zal es inteligente y sagaz como un zorro; un ladrón que siempre juega con lo inesperado y que sabe que su jefe le tiene guardada un jugarreta. Por eso realiza el robo del banco e implica a la policía, ofreciéndoles la posibilidad de detener a un pez gordo. Un complot de lo más erizado. El lector, como la policía, estará siempre a dos velas, cinco pasos por detrás. No podrás dejarlo.


Brookmyre no es el típico escritor de novela negra. Sus obras están repletas de humor negro, sátira social y caracterizaciones maravillosas. En El Bendito Arte de Robar no falta nada de ello: la religión del fútbol, la veleidad del arte, el techo de cristal de Angelique por ser mujer y asiático-escocesa, las soflamas ultraliberales y una prosa cincelada por una inteligencia subversiva.

La acción es ingeniosa y atractiva, pero no lo son menos sus variopintos personajes. Como esos dos rehenes en el banco que a pesar de estar maniatados son capaces de enzarzarse a patadas llevados por su forofismo por los Celtics y los Rangers. 
"-Somos un club irlandés que resulta que juega en una liga escocesa. y lo que para unos es un terrorista para otros es un luchador por la libertad. Si quieres hablar de un club que promueve el sectarismo, no somos nosotros los que no hemos fichado a un católico en cien años."
Pero los que tienen más presencia son el sicario filósofo y un periodista que tras su momento de gloria escribiendo los discursos de un político de éxito no está dispuesto a penar y se mete en una facción terrorista. Sus testimonios nos sumergirán en las cloacas del ser humano cuando el primero nos endilga su teoría económica de la mamada y el segundo nos vomita su bazofia de racismo y xenofobia. Esa es otra de las características de Brookmyre, sus peroratas y "despotricamientos" sobre temas tan diversos como el racismo, el nacionalismo, la religión, la violencia, el sexo, el fútbol o el envejecimiento. 

He aquí sin más la perorata/teoría del capitalismo según el sicario.
"Hasta tu solícita mujer que tanto te adora tiene que fingir interés de vez en cuando. Y si lo que necesitas es sobreactuación, una furcia puede hacerlo mejor que nadie. Solo los afeminados o los lechuguinos ególatras creen que cambia algo si a la zorra le importa una mierda o no.
Lo que esos payasos no entendían era que estabas pagando por su desinterés tanto como por su atención. Esa mirada aburrida era una parte esencial de la experiencia de una mamada comercial. ¡Por los clavos de Cristo!, sería un insulto a tu inteligencia suponer que está disfrutando, así que había una sinceridad impagable en la naturaleza de la transacción al aparentar que le importaba un carajo, sin falsos sentimientos o amabilidades ficticias. Una mamada es un curro, no una afición, ¿te enteras? No lo hace por placer, lo hace porque necesita la pasta y tú vas a dársela en cuanto logre que te corras. Dos cuadras más abajo, la chica que voltea las hamburguesas en McDonald’s tendrá aún más pinta de aburrida por todavía menos pasta, pero tu puto Big Mac no tendrá un sabor diferente por más que ella sonría.
Era una cuestión de capitalismo crudo, sincero, de la vieja escuela, preglobalizado. Tú necesitabas sus servicios, ella necesitaba tu dinero y nadie iba a simular que había ninguna otra cosa en juego. Ni branding ni declaraciones altisonantes ni tarjetas de fidelización. ¿Estás a favor del «no logo»? Ve a que te hagan una felación como Dios manda."
Como se ve el lenguaje es culto, grosero y sarcástico. Nos ofrece réplicas tan cáusticas como cuando Zal se disculpa ante Angelique por un secuaz que casi la dispara: "Mis disculpas, agente. Es un rollo corporativista. todas las bandas de atracadores han de emplear a un zumbado psicótico. No se puede discutir con los sindicatos."
La novela está escrita con una maestría diabólica. Brookmyre despliega una intriga desternillante y muy cinematográfica  presentándonos un cóctel rocambolesco de suspense, sátira social y romance.






Chris Brookmyre (Glasgow, 1968) es un reconocido autor de Tartan Noir y presidente de la Humanist Society of Scotland. Ha recibido varios premios a lo largo de su carrera, entre los que se incluyen el Critic’s First Blood Award por su primera novela Quite Ugly One Morning, o el Scottish Crime Book of the Year por Black Widow (2016). El bendito arte de robar es su séptima novela y es una lástima que no haya más traducidas al español.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.