ADÁN,
MARTÍN
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El más hermoso crepúsculo
del mundo
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Editorial
FONDO de CULTURA ECONÓMICA
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Martín Adán es el seudónimo de Rafael de la Fuente Benavides
(1908-1985), uno de los escritores más caracterizados de la literatura peruana
del siglo XX. Con La casa de cartón
(1928), se pondrá a la vanguardia de la literatura de ese momento. Esta novela
breve escrita en prosa poética es una pequeña obra maestra de ironía, finura de
observación e invención verbal. Narra las experiencias de un adolescente,
durante un verano en el balneario de Barranco. Casi carente de trama narrativa,
el libro está formado más que nada por las descripciones que este adolescente
realiza, en su paseo diario, de las casas, las calles y los habitantes del
balneario.
Hacia 1931, Martín Adán inicia la escritura de uno de sus poemas
mayores, Aloysius Acker. El texto se
ha publicado fragmentariamente y en más de una ocasión fue destruido
parcialmente por su autor, que lo retomó en otras ocasiones. Paralelamente
Martín Adán, que había escrito unos poemas que llamó Underwood en su primer libro, inicia un largo tanteo poético con
colecciones de versos como La rosa de la
espinela (1939) o Sonetos a la rosa
(1941). En esos poemas el autor abandona las formas de vanguardia y tiene un
acercamiento a los versos medidos que se convertirán en característicos de su
obra posterior. Travesía de extramares
(1950) es un libro de importancia crucial en la poesía de Martín Adán. Así el
poeta nos entrega un listado de sus preferencias literarias. En 1961, en un
breve opúsculo titulado Escrito a ciegas,
el poeta llega a una hermosa depuración del lenguaje, abandona los artificios,
deja de usar términos rebuscados y llega a una inesperada hondura. En La mano desasida (1961) y La piedra absoluta (1966), el poeta deja
de lado toda retórica, para preguntarse por el ser. Estos dos últimos libros
están inspirados en las ruinas de Machu Picchu. No es casual, que en la raíz de
las más importantes obras de Martín Adán esté el fenómeno de la separación o de
la muerte. Martín Adán vivió sus últimos días recluído, por decisión personal,
en un hospital siquiátrico de Lima, tras haber intentado en varias
oportunidades escapar de un alcoholismo crónico que lo deterioró hasta la
muerte.
Construyó su poesía con elementos culteranos que otorgaron un
carácter de hermetismo místico a su búsqueda del absoluto y a la angustia con
que el poeta expresó la incapacidad del lenguaje para aprehender el misterio de
la existencia.
Extractos tomados del artículo de Amaro
en el blog mininayelnapalm.
La mano desasida (Fragmento)
Y yo me moriré
Porque no me basto.
Pero tú vives,
Machu Picchu,
Piedra que se está
en su alto.
Piedra que me
representa,
Piedra que se está
gastando.
Nada será después
de mi momento,
Todo ya era cuando
yo nacía.
Tras de mi muerte
no moriré nunca,
Siempre comenzará
la vida.
Todo será como es
y, sin embargo,
Todo seré variedad,
sino, simpatía.
¡Todo será como es
porque está ardiendo y doliéndome!
¡Porque no hay otra
cosa!
Todo será como es
porque no son
Sino mi cuerpo y la
nube y tu roca
La chica de amarillo (Esdrújula Ediciones, 2018), fue el impactante debut literario de Juan Domingo Aguilar con poco más de veinte años (Jaen, 1993). En él ya se distingue una voz propia que habla de jóvenes a los veinte, de recorrer Europa, de Tinder, del primer piso juntos o del fracaso en el amor.
Aguilar es poeta, columnista y gestor cultural. Muy vinculado al mundo del teatro, ha sido director del grupo Viridiana Teatro, con el que consiguió el Premio a Mejor Obra en el Festival de Teatro Universitario de Granada, por la obra Un Dios Salvaje de Yasmina Reza, así como varias nominaciones en el Festival Nacional de Teatro Independiente de Barcelona.
Resumiría en tres lances su propuesta: el tono conversacional (alternado con largos monólogos) con un tú casi imaginario, la ausencia de puntuación que convierte cada poema en un magma proteico y la mezcla de los dramas cotidianos más íntimos y personales con las tragedias de nuestro mundo actual: los refugiados, la guerra en Siria, etc.
Su estilo se percibe trabajado. Los poemas tienen un ritmo propio y su lenguaje aparece exacto y desnudo; sin florituras. Destaca el libro porque habla de nosotros y de nuestra época; por eso es inevitable identificarse con la sutileza y la sensibilidad de su discurso, desprovisto de toda impostura. Aquí no hay ni rastro de la ingenuidad o ilusión que se presupone a la juventud: es todo realidad y desencanto y eso es justo lo que nos sitúa ante una obra auténtica.
La primera parte del poemario, titulada como el libro, gira poema a poema hacia ese sentimiento de soledad que es consustancial al desamor pero también lo es a la madurez. El poeta lo condensa magníficamente en un solo verso: «madurar es aprender a despedirse». En la segunda parte, titulada Todos los vestidos, su mirada se abre a imágenes más universales. Sin abandonar el tema central, el poeta observa que hay dolor por todas partes y que hay dolores más terribles que su dolor íntimo; así en el poema Primer mundo: «mientras tú y yo discutimos a voces en Gaza los niños se duermen con el sonido de las bombas de fondo».
Cierra el poemario una tercera parte, El vestido amarillo, compuesta por un único poema largo, en la que el poeta sintetiza las dos anteriores, a modo de recapitulación.
La chica de amarillo es poesía de la experiencia; pero con matices muy personales. Cuando se describe el fracaso de una relación es frecuente caer en el patetismo; pero Aguilar lo solventa con ironía y grandes dosis de contexto histórico-social. De este modo los poemas más íntimos llegan a transformarse en poemas de corte social.
AGUILAR, JUAN DOMINGO
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La chica de amarillo
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ESDRÚJULA Ediciones
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Aguilar es poeta, columnista y gestor cultural. Muy vinculado al mundo del teatro, ha sido director del grupo Viridiana Teatro, con el que consiguió el Premio a Mejor Obra en el Festival de Teatro Universitario de Granada, por la obra Un Dios Salvaje de Yasmina Reza, así como varias nominaciones en el Festival Nacional de Teatro Independiente de Barcelona.
Resumiría en tres lances su propuesta: el tono conversacional (alternado con largos monólogos) con un tú casi imaginario, la ausencia de puntuación que convierte cada poema en un magma proteico y la mezcla de los dramas cotidianos más íntimos y personales con las tragedias de nuestro mundo actual: los refugiados, la guerra en Siria, etc.
Su estilo se percibe trabajado. Los poemas tienen un ritmo propio y su lenguaje aparece exacto y desnudo; sin florituras. Destaca el libro porque habla de nosotros y de nuestra época; por eso es inevitable identificarse con la sutileza y la sensibilidad de su discurso, desprovisto de toda impostura. Aquí no hay ni rastro de la ingenuidad o ilusión que se presupone a la juventud: es todo realidad y desencanto y eso es justo lo que nos sitúa ante una obra auténtica.
La primera parte del poemario, titulada como el libro, gira poema a poema hacia ese sentimiento de soledad que es consustancial al desamor pero también lo es a la madurez. El poeta lo condensa magníficamente en un solo verso: «madurar es aprender a despedirse». En la segunda parte, titulada Todos los vestidos, su mirada se abre a imágenes más universales. Sin abandonar el tema central, el poeta observa que hay dolor por todas partes y que hay dolores más terribles que su dolor íntimo; así en el poema Primer mundo: «mientras tú y yo discutimos a voces en Gaza los niños se duermen con el sonido de las bombas de fondo».
Cierra el poemario una tercera parte, El vestido amarillo, compuesta por un único poema largo, en la que el poeta sintetiza las dos anteriores, a modo de recapitulación.
La chica de amarillo es poesía de la experiencia; pero con matices muy personales. Cuando se describe el fracaso de una relación es frecuente caer en el patetismo; pero Aguilar lo solventa con ironía y grandes dosis de contexto histórico-social. De este modo los poemas más íntimos llegan a transformarse en poemas de corte social.
«Los problemas de siempre alquilar una casa
cuidar al perro el trabajo la familia todo es tan complicado
no puedes entender mis traumas me dices
nadie me entiende me dices ahora voy a hablar yo
te voy a decir lo complicada que es tu vida voy a decirte
lo que es complicado vamos a hablar de cosas importantes
de verdad el niño de quince años que ahora mismo
está montado en una barca esperando llegar a la costa
de Turquía sin saber si sus padres seguirán vivos
la frustración de todos los jóvenes
que friegan los baños de Europa
esperando el futuro que se les prometió
la pareja de gays que dentro de una hora
será ejecutada en Qatar por darse la mano en público
mientras nos sentamos y pedimos una cerveza
un niño de seis años recorre cincuenta kilómetros
en África para llevarle agua a su madre
enferma de tuberculosis mientras
tú y yo discutimos a voces en Gaza
(…) mientras tú y yo hablamos de nosotros
en las noticias dicen que han encontrado
en Alepo a una niña que lloraba
entre las ruinas de su casa una niña
que llevaba puesto un vestido amarillo»
AGUIRRE,
FRANCISCA
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Ensayo General. Poesía
completa (1966-2000)
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Editorial CALAMBUR
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Francisca Aguirre nació en Alicante en 1930. Es hija del pintor
Lorenzo Aguirre, que en 1942 fue asesinado por el régimen dictatorial de
Franco. Es autodidacta. En 1963 se casó con el poeta Félix Grande. En 1971
obtiene el premio de poesía "Leopoldo Panero" por su libro de poemas Ítaca, y en 1976 el premio "Ciudad
de Irún" por Los trescientos
escalones. En 1977 publica un nuevo libro de poemas: La otra música. En el 2000 reúne todos sus libros en Ensayo general.
En el 2006 aparece La herida
absurda, publicado por la Editorial Bartleby. Ha sido traducida al valenciano,
inglés, francés, italiano y portugués. En su libro de recuerdos Espejito, espejito (Universidad Popular.
San Sebastián de los Reyes, 1995), Francisca Aguirre desvelaba las claves
fundamentales de su existencia: la marcha de su familia primero a Valencia y a
Barcelona durante la Guerra Civil y luego el exilio en Francia; la estancia en
París y en el puerto de El Havre esperando un barco que los llevase a América,
mientras la amenaza se cernía sobre Europa. Posteriormente el regreso a una
España devorada por el hambre y el rencor; el encarcelamiento de su padre y su
posterior asesinato; las penalidades sufridas en colegios y conventos de
acogida de muy dudosa moral cristiana; el refugio en los libros, la música y el
cine como tabla de salvación ante ese ambiente opresivo; el espíritu luchador y
alegre de muchos de los suyos; el establecimiento de múltiples relaciones de
amistad.
La voz de Francisca Aguirre es una aventura de introspección,
indagación e iluminación del lado más sombrío de lo íntimo. En definitiva, he
aquí una voz verdadera en la que resuena aquella honda palpitación del espíritu
de la que hablaba Machado.
AGUIRRE,
FRANCISCA
|
Itaca
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Editorial CULTURA HISPÁNICA
|
Ítaca reveló una voz verdadera que sabía fundir vida
y mito, realidades personales y cultura universal, y sabía transitar con
ligereza y gravedad, por las fecundas galerías de la poesía simbolista. Desde
su título, escueto y sugerente, llegaba la perennidad mítica, asumida y
revivida en el vivir de un yo poético circunstancial y perecedero.
Como Unamuno, siente el pensamiento y piensa el sentimiento.
Francisca Aguirre sabe navegar por un monólogo íntimo y autobiográfico pero
siempre rebasando la anécdota para trascender hasta la aventura de la
existencia, siempre amenazada por la derrota:
He contemplado detenidamente,
sin apasionamiento
aunque con algo de nostalgia,
los ansiosos esfuerzos
de esos treinta y seis años míos
[...]
Me he detenido largamente
en felices sucesos,
en tardes prodigiosas,
en el sexo y sus galas nocturnas
Y he luchado desesperadamente
contra esta solidez de sal y lágrima
que poco a poco me va inmovilizando.
Desde aquel poemario inicial su autora ha sabido conjugar desolación
y lucidez, clarividencia y patetismo, que convierten su escritura, a través de
los años y los libros, en un documento palpitante de vida, pero, a la vez,
encauzado, controlado por un sólido rigor intelectual.
La soledad, la espera, con o sin esperanza, el tiempo, el abismo del
no ser, pertenecen a una ilustre y fértil tradición filosófico-literaria a la
que Francisca Aguirre se incorporó plenamente ya en su primer libro: el
análisis de la realidad, de una realidad que, a pesar de los escollos y las
trampas, del temor y hasta del terror, es necesario afrontar, porque "nada
ayuda tanto como la realidad", declaración fundamental incluida en el
poema "La espera", que muestra la desolación de la mujer que habla. Extractos de un artículo de Emilio Miró
DESDE FUERA
¿Quién sería el extraño que quisiera
conocer un paisaje como éste?
Desde fuera, la isla es infinita:
una vida resultaría escasa
para cubrir su territorio.
Desde fuera.
Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza.
¿Y quién querría descender al fondo
de un silencio más vasto que el océano?
Silencio son sus habitantes,
silencio y ojos hacia el mar.
Desde fuera
las aguas son caminos
—desde la playa son sólo frontera—.
¿Y quién sería el torpe navegante
que entraría en un puerto sin faro?
Desde fuera, los dioses nos contemplan.
Desde aquí, no hay un pecho
capaz de cobijarlos:
los dioses son palabras; con el silencio, mueren.
¿Alguna vez la isla fue distinta?
Quién lo puede saber desde el aturdimiento.
ALEGRÍA, CLARIBEL
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Pasos inciertos (Antología Personal 1948-2014)
|
Editorial VISOR
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Nació en 1924 en Nicaragua,
pero antes de cumplir un año se tuvo que trasladar con sus padres a El
Salvador, después de que ambos fuesen acusados por Anastasio Somoza de
colaborar con la guerrilla sandinista.
A comienzos de la década de los 40 se trasladó a los Estados Unidos
para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de George Washington. Estando allí conoció a Juan Ramón Jiménez,
quien se convirtió en su mentor reuniendo sus primeros poemas en un libro, Anillo
de Silencio. En tierra norteamericana conoció y se casó en 1947 con el periodista
y diplomático Darwin J. “Bud” Flakoll, con quien años más tarde escribiría la
novela “Cenizas de Izalco” (1966). Es
el primer libro que habla de la masacre salvadoreña.
Su poesía es de expresión escueta y sobria, de tono conversacional.
En ella aborda asuntos como el amor, la muerte o el anhelo y la esperanza
vital. Como señala Gioconda Belli: «La
poesía de Claribel no es una poesía confesional de manifiesto o
de rasgarse las vestiduras. La intimidad y profundidad de su voz es un prodigio
de precisión, de sencillez. Lo que dice lo dice sin anuncios de trompeta, sin
artificios. He ahí donde reside la perfección magistral de su poesía».
Entre sus títulos destacan “Vigilias” (1953), “Huésped de mi tiempo”
(1961), “Aprendizaje” (1970), “Sobrevivo” (1978, premio Casa de las Américas), “Saudade” (2000), uno de sus
mejores libros; “Soltando amarras” (2002), “Mitos y delitos” (2008); “Otredad”
(2010) y “Voces” (2014).
Claribel Alegría, contraria a los regímenes dictatoriales e incluida
dentro de la Generación Comprometida, ha escrito también varios ensayos de
carácter político y nunca ha dejado de alzar su voz ante las injusticias
sociales.
El gobierno francés le concedió su Orden de las Artes y las Letras.
ARS POÉTICA
Yo,
Poeta de oficio,
Condenada tantas veces
A ser cuervo
Jamás me cambiaría
Por la Venus de Milo:
Mientras reina en el Louvre
Y se muere de tedio
Y junta polvo
Yo descubro el sol
Todos los días
Y entre valles
Volcanes
Y despojos de guerra
ALGEET ABARQUERO, ESCANDAR
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Alas de mar y prosa
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Editorial YA LO DIJO CASIMIRO PARKER
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Nacido en Palencia en 1984 Escandar Algeet (padre sirio y madre
palentina) consiguió con éste su primer libro un pequeño bestseller que a día
de hoy lleva nada menos que 8 ediciones.
“La prosa y los versos de
Escandar Algeet Abarquero son un auténtico hostiazo, unas veces de amor a la
vida y otras veces por el amor a pegarse contra ella (casi todas las noches).
Sentimientos que hacen temblar.”
Dice una contraportada tan escueta como
acertada ya que este joven poeta escribe
a corazón abierto. Es capaz de desnudarse en cada página con poemas que tañen
esa punzada que es la palpitante vida. Su lenguaje es natural y desnudo, por
eso es tan fácil vernos retratados en sus versos. Sobrecoge la sinceridad que
transmite y cómo te hace partícipe de su intimidad. Reseña en este blog.
ALGEET ABARQUERO, ESCANDAR
|
Un invierno sin sol
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Editorial YA LO DIJO CASIMIRO PARKER
|
El autor define este libro en su blog como “un boceto desgarrado de
mis heridas” y efectivamente podemos encontrar en él algunos poemas desgarradores.
La historia que hay detrás es sencilla. Una joven estudiante se marcha a Praga
con el programa Erasmus y es ahí "en
ese momento en el que al tener una relación a distancia se crea una grieta
entre nosotros dos", explica el autor. "Decidimos dejarlo". Dos palabras escuetas con las que concluye
una historia de cuatro años y medio. Ella tiene 26 años recién cumplidos y él está
al borde de la treintena.
"Esta es la historia de un
derrumbamiento, el invierno hecho paisaje". Palabras que hablan de
dolor. Y ese dolor le ha brindado la ocasión de publicar su segundo libro: 'Un
invierno sin Sol’. "Si veis al amor,
por ahí, solo decidle, que lo siento;
que el frío se ha hecho ciudad". "Que la poesía pague los
destrozos y su recuerdo sea mi única migaja de calor". 208 páginas que
encierran una historia de amor que se despeña por la grieta de la distancia.
El libro incluye poemas y textos en prosa como el de `La niña del pelo blanco´, en el que su
autor narra una infancia en la que se crió junto a seis mujeres, en la que
jugaba al fútbol en el pasillo con una pelota hecha de bolsas de plástico y en
la que su familia tenía un 127 que les permitía trasladarse al pueblo.
Escandar Algeet nos habla de la nostalgia, del refugio que son a
veces la poesía y los sueños, pero sobre todo de las seis mujeres con las que
creció y de Sol, que apareció para trastocar el tiempo, como explica uno de los
relatos. También hay cabida para poemas tan imprescindibles como Clases de Baile o Aburrido. Y prosa tan cruda como la de Inviernos sin nieve. Incluso una última parte donde proliferan los
poemas más bien cortos, directos y contundentes y varios viajes en metro en los
que parece que el lector o la lectora, recorra Madrid tras los pasos de un
Escandar sin miedo a las cicatrices y el auto-daño. Por otro lado, totalmente
necesario y valorable el espacio de denuncia y ese guiño a las manifestaciones
sobre los recortes de una crisis que no es más que una estafa.
Extractos del
artículo de Neus
Llop en lahuelladigital.com
ABURRUIDO
Beber solo es como
masturbarse:
tiene su punto para
con uno mismo
pero es triste por
definición.
Me duele buscarte
entre palabras, abrir el skype,
resignarme a la
piel en la distancia,
a la sequedad del
sudor cuando no estás,
a que el silencio
parezca un estante podrido donde todas las cosas
que habitan esta
habitación,
yo incluido,
seamos como los
restos envejecidos de un naufragio de sombras.
Estás preciosa.
Quería decírtelo,
como una planta de marihuana creciendo en un balcón,
como una mamada en
el baño de un bar,
como el rock and
roll cuando se pone un poco idiota.
Anoche, te mentí al
decir que estaba viendo un partido de la NBA.
Miraba pornografía.
Me distrae.
Me ayuda a no
pensar y me come las horas del insomnio
sin tener que mirar
demasiado el reloj.
Me abstrae de este
nudo de lloros en que convierto los sitios donde vomito.
Los documento de
Word son un listado penoso de fantasmas
y a veces hasta eso
me siento yo, un fantasma que camina por la casa a oscuras
como un adicto a la
soledad y sus madrugadas.
Como un candado de
óxidos encerrándome
o una pared
destrozada que se consume en sus propias grietas.
Puedo ponerme a
llorar en cualquier momento, todos son igual de malos.
y quedarme mirando
el gotear de silencios y sus desganas
mientras las horas
pasan como la noche a través de las farolas.
Inservibles a luz
del día, menos mal que es invierno.
Como ya dije,
estás preciosa.
estás preciosa.
Como una de esas
mañanas en que nos levantamos
solamente para ir a
por cerveza a la cocina,
como esa música de
gemidos entrecortados que dibujas al aire
cuando te busco
huracanes con la lengua,
como echándote
crema después de ducharte
y desnuda en el
baño protestas porque no dejo de intimirarte.
Brindar de noche es
como echar un polvo bajo la luz del sol:
una explosión hecha
instante
en donde todo lo
demás te importa una mierda.
Me duele no poder
tocarte,
me asfixia
eso de no poder
salir, pillar un metro, y plantarme estés donde estés
haciendo lo que
estés haciendo.
Como un jugador
lesionado obligado a ver el partido desde fuera.
Como una puta lista
de espera interminable.
Como una guitarra
solitaria en mitad de una fiesta.
Esperando que me
toquen.
Estás preciosa,
joder,
joder,
como un patio de
niños dándole patadas a un balón,
como Madrid un 15
de mayo,
o como hacer el
amor
y corrernos a la
vez.
ANCET, JACQUES
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Bajo la montaña
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Bartleby Editores
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Edición Bilingüe español-francés. Un hombre contempla a través de la
ventana una montaña sombría. Laderas cómplices o amenazadoras. Mira. Escribe.
Como en la más alta poesía, hay en estos textos de Jacques Ancet una suerte de
capacidad autogenésica de la palabra, capaz de decir al hombre y de decirse. Bajo la montaña es la intensa,
insustituible palabra que da testimonio de la metamorfosis del mundo y del
poeta, dijo Andrés Sánchez Robayna.
Pero no es una lectura que emocione fácilmente. Su escritura se
acerca al grado cero en el que el mero
hecho de nombrar las cosas se convierte en canto. Una lectura a buen seguro
serena y reflexiva.
Jacques Ancet (Lyon, 1942) es traductor, ensayista y, sobre todo,
poeta. Buen conocedor de la literatura española, a él se debe la introducción
en Francia de la poesía de Cernuda, Valente, Aleixandre o Gamoneda, a quienes
ha traducido con idéntica destreza.
La voz. Este gesto en la luz gris: pasar páginas.
Oír también en el silencio: “Más mi amor nada puede
sin que tu mano acceda”.
Cuenta. El tiempo es una gelatina donde se agitan reflejos:
una mesa junto a la ventana, tal vez un aparador, sillones.
Afuera gritos, un organillo triste como una partida.
Ya no tiene edad.
ANDREU, BLANCA
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De una niña de provincias que se vino a vivir en
un Chagall
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Editorial HIPERIÓN
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Blanca Andreu nació en La Coruña en 1959, vivió su infancia y
adolescencia en Orihuela, y a los veinte años se trasladó a Madrid donde
residiría durante la década de los ochenta. Su primer libro, De una niña de provincias que se vino a
vivir en un Chagall, fue publicado cuando tenía 20 años y ganó el Premio
Adonais en 1980. Con su segundo libro, Báculo
de Babel, obtuvo en 1982 el Premio Mundial de Poesía Mística Fernando
Rielo. Capitán Elphistone, fue
publicado en 1988. No deja de tener un punto de ironía, sobre todo visto veinte
años después, la fecha del colofón del primer libro de Blanca Andreu: febrero
de 1981. Nos remite al meollo de la transición política española, y más allá de
los accidentes históricos pasajeros, al territorio agitado, ruidoso y feraz de
unos tiempos (muy alejados de la grisura anterior) donde brillaban una serie de
signos para los jóvenes veinteañeros de cuando entonces. La extravagancia
borgiana de Bélver Yin de Jesús
Ferrero y una película oscura y única como Arrebato
de Iván Zulueta; el díptico narrativo desternillante (El misterio de la cripta
embrujada / El laberinto de las aceitunas) de Eduardo Mendoza y un libro de
poemas erótico, Los devaneos de Erato de Ana Rossetti; publicaciones efímeras y
grupos de rock también efímeros que sonaban en Radio 3 y tocaban en Rock-Ola:
Parálisis Permanente, Paraíso, Décima Víctima, El Aviador Dro, Derribos
Arias...días de fiebre, días de libertad. De
una niña de provincias...irrumpe en este panorama pero era ya de por sí una
carga de profundidad. Este libro supuso el resplandor oscuro de una piedra
preciosa, un raro objeto que tenía valor por sí mismo en su radical
autosuficiencia. El poema -musical y febril, creador y reivindicador de
adicciones- se concibe como fruto cifrado o como vela para la travesía, y no es
ajeno a una sensibilidad que tenía mucho del Rubén modernista y de los grandes
títulos del surrealismo en español : Poeta en Nueva York, Residencia en la
tierra, La destrucción o el amor. Aparece como un teatro solitario de metáforas
últimas, de nombres adorados ya en su sonoridad - Heliogábalo, Rilke el poeta,
Cioran, Baudelaire- y al fondo, en un telón soñado y vivido, están el ligero
Mediterráneo, la prohibición de envejecer, la gavilla del sueño barbitúrico y
un Mozart anfetamínico preámbulo de pájaros: Blanca in the sky with diamonds.
Pues hay que “creer en la poesía, y en la intolerancia de la poesía, y decir
niña, o decir nube, adelfa, sufrimiento...” Era un libro escrito con la tinta
verde de un corazón dorado. Angel Rodríguez Abad.
Revista Hispano Cubana HC 2002
Así morirán mis manos oliendo a espliego falso
y morirá mi cuello hecho de musgo,
así morirá mi colonia de piano y de tinta.
Así la luz rayada,
la forma de mi forma,
mis calcetines de hilo,
así mi pelo que antes fue barba bárbara de babilonios
decapitados por Semíramis.
Por último mis senos gramaticalmente elípticos
o las anchas caderas que tanto me hicieron llorar.
Por último mis labios que demasiado feroces se volvieron,
el griego hígado,
el corazón medieval,
la mente sin cabalgadura.
Así morirá mi cuerpo de arco cuya clave es ninguna,
es la música haciendo de tiempo,
verde música sacra con el verde del oro.
ANDREU, BLANCA
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Elphistone
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Editorial VISOR
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Mediada la década de los ochenta, nos encontramos con que la elegía
lírica, la temporada en el infierno y el daguerrotipo traspasado en veneno de
colores (de su primer libro De una niña de provincias...) dejan paso
al navío, y al cuaderno de bitácora, del sombrío capitán Elphistone. Es un
libro que revela otra fiebre más interior y de más largo alcance. Dedicado a
Juan Benet, que fuera hasta su muerte marido de la autora y cuya persona
impregna toda esta invitación al viaje de heredad romántica, se abre con una
significativa cita de Melville: Con
grandes aspavientos el filósofo Catón se arrojó sobre una espada, en cambio yo,
sencillamente, me embarco. Un halo visionario parece acompañar la travesía
lírica. Siempre bajo la advocación del Holandés, se puede establecer un juego
de analogías y de correspondencias con otros barcos míticos. El breve e intenso
conjunto de poemas recuerda aquella isla sin nombre que no está en el mapa -la
isla de las almas perdidas- que sirvió para que una aventura de H. G. Wells se
convirtiera en una meditación sobre el poder y el deseo; y , todavía más, nos
sentimos cercanos al velero del lobo Larsen, el lobo de mar de Jack London, que
en su gabinete de lectura de a bordo (Milton, Poe, Nietzsche, De Quincey)
resumía la visión del mundo de un rebelde ángel caído que inmortalizase en
imperecedero blanco y negro Edward G. Robinson.
Sobre Elphistone
escribió el propio Juan Benet: “No es tan sólo un nombre, recibido y
transmitido por generaciones que lo acatan, vinculado al mando en el mar, esa
noble e inalcanzable entelequia. Es, sobre todo, la reducción a una palabra del
desorden provocado por la obediencia a una orden y la manifiesta rebeldía de
una naturaleza que juega con su amo y acepta sus reglas, pero en todo momento
es capaz de enseñar sus dientes”. Exquisita fantasmagoría escrita sobre las
olas tormentosas y los días de valor. Se trata pues de un libro pintado en
negros, melancólico retrato lírico de un oscuro capitán, dandy de los mares,
intrépido en su dignidad celestial, “como un rey de este mundo perdido en las
leyendas”
Angel Rodríguez
Abad. Revista Hispano Cubana HC 2002
ANDREU, BLANCA
|
El sueño oscuro
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Editorial HIPERIÓN
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Este volumen recopila la poesía escrita entre
1980-89, es decir, sus tres primeros libros: De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, Báculo de
Babel y Elphistone.
Blanca Andreu está considerada como el punto de
partida de la llamada Generación postnovísima de la poesía española. Pedro
Provencio la encumbra como una de las mejores representantes de esa puesta al
día de la vanguardia, firme oponente de la poesía de la experiencia y con un
firme entronque surrealista: “También la
aventura imaginista que llevó a cabo Blanca Andreu en sus dos primeros libros, De una niña de provincias que se vino a
vivir en un Chagall (1981) y Báculo
de Babel (1983), estuvo a punto de caer en el descrédito de cuanto suene a
surrealismo. Si no se cometió ese error fue, sin duda, porque aquellos dos
libros son muestra de un caudal lírico fuera de serie, pero la autora mantuvo a
raya cualquier posible tendencia al anquilosamiento con el giro que imprimió a
su trayectoria al publicar Elphistone
(1988). Conteniendo las riendas, pero con el mismo brío de los libros
anteriores, Andreu apuesta por la síntesis representativa y hasta por la
narración: véase el excelente poema "Fábula de la fuente y el
caballo", en particular, pero también la recurrencia de elementos
ambientales y temperamentales del "capitán" a todo lo largo del
libro. La exuberancia de sus libros anteriores se hace aquí intensidad
sugerente».
Provencio, Pedro. Las últimas tendencias de la lírica española». Cuadernos Hispanoamericanos 531.En alguna entrevista la autora ha señalado como los grandes temas de su obra el amor, la infancia y el paso del tiempo. Del mismo modo asegura que todas sus primeras obras, a excepción de La tierra transparente, “fueron escritas desde el dolor”.
Fábula
de la fuente y el caballo
A Beatriz de Laiglesia y Werner Aspenström
Dicen que murió un caballo.
Contaron que pasó como una sombra, que galopaba
como noticia que va corriendo
todos los días hasta la fuente -agua y sonidos
blancos,
jaurías blancas y galgo crepitar-
todos los días entre la nieve y en el deshielo,
sobre la
hierba de mayo, año tras año
huía de los lobos
ese caballo que ahora está muerto
atravesaba los bosques encendidos por la luna
quien lo saludaba fríamente.
Era castaño -acaso era una yegua-
ese caballo del que hablo. Nunca lo podré
conocer.
Me han dicho que pasó como una sombra
que su vida no fue sino una sombra y sin
embargo el caballo era luz.
Era un caballo ateniense. En sus ojos brillaba
el fuego
de la verdad y la belleza,
pero nadie lo conoció.
Ese caballo que ahora viene vigilante hasta
este poema
con los ojos agrandados por el insomnio de la
muerte,
con la mirada de mi hermano y la sonrisa de
fábula
a veces miraba a los hombres,
pero los hombres no sabían prestar atención a
un caballo.
Ni el sabio ni el indiferente se preocuparon de
indagar.
Y así el caballo pudo ir año tras año
hasta la fuente aquella y dicen
que se hicieron compañía
durante los durísimos tiempos.
No hablaban más que de sus cosas
en un lenguaje desconocido, más misterioso que
el sueco
aquel caballo y aquella fuente.
La fuente era una comadre de las que todavía
quedan,
vividora, aficionada
a los chismes.
El caballo era un caballero, no puede decirse
otra cosa.
Dicen que galopaba como noticia que va
corriendo
a propagar la prosperidad, como un mensaje
del rojo del verano.
Y nadie lo escuchó sino la fuente, nadie supo
su signo
ni su símbolo,
nadie quiso saber sino la fuente de aquel
caballo color hoja seca.
En el interior de un verso sueco descansa de su
soledad
y ahora ha negado a este poema antes del
amanecer
con grandes ojos semejantes a los de un antiguo
profeta,
con ojos que no se preguntan si fue dios quien
hizo la
muerte,
con grandes ojos elevados
a la categoría de potencias.
Sueño y sendero, sangre y oscuridad
que suenan como campanadas.
Hacia dónde vuelan. De su paso no queda
vestigio alguno. Y el caballo -desde la noche-
mira y aprueba
no los ojos de la desapacible
sino la última luz de una brizna de hierba.
"Capitán
Elphistone" 1988
ANDREU, BLANCA
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Los archivos griegos
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Editorial FUNDACIÓN J. MANUEL LARA
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Tras nueve años de
silencio, Blanca Andreu reúne en Los
archivos griegos cuarenta poemas que cuentan entre lo mejor de su obra.
Sensitivos, intensos, depurados, apuntan en su diversidad al ideal de una
belleza en que pensamiento y realidad elemental buscan su integración en pos de
otra conciencia más allá de los límites convencionales, mediada por la
persecución de una forma alada de escritura, como se expresa en la invocación
del poema inicial “Oda a los perros de Atenas”.
Mito y realidad
vivida, la impronta del mundo griego es el medio unificador de las seis partes
del libro. La primera da título al conjunto y conjuga naturaleza, memoria
elegíaca, sentimiento amoroso y reflexión metapoética en versos de gran riqueza
metafórica que apuntan a la formulación de esa otra conciencia intuida. La
segunda, “Opus nigrum” presenta unas tonalidades más oscuras en la
confrontación moral con la realidad de la guerra (“Desde Irak”), con los
engaños del poder económico o literario (“Primera conclusión”, “Contra Faraón”)
y frente a la experiencia de la temporalidad en “Muy lentamente sobre mí”, en
el que sucesivas imágenes del transcurso dan paso a una reafirmación del deseo
de conocimiento: “saborear y contemplar/ el color de los hechos/ hasta
conocerme/ y comprender/ y saber qué otra cosa significas”.
Cierran el conjunto
los tres poemas de “Del otro reino” que transportan a una atmósfera de
esperanzado misterio simbolista el sentido todo del libro: “El cisne negro de
Granada”, “Lupus in fabula” y “De los bosques”: tres significativas imágenes
animales que se suman a la imaginación simbólica creada por la muy abundante
fauna de estos poemas, en su mayoría metáforas de la elevación y de la pureza,
y que merecería un estudio detallado.
La inteligencia
poética de Blanca Andreu ha aunado claridad, ritmo expresivo y una desbordante
riqueza de imágenes que hacen de Los
archivos griegos el que para mí es el mejor de sus libros hasta la fecha. Extractos tomados de Francisco
Díaz de Castro en ElCultural.com
ANNEDA,
ANTONELLA
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Desde el balcón del cuerpo
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Editorial
VASO ROTO
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Desde el balcón del cuerpo es el gran libro de madurez de su autora, una
de las voces fundamentales de la poesía italiana contemporánea. Nuestro cuerpo,
afirma la poeta, es como un balcón: nos
permite asomarnos a lo otro, pertenece a la casa pero no es la casa, está en el
espacio pero no es el espacio, se encuentra suspendido. Lo único que el ser humano no puede gobernar
del todo es su cuerpo; por ello la autora se asoma al balcón, y desde allí
denuncia lo que la sociedad actual exige: la aparente verdad no expresada, sino
recubierta, revestida de algo que no es: ¿Cuanta hipocresía es necesaria para
revestir nuestro pecho?. Las respuestas nunca son unidireccionales, y en este
libro se abren en esquejes, en voces diversas, que convierten el conjunto en un
teatro en el que tonos y personajes se cruzan y se mezclan con las misteriosas
casualidades de la existencia, y que demuestra que la contradicción no es más
que un acuerdo más complejo.
La voz de Antonella Anedda (Roma, 1958) es una de las más
reconocibles de la poesía italiana de su generación, y quizás la más traducida
al castellano. Vaso Roto edita ahora Desde
el balcón del cuerpo (su libro de 2007) después de que antes aparecieran Residencias invernales (1992) y Noches de paz occidental (1999).
Desde el balcón del cuerpo supone una evolución clara en la poesía de
Anedda en relación a sus títulos anteriores. No es que Anedda no hubiera
recurrido al matiz narrativo o al recuerdo personal en sus entregas previas,
pero nunca como en este libro había abordado el poema de tono biográfico.
Este libro de
Anedda es, pues, un intento de explicación del yo desde el interior de su
frontera más evidente: el cuerpo. Y la pregunta más insistente del cuerpo es el
dolor, y la indiferencia de los otros, la respuesta que más a menudo obtiene.
El libro es un escalón más en uno de los ejercicios de autoindagación más
fascinantes de la poesía europea contemporánea.
Extractos tomados del blog Rima
Interna de Martín López-Vega.
ANÓNIMO
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Poema de Gilgamesh
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Editorial CÁTEDRA
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El Poema de
Gilgamesh es la primera epopeya de la Literatura universal. El texto, cincelado
en unas tablillas encontradas en la biblioteca del palacio de Asurbanipal,
descubierto en el siglo XIX, relata las aventuras de Gilgamesh (legendario rey
de Uruk, cuya historicidad es muy probable) y su amigo Enkidu (nacido humano y
personaje enteramente ficticio).
Dejando aparte las
cuestiones eruditas, profusamente estudiadas en la versión española del
profesor Lara Peinado, el Poema del Gilgamesh, compuesto varios milenios antes
de nuestra era, recoge ya los arquetipos que jalonan las grandes obras
literarias posteriores: el descubrimiento del amor y la amistad, la necesidad
de aventura, el desdén hacia los dioses, la búsqueda de la inmortalidad, el
miedo a la muerte, la lucha frente al destino…
Del poema
-incompleto en alguna de sus partes- se ha rescatado más de una versión.
Originalmente la obra fue una creación sumeria, pero su forma actual responde a
las sucesivas refundiciones del texto en época paleobabilónica. Aquí hemos
traído un extracto de la octava tablilla, en su versión asiria, en la que
Gilgamesh llora la muerte de Enkidu.
Selección y Comentario de Nacho
Segurado en 20minutos.com
TABLILLA VIII
¡Escuchadme, ancianos de Uruk! ¡Jóvenes, escuchadme!
soy yo quien llora por Enkidu, mi amigo,
estallo en amargas lágrimas, como una plañidera.
¡Oh, tú, hacha de mi costado, socorro de mi brazo,
espada de mi cintura, escudo ante mí, garantes de mi victoria,
túnica de mis fiestas, cinturón de mis placeres!
¡Amigo mío, mulo vagabundo, onagro del monte,
leopardo de la estepa,
Enkidu, amigo mío
nosotros juntos habíamos escalado la Montaña,
habíamos capturado y matado al Toro Celeste,
habíamos abatido a Khumbaba, que moraba en el
Bosque de los Cedros!
Y ahora, ¿qué sueño se ha apoderado de ti
ADONIS
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Árbol del Oriente
(Antología Poética 1957-2007)
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Editorial VISOR
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La extensa obra de Adonis (Siria, 1930) -a sus 17 libros de poemas
habría que añadir 13 volúmenes de ensayos y estudios críticos- representa en su
conjunto una de las experiencias más densas y fértiles de la literatura árabe
contemporánea: no en vano, en los últimos años su nombre suena siempre en los
rumores que corren sobre los candidatos al Premio Nobel de Literatura. Pero con
Nobel o sin él, nadie puede arrebatar a
Adonis ese empeño en la
reconstrucción de un lenguaje poético radicalmente nuevo que, sin embargo,
extrae en buena parte su fuerza expresiva del legado clásico árabe. La gran
aventura de Adonis -y la de otros autores árabes a partir de los
años cincuentena del pasado siglo- consiste en introducir la poesía árabe en la
contemporaneidad, llevar a cabo en su literatura una revolución paralela a la
realizada en Europa con la aparición de los parnasianos y el simbolismo
francés. la magnitud de la ruptura que provoca en la tradición poética árabe
sólo puede entenderse si pensamos que las experiencias ajenas que ha de
incorporar no se reducen a ese gran salto adelante de la poesía europea de
fines del siglo XIX, sino que comprenden también las riquísimas consecuencias
que produjo en el primer tercio de fines del siglo XIX, sino que comprenden
también las riquísimas consecuencias que produjo en el primer tercio del siglo
XX, como la poesía vanguardista o experimental y el surrealismo. aventura del
poeta Adonis, del ciudadano del mundo
Alí Áhmed Saíd Esber, que se refleja con voz personal e inconfundible en poemas
que van y vienen de la poesía occidental contemporánea a la poesía árabe clásica,
pasando por la oscura herencia del sufismo, la literatura mística musulmana.
ADONIS
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Este es mi nombre
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ALIANZA
Editorial
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Adonis, seudónimo del sirio-libanés Ali Áhmed Saíd Ésber, es uno de los más importantes autores en lengua árabe de la actualidad. En 1954 fue encarcelado por sus actividades políticas. Dos años más tarde se establece en Beirut y en 1962 adopta la nacionalidad libanesa. En 1957 fundó 'Poesía', revista poética de vanguardia de enorme importancia en el desarrollo de la nueva poesía árabe de los 50. En 1961 estudió en París con una beca y regresó después a Líbano. Permaneció en Líbano durante la década de la guerra civil (1975-1985). Fue catedrático de literatura árabe en la Universidad del Líbano. Ante la intervención israelí de 1982, estableció su residencia en París.
Poeta, ensayista y traductor, de su amplia obra poética destacan Canciones de Mihyar el de Damasco (1961), Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y de la noche (1965), Este es mi nombre (1971) y los tres tomos de El Libro (1995-2002). Este es mi nombre está conformado por tres extensos poemas que, inicialmente, fueron escritos entre 1969 y 1971; unos años cruciales para el mundo árabe y su literatura:
Prólogo a la historia de los reyes de Taifas
Éste es mi nombreEpitafio para Nueva York
La guerra de los seis días, en la que Israel se anexionó los territorios palestinos y parte de Egipto, Líbano y Siria, marca un antes y un después en esa cultura. Era junio del 67 y desde entonces en los países árabes se habla de la literatura posterior a Huzairán, a Junio. La poesía posterior a Junio denuncia no sólo el expansionismo militar de Israel y su utilización del terrorismo de estado en asesinatos selectivos o indiscriminados, sino también la debilidad de los países árabes.
De esa humillación surge este libro de Adonis, esta poesía crítica e ideológica.
Un niño es el rostro de Jaffa. ¿Florecerá el árbol seco?
Ese es el primer verso del Prólogo a la historia de los Reyes de Taifas. La frase se repite como una salmodia en otros lugares del poema y se completa con versos como estos:
Toda agua es el rostro de Jaffa,
toda herida es el rostro de Jaffa,
los millones de hombres que gritan ¡no!
son el rostro de Jaffa.
Los amantes en el balcón, los amantes encadenados,
los amantes que yacen en la tumba
son Jaffa.
La sangre que mana del costado del mundo
es Jaffa.
"Epitafio para Nueva York" es un poema dividido en diez partes compuesto en 1971 e incorporado después a Este es mi nombre. Se trata de un texto experimental en el que, en palabras de Federico Arbós, "sitúa su escritura en una encrucijada múltiple de culturas y lecturas, de posturas vitales, estéticas e ideológicas" y donde Walt Whitman y el Federico García Lorca de Poeta en Nueva York está muy presentes. "Las imágenes 'fotografían' la crueldad, la confusión, la insolidaridad de la Gran Manzana, urbe por excelencia del siglo xx, descarnada pero atrayente, vital y desmesurada."
AJMÁTOVA, ANNA
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Requiém. Poema sin héroe
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Editorial CÁTEDRA
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Anna Andréievna Gorenko (1889-1966) Como poeta adoptó el apellido de su noble bisabuela tártara.
La mirada de esta mujer poeta abarca diversas épocas marcadas por el tránsito:
entre dos siglos, dos revoluciones y dos guerras. Es testigo de convulsiones
profundas, tanto en el ámbito artístico como político y social. Su obra siempre
está relacionada con sus experiencias vitales. Ella se erige como la trágica voz de
la memoria de su pueblo. La revolución rusa de 1917 tuvo trascendentales
consecuencias para Anna y su familia. En 1921 su marido fue acusado de
conspiración y fusilado. Más tarde, su hijo será también arrestado y deportado
a Siberia.
Los poemas de Anna se prohibieron, fue acusada de traición y deportada.
Por temor a que fusilaran a su hijo quemó todos sus papeles personales. En 1944
pudo regresar a Leningrado con su hijo, ciudad devastada tras el asedio nazi.
En 1945 el joven intelectual británico Isaiah Berlin quiso visitarla antes
de regresar a Londres. Ese encuentro se prolongó durante veinte horas durante
las cuales Anna le leyó sus poemas y se sinceró con él; este hecho produjo
trágicas consecuencias ya que su hijo volvió a ser encarcelado durante diez
años. Mas en esta ocasión la escritora se negó a silenciar su voz y siguió
adelante con su poemario más importante, Réquiem,
donde explica que en aquella Unión Soviética los únicos que estaban en paz eran
los difuntos, ya que los vivos pasaban su vida yendo de un campo de
concentración a otro.
Brodsky habla de algo, que los que desconocemos la
lengua rusa, no estamos capacitados para
apreciar: la extraordinaria musicalidad de los versos de Ajmátova, su
ritmo y su metro propios, que emergían de sus versos como una respiración
secreta.
Los estudiosos dividen su
obra en tres períodos: el primero corresponde al ciclo poético que comprende de
1912 a 1922. El segundo período (1922-1940) está constituido por unos años de silencio creativo y la ruptura de ese
silencio con el Requiem. Ajmátova,
como muchos artistas y poetas que no se pusieron del lado de la Revolución fue perseguida y censurada. Durante
trece años (1922–1935), coincidiendo con el terror stalinista, fue incapaz de
crear nada. Este silencio impuesto, pero también autoinfligido, quedó conjurado
a partir de una visita a Mandelshtam, que ya había sido desterrado.
Las conversaciones con el amigo poeta le devolvieron la voz y ésta se alzó con
los primeros compases del Requiem.
La experiencia personal y
compartida del dolor, que muestran sus versos, es la inversión de las tesis
oficiales del “realismo socialista”. La poeta habla sobre asuntos reales como la
experiencia del horror; y no de la imagen idílica del paraíso soviético cantado
por los propagandistas del régimen. Hablar sobre la realidad era el principio
acmeísta, y cuando la realidad es trágica la voz de la poeta es canto de
ultratumba, lamento y requiem.
El tercer ciclo poético de Ajmátova (1940-1965) comienza con una
serie de poemas épicos, de llamada a la resistencia contra la invasión nazi, en
la que los rusos llamaban la Guerra Patria. Cuenta en sus notas autobiográficas
que, al igual que otros poetas, actuó con
frecuencia en hospitales, leyendo poemas a los combatientes heridos.
Esto le valió una rehabilitación parcial. En esta tercera y última época, y a
lo largo de veintidos años, fue escribiendo el Poema sin héroe, en el que reconstruye su vida pasada de la época
modernista en Petersburgo. Para algunos autores este es el texto fundacional de
la modernidad del siglo XX, los mismos que consideran a Pushkin como el
fundador de la modernidad del siglo XIX. Todo el Poema respira una nostalgia de cultura universal,
en la que se sintió inmersa. El Poema es la crónica poética de la cultura
rusa de la modernidad.
REQUIEM
No me amparaba ningún cielo
extranjero,
no, alas extranjeras no me
protegían.
Estaba entonces entre mi pueblo
y con él compartía su desgracia.
1961
EN VEZ DE PRÓLOGO
Diecisiete meses
pasé haciendo cola a las puertas de la cárcel, en Leningrado, en los terribles
años del terror de Yezhov. Un día alguien me reconoció. Detrás de mí, una mujer
–los labios morados de frío- que nunca había oído mi nombre salió del
acorchamiento en que todos estábamos y me preguntó al oído (allí se hablaba sólo
en susurros)
-¿Y usted puede dar cuenta de esto?
Yo le dije:
-Puedo.
Y entonces algo como una sonrisa asomó a lo
que había sido su rostro.
Leningrado, 1 de abril de 1957
INTRODUCCIÓN
En aquel tiempo
sonreían
sólo los muertos,
deleitándose
en su paz, y vagaba
ante las cárceles
el alma errante de
Leningrado.
Partían locos de
dolor los regimientos
de condenados en
hilera y era
el silbido de las
locomotoras
su breve canción de
despedida.
Nos vigilaban
estrellas de la muerte,
e, inocente y
convulsa, se estremecía Rusia
bajo botas
ensangrentadas, bajo
ALEIXANDRE, VICENTE
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Espadas como labios
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Editorial CASTALIA
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Vicente Aleixandre, uno de los poetas más relevantes de la Generación
del 27 y Premio Nobel de Literatura en 1977, nace en Sevilla el 26 de abril de
1898. Su primera infancia transcurre en Málaga y, con once años, se traslada a
Madrid donde pasará el resto de su vida.
Se suelen definir tres etapas en la obra poética de Aleixandre. Una primera que podemos denominar “cósmica”
y que es plenamente surrealista, en la
que Aleixandre crea un poderoso mundo poético donde las fuerzas cósmicas y
telúricas -la tierra, el mar, el sol, el fuego, la selva...- se sienten como
arrebatadas por un fuerte impulso del mundo.
Integran esta primera etapa obras cumbre de la talla de Espadas como labios, Pasión de la tierra, La
destrucción o el amor y Sombra del
Paraíso.
La segunda etapa es más concreta, la Naturaleza pasa a un
segundo término y el poeta se centra en las peripecias del vivir humano.
Abandona el surrealismo e intenta una mayor comunicación con los hombres. Frente a una poesía ahistórica e intemporal, ahora irrumpe el acontecer humano,
las vicisitudes de una existencia concreta, el hombre en primer plano y no como
individuo aislado, sino como un miembro de lo comunal: Historia del corazón (1945)
La Tercera Etapa tiene como tema principal la visión del vivir
humano como un accidente cósmico. En estos dos libros (Poemas de la consumación
y Diálogos del conocimiento) hay matices formales nuevos: en el primero el
poeta habla consigo mismo y en el segundo el poeta permanece en la sombra y
hablan interlocutores distintos, aunque no ajenos.
Aleixandre es un maestro del verso libre, forma que maneja con
pujante originalidad en La destrucción o el amor, y que eleva a una belleza
«clásica» en Sombra del paraíso
De Espadas como labios (1932), escribió
Dámaso Alonso que sus poemas no tienen "sentido común", sino sólo
"sentido poético". Podría decirse que la
inspiración es irracionalista, casi neorromántica, y el principio fundador de
las figuras es la intuición, el lirismo traspasado por un prisma individual. En el libro predomina la fuerza erótica, continuación del
torbellino de las voces de la tierra. Reseña completa en este blog.
ALEIXANDRE, VICENTE
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La destrucción o el amor
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Editorial
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La obra de Aleixandre está marcada por su constante examen del valor
de la vida frente a la destrucción que imponen el tiempo y la muerte. También
por la defensa de lo elemental, de lo puro contra lo artificial, lo falso; la vestiduras que impone la civilización.
Ese hombre elemental inmerso en un caótico cosmos pugna por hallar la
luz, una unidad armoniosa y pura, que el poeta fija en el amor. Según Bousoño,
Aleixandre hace de la solidaridad amorosa entre el cosmos y el hombre el centro
de su actividad literaria.
El libro cumbre es La destrucción o el amor, (1935); para él la esencia amorosa se da
cuando el amante se destruye para vivir en el ser amado; se produce una fusión,
que le lleva a identificarse con todo lo creado. Aquí nos encontramos con la
exaltación de todo lo desnudo y natural, del amor como pasión telúrica y el
sentido destructor de su realización, la muerte como vida, elementos todos que
no son más que variaciones sobre el gran tema de esta etapa: la vuelta a la
naturaleza. Como señala Bousoño, estamos ante el amor-pasión, amor total en sí
mismo y, por tanto, un amor que al mismo tiempo es destrucción: cada uno de los
amantes quiere ser el otro.
ALEIXANDRE, VICENTE
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Pasión de la tierra
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Editorial
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Es en Pasión de la tierra (1935), compuesto por poemas en prosa, donde
aparece el deseo del poeta de fundirse con la naturaleza. Por ello, defiende lo
auténtico y lo espontáneo y arremete contra las trabas sociales que impiden
conseguirlo. Es de difícil comprensión debido al irracionalismo que le embarga,
aunque no se puede hablar de escritura automática. Es un libro radicalmente
surrealista. Los poemas de Pasión de la Tierra dan cauce al surrealismo, concebido éste como
una visión nueva, "revolucionaria" de las fuerzas conscientes e inconscientes
que se hallan en el corazón del hombre, de lo que se mueve debajo de las
palabras, de los impulsos casi orgánicos que las animan, de las profundas
conexiones que dan fundamento a las imágenes más sorprendentes.
ALEIXANDRE, VICENTE
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Sombra del paraíso
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Editorial CÁTEDRA
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Esta obra
fundamental se publica en 1944; es un libro pesimista y triste, donde el hombre
añora melancólicamente el paraíso perdido, desde la tierra de exilio y su
soledad. Como anota Bousoño, este libro influyó en los jóvenes poetas, situando
a Aleixandre como guía y maestro. En esta obra se mantiene el sentimiento
panteísta amoroso de la naturaleza, pero en un tono más sereno y reposado, y
también más pesimista. Es un libro en que se evoca nostálgicamente un mundo
paradisíaco, virginal -la primera aurora del mundo-, del que el poeta se siente
desterrado. O, quizá, según otra interpretación, se trata de una sublimación
del deseo del poeta de vivir una existencia pura y elemental, en reacción
contra la vida artificial y limitada de la ciudad, y acaso también contra la
fealdad y crueldad de la reciente guerra civil. En Sombra del paraíso, como en La
destrucción o el amor, abundan las imágenes visionarias, telúricas y
cósmicas, de solidaridad ardiente con el mundo animal, mineral y vegetal. Pero
el estilo se hace más claro y transparente en Sombra del paraíso, donde no encontramos ya las huellas
surrealistas de los libros anteriores. Reseña completa en este blog
AMMONS, A. R.
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Basura y otros poemas
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Editorial LUMEN
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Ammons buscaba un tema inagotable en 1987
cuando vio una montaña de desperdicios mientras conducía rumbo al norte por una
autopista de Florida. Ammons mecanografió el poema, veloz e improvisadamente,
en un rollo de papel para calculadora y luego partió el papel en dieciocho
secciones de aproximadamente un pie de longitud.
Semejante materia requería una forma flexible
donde cupiera volcar la lengua en un persistente proceso de deformación: una
forma dialéctica capaz de plasmar el incesante transcurrir entre lo concreto y
lo abstracto, lo orgánico y lo inorgánico, lo hecho y lo deshecho, lo aprovechable
y lo desechable, lo sublime y lo vil, la vida y la muerte.
Con esa base se
desarrolla este soliloquio poético en el que se suceden las reflexiones
autobiográficas, la conciencia del tiempo y las alusiones a la realidad
exterior: desde las cualidades proteínicas de los brotes de soja hasta los
árboles, los talleres de escritura, los animales del jardín o ese buldózer que
Ammons vio en un vertedero de Florida y desencadenó la escritura de un libro
que, como sus Collected Poems veinte años antes, mereció el National Book
Award.
Y en ese lugar
intermedio donde se cruzan la mirada del poeta y el mundo tóxico se genera este
poema sobre el residuo, sobre la materia pringosa que se convierte en imagen
–metáfora y metonimia a un tiempo- del mundo y de la poesía, que es el
resultado de un acarreo de materiales
muertos que se revitalizan en el texto para dar lugar a una reflexión
sobre la vida y la escritura, sobre el proceso creativo. Extractos tomados
del artículo de Santos Dominguez en el blog EncuentrosconlasLetras
Basura tiene que ser el poema de nuestra época porque (fragmentos)
la basura es lo bastante espiritual y creíble como para
embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio,
amontonándose, apestando, manchando los arroyos
de marrón y de blanco cremoso: qué otra cosa nos aparta
de los errores de nuestros ilusorios usos, no la tentación
de carecer de porquería, eso resulta remoto, y,
en cualquier caso, inimaginable, poco realista: yo no soy un
abreboquetes o tapaboquetes: métele el dedo
a la dama (qué digo, mierda, al dique), que no derrame
el fluir de la creatividad, lo que viene aflorando, futurista,
los orígenes que fomentan la porquería: junto a la I-95, en
Florida, donde es raso el terreno como son rasos océano
y golfo, surgen montones de desechos (porque si sacas una
cosa para hacer sitio y meter otra dentro, qué ocurre con
la cosa que has sacado: lo mismo pasa con las tumbas),
se arrastran los camiones de basura como con reverencia,
como si ascendieran por zigurats hacia las altas aras
que conservan con vida gaviotas y basura, ofrendas
a los dioses de la basura, la represalia, la expectativa
Ayer por la noche y antes de dormir,
la alegría más pura
de un cielo
en medio del sueño que se
escapa, solemne
la emoción y la alegría más
pura
de un día entre niña y casi
grande”.
Con estos versos luminosos se abre Oscuro, el primer libro en España de la excelente poeta Ana Luísa
Amaral (Lisboa, 1956), una de las voces más sugerentes y sólidas de la lírica
lusa actual.
Oscuro es un libro hondo, una especie de diálogo
polifónico con algunos de los ejes vertebrales de la cultura portuguesa (con
Camões y Pessoa en primer plano) y cuyo telón de fondo viene dictado por una
revisión activa y en clave humana de la propia historia nacional, sea real o mítica.
La hiperidentidad lusitana a la que se ha referido Eduardo Lourenço como una de
las huellas más profundas de la cultura vecina se refleja en estos poemas, que
se sirven de la lírica para introducirse en el territorio de la épica, ese
género que construye el día a día de la historia de Portugal y de las historias
de los portugueses.
Con estos materiales, Ana Luísa Amaral dialoga
con las voces del pasado a la luz de los deslumbramientos del presente,
perpleja ante los misterios recónditos del enigma de la existencia (“La lumbre
que las sustenta, / a estas voces, / viene de más dentro, y yo no sé
nombrarla”). Una poeta imprescindible del panorama lírico portugués, por fin
accesible.
ASHBERY, JOHN
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Autorretrato en espejo convexo
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Editorial DVD
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El «Autorretrato» acumula «fragmentos de soliloquios interiores atravesados de aprensión, dudas, basura sapiencial, ideologemas, residuos visuales y esperanzas abatidas». El autor siempre consideró intentar crear un discurso donde tuviera cabida lo aleatorio, lo fragmentario, el esfuerzo por construir un contenedor donde regurgitar sus meditaciones y jaculatorias.
De hecho siempre tuvo una ambición recurrente, la incorporación de la vida al arte, de la realidad fluyente e imprevista, carente de un sentido deliberado, al espacio del poema. «Todo momento está rodeado de un montón de cosas de la vida que no añaden más significado pero son parte de una situación con la que creo que estoy tratando cuando escribo». Y en otro lugar añadía, apropiándose de la distinción de Lévi-Strauss entre bricoleurs y ingénieurs: «yo soy un bricoleur, alguien que pega cosas». El riesgo de este proceder, obviamente, era que si todo es susceptible de entrar a formar parte del poema éste termina no necesitando el filtro del poeta y convirtiéndose en una mera reduplicación del caos cotidiano, extremo que Ashbery había rozado deliberadamente con Three Poems pocos años antes, con su ausencia de toda jerarquía y su disolución del yo como asidero para una voz relativamente coherente.
Sólo unos pocos han sabido advertir que lo característico de Ashbery es su exploración de los procesos psíquicos que habitualmente soslayamos o desatendemos en nuestra percepción cotidiana. Su trabajo, igual que en el «poema de la mente» que perseguía Wallace Stevens, tendría como objeto primordial precisamente «el modo en que la mente trata la materia aleatoria que entra en ella» (Shapiro 1979, xiii). «Autorretrato en espejo convexo» es un caso muy particular de ese temperamento. Poema en este Blog y Reseña en este Blog
ATENCIA, MARIA VICTORIA
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Las Iluminaciones
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Editorial SALTO DE PÁGINA
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María Victoria
Atencia nace en Málaga, el 28 de noviembre de 1931. A los diecinueve años
conoce a Rafael León, maestro impresor y su marido más tarde. Un día de 1953
Rafael se lleva a la imprenta Dardo algunos de los borradores de María Victoria
(un cuaderno de ejercicios que ella jamás revisó ni pensó publicar) y le
devuelve el cuaderno “Tierra mojada”, su primera publicación. Con esta sorpresa
consigue, como quería, comprometerla en su nueva ocupación. Así, en 1961
publica sus dos primeros libros, Arte y
parte y Cañada de los ingleses. Es
autora de obras como 'Ex Libris' y 'Marta y María', así como de la reciente 'Las iluminaciones. Antología y poemas inéditos'.
Tiene una nómina de
poetas que la acompañan desde 19 años: San Juan de la Cruz, Góngora, Juan Ramón
Jiménez, Rilke, Cavafis… En 2014 gana el
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Los miembros del jurado resaltaron su capacidad para “convertir lo
cotidiano en algo trascendente”, como en el poema a Una hoja:
Fría y rugosa, apenas
debió correr un agua por eso que llamamos
su memoria o sus nervios,
en el bosque en que supo el latido del día
y se ofrecía al aire
esta lámina u hoja vegetal de mi mundo,
materia que se arrastra y me arrastra.
Otro miembro del jurado, Jaime Siles señaló:“es una voz muy singularizada, que es más religiosa que mística, y que nos hace ver matices absolutamente insospechados. Nos renueva la visión de la realidad y, al mismo tiempo, dota al lenguaje de una precisión extraordinaria”.
Hay siempre en los poemas de Atencia una aspiración a la belleza y ese término es aquí justo pese a que pueda resultar hoy algo desacreditado o, al menos, no muy usual.
La dicción de los poemas de Atencia es en términos generales sencilla, el léxico, la sintaxis; eso sí, siempre todo sirviendo a una armoniosa musicalidad, imagen de un orden, cósmico y espiritual, imagen uno del otro, tal que “Una lágrima puede / comprometer el curso de las constelaciones”. Así pues, sí, en esta cosmovisión hay un orden -y ésta es una idea clásica: “Debida proporción” da título a un poema-, pero su equilibrio es inestable, hay siempre algún accidente que está a punto de quebrarlo y desbaratarlo todo, por lo que fijar el instante en que la intuición poética tiene la percepción de ello es, digámoslo así, el alma del poema, si se prefiere, su razón de ser. A eso responde la escritura de Atencia, de una delicadeza -otra palabra desusada en la crítica, pero también justa- como muy pocas.
Los poemas dan fe de un amor a la vida y el conjunto viene a construir un gran cántico, es la vida escrita, de ahí que en “La tinta, el curso azul” se presente “como una vena que me recorriese y tiño / y escribo y leo y sufro su latido,” Cántico en que belleza, vida y muerte se anudan y, así, la podredumbre de un dranúnculo es “testimonio de vida”. Poesía de excelencia.
Extractos del
artículo de Túa
Blesa en ElCultural.com
Noche oscura
Quien apiña la
noche bajo el embozo, vuelve
a negarme por
huésped de su amor cotidiano
y la palabra -el
tenue susurro del aliento,
que apenas
significa- con la alondra primera
teje la frágil
trama de la desesperanza:
contra sí se debate
el que combate a solas.
Amante el más
difícil, que hasta el alba persigo:
AUDEN, W. H.
|
Canción de cuna y otros poemas
|
Editorial LUMEN
|
De los llamados
poetas del “grupo de Oxford” es seguramente Auden (York, Inglaterra, 1907 -
Viena, 1973) el que ha tenido una mayor resonancia, aunque el nombre de Stephen
Spender, su compañero y en cierta medida maestro, no se queda a la zaga. A los
dos les unió, además de sus años formativos y su afán viajero, la experiencia
de la guerra civil española, en la que participaron como voluntarios. De hecho,
los poetas del grupo evolucionaron, salvo alguna excepción, de las ideas marxistas
hacia tonos y temas más metafísicos. La guerra de España quizás estableció un
antes y un después en sus ideas y desengaños. De hecho, su conocido poema
“España, 1937” revela las excrecencias de un tiempo sometido a las ideologías
ciegas, que él denuncia con expresiones contundentes: “la autoritaria sombra de
la libertad”, el “asesinato necesario”, el “derroche de energía”, o la
“aburrida reunión”. Y cierra el poema señalando el camino hacia otra libertad:
en el tiempo de la derrota, en el lugar de la Historia, la solución en un
tiempo confuso que no admite el perdón es la “piedad”.
Como señala muy
bien Iriarte, el prologuista y traductor de esta abarcadora e iluminadora
antología, lo que cuenta es el fin de “aspirar a la plegaria perfecta” que la
poesía sea “un acto de resistencia frente al caos”.
Como un gran friso
de su voz ya madura -no olvidemos que están escritos entre 1935 y 1939- se
despliega ese poema de poemas que son las “Doce canciones”. En ellas, el autor
entabla con sus palabras un combate entre lo temporal y lo intemporal, entre
historia e intrahistoria. Un ejemplo modélico en este sentido es la canción IX
(“El blues de la muralla romana”) en el que la anécdota de este poema
engañosamente historicista se ve rebasada fecundamente por la anulación de los
tiempos concretos. Parece que el escritor escribe a la ligera y que el humor es
la base del poema, cuando hay en éste una carga simbólica y un desenlace
plenamente metafísico.
BLUES DE LA MURALLA ROMANA
Sobre el brezo sopla el húmedo viento
Tengo piojos en mi túnica y congestión nasal.
La lluvia cae repicando del cielo
Soy soldado de muralla, no se por qué.
La neblina se arrastra sobre la dura piedra gris,
Mi novia está en Tungria; duermo solo.
Aulus anda tras ella en su casa,
No me gustan sus modales, no me gusta su casa.
Piso es un cristiano, adora a un pez;
Si fuera por él, no habría besos.
Ella me dio un anillo pero lo perdí jugando a los dados;
Quiero a mi novia y quiero mi paga.
Cuando sea un veterano con solo ojo
No haré más que mirar al cielo.
Estamos ante el poeta verdadero, representado
por algunos de sus más bellos y complejos poemas, cuidadosamente escogidos y
trasladados a nuestra lengua
Extractos tomados
del Artículo
de Antonio Colinas en ElCultural.com
BACHMANN, INGEBORG
|
El tiempo postergado
|
Editorial CÁTEDRA
|
Esta austriaca nacida en Klagenfurt (Corintia) fue poetisa, novelista y narradora de relatos. Se dedicó al periodismo antes de escribir su primer libro de poemas El tiempo postergado (1953). A partir de entonces se convierte en un personaje público, no sólo por sus versos, sino por esa inusual combinación de sensualidad e inteligencia que llama la atención en un mundillo literario por entonces únicamente masculino. Mujer inaccesible y misteriosa, de extrema fragilidad, su voz quebrada y casi rota está llena de referencias filosóficas, desde Wittgenstein a Heidegger, pasando por Walter Benjamin o Simone de Beauvoir. Tuvo intensas relaciones con los escritores Paul Celan y Max Frisch, y más tarde atravesó duras crisis personales y de salud, evitando cada vez más las apariciones en público. Después de publicar su primer libro en prosa, A los treinta años (1961), se mantuvo durante diez años sin publicar apenas nada. Considerada como una de las más importantes poetisas de la postguerra, en los últimos años de su vida, Italia fue su patria adoptiva. Falleció en Roma, como consecuencia de las graves quemaduras que un incendio en su casa le produjeron.
Ensombreció su
juventud la depresión económica, amén del paulatino crecimiento del fascismo
austríaco y finalmente la llegada del nazismo. Estas vivencias clave estarán presentes a partir de entonces en toda la obra en forma de una
sensación de precariedad de la existencia, de un "vivir amenazado". Sus estudios de Derecho, Psicología, Germánicas y Filosofía Pura finalizaron
con una tesis doctoral crítica sobre la filosofía existencial de Martin
Heidegger. Asimismo contribuyeron en gran medida al desarrollo de su poética,
influenciada principalmente por la filosofía neo-positivista Ludwig Wittgenstein ("Los límites de mi lenguaje significan los
límites de mi mundo").
En 1947
conoció a Paul Celan, con quien mantuvo una intensa relación. Juntos mantuvieron a lo largo de los años un
"diálogo literario-amoroso", que se continuó en las respectivas obras
hasta la muerte de ambos poetas. Sobre todo el primer poemario, El tiempo
postergado (1953), está lleno de referencias intertextuales a la poesía de Paul
Celan, como se ve en Decir lo oscuro, que retoma el verso "Nos decimos
palabras oscuras" de Corona (Amapola y memoria, 1952). Este diálogo en los poemas continuó, tras el suicidio de
Celan en 1970, hasta la novela Malina y Tres senderos hacia el lago, dos
homenajes al amigo desaparecido.
1953 fue el año de su
definitiva consagración como poeta. Publicó El tiempo postergado que tuvo gran impacto. No sólo
hablaba un lenguaje nuevo, de ‘alta tensión’ entre pathos lírico y visión
desilusionada del mundo, vestida de una gran densidad de imágenes; sino también
porque tocaba el nervio de la época con su lamento ante un mundo en ruinas y su
advertencia contra la restauración del nacionalismo militante. Ya el título recogía el tópico bíblico de lo transitorio de la
existencia humana, y
enlazaba con lo que preocupaba a la gente en la inmediata posguerra.
El tiempo aplazado
Se avecinan días más duros.
El tiempo aplazado hasta nuevo aviso
se anuncia ya en el horizonte.
Pronto tendrás que anudarte las sandalias
y ahuyentar a los canes hacia las granjas de la tierra baja.
Que las vísceras de los peces
se han quedado frías al viento
y la luz de las flores de los altramuces arde ya mortecinamente.
Tu mirada se abre paso a través de la niebla:
el tiempo aplazado hasta nuevo aviso
se anuncia ya en el horizonte.
En la otra orilla se te hunde la amada:
la arena sube ya por su cabellera ondeante,
no le deja hablar,
le ordena callar,
la encuentra mortal
y dócil para la despedida
tras cada abrazo.
No vuelvas la mirada.
Anúdate las sandalias.
Ahuyenta a los canes.
Arroja los peces al mar.
¡Apaga las flores de los altramuces!
Se avecinan días más duros.
A raíz del premio del
Grupo 47, el semanario Der Spiegel le dedicó a la "gran promesa de la
poesía alemana" el reportaje titular, y la lanzó así a la fama en los
países del habla alemana.
BACHMANN, INGEBORG
|
Invocación a la Osa Mayor
|
Editorial HIPERIÓN
|
En aquel momento álgido de su carrera literaria, Ingeborg Bachmann tenía 27 años. Posteriormente se
trasladaría a Italia y esto se hizo muy patente en el segundo poemario,
Anrufung des Großen Bären (Invocación a la Osa Mayor, 1957), con la radiante
presencia de los paisajes mediterráneos. Mar, vid y olivo, son saludados como
remedios de revitalización. Sin embargo, no dan una imagen idealizada,
romántica de Italia. Esta se basa más bien en los contrastes entre pasado
histórico y actualidad caótica, entre esplendor natural y miseria social,
ejemplificados en El primogénito país, En Apulia o en los poemas sobre Roma.
Italia fue el "país de mi alma" de Ingeborg Bachmann.
Si bien este libro ya
no tiene el pathos acusador de El tiempo postergado, continúa la denuncia de un
mundo devastado, sin amor, donde poderes arbitrarios y amenazantes -la figura
de la Osa Mayor- utilizan al individuo como juguete. Al mismo tiempo se
incita a la resistencia y a la confianza en las fuerzas salvadoras del amor y
de la escritura. La personificación de esta fuerza es la lechuza del poema Mi pájaro.
Tras la publicación de su segundo poemario, Ingeborg
Bachmann se alejó paulatinamente de la poesía y se centró más en la prosa que
paralelamente había continuado escribiendo. Pronto tuvo que enterarse del
rechazo de su narrativa por parte de la crítica, que en su mayoría no estaba
dispuesta de ver más allá del encasillamiento de poeta lírica.
A partir de 1959
empezaron a publicarse en revistas los relatos que formarían el libro A los
treinta años. Los relatos son una transposición de su poética a un nivel más palpable, donde situaciones
y personajes ficticios forman un ciclo cerrado para ejemplificar ideas, como
los límites de la metafísica, la aniquilación del individuo en el contexto
social, o la función del lenguaje en la sociedad, todos ellos tratados ya en el
relato titular. Su protagonista, que experimenta a los treinta años un gran
crisis, al darse cuenta que su vida está definitivamente condicionada,
reflexiona sobre su pasado, sobre el rumbo a tomar y sobre su identidad.
Junto con Malina
-considerado la "obertura"- y el fragmento Réquiem para Fanny
Goldmann constituye lo que Ingeborg Bachmann llamó su "proyecto de
prosa", la trilogía ‘Formas de morir’, a la que se dedicó exclusivamente
los últimos años de su vida.
Las tres novelas de la
trilogía indagan en los mecanismos del poder: por un lado a nivel colectivo,
entre individuo y sociedad en el mundo occidental capitalista y, por otro lado, a nivel individual, entre
hombre y mujer en el patriarcado -tanto Franza, como Fanny, como el Yo femenino
de Malina se subordinan a las exigencias del hombre que aman y quedan al final
aniquiladas.
Durante su ocupación
con el "proyecto de prosa" Ingeborg Bachmann sólo esporádicamente
escribió algún poema. Después de Invocación a la Osa Mayor, publicó 18 poemas
sueltos más, de los que Ningunas Delikatessen expresa explícitamente su
renuncia a la poesía, que ya no le servía para "mover algo", como
exigía. Estos poemas se pueden considerar su testamento poético ya que plasman
sin artificios estéticos las preocupaciones de la autora, en primer lugar su
desconfianza en el leguaje, como en Vosotras palabras, el poema dedicado a
Nelly Sachs.
¡Vosotras, palabras,
levantáos, seguidme!
y aunque ya estemos lejos,
demasiado lejos, nos alejaremos una vez
más, hacia ningún final.
No aclara.
La palabra
sólo arrastrará
otras palabras,
la frase otras frases.
El mundo así quiere,
definitivamente,
imponerse,
quiere estar dicho ya.
No las digáis.
(...)
Y sobre todo, no eso: la imagen
en el tejido de polvo, el retumbar vacío
de sílabas, palabras de agonía.
¡Sin decir nada,
vosotras, palabras!
y aunque ya estemos lejos,
demasiado lejos, nos alejaremos una vez
más, hacia ningún final.
No aclara.
La palabra
sólo arrastrará
otras palabras,
la frase otras frases.
El mundo así quiere,
definitivamente,
imponerse,
quiere estar dicho ya.
No las digáis.
(...)
Y sobre todo, no eso: la imagen
en el tejido de polvo, el retumbar vacío
de sílabas, palabras de agonía.
¡Sin decir nada,
vosotras, palabras!
Extractos tomados del texto que Cecilia Dreymüller, traductora y estudiosa de la autora, publicó en El Crítico nº 7
BADOSA, ENRIQUE
|
Trivium: Poesía 1956-2010
|
Editorial FUNAMBULISTA
|
Nacido en Barcelona
en 1927, Badosa puede ser considerado como un autor de la generación de los 50,
aunque su poética se ha desarrollado de una manera muy autónoma y personal.
Su escritura se caracteriza,
ante todo, por una dicción transparente que fía en la exactitud verbal y en la
claridad expresiva la canalización de una temática conceptualmente grave, a
menudo elegíaca y de un pensamiento profundo que no desea empañar con excesos
retóricos. Reñida con el barroquismo formal, la palabra poética de Badosa se depura de
cuanto pueda ser superfluo o accesorio.
La búsqueda de la belleza basada en la proporción lleva al autor a
preferir el uso de la métrica tradicional, siendo el ritmo, uno de los valores
más altos -si no el primero-, de los que constituyen su arte poética; la cual está formada por una veintena de títulos. En 2010 fue
reunida en el volumen Trivium: Poesía 1956-2010.
Uno de los rasgos que aparecen en su obra desde sus inicios es el
sentimiento de la naturaleza. La riqueza simbólica que extrae de ella y la
sensibilidad con que contempla el renuevo estacional -anudado, por otra parte,
al ciclo de la vida-, es una marca característica. La observación del entorno natural incentiva
el carácter profundamente reflexivo del autor, favoreciendo el viaje interior,
al centro de su personalidad.
Finalmente, es
indispensable anotar la reflexión metapoética que, en Badosa, tiene un fuerte
arraigo religioso. La palabra, en este contexto, se interpreta como oración,
como modo de explorar los más altos misterios de la vida y como forma de
comunicación con la única instancia que puede ofrecer refugio ante los
contratiempos de la vida. Extractos del artículo
de la web poeesco.es
BADR
SHAKER AS-SAYYAB
|
El Templo sumergido:
Antología Poética (1948-1964)
|
Editorial DIPUTACION PROVINCIAL DE MÁLAGA
|
As-Sayyab
(1926-1964), nacido en la confluencia del Eúfrates y el Tigris, dejó tras su
muerte prematura siete divanes cargados de compromiso social, en los que
sintetizó las tradiciones mesopotámica y bíblica, al tiempo que abría las
puertas a la modernidad poética en lengua árabe. Hoy, sin duda porque estamos
ante un poeta grande que trasciende el mero combate político, sus versos forman
parte de la memoria viva del pueblo árabe.
CIUDAD DEL ESPEJISMO
Crucé Europa hacia Asia
mientras se ocultaba el día.
Se diría que los montes y los mares
fuesen colinas y riberas de la acequia
donde brincaran los niños.
Del alba al ocaso
se abrazan norte y sur,
duermen las praderas en los desiertos.
Tú, mi amante, te asemejas a las estrellas lejanas,
se diría que entre nosotros hubiese un muro de sueños.
Mis manos te abrazan, exprimen un cadáver inerte,
como si abrazase mi sangre sobre piedras
en una casa cuyos ladrones fuesen los vientos, el mediodía, las
nubes,
su tarde la quietud y las estrellas,
y su aurora una espera.
Los años se extienden ante nosotros: sangre y fuego,
les tiendo puentes
pero se vuelven un muro.
Y tú sigues en el abismo de tus profundos mares.
Me sumerjo sin tocarlos, me golpean las rocas,
descarnan las venas de mis manos, pido ayuda: "¡Wafiqa!
La criatura más cercana a mí eres tú, compañera
de los gusanos y las sombras".
Durante diez años he caminado hacia ti, amante que duermes
conmigo detrás de su muro, duermes en su mismo lecho,
y no tiene fin mi viaje
hacia ti, ¡ciudad del espejismo, destrucción de su vida!
Crucé Europa hacia Asia
mientras se ocultaba el día,
tú eres mi amante, ciudad alejada,
cerradas están sus puertas, tras ellas me detengo a escuchar.
Basora, 2-11-1961. Traducción del
árabe: Carolina Fraile
BANDOPADHYAY,
SUBHRO
|
Poemas metálicos
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Editorial AMARGORD
|
Subhro Bandopadhyay (seudónimo de Subhransu Banerjee) nació en 1978,
en Calcuta, India. Estudió biología, luego el español. Es diplomado por el
Instituto Cervantes. Recibió la I Beca Internacional Antonio Machado para
creación poética (2008). Ha publicado cinco libros de poemas, una novela y una
biografía de Pablo Neruda en bengalí. En 2010 se presentó la versión española
de su cuarto libro de poemas (Chitabagh shahor), La ciudad leopardo que recibió la beca machadiana en España
(Ediciones Olifante). Recientemente ha publicado Poemas metálicos (Amargord, 2014) con prólogo de Ángel Guinda.
Es el antólogo y traductor de una antología de poesía bengalí
contemporánea que publicó en España en 2011 bajo el título La pared de agua (Ediciones Olifante).
Actualmente reside en Nueva Delhi donde es profesor del Instituto
Cervantes. En 2014 ha sido nombrado Mejor Poeta Joven de la India. Este excepcional
poeta explora la realidad inmediata y nos acerca a una dimensión misteriosa,
indaga lo enigmático sembrándonos en la "evidencia otra" de las
cosas. Esta poesía tiene el poder de engrandecer lo pequeño y hacer asequible
lo inmenso, sacralizar la materia mediante la paganización de lo sagrado; en
definitiva, divinizar el mundo con la palabra de belleza y de música que es la poesía.
11.
Sólo queda tu
momento
el resto ya es
vapor sobre el tiempo
hay sequedad fuera
del año
Nada importante,
sólo limpiábamos
las algas de la
jaula antigua antes de sacarla
No buscamos el
sabor sino la comida
con la rapidez de
los pájaros
cuando ven la
llegada de otro animal mayor
La gente camina con
espejos grandes por la calle
y ¡tú saliste para
escuchar!
15.
En realidad hay un
bosque adentro. Muchas botella rotas de los picnics en una senda solitaria que
cruza un césped vivaz. No digo que vengas descalzo, tampoco digo que limpies
todo eso, no digo nada de las aceptaciones ni de los rechazos ni muchísimo
menos de los suspiros dentro de las trampas filosóficas, digo solamente que te
detengas un poco, silenciosamente sobre los errores.
BANG, MARY
JO
|
Elegía
|
BARTLEBY
EDITORES
|
Este es un libro que duele. Una elegía que no se resigna ante la muerte ni ofrece consuelo a los vivos. El libro relata el desamparo que causa una pérdida y el sentimiento de culpabilidad por no haberla evitado. Mary Jo Bang compone Elegy entre junio de 2004 y junio de 2005, tras la muerte de su hijo por sobredosis, pero el libro no fue publicado hasta 2007, año en que recibiria el prestigioso National Book Critics Circle Award.
Elegía es un libro perturbador, emotivo y profundo. Mary Jo Bang lo escribió en el agujero de un drama íntimo de proporciones incalculables. Los poemas se enlazan unos con otros para hablarnos del pasado del hijo, de los momentos vividos a su lado por la poeta, de lo que pudo hacer y no hizo para evitar su trágico final. La culpa, el amor astillado, los deseos rotos, la infancia como paraíso ajeno a las tragedias, los objetos del hijo, la conciencia no menos astillada de haber fracasado como madre. Sólo en el fondo del dolor, en el núcleo de todas las dudas existenciales es posible escribir: "Amnesia nocturna. / El sueño se convierte / en dibujo animado y lentejuela de menta".
Mary Jo Bang nació en 1946. Por fecha de nacimiento es coetánea a nuestros poetas de la llamada generación del 68. Tuvo 20 años cuando los estudiantes de Berckeley, al amparo de las reflexiones de Marcuse y, más allá, de los filósofos de la Escuela de Frankfurt, se movilizaron por los derechos civiles. Tenía 22 cuando asesinaron a Martin Lutero King y vivió, en plena juventud no sólo los movimientos masivos contra la guerra del Vietnam, sino la irrupción de los más diversas corrientes estéticas en todos los campos de la actividad artística en tiempos de contracultura y búsqueda de nuevos horizontes de libertad. En enero de 1967, a los veintiún años, Mary Jo Bang tuvo un hijo en el que depositó sueños, ilusiones, esperanzas y el imaginario de un mundo distinto. Pero a comienzos del siglo XXI, la poeta veía cómo lentamente se iba deslizando, sin que ella lo pudiera evitar, hacia el abismo. El hijo murió un día de junio de 2004 por sobredosis y M.J.Bang se asomó al abismo ante el vacío y ante el hijo muerto. Poco después, comenzó a escribir los poemas de Elegía. Algunos son desgarradores. He aquí un fragmento:
Eras. Eres
en mayo. Mayo mirando
hacia junio que llega.
Así es como mido
el año. Todo Fue Culpa Mía
es el título de la canción
que he estado cantando.
Incluso cuando me pedías calma.
No he tenido calma alguna,
he estado llorando. Creo que tú
me has perdonado. Todavía me pones
la mano en el hombro
cuando lloro.
Gracias por eso.
M. J. Bang practica una poesía directa que tantea con sutileza los fantasmas de la memoria más remota a la vez que recobra los más duros momentos de la días últimos y penúltimos del hijo. Es una poesía de las emociones que, a la vez, indaga en el lenguaje, encabalga versos, despliega imágenes imprevistas. ¿Poesía de la experiencia en versión norteamericana? No exactamente. Más bien poesía de la existencia. Una poesía que conmueve y perturba que forma parte de una tradición muy asentada en la poesía anglosajona (sobre todo de USA) contemporánea. Se trata de la poesía que habla de las relaciones entre padres e hijos, del taller de escritura del poeta, de los amigos del fin de semana, de mujeres abandonadas o perdidas en el desamor, de vagabundos hundidos en el alcohol o en la soledad más completa. Extractos tomados de Manuel Rico
BANG, MARY JO
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El claroscuro del pingüino
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Editorial KRILLER 71
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Mary Jo Bang (Missouri, 1946) ha escrito varios libros de poesía desde 1997 hasta 2007 en que escribió Elegía. En 2009 publica The Bride of E, donde cada texto se inicia con una letra del alfabeto emparentada con problemas existenciales como la soledad, o el hecho de cuestionarnos, al igual que lo hace Alicia en el poema "A como en Alicia", qué podría pasarnos si cayéramos a través de toda la oscuridad por la que estamos mirando.
En palabras del editor, el conjunto de poemas que componen la antología se presentan en orden cronológico inverso, a petición de la poeta, e incluyen una muestra del intento de reinvención y experimentación continua al que ésta ha sometido su lenguaje. Los dos últimos poemarios que aparecen en El claroscuro (Louis in Love, un conjunto de poemas que reflejan el mundo imaginario y el amor que experimenta Louise, y Apology for Want) y, por tanto, los primeros en haber sido publicados por Bang, presentan una poesía más sencilla, con textos más accesibles, puesto que las conexiones narrativas son más explícitas que en los poemarios de creación más reciente.
A partir de ahí, la autora se centra más en el cómo decir que en el qué decir. Es la propia Mary Jo Bang quien, en una conversación sobre la erótica del lenguaje con Aníbal Cristobo, recalca la necesidad de abandonar un primer estilo que ella califica como innecesariamente tímido y de investigar otro tipo de posibilidades y conexiones. Por ejemplo, las fónicas, que, obviamente, en una traducción nunca llegan a conservarse tal y como se aprecian en el original, pero a la que, una vez más, gracias a la edición bilingüe, podemos acercarnos: "Sentía que en mi primer libro tal vez había sido innecesariamente tímida. Sospechaba que el lenguaje poético era capaz de hacer mucho más [...] que podía pasar si en esos nuevos poemas yo establecía menos conexiones narrativas explícitas y, en lugar de eso, dejaba únicamente que un sentido general de esa narrativa destellara detrás de la superficie retórica del poema. Quería ver si, a falta de conexiones lineales claras, los ecos fónicos (como rimas internas, aliteraciones, asonancias, etc.) podían sostener al poema como tal. La pregunta en mi cabeza era si sería posible, en el caso de que el poeta brindara suficiente placer sonoro –y convirtiera al lenguaje en algo exuberante y sorprendente- si sería posible para el lector no apenas tolerar sino incluso disfrutar esa incertidumbre; el desconocer hacia dónde apuntaba el poema exactamente. [...] la idea de la indeterminación y del rechazo al “cierre”, la clausura del texto en relación a un significado estable. Gertrude Stein decía que en Tender Buttons quería capturar la esencia de las cosas pero sin nombrarlas. Intentar capturar la “cosa en sí” de un objeto aludiendo a sus cualidades en vez de a su nombre. Yo buscaba capturar las cualidades no de objetos, sino de ideas y de estados de subjetividad.
Hay quien puede tachar de crípticos sus poemarios más recientes debido al fragmentarismo, a la aparición de diferentes planos del discurso en un mismo poema, al peligro de que el lector quede excluido del poema. Otros, como Luna Miguel, encargada de escribir un lírico prólogo para el Claroscuro del pingüino (tan lírico que funciona como un poema más añadido a la antología) hablan de la importancia, del peso que ejercerá la voz de MJB entre nuestros poetas más jóvenes, habla de Bang como reina de lo metaliterario: aquella fórmula con la que todo puede reinventarse: el lenguaje: el ritmo: el significado de antiguos héroes: de antiguos personajes infantiles: de uno mismo: de un país: de aquellas murallas imponentes: los espacios: la filosofía: el teatro: la muerte. Extractos tomados de UnLibroalDía
BARRET BROWNING, ELIZABETH
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Los Sonetos de la dama portuguesa
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Editorial HIPERIÓN
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Elizabeth Barret nació en 1806. En la adolescencia contrajo una enfermedad (unos dicen pulmonar, otros una lesión en la columna vertebral) que la dejó postrada durante años. Desde muy joven demostró una gran pasión por el estudio, la lectura y la creación. Antes de los 10 años ya había leído numerosas obras de Shakespeare y la historia de Inglaterra, Grecia y Roma. En su adolescencia leyó a los principales autores griegos y latinos y el Infierno de Dante (todos en lengua original). Su apetito voraz de conocimiento la llevó a aprender hebreo para poder leer el Antiguo Testamento de principio a fin. El placer de las obras y la materia temática de Paine, Voltaire, Rousseau y Wollstonecraft se expresó, más tarde, en su interés por los derechos humanos en sus cartas y poemas.
Mujer extraordinaria por su inteligencia conquistó con su arte a numerosos autores de la época. Ninguna otra poetisa alcanzó su prestigio en el siglo diecinueve. Su poesía tuvo un tremendo impacto en Emily Dickinson que la admiraba profundamente.
En 1844 publicó una antología de sus escritos titulada Poemas que cambiaron el rumbo de su vida, pues tras su lectura, el poeta Robert Browning quiso conocerla. Mantuvieron una apasionada relación epistolar que les llevó a casarse en secreto y a trasladarse a Italia. Fue en el primer año de su relación cuando Elizabeth escribió para Robert Browning estos Sonetos de la portuguesa (1850), nombre que proviene del apodo que cariñosamente le puso su marido, que la solía llamar “mi pequeña portuguesa”.
El libro lo componen cuarenta y cuatro hermosos textos amorosos que derrochan sensibilidad y sinceridad. Más allá de su época vital no llegan frescos, procedentes de un alma femenina llena de talento.
Oh, amor mío, amor mío...
Oh, amor mío, amor mío, cuando pienso
que existías ya entonces, hace un año,
cuando yo estaba sola aquí en la nieve
y no vi tus pisadas ni escuché
tu voz en el silencio... Mi cadena,
eslabón a eslabón, iba midiendo
como si no pudiese verme libre
por tu posible mano... ¡Hasta beber
la prodigiosa copa de la vida!
¡Qué extraño no sentirte en el temblor
del día o de la noche, voz, presencia,
ni adivinarte en esas flores blancas!
Yo era ciega lo mismo que el ateo
que no descubre a Dios al que no ve.
Versión de Màrie Manent
El rostro del mundo ha cambiado.
The face of all the world is changed,
El rostro del mundo ha cambiado
desde que oí los pasos de tu alma, leves
¡oh, muy leves!, junto a mí, deslizándose
entre mí y la terrible grieta de la muerte
donde pensaba hundirme, mas fuí elevada
hacia el amor y conocí una nueva canción
para mecer las mareas de la vida.
Apuré sedienta la copa de las amarguras
que Dios, al nacer, nos regala,
A tu lado, mi amor, he loado su dulzura.
El nombre de las tierras y del cielo se mudan,
cambian según donde estés
o hayas de estar algún un día.
Antes adoraba este laúd y éste canto mío,
(los ángeles bien lo saben), aún los quiero,
BARRIOS, NURIA
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La luz de la dinamo
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Editorial VANDALIA -Fundación J. M. LARA-
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Según ha explicado la autora, este libro forma parte de una trilogía sobre «la coexistencia del dolor y el amor» que la autora afrontará desde tres géneros diferentes: el relato corto, con «Ocho centímetros» (2015), los poemas de «La luz de la dinamo» (2017) y una novela de próxima aparición. El título viene de la cita: "Por la luz de la dinamo/ que rescata de las tinieblas/ la vida temblorosa".
En La luz de la dinamo las tres edades de la vida –el amor, la infancia, la muerte– aparecen descolocadas para mejor mostrar las frágiles barreras que las separan: el amor y la muerte anidan en la infancia, la infancia y el amor laten en la muerte. Así como el girar de la rueda de la bicicleta horada las tinieblas, estos poemas, no exentos de ironía, iluminan el mundo, nuestro mundo. Su luz, temblorosa y vulnerable, calma y perturba al mismo tiempo. El poemario está divido en tres partes que representan las tres edades de la vida: 'Entre un antes y un después', 'Las niñas bonitas' y 'Una gota de resina'.
Según la autora, "Son las etapas de la infancia, el amor y la muerte, pero aquí aparecen alteradas en su orden cronológico, porque quería reflejar la frágil barrera que separa el amor y la muerte en la infancia y la infancia y el amor que laten en la muerte."
"El libro tiene una naturaleza circular y el título es precisamente eso, un guiño a ese ritmo circular que tiene la lectura del poemario. La luz que da la dinamo de la bicicleta es tenue, vulnerable y temblorosa y esa sensación es la que quiero que tenga el lector cuando lo lee, que se alimente por igual de luz y oscuridad".
BAUDELAIRE, CHARLES
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Las flores del mal
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Editorial VASO ROTO
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El libro fue un escándalo y se llevo a juicio por "ultraje a la moral pública " y "ofensa a la moral religiosa", resultando censuradas 6 piezas. Se reimprime, en diferentes versiones, en 1861, 1866 y 1868. Es una de las principales obras de la poesía moderna. Sus poemas rompen con el estilo en uso hasta entonces. Utilizan asociaciones de imágenes inéditas, combinan con el lenguaje científico y hablan sobre lo cotidiano.
Estos poemas irradian fervor y furia bajo la luminosa oscuridad del amor y del deseo. Baudelaire expresa nuevas sensaciones del hombre moderno en lenguaje corriente y hasta poetiza el lenguaje periodístico. Se autodefinía como “pintor de la vida cotidiana”. Su estética es revolucionaria. Se centra en la belleza donde otros sólo ven podredumbre: Las miserias y lacras que el naciente capitalismo de mediados del siglo XIX impone. Baudelaire era todo un explorador del alma urbana, quizás el primero, cuyo aliento poético cultiva asuntos exquisitamente malvados o putrefactos, el primero que se recrea en una aristocrática decadencia. El libro tiene 126 poemas (según la edición su número puede variar) y su publicación en 1857 y en 1861 cerró el romanticismo y abrió el modernismo. Ya existía una excelente versión de Antonio Martínez Sarrión (Alianza Ed.); pero en esta de la editorial Vaso Roto, Manuel J. Santayana ha apostado por una traducción que busca no solo el ritmo sino la endiablada métrica original. El traductor define la aportación de Baudelaire como un “ejemplo de exactitud formal para desnudar los abismos de la conciencia humana y revelar —poéticamente— la complejidad de la inteligencia, la sensibilidad y la imaginación de un ser humano, sus perplejidades y contradicciones”.
Baudelaire retrata en estos poemas el amor, la depravación del hombre, la desesperación, la obsesión por la muerte y la aspiración a un mundo ideal, sentando las bases de la estética simbolista que influyó en autores como Rilke, Rimbaud o Valéry.
ALEGORÍA
Es hermosa mujer, de buena figura,
que arrastra en el vino su cabellera.
Las garras del amor, los venenos del garito,
todo resbala y se embota en su piel de granito.
Se ríe de la Muerte y desprecia la Lujuria,
y ambas, que todo inmolan a su ferocidad,
han respetado siempre en su juego salvaje,
de ese cuerpo firme y derecho la ruda majestad.
Anda como una diosa y reposa como una sultana;
tiene por el placer una fe mahometana,
y en sus brazos abiertos que llenan sus senos
atrae con la mirada a toda la raza humana.
Ella cree, ella sabe, ¡doncella infecunda!,
necesaria no obstante a la marcha del mundo,
que la belleza del cuerpo es sublime don,
que de toda infamia asegura el perdón.
Ignora el infierno igual que el purgatorio,
y cuando llegue la hora de entrar en la noche negra,
mirará de la Muerte el rostro,
como un recién nacido, sin odio ni remordimiento.
BASHO
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Del camino a Oku
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Editorial DVD
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El poeta japonés
Matsuo Basho (1644-1694), ha quedado entre nosotros como el gran maestro del
hai-ku o hai-kai. Ello le llevó a ser considerado como representante
emblemático de este tipo de composiciones. Pero con
frecuencia nos olvidamos que Basho fue sobre todo un maestro no sólo por poeta
sino por la persona que en él se dio. Fiel a un magisterio propio de la
sabiduría de Extremo Oriente, para él no había literatura sin vida, de ahí el
que ésta haya sido el verdadero paradigma de su obra.
De sus
composiciones poéticas se han hecho varias ediciones entre nosotros, pero
debemos destacar ésta preparada por el poeta Jesús Aguado, el cual, por su
conocimiento de los temas de Oriente, hacen de él la persona ideal para abordar
la aventura de este libro.
Descendiente de una
familia de samuráis, Basho decidió centrar su vida en los estudios literarios.
Esa decisión le llevó al monasterio y a profundizar en el zen, pero, también el
prioritario afán de amor a la naturaleza y su afán de fundirse con el Todo,
propio del místico, le condujo a una vida de peregrinaje, gracias a la cual
recorrió gran parte de su país.
Su obra es muy sugestiva y su lectura ofrece un inaudito placer. En ella se mezclan experiencia vital y sabiduría. Observamos que en este volumen los hai-kus no
responden a una construcción poemática, sino que el poema emana de la
experiencia viajera y de ese acto primordial para el poeta inmerso en la
naturaleza que es el contemplar (templarse-con, decía nuestro fray Luis de León
atendiendo a la radical significación de este término).
Hay en Basho esa profunda identificación entre lo
contemplado y lo escrito, entre lo experimentado en su vagar y su literatura.
El mejor fruto de ello es este libro de apariencia modesta, pero de largo
alcance en su significación literaria y filosófica.
BELLESI, DIANA
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Tener lo que se tiene. Poesía Reunida
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ADRIANA HIDALGO EDITORA
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Aquí está la poesía reunida de Diana Bellesi, 10 libros más uno inédito que se incluye en el volumen y le presta el título. En el prólogo, Jorge Monteleone dice: "Toda la poesía de Diana Bellessi se tensa en su propia donación; afirmada en la inmediatez de la mirada hacia el esplendor de las formas, incluye el ideal de una oralidad de lazos comunitarios. Articula asimismo un pensamiento crítico de enorme coherencia con una marcada impronta social de un modo completamente novedoso. No es la ilusión referencial ni documental lo que la anima, sino la capacidad lírica de ver el mundo en el arrebato de una gracia del lenguaje. Cada libro indaga aspectos que el anterior había previsto pero no agotado. Algo gime en estos poemas, algo de cristal herido, de sangre seca, de boca del cieno. Esta pobreza herida es la materialidad humana que recorre el libro. A la vez, su poesía es pacientemente dulce, poblada de diminutivos, de resabios del habla, apócopes de la intimidad popular en el seno de versos frágiles que esplenden, rítmicos, cantados, donde esta riqueza ya no está vedada. Sus poemas siempre recuperan una circunstancia, por ínfima que sea, y ese gesto constante que tendrá varias veces su apoteosis, vuelve a hacerse presente en su último libro, Tener lo que se tiene. En el paisaje, la autora ejerce otro destronamiento del egotismo. Si en su poética hallamos una utopía del habla, también percibimos una ética de la mirada: el ojo de Bellessi no ve las cosas como objetos sino como rostros vueltos hacia su atención, y esto produce un tipo de saneamiento de la visión, una “regeneración” del vínculo del sujeto con lo real. Allí habita y condensa su hábito: mirar, hablar lo mirado en el poema ser mirada y hablada en el lenguaje desde esa condición mortal que le da, a la poeta y a todas las criaturas, su lugar en el mundo.
Bellessi, considerada una de las más brillantes, influyentes y singulares poetas argentinas, coordinó talleres de escritura en algunas cárceles de Buenos Aires, una experiencia que después llevó al libro Paloma de contrabando. Del carácter de su obra habla, por ejemplo, la cita de Simone Weil que colocó en su libro La edad dorada (2003): "Sólo se tienen deberes. Nuestro derecho es el deber del otro". Según Sandro Barrella, su obra "encuentra su potencia en la obstinada búsqueda de la utopía, de esa "tierra sin mal"( Ivimarae´i ) que Bellessi toma de la mitología guaraní, y que en el peso específico de su inadecuación, sostiene su trabajo de poeta. La utopía participa de su poética con una triple marca: en el pliegue de la experiencia íntima, en el ámbito de lo político, con su huella en la historia; y sobre todo, en la construcción de una lengua que celebra lo impuro, el mestizaje de las palabras y las formas: "Palabras italianas, guaraníes/ quechuas/ se mezclaron desde niña/ en mi alfabeto.// No tengo saga que contar/ ni epopeya/ sostenida con la espada/ en el anca briosa de una yegua".
Bellessi, considerada una de las más brillantes, influyentes y singulares poetas argentinas, coordinó talleres de escritura en algunas cárceles de Buenos Aires, una experiencia que después llevó al libro Paloma de contrabando. Del carácter de su obra habla, por ejemplo, la cita de Simone Weil que colocó en su libro La edad dorada (2003): "Sólo se tienen deberes. Nuestro derecho es el deber del otro". Según Sandro Barrella, su obra "encuentra su potencia en la obstinada búsqueda de la utopía, de esa "tierra sin mal"( Ivimarae´i ) que Bellessi toma de la mitología guaraní, y que en el peso específico de su inadecuación, sostiene su trabajo de poeta. La utopía participa de su poética con una triple marca: en el pliegue de la experiencia íntima, en el ámbito de lo político, con su huella en la historia; y sobre todo, en la construcción de una lengua que celebra lo impuro, el mestizaje de las palabras y las formas: "Palabras italianas, guaraníes/ quechuas/ se mezclaron desde niña/ en mi alfabeto.// No tengo saga que contar/ ni epopeya/ sostenida con la espada/ en el anca briosa de una yegua".
En el prólogo de Jorge Monteleone, se lee que Eroica (1988) "representa el momento crítico de la poesía de Bellessi, el momento en que las creencias se suspenden para pensar en ellas. El poema se torna autorreflexivo y con ello se agota cierta ingenuidad de la palabra arrojada en la primacía de su fe: en este libro arrecian las preguntas".
La apuesta lírica de Bellessi desconoce la división entre lo culto y lo popular, de allí que en el amplio recorrido de su obra sea posible encontrar ecos del romancero viejo, el uso del verso libre o, como en el poema final, que anuncia su producción futura, el soneto; en este caso, una serie de catorce poemas donde el último verso de uno se encadena en sentido y sonido con el siguiente. En la poesía de Bellessi no puede hablarse de alguien que asume ser la voz de los que no tienen voz. Antes, la poeta incorpora en una trama única las voces de los enmudecidos a fuerza de pobreza o por la fuerza a secas. Ya sea en Tributo del mudo (1982), acaso uno de sus libros más bellos, o en los poemas del libro Tener lo que se tiene , la voz y el paisaje son hablados y hablan en una lengua común.
"Me cuesta hablar de lo que no toco. Sólo escribo aquello que vivo, que siento, que experimento", llegó a decir Diana Bellesi, quien entre l969 y 1975 recorrió a pie el continente. Y también: "Somos parte de lo existente en constante transformación, donde el horror y lo maravilloso son consecutivos y sincrónicos y estamos invitados a mirar eso, a pensarlo. La belleza es también cómo se rebela esa melancolía"
HE CONSTRUIDO UN JARDÍN...
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos
dejarse ir para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.
Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.
BENAVENTE, PABLO
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Izar la negra
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Editorial FRIDA
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Su poesía es directa y la bandera pirata para él representa la libertad. En sus páginas se multiplican las referencias que anclan sus vivencias a la actualidad. Se cita a poetas de le envergadura de Charles Simic, Ángel Gonzáez, Goysitolo, Pizarnik o Escandar Algeet; pero también a personajes de la música moderna como los Rolling Stone o Bob Dylan, sin descartar series de TV e incluso del de cómic.
El amor está presente, la soledad, la reflexión sobre la propia existencia; pero también la denuncia social:
"España, país de soñadores.
"España, país de soñadores.
Viviendo una auténtica pesadilla"
SECRETO A VOCES
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
Ángel González
Fingimos que la mala suerte era un bache necesario, y llegó el día
en el que sólo nos preguntábamos el color del abrigo con el que nos
iba a abrazar,
la tristeza, esa misma noche.
Como si todo, a las cinco de la mañana,
le quitara cualquier pequeño sentido que le hubiéramos podido dar, de
día, al sol.
Cansados de presenciar milagros a pie de calle y decepciones entre
las nubes,
asfaltamos el miedo haciendo, de la vida,
una carretera de un único sentido.
Y esperanza, lo llamamos, sí,
y, otra vez, nos dejamos la cara y las manos por un dios
que, en el fondo, todos, sabíamos que no existía.
Y pintaron de rojo, y dibujaron cuernos, a todo el que quiso
oponerse.
Pero si ellos son el demonio, lo siento,
está claro que elegimos mal el bando.
El olvido debe llevar un vestido de infarto
porque cada cuatro años volvemos a meternos, obedientes, en su
aserradero,
y el mismo serrín de hacer con nosotros lo que quieren,
es el que usan como confeti en sus fiestas, nuestras pieles
tapizan sus deportivos, y ya no nos queda más que aceptar que somos
nuestra principal razón, causa, excusa y motivo para ser tan,
absurdamente,
dóciles.
Pero ahí fuera siguen sueltos los hijos del hermano bastardo,
escondidos
en torno a sus hogueras, haciendo sonar sus tambores
para recordarnos que estamos en guerra.
Los que cuentan el gran secreto a voces: Que las heridas en las manos
valen más
que cualquier título nobiliario.
Ahí fuera, siguen los que tuvieron que cargar, como una droga
cualquiera,
con una mala reputación,
los que no van a rendirse hasta ver el mundo, su mundo, arder.
Los que hacen de la madrugada un buzón de reclamaciones a la vida.
Ahí fuera siguen, pintados de rojo,
con la sangre de cientos, ahí
fuera, siguen, con los cuernos de corretear tanta mentira.
Y como decía, si ellos son el demonio, perdona que les diga,
está claro que elegimos mal el bando.
Así que no lo olvides, la próxima vez
que te cuenten como a un simple número,
que dios los crea, sí.
De acuerdo.
Pero ellos, nosotros,
somos los que los esquivamos.
BENEDETTI, MARIO
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Inventario
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Editorial VISOR
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Nació el 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay, Ingresó en el Deutsche Schule de Montevideo, donde completó los seis años de Enseñanza Primaria y aprendió alemán, lo que le sirvió posteriormente para ser el primer traductor de Kafka en Uruguay. Aprendió taquigrafía, que durante largo tiempo fue su medio de vida. A los 14 años empezó a trabajar, primero como taquígrafo, luego como vendedor, funcionario público, contable, periodista, locutor de radio, traductor....oficios de los que nos acordamos cuando leemos sus Poemas de la oficina.
Ha publicado más de 80 libros abordan diversos géneros: poesía, cuento, novela, ensayo, teatro y crítica literaria. Su poética gira en torno a la construcción de una épica de lo cotidiano, incorporando lo social, lo político, el amor y el humor.
Sus poemas se refieren a situaciones y objetos al alcance de la mano, los cuales son interrogados por un escriba perceptivo y mordaz que les devuelve a las cosas inanimadas y las escenas anónimas su modesta singularidad, su discreto heroísmo. No es extraño que algunas de sus creaciones se hayan convertido en canciones populares. Las que canta Nacha Guevara o las que figuran en el disco de Joan Manuel Serrat El Sur también existe se pueden encontrar en el volumen Preguntas al Azar.
Montevideanos (1959) en narrativa y Poemas de la oficina (1956) en poesía, son los libros que encumbran definitivamente a Mario Benedetti.
Según Jorge Ruffinelli “Con los Poemas de la oficina Benedetti le dio a mi generación la oportunidad de asomarse al mundo de las letras mirando a nuestro alrededor. En el caso del Uruguay, detectando el mundo gris de la burocracia, un mundo rutinario en el que de todas maneras vivíamos, sufríamos, nos enamorábamos, cobrábamos nuestros menguados salarios, vegetábamos, nos jubilábamos, traicionábamos, éramos traicionados, moríamos.”
Otros libros de poesía son Poemas del hoyporhoy, Próximo prójimo, Contra los puentes levadizos o Letras de Emergencia.
Existir Todavia es un libro escrito con 83 años. La voz melancólica del poeta le rinde homenaje a la existencia, y la mirada se extiende hasta capturar el alma de las cosas más queridas. Cada poema del libro simula un año de vida. Mario Benedetti nos hace viajar por su memoria, y las cosas, las personas, la naturaleza, y el universo de sensaciones cotidianas, tantas veces golpeadas, se ven embellecidas por la palabra poética, que propone emborracharnos de esperanzas utópicas. En Existir Todavia, Benedetti explora el goce de vivir, para nombrar desde el asombro los recuerdos de su experiencia, el ahora y la apuesta de futuro.
Sutil en el manejo del lenguaje, maestro en llevar lo cotidiano a la máxima intensidad, los poemas de Benedetti son testimonios de la propia existencia del autor, engendrados con la sencillez y la claridad que tanto le caracterizan. Amar, luchar, trabajar, morir, todo es motivo de poesía para Mario Benedetti. Cada pequeña situación del vivir cotidiano merece una canción, una celebración a la constante sorpresa de existir. Para él, la poesía no tiene sentido si no se comparte, si no se reproduce, si no fecunda.
Ha reunido su poesía completa en varios volúmenes titulados Inventario.
BENITEZ REYES, FELIPE
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Las identidades
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Editorial VISOR
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Poeta, narrador, ensayista, traductor y dramaturgo español (Cádiz, 1960). En poesía ha publicado, entre otros, Paraíso manuscrito, Los vanos mundos, La mala compañía, Sombras particulares, Vidas improbables (1995, Premio Nacional de Poesía y de la Crítica en 1996), Escaparate de venenos y Trama de niebla. Las identidades recoge su obra poética comprendida entre 2006 y 2012.“El poeta es un ser sin identidad, lo es todo y no es nada” escribe John Keats en una carta. Acaso por esta paradoja, Felipe Benítez Reyes ha titulado así el libro. No una, sino muchas identidades son la que componen la identidad del ser humano. El caso de Pessoa confirma que esa herramienta de identidades sirve para revelar los rasgos más profundos de nuestra identidad.
El yo es múltiple y coral y el poeta que vive en los poemas sólo existe en ellos. El libro da cuenta de cómo el proceso de autoconocimiento y la experiencia acumulada hasta ahora, han llevado al autor a descreer de todo, hasta de ese yo escrito que oculta el verdadero ser.
Benítez Reyes gusta de la paradoja y la sentencia. El tiempo no es el responsable de las variaciones del ser; sino que afecta de forma desigual a las personas, al hombre y al yo reflexivo, al que eres y al que fuiste. Las identidades aborda de forma suntuosamente metafórica el problema metafísico del ser, con un lenguaje embriagador, cargado de sutilezas y significados complejos, que no se dejan apresar en una primera lectura. Escuchamos en estos poemas la voz seductora, sin resentimiento alguno por lo perdido, de un hombre consciente de su destino, que ignora quién de los muchos yos que le habitan conforman el ser que llegará ser.
BENITEZ REYES, FELIPE
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Trama de niebla. Poesía reunida (1878-2002)
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Editorial TUSQUETS
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Con los Vanos Mundos, 1985, Benítez Reyes pasa según él mismo
reconoce "de entender la poesía como una confesión a entenderla como un género
de ficción”. El magisterio de Pessoa, tan admirado por los poetas de los
ochenta, no se encuentra ausente de ese cambio.
La Mala Compañía 1989: es la de los sueños, las
visiones que dañan, según reconoce el propio Benítez. Considera a los poemas como
ficciones, como relatos oníricos, como cuentos fantásticos. Una atmósfera de
alucinada novela negra caracteriza algunos poemas.
Como poeta, Benítez Reyes comenzó como heredero del simbolismo y del modernismo, trató de darle otra vuelta de tuerca a los tópicos símbolos de la luna y la rosa, del barco que se aleja entre la niebla y las melancolías otoñales. Pero es a partir de La mala compañía (1989) cuando se muestra por entero dueño de su oficio. Un oficio personalísimo que no teme aproximarse a muy reconocibles maestros, como Borges, de quien toma el gusto por la enumeración más o menos caótica (“Poema de los seres imaginarios”, de Los vanos mundos, “F. S. F.” o “Elegía segunda”, de La mala compañía, “Cuarto de trabajo”, de El equipaje abierto) y a quien se alude expresamente en el poema del que toma título esta recopilación.
El poeta es un escritor paradójico, un retórico consumado, un filósofo risueño y nihilista capaz de aniquilar cualquier certidumbre.
LA CONDENA
El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.
Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.
Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es un desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras lo cifren
halla sólo palabras.
Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.
Nuestros tesoros son tesoros falsos.
Y somos los ladrones de tesoros.
BERNAL, ANDREA
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Adiós a la noche
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Editorial LA ISLA DE SILTOLÁ
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Esta madrileña de 1985 debutó con Los pájaros y ahora nos presenta su nuevo poemario. Sobre él nos dice: «Al igual que Los pájaros tiene
cierta dureza difícil de definir, como una especie de peso del mundo que nos
rodea que me preocupa y creo que intento expresar».
«Es un libro que
puede tener la apariencia de más oscuro por su título», prosigue la autora. «En
el fondo está lleno de cambios de estado, de amor y desamor, de pérdida, pero
también de esperanza. Decirle adiós a la noche es decir adiós a un cambio de
estado. Juego con esa dualidad, luz-oscuridad, día-noche, que tenemos en la
vida», agrega.
BERNAL, ANDREA
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Los pájaros
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EOLAS Ediciones
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Licenciada en Filosofía por la Universidad de Salamanca y especializada en Teoría del Arte, cuando apenas contaba 19 años, uno de sus poemas fue incluido en 'Primavera viva', la antología de 'Nueva Poesía Hispano Americana', junto a autores como Cristina Peri Rossi o Clara Janés. 'Los pájaros', editado por Eolas Ediciones, surge como forma de organizar algunos poemas suyos escritos durante varios años. "Desconozco el motivo por el que un día se unieron para dar forma a un hilo común. Tengo que advertir que la poesía llegó a mí como 'desconocimiento' y continúa siendo así por el hecho de que nunca sé qué voy a escribir hasta que aparece una palabra. De este modo siento en la poesía una realidad que se manifiesta como 'conciencia'. No se trata, sin embargo, de una conciencia 'moral', sino de la propia vida o del tiempo. En mi caso, identifico la poesía como una realidad que alberga una reflexión tanto de la vida como de la muerte. El poeta tiene la capacidad de tener conciencia tanto de una como de otra. Aunque pueda expresarse con palabras bellas, no es la belleza quien mueve su obra sino una búsqueda de realidad diferente que crea su 'voz'. Es posible que este hecho me encaminase a interrogantes que a su vez me hayan conducido a ver un mundo lleno de pájaros. Esto es para mí el enigma más bello que puede otorgar la poesía", ha reflexionado la autora.
BERTONI, CLAUDIO
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Antología
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Editorial LUMEN
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Más de cuarenta
años lleva Claudio Bertoni publicando poemas que han sintonizado con los
lectores de manera asombrosamente masiva. Esta antología, prologada por Rafael
Gumucio, contiene todas las vetas que conforman su poesía, desde la
confesional, la espiritual y la hipocondríaca hasta la filosófica, la sexual y
la humorística. El resultado es un libro entrañable que puede ser una gran
puerta de entrada, pero también la más luminosa y acogedora habitación del
edificio enorme y en constante crecimiento que es la obra de Bertoni, el poeta
que fue señalado por Roberto Bolaño como el perfecto ejemplo de que la poesía
chilena es un perro y vive a la intemperie.
Bertoni es poeta y
artista plástico. Su obra poética se caracteriza por un marcado sello
autobiográfico, el humor y un constante uso del lenguaje coloquial. También es
permanente su recurso al erotismo y al deseo. En los últimos libros acusa una
deriva existencialista cada vez más pronunciada.
Nacido en 1946 en Santiago. Su
poesía ha seguido un ritmo irregular. Trece años pasaron entre El cansador
intrabajable I (1973), publicado en Inglaterra, y El cansador intrabajable II
(1986); pero entre 1990 y el presente año ha publicado otros siete libros de
poemas, la mayor parte breves y contundentes. Sin duda, Sentado en la cuneta
(1990) y Una carta (1999) son, hasta ahora, sus mejores libros. Desde 1976 reside en Concón, donde se dedica, entre otros cosas, a recolectar zapatos y otras curiosidades arrojadas por el mar El año 2004, su poemario Harakiri fue galardonado como el Mejor Libro del año por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Sus últimas publicaciones han sido No faltaba más (2005), la antología Dicho sea de paso (2006) y En qué quedamos (2007).
La poesía de
Bertoni huye de la gravedad y el lirismo. Su ámbito es lo doméstico, su propio
yo, su cuerpo y sus pasiones abordados con total espontaneidad. Su estilo es original por su sentido coloquial y muchas veces auténtico, aunque en otras suena desgarbado y hasta vulgar,
Harakirí es un libro
excesivo de 300 páginas donde abunda en su temática: la biografía, las mujeres,
el sexo y, crecientemente, la vejez, la enfermedad y la muerte.
En 1964 partió a Denver, ciudad natal del
poeta Allen Ginsberg, quien junto a Jack Kerouac fue uno de los principales
exponentes de la Generación Beat. El trabajo de este grupo de artistas,
caracterizado por el culto a la espontaneidad y el compromiso con emociones
viscerales, marcó fuertemente el estilo poético que habría de forjar Bertoni.
Es un escritor que puede gustar o disgustar a partes iguales: hay quienes lo
ven como excesivamente cotidiano e incluso en algunos aspectos pornográfico;
aunque a través del humor logra trascender sus versos más canallas.
Mendigo sexual
Una ayudita por
favor
Una tetita
Una zorrita un
culito
Una corridita de
mano
Lo que sea
Un ayudita por
favor
A pesar de la cotidianidad e incluso la insignificancia, en sus páginas podemos encontrar una acertada vibración poética e incluso un profundo
dramatismo existencial:
“lo que vemos pasar
por la vereda
son abismos que
conversan:
para no devorarse a
sí mismos
para no
desbarrancarse
para no despeñarse
dentro de sí mismos
abismos que miran
televisión
trabajan y tienen
hijos
para exactamente lo
mismo”
Los temas del libro son “la absoluta precariedad de nuestra carne y espíritu, y el amor, más que nada pasión, es decir, ligado al sexo eros y el dolor, enfermedad y muerte, y el humor para tolerar en parte todo lo anterior”, apunta el autor.
“Es un poeta totalmente sui generis, de una obra muy obsesiva con los mismos temas”, comenta por su parte Gumucio. “Es muy profundo, y sin embargo te hace reír, te hace pensar."
BETANCORT, SONIA
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La sonrisa de audrey Hepburn
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Editorial VASO ROTO
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Nacida en Santa
Cruz de Tenerife en 1977, Sonia Betancort ha publicado los poemarios Íntima
exigencia (2000), El cuerpo a su imán (2009), Para ver la llanura (2014), Seis
poemas para Mary Jane (2014) y Contramantes (o la soledad del alfil), en
colaboración con Rubén Tejerina (2014). Doctora en Literatura por la
Universidad de Salamanca, en la actualidad profesora de Lengua y Literatura en
la Universidad Camilo José Cela (Madrid), centra su obra crítica en la
narrativa y poesía hispanoamericanas contemporáneas. La sonrisa de Audrey
Hepburn es su sexto libro de versos publicado.
Estructurada en
seis escenas de un poetizado guión cinematográfico que se centra en el rostro
de la actriz Audrey Hepburn, La sonrisa
de... celebra una danza polarizada entre luz y oscuridad, amor y desamor,
carencia y abundancia, dolor y alegría. A través del rostro mágico de la
actriz, la autora consigue expresar sus experiencias más íntimas. Sonia
Betancort, emplea una escritura de belleza y densidad. "Déjame traerte a la ventana que hay en mí",
propone. Incluso en la tristeza de un recuerdo podemos encontrar un brillo de
alegría.
Las pérdidas, el
dolor, las roeduras, los cristales rotos o la saliva transparente están al
servicio de alguna búsqueda. La sensualidad los aúna. Incluso la hormiga espera
"el beso que flagele su estatura, / cabe la muerte en ese beso".
Un acierto más: los
epígrafes que combinan palabras de escritores célebres y de la actriz evocada
crean diálogos sugerentes. Libro profundo, de imágenes poderosas, su intensidad
no decae. Extractos del artículo de
Fco. Javier Irazoki en ElCultural.com
LA SONRISA DE AUDREY HEPBURN
Escena 1:
La lágrima precede al lagrimal
A la
reina perdida privada de corte,
la
esposa del pez con torcido anzuelo,
la
ardiente novia de mirada helada,
la
prostituta, la perra, la hembra,
y toda
mujer sin cordón
para
traerla o guiarla.
DJUNA BARNES
Ejercicio de la doble
Hago el ejercicio de la doble,
la del dialecto ensayado en el letargo del exilio,
la que puede transitar los dos lados y volver
farfulladora y alegre
con un gato maltratado entre las piernas.
Soy la adolescente proscrita y cruel
y la sensible del diario de Anna Frank.
La que traiciona a sus hermanas
por un beso de columpio
y salva a sus amigas
por un cigarrillo a la intemperie.
Soy la madre y sólo madre,
la que desteje su aroma de molusco
para alumbrar el nacimiento de su hijo,
la ninfa que se evapora, la matrona despeinada.
Soy un hombre también. Por fin soy un hombre,
un muchacho fijado al deseo del héroe
y el buscador de amparo, el travestido,
el maquillador de la mejor actriz.
Y Mr. Hyde que mece en los brazos a un niño,
el horror y su forma rebuscada de sinceridad.
Soy la preferida de Lewis Carroll
y la desposada de Nosferatu,
martirizada y perpetua,
dispuesta a morir.
Hago el ejercicio de la doble,
la dos veces nacida,
la dos veces invisible.
Entretanto, mi desacuerdo sueña
con el signo de ser nadie.
BISHOP, ELIZABETH
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Poesía
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Editorial VASO ROTO
|
La poeta estadounidense Elisabeth Bishop (1911-79) fue muy estricta y escrupulosa con su obra y de ahí que publicara solo cuatro libros, con 10 años de intervalo entre uno y otro. A los poemas de esos cuatro libros hay que añadir una serie de inéditos que se fueron publicando en distintas fases. Sumados todos conforman un volumen breve por su tamaño pero grande por su tremenda e insólita personalidad. Son esos poemas completos los que se publican ahora en una insuperable traducción, obra de Jeannette L. Clariond, autora igualmente de un excelente y clarificador prólogo.
Los temas centrales de su poesía son la geografía y el paisaje, los vínculos del ser humano con el mundo natural, las viejas preguntas sobre la percepción y la sabiduría, nuestra mayor o menor incapacidad para controlar el caos y dar sentido a la existencia. El resultado es una obra que por su altura estética, su exigencia formal y su honestidad intelectual ocupa un lugar de honor en la literatura norteamericana del siglo XX.
En el primer libro, Norte y sur (1946), se evitan al máximo revelaciones transparentes y predominan las referencias indirectas a cualquier experiencia personal.
A partir de Una fría primavera (1955) la poesía se abre mucho más a las referencias autobiográficas. Los ojos portentosos —por no decir milagrosos— arrojan saldos de innumerables afectos —compasión, admiración, amor— y desencadenan cascadas de perlas, ensartadas en descripciones admirables, donde surgen —ahora sí— profundas y nítidas reflexiones sobre la condición humana. Su larga estancia en Brasil influyó sin duda en esta inclinación, tan visible en su tercer libro, Cuestiones de viaje (1965), y que dura hasta el último, Geografía III (1976).
Ante los acontecimientos variopintos de la existencia, ya no hay cautela que impida que asome la compasión absoluta, como cuando una gallina es atropellada en el poema 'Trouvée' o en una gasolinera ('Estación de servicio') se impregne de amor todo lo que es irremediablemente vulgar. Pero todo ello sin el más mínimo gramo de grasa retórica confesional. ¡Casi un milagro!
En uno de sus mejores poemas, Bishop nos recuerda algo tan simple, a la vez que esencial, como que vivir es aprender a conjugar el verbo perder: “Pierde algo cada día. Acepta el sobresalto / de las llaves perdidas, de la hora malgastada. / No es difícil dominar el arte de perder”.
Marshall subraya que Bishop “nos muestra que la pérdida es una experiencia universal, y al escribir tan bien sobre este tema consigue crear, paradójicamente, algo que perdura”
Un arte
No es difícil dominar el arte de perder;
muchas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas
que su pérdida no es ningún desastre.
Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida
de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.
No es difícil dominar el arte de perder.
Después practicar perder más lejos y más rápido
los lugares y los nombres y dónde pretendías
viajar. Nada de todo eso te traerá desastre alguno.
He perdido el reloj de mi madre y ¡mira¡ voy por la última
-quizá por la penúltima- de tres casas amadas.
No es difícil dominar el arte de perder.
He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,
poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.
Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto
que amo) no habré mentido. Por supuesto,
no es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces
pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre.
Traducción de Joan Magarit
BLAKE, WILLIAM
|
Canciones de Inocencia y Experiencia
El matrimonio del cielo y el infierno |
Editorial CÁTEDRA
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Poeta y grabador visionario, rebelde, iconoclasta anticipado a su tiempo, William Blake es un creador total. Su obra concentra en sí misma poesía, arte, filosofía y misticismo. Una obra que puede ser intimidatoria por su complejidad, dado que contiene una mitología absolutamente personal y una dimensión simbólica inclasificable.
Blake vivió entre 1757 y 1827, en pleno Racionalismo advirtió de las consecuencias nefastas de separar cuerpo y alma. En pleno siglo XVIII advierte que el materialismo traerá la destrucción de la naturaleza y la alienación del hombre.
Blake vivió entre 1757 y 1827, en pleno Racionalismo advirtió de las consecuencias nefastas de separar cuerpo y alma. En pleno siglo XVIII advierte que el materialismo traerá la destrucción de la naturaleza y la alienación del hombre.
"Los libros proféticos" cuestionan con gran precisión el espíritu de una época y advierten de los tiempos oscuros que le esperan a la humanidad en el siglo XIX y XX. William Blake vivió en los tiempos de cambio de las revoluciones francesa, americana e industrial. Nació en un mundo monárquico y rural; pero como sus contemporáneos, creció en un nuevo mundo, en el que el poder del hombre modificaba a pasos agigantados los hasta entonces plácidos caminos de la Historia.
Era una época de dolor y sufrimiento, pero también de ilusiones incomparables con respecto al (supuesto) brillante futuro de la humanidad. Un mundo en que los Ilustrados soñaban con el poder de las ideas y la construcción de un mundo perfecto. Fue entonces cuando el Dios cristiano fue reemplazado por el Progreso y la Razón como las guías para el futuro del mundo.
En ese contexto histórico Blake hace una crítica feroz al racionalismo –es para él como perder la visión– ya que percibió como ningún otro las sombras agazapadas en el Siglo de las Luces. Para formular sus visiones acude a los arquetipos y construye con ellos una mitología propia. Era consciente de que, «si no creaba una mitología, sería esclavizado por la de otro hombre», como advierte Patrick Harpur en la brillante introducción de Ediciones Atalanta.
Su trabajo artístico es inseparable del literario y por ello el lector español no había tenido hasta ahora en sus manos una plasmación tan fiel de la mezcla de sus poemas y grabados (que él individualizaba «iluminándolos» con acuarela). Son como obras miniadas, que tardaron mucho tiempo en ser comprendidas. Sus mitos, extraídos de la Biblia, de la mitología celta y las leyendas artúricas y orientales, cobran nuevo y profundo sentido en la Imaginación de Blake, así escrita, con mayúsculas, puesto que ese es el sustrato de la realidad con el que quiere conectar.
El racionalismo ha reducido la imaginación a fantasía, a ficción contrafactual. Para el poeta, el mundo que percibimos es tan solo como una ventana que nos permite contemplar ese reino de la Imaginación, hirviente de vida y habitado por dioses, ángeles y demonios. En lugar de contemplar el cristal de la ventana, dedicó toda su vida a la invocación poética de ese mundo desterrado por la modernidad materialista.
Esta visión neoplatónica que adquirió en intensas lecturas de Swedenborg y Böhme le pone en contacto con la tradición hermética de Paracelso. Pero el mundo al que arroja su energía crítica es contemporáneo. Su mística busca una Inglaterra ideal. Y culpa a John Locke, por encima de todo, por su dogma de la tabula rasa que indica que venimos al mundo como un folio en blanco. Pero también se enfurece contra el filósofo Francis Bacon y contra Isaac Newton. En este punto hay que subrayar que, como hombre moderno e ilustrado, no critica la ciencia: admira la capacidad de medición y exactitud pero le exaspera el culto a la Razón.
La única exposición de sus grabados recibió críticas despectivas: «un desgraciado lunático». La dificultad de Blake proviene de su mitología propia y porque maneja los complejos conceptos extraídos de sus lecturas de Swedenborg y Böhme. En cuanto a los personajes míticos, el traductor destaca a los principales: Albion simboliza al hombre legendario de Inglaterra, que cita Beda el Venerable. Y los cuatro Zoas: Urthona es la inspiración y la creatividad; Tharmas, el instinto y la fuerza; Luvah es la emoción, la pasión, el dios del amor; y Urizen representa la Razón (en su nombre resuena «reason» y «horizon», razón y horizonte). Urizen es la ciencia positiva, símbolo de la nueva era, pero en Blake es también un tirano, símbolo de los tiempos en los que aún vivimos.
Para Blake, la auténtica “imaginación”, según relata en la introducción Patrick Harpur, constituía “otro reino bastante alejado de nuestras pequeñas mentes, habitado por dioses y dáimones que interactúan en esos relatos arquetípicos que llamamos ‘mitos’. Algo equivalente al inconsciente colectivo de C.G. Jung”.
La reciente edición, en 2014, de la traducción íntegra de Los Libros Proféticos por parte de la Editorial Atalanta es una labor titánica, nunca antes habían sido editados de forma completa en español. El hecho de que sus poemas vengan acompañados de todas sus láminas concede por primera vez al lector de lengua española la posibilidad de acercarse a su obra tal como el poeta la concibió: como una serie de poemarios ilustrados con una indisoluble unidad entre texto e imagen, muy semejante a los códices miniados de la Edad Media.
En el volumen primero de los "Libros Proféticos" se reúnen los poemarios: "Triel", "El libro de Thel", "El matrimonio de cielo e infierno", "La revolución francesa", "Visiones de las hijas de Albion", "América: Profecía", "El primer libro de Urizen", "El libro de Ahania", "El libro de Los", "El cantar de Los" y "Vala, o los cuatro Zoas".
En el volumen primero de los "Libros Proféticos" se reúnen los poemarios: "Triel", "El libro de Thel", "El matrimonio de cielo e infierno", "La revolución francesa", "Visiones de las hijas de Albion", "América: Profecía", "El primer libro de Urizen", "El libro de Ahania", "El libro de Los", "El cantar de Los" y "Vala, o los cuatro Zoas".
Y en el segundo: "Milton: poemas en dos libros" y "Jerusalén, la emanación del gigante Albión". Este volumen se cierra con un glosario de nombres y conceptos del complejo mundo mitológico blakeano.
Poeta francés, nacido en 1890 y fallecido en 1959. Considerado por Breton, Eluard y Péret como uno de los más grandes poetas, fue sin embargo poco conocido en vida. Piloto de aviación en la Primera Guerra Mundial, ingeniero aeronáutico, creador de numerosos prototipos de aviones, desde 1941 participó en las actividades de "Le main á plume", el periódico que publicaba la Resistencia. Es autor de una obra lírica de hondo calado existencial, en la que huye del artificio y la alharaca retórica para adentrarse en la dimensión más compleja del ser humano y las cosas que le rodean. Está considerado como uno de los poetas surrealistas franceses que con mayor pureza asimiló y plasmó en sus versos los postulados estéticos e ideológicos de esta corriente vanguardista.
Sus poemarios son Malebolge (1934) Solidité de la Chair (1935), Sartrouville (1936), Les Barricades Mystérieuses (1937), Les Perils de la Route (1937) y C'est la fête et vous n'en savez rien (1939). Posteriormente, Blanchard incrementó su bibliografía con otras entregas poéticas tan dignas de mención como Les Pelouses fendues d'Aphrodite (1945), La Hauter des Murs (1947), L'Homme et ses Miroirs (1950), Le Monde qui nous entoure (1951) y Le Pain la Lumière (1951).
En líneas
generales, sobresale en su lírica esa predilección por
la pureza de conceptos tendente a ahondar en el hombre y su entorno hasta
encontrar la raíz misma de sus cuitas existenciales, valiéndose para ello de
depuradas imágenes de innegable sello surrealista que, pese a su carácter
onírico o visionario, no renuncian casi nunca a sus lazos con la realidad, la
historia, el presente y, en definitiva, la propia dimensión humana del poeta y
de quienes le rodean. Como rasgo singularizar de su obra lírica, destaca la
abundancia de poemas en prosa dentro de su heterogéneo y regular corpus
poético. Extractos tomados
de mcnbiografías.com
LA FLOR DEL VERANO
La bestia, herida, vino a morir a mis pies. Yo caminaba por las tierras sembradas y ya reverdecidas, y me extrañaba que un color tan puro y tan fresco hubiera podido nacer en la superficie de un mundo horrible que los poderosos aprietan con sus manos crispadas, apestando a sangre de otros y apestando al jugo de su propia corrupción.
Caminaba por las tierras del trigo, por las tierras de terciopelos que se extienden interminablemente hacia el Norte. Los días crecían y yo me alzaba a la altura de los días.
El sol escupía sus llamas siempre más pesadas, siempre más insolentes, y yo insultaba al sol y también a los humanos que iban por los caminos. Seguí mi peregrinaje por el país de los ausentes.
Una tarde de junio, me acosté en la tierra fértil y sólida, mil y mil veces arada, quebré algunas flores del campo: acianos, amapolas, ¡qué frágiles son estas flores!
Son silenciosas y frágiles, y sus colores de inmediato apagados por la muerte.
¡Que así sea para mí mismo y para los que yo quiero!
La fama de Richard Blanco (Madrid, 1968) se extendió hasta nuestro país gracias a que fue nombrado «poeta inaugural» para la segunda investidura de Barack Obama, acto en el cual leyó el poema «One today». No es de extrañar. Generalmente la poesía adquiere notoriedad cuando trasciende su propio ámbito. A pesar de que su ciudad de nacimiento sea Madrid, Richard Blanco es un poeta norteamericano que escribe fundamentalmente en inglés. Su nacimiento en España fue meramente circunstancial. Su familia, de origen cubano, se trasladó primero a Nueva York y, después, a Miami al poco tiempo de nacer el poeta (tenía sólo 45 días) y en esta ciudad, entre exiliados cubanos, adquirió su educación sentimental.
En busca del Gulf Motel es el tercer libro del poeta, ha sido galardonado con varios premios y en él se da cuenta de la compleja travesía de su autor en busca de su identidad cultural, sexual y artística. El libro está dedicado a su madre, una presencia tutelar en su vida que adquiere especial relevancia en un tipo de escritura como ésta, de marcado carácter confesional, en la que los conflictos identitarios, culturales, sociales o de naturaleza sexual se muestran con toda crudeza (crudeza no exenta de ternura, por otra parte). El poema inicial, de igual título que el libro completo, habla de unas vacaciones a las que las estrecheces económicas no han logrado robar el encanto que la memoria contribuye a mitificar. Ahora, treinta años después, el poeta conduce por Collier Boulevard, «en busca del Gulf Motel, en busca de todo / lo que debería todavía ser…pero ya no es».
BLANCO, RICHARD
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En busca del Gulf Motel
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VALPARAÍSO Ediciones
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En busca del Gulf Motel es el tercer libro del poeta, ha sido galardonado con varios premios y en él se da cuenta de la compleja travesía de su autor en busca de su identidad cultural, sexual y artística. El libro está dedicado a su madre, una presencia tutelar en su vida que adquiere especial relevancia en un tipo de escritura como ésta, de marcado carácter confesional, en la que los conflictos identitarios, culturales, sociales o de naturaleza sexual se muestran con toda crudeza (crudeza no exenta de ternura, por otra parte). El poema inicial, de igual título que el libro completo, habla de unas vacaciones a las que las estrecheces económicas no han logrado robar el encanto que la memoria contribuye a mitificar. Ahora, treinta años después, el poeta conduce por Collier Boulevard, «en busca del Gulf Motel, en busca de todo / lo que debería todavía ser…pero ya no es».
La descripción pormenorizada de los hechos propia de la poesía narrativa no se limita a dar cuenta de unas circunstancias concretas. El lector inteligente verá que esa descripción se simultanea con reflexiones de naturaleza más lírica que dejan traslucir emociones y sentimientos como la nostalgia, la amistad, la fidelidad a una forma de vida que cambia de forma inexorable o el amor maternofilial: «Todo lo que soy todavía está aquí,/ sentado con mi abuelo en sillas del jardín/ mirando púrpuras puestas de sol y las nubes de tabaco diluyéndose en el viento…».
En la segunda parte del libro hay dos asuntos que se elevan por encima de los que hemos visto hasta ahora, se trata, en primer lugar, de la orientación sexual. Desde el primer poema, «Jugando a las casitas con Pepín» se intuye — gracias a las alusiones sexistas— la hostilidad del entorno familiar —por tradición, muy machista— hacia una forma de comportamiento sexual que rompe las barreras del convencionalismo y se siente diferente. De una forma u otra, la mayoría de los poemas aluden a ello, pero, sin duda, el más significativo de todos ellos es el titulado «La teoría queer: según mi abuela». Para no parecer un marica a los ojos de los demás debe cumplir una serie de condiciones que su abuela le detalla con severidad. Está prohibido hablar de obscenidades. No se pueden romper los roles ni contravenir las reglas comúnmente aceptadas sin sufrir las consecuencias. La enumeración de actos prohibidos y los consejos subsiguientes están descritos con prolijidad, pero el ritmo es absolutamente lírico y provoca en el lector, en un crescendo semántico, sea por complicidad o por desacuerdo, una fractura emocional agónica, conflictiva. El segundo tema fundamental de esta parte tiene que ver con la presencia/ausencia de seres queridos, como el padre o el compañero. Poemas como «Papá en la mesa de la cocina» y «Mi padre, mis manos», tienen al padre como protagonista. En «Matar a Mark», «Más fuerte que la patria» (uno de los poemas más intensos de un libro como este, lleno de poemas memorables) o «Poema de amor según la teoría cuántica» es su pareja el trasunto de los versos y de las emotivas reflexiones sobre el amor a que da lugar.
En la segunda parte del libro hay dos asuntos que se elevan por encima de los que hemos visto hasta ahora, se trata, en primer lugar, de la orientación sexual. Desde el primer poema, «Jugando a las casitas con Pepín» se intuye — gracias a las alusiones sexistas— la hostilidad del entorno familiar —por tradición, muy machista— hacia una forma de comportamiento sexual que rompe las barreras del convencionalismo y se siente diferente. De una forma u otra, la mayoría de los poemas aluden a ello, pero, sin duda, el más significativo de todos ellos es el titulado «La teoría queer: según mi abuela». Para no parecer un marica a los ojos de los demás debe cumplir una serie de condiciones que su abuela le detalla con severidad. Está prohibido hablar de obscenidades. No se pueden romper los roles ni contravenir las reglas comúnmente aceptadas sin sufrir las consecuencias. La enumeración de actos prohibidos y los consejos subsiguientes están descritos con prolijidad, pero el ritmo es absolutamente lírico y provoca en el lector, en un crescendo semántico, sea por complicidad o por desacuerdo, una fractura emocional agónica, conflictiva. El segundo tema fundamental de esta parte tiene que ver con la presencia/ausencia de seres queridos, como el padre o el compañero. Poemas como «Papá en la mesa de la cocina» y «Mi padre, mis manos», tienen al padre como protagonista. En «Matar a Mark», «Más fuerte que la patria» (uno de los poemas más intensos de un libro como este, lleno de poemas memorables) o «Poema de amor según la teoría cuántica» es su pareja el trasunto de los versos y de las emotivas reflexiones sobre el amor a que da lugar.
Llegamos a la tercera sección de En busca del Gulf Motel. La memoria pone en escena, en estos poemas, recuerdos y situaciones de un pasado reciente en una especie de sortilegio vital que tiene como propósito inmortalizar no un hecho en sí mismo, sino lo que ha simbolizado en una mente que ha infringido, durante la búsqueda de sí mismo, normas o leyes casi inmutables. La capacidad evocadora y la fluidez discursiva son, posiblemente, las dos características que mejor definen estos poemas. Extractos tomados del blog de carlosalcorta
Sentado en el portal de mi madre
En Westchester, Florida
por la tarde me veo en la noche
entre flores de marpacífico persiguiendo cocuyos
con mi padre muerto, que los atrapa
en pomos de cristal, espantacucos para mi cuarto.
Es siempre verano en el patio de enfrente:
mi hermano y yo picamos melones de agua
con el machete del abuelo, nuestras camisas
manchadas de rosado, las bocas pegajosas del azúcar
que nos lavamos jugando con la manguera.
La gardenia que mi madre sembró
hace veinte años florece por primera vez
de nuevo, mientras que papá todavía corta el césped,
los pedacitos de hierba verde pegados como brillantina
al sudor de su velludo pecho, su piel
con perfume amarillo, del sol que madura
los mangos con forma de corazón que mi abuela
convierte en mermelada para engordarme.
Todo lo que soy todavía está aquí,
sentado con mi abuelo en sillas de jardín
mirando puestas de sol ciruela y las nubes
de su tabaco desvaneciéndose en el viento,
en el canto de los grillos haciendo eco desde
las estrellas que no se han movido desde
que las vi por vez primera, y la luna aún sin
que la opaque el resplandor de las luces de la ciudad,
y la higuera de la acera de enfrente,
como si nunca la hubieran cortado, su sombra todavía
una nube en el patio, dejando caer de sus ramas
raíces tan gruesas como mis piernas,
a través del aire, profundamente en la tierra,
aquí, por el resto de mi vida.
BONILLA, JUAN
|
Poemas pequeñoburgueses
|
Editorial RENACIMIENTO
|
En lo bueno y en lo malo, la poesía de Juan Bonilla tiene que ver mucho con su prosa. “Un día de regalo”, el más extenso e impactante de los Poemas pequeñoburgueses podría incluirse en cualquiera de sus libros de cuentos sin más que cambiar la disposición tipográfica (o sin cambiarla). Y “Mateos, 14, 24” es un microrrelato con final abierto que no perdería nada (solo ocuparía menos espacio) si se dispusiera en prosa.
Un libro se salva por los mejores poemas y en Poemas pequeñoburgueses los hay conmovedoramente magistrales, pero también hay otros que incurren en la nadería o que se basan en una ocurrencia poco afortunada, como la serie “Apuntes de bachillerato”. ¿Vale siquiera como chiste el titulado “Historia del arte”: “Belleza es aquello / que te la ponga dura”?
Poemas memorables: “El río”, que da la vuelta a la metáfora tradicional; “Por regresar”, con su intento de evitar la falacia patética; todos los incluidos en la sección final, “Cincuenta años de éxitos”, que juega con el título de su primera obra. También en esos poemas hay ingenio (véase, por ejemplo, “La gala” donde celebra su cumpleaños a la manera de los Oscars), pero no un ingenio que chisporrotea y se queda en nada. “La secta de los viles” reescribe un pasaje de la Divina comedia sustituyendo como guía a Virgilio por Maiakovski.
Algo de mala conciencia por haber dejado de ser el que era entonces, y haber condescendido con el mercado editorial, encontramos en algunos capítulos de Biblioteca en llamas. Imperfecto (como todos) e imprescindible (como pocos), Juan Bonilla sigue conservando buena parte de la desenfadada agudeza de sus irreverentes comienzos y le ha añadido una verdad humana que en aquellos años, por pudor juvenil, nos escamoteaba. Extractos tomados de crisis de papel
CORDURA DE DIOS QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO
Padre nuestro que estás en paradero
desconocido, líbranos de ti.
No nos llenes el tiempo con tu ausencia.
Tú utilizaste el fuego del infierno
para encender el sol de nuestra infancia.
No nos des certidumbre de tus ojos
después de que los nuestros ya no puedan
mirar la rosa negra de la vida.
Oh cordura de Dios que catas
el pecado del mundo,
dispendia tu piedad con los cobardes,
los que te encuentran en cualquier fenómeno
de meteorología, los que imponen
tu Nombre en leyes y oraciones.
Confórmate con ser un huésped
de nuestra infancia rota en mil pedazos.
Vacíanos de Ti,
regresa a tus orígenes
a aquella imensa noche de tormenta
en la que el miedo de unos monos te inventara.
BONNEFOY, Yves
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Tarea de esperanza
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Editorial
Pre-Textos
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Las palabras saben de nosotros lo que nosotros
ignoramos de ellas. René Char
Éste es un libro
imprescindible. Bonnefoy, el último de los grandes poetas del Siglo, recoge la
herencia del surrealismo y entrega sus alas y su libertad a esa naturaleza
tanto tiempo maltratada por la poesía. Es un místico, sus presencias son y no
son de este mundo, su habitar empieza en otra parte. Si algo se impone en esta
poesía es la intimidad, su forma de convocar esas presencias que no siempre
parecen humanas, su forma de conocer el dolor de cada encuentro. Bonnefoy sabe
echar la persiana en el momento justo para crear el mundo dentro del mundo, y
allí oír solamente la respiración de los demás. Sabe que más allá de lo que
pasa, más allá de la esperanza, hay siempre un momento en la noche en que es
preciso apartarse del mundo y crearse a uno mismo, crearte con los otros y para
los otros, y así elevarnos y ser inmortales y seguir teniendo esperanza. Aquí
la sombra, y la luz, y la noche, son la única ley. La poesía de Bonnefoy es una
habitación absoluta.
La obra de Bonnefoy
deja al hombre sólo ante la belleza, lo despoja de todo, nos sugiere que en
cada lugar del camino, en cada árbol, en cada cosa que tocamos, en cada palabra
que decimos, nuestra vida queda depositada para siempre. Bonnefoy es un poeta
fuerte, sólido, moral, contenido. La palabra de Bonnefoy llena al lector de
agua, de madera, de fuego. Tiene la fuerza para hacer que sus palabras se
impongan, se oigan más allá y tengan su propia vida. Tendremos que leer el
paisaje y el hombre al mismo tiempo, tendremos que construir un nuevo paisaje
en el que leer, en el que escribir, en el que buscar respuesta. Esto ocurre
también con Edmond Jabès, o con René Char, hombres entregando su vida por una
idea, por escribir un único libro, por una palabra que se repite infinitamente.
Mucho menos prolífico que estos poetas, Bonnefoy parece haber trabajado cada
poema durante años; su palabra ya se ha posado sobre la tierra para ser parte
de ella. Su obra es la de un hombre que ha sembrado palabras durante toda su
vida y, a medida que el tiempo pasa, las va recogiendo más bellas y más maduras
para volver a plantarlas.
La obra de Bonnefoy
es plástica, es teatral en su juego de presencias y ausencias. Está instalado
en el origen, en un vacío esencial que todo lo acoge. El origen, la madre, la
infancia, son inagotables. Leer la obra de Bonnefoy es ver la vida del hombre y
la naturaleza, desde su nacimiento hasta su muerte, es entrar directamente a la
historia del tiempo y el espacio. Así vemos al niño ponerse en pie, aprender a
caminar, caer, quebrarse. En uno de los mejores poemas del libro Bonnefoy
escribe, Yo no dormía, / Tenía en exceso aún la edad de la esperanza / Dedicaba
mis palabras a las montañas bajas / Que a través de los vidrios yo veía venir.
Es sobre esas montañas de la infancia sobre las que el hombre se eleva y es en
ellas donde se hunde. Una mañana después de una mañana, una infancia después de
la infancia. Son las montañas del dolor primordial del que nos habla Rilke al
final de las elegías. Extractos tomados del artículo de Pablo Fidalgo en PoesíaDigital.es
PASANDO CERCA DEL FUEGO
Pasaba cerca del fuego en la sala vacía
De postigos cerrados, luces apagadas,
Y vi que el fuego aún ardía, que estaba incluso
En ese instante en el punto de equilibrio
Entre las fuerzas de la ceniza, de la brasa
En que la llama va a poder ser, a su deseo,
Sea violenta o dulce en el abrazo,
De quien ella ha seducido sobre ese lecho
De hierbas olorosas y de madera muerta.
Él, es ese ángulo de la rama en el que entré ayer
Bajo la lluvia de verano súbita, tan viva,
Parece un dios de la India que mira
Con la gravedad de un primer amor
A aquella que quiere de él que lo envuelva
El rayo que precede al universo.
Mañana removeré
La llama casi fría, y hará
Sin duda un día de verano como todos,
Los que tiene el cielo para todos los ríos,
Aquellos del mundo y aquellos más sombríos
De la sangre. El hombre, la mujer
¿Cuándo saben, a tiempo,
que su ardor se anuda o desanuda?
¿Cuál sabiduría en ellos puede presentir
en la vacilación de la luz
que el grito de felicidad se vuelve grito de angustia?
Fuego de las mañanas,
Respiración de dos seres que duermen,
El brazo de uno sobre el hombro del otro.
Y yo que vine
A abrir la sala, a recibir la luz,
Me detengo, me siento allá, para mirarlos,
Inocencia de los miembros extendidos,
Tiempo tan rico de sí que cesó de ser.
BONNETT,
PIEDAD
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Poesía Reunida
|
Ediciones LUMEN
|
Este volumen reúne por primera vez toda la poesía de Piedad Bonnett, una obra que comenzó en 1989 con la aparición de “Círculo y ceniza” que ha tenido estaciones tan afortunadas como “El hilo de los días” (1995), “Tretas del débil” (2004) y “Explicaciones no pedidas” (2011), el más reciente de sus poemarios y ganador del premio Casa de América de Poesía Americana 2011.
"En la pérdida de mi infancia y a instancias del dolor se gestó mi poesía”, confiesa la escritora colombiana. Su poesía habla de sentimientos, cotidianidad e incertidumbre. De la pérdida de lo buscado y no alcanzado que se queda palpitando en el alma.
En sus versos el miedo es medular. Se intuye su temblor. Piedad Bonnett tiene tres o cuatro temas latentes en su obra desde el comienzo. Amor. Dolor. Pérdida. Valentía.
“El amor atraviesa toda mi obra. No hay poema sin amor. Y aparece como un territorio resbaladizo tanto en lo personal como unido al conflicto, o a la posibilidad de la pérdida, más que a la plenitud. Es algo incompleto”.
Ahora,
apenas si el recuerdo,
no del amor,
sino de aquella forma en que te amaba.
Ahora,
ya no el dolor sino la certidumbre
de la dolida forma en que dolías,
del vacío iracundo y de la pena
de la rama cortada.
Ahora
la sed, no de tu lengua
sino de aquel deseo de tu lengua,
la sed, no del oasis de tus ojos
sino de aquellas lágrimas caídas
sobre el desierto gris que me esperaba.
BONNETT,
PIEDAD
|
Explicaciones no pedidas
|
Ediciones VISOR
|
Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquía, Colombia, 1951), una de las voces más representativas
de la poesía colombiana actual, deja ver en este libro, algunas de las condiciones
ya reconocidas en sus anteriores publicaciones: contención expresiva, fuerza,
sutileza, ironía. A veces con palabra descarnada, a veces con humor, Bonnett
toca temas como la costumbre, la memoria, la insatifación, los sueños,
el amor.
De ella escribió José Watanabe: ¿Preguntará la poesía qué
hicimos con ella cuando nos visitaba?
Piedad Bonnett, que tan sabiamente se mueve en el justo límite de su
propuesta, que no va inútilmente más allá del material que desde un inicio
aparece en su poderosa intuición poética, que "no abusa del lector"
encubriendo con artificios y manierismos ideas inconsistentes, que mantiene la
transpariencia de su palabra emocionada lejos de las estridencias, hace tiempo
que tiene una respuesta. Dirá, junto con la gran poeta norteamericana Marianne Moore, que la poesía encontró
"un lugar para lo genuino".
LAS CICATRICES
No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella,
algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de que nunca olvidemos las heridas.
BONNETT, PIEDAD
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Los habitados
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Editorial VISOR
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Emerge la poesía de Piedad Bonnett de la noche como un grito que no espera su eco. Un bramido salido de una intimidad que se ahoga lentamente a través de una serie de poemas de tiempo y memoria, también de miedo y fragilidad, en definitiva, de resistencia ante una oscuridad que todo lo emboza hasta el ahogamiento, convirtiendo al lenguaje en un paño hosco que intenta amparar el dolor que surge de la pérdida.
El libro se titula Los habitados y viene de lograr XIX Premio de Poesía Generación del 27, siendo editado en la Colección Visor de Poesía. No es que el pozo de los versos sea demasiado profundo, apenas 50 páginas, pero su oscuridad asusta, envolviendo al lector a base de crujidos, orfandades y noches, pero también de “esperanzas en forma de piano que la vida hace desafinar”. Y es en ese desafinado en donde se sostiene el conjunto, en la imposibilidad de la luz, en la solidez del silencio que todo lo encoge pero que la poeta consigue materializar y moldear a través de la palabra. Palabras que, como desgarrones, prenden en cada verso para armarse como esa resistencia necesaria para sobrevivir, como el salvoconducto que mimetiza el duelo en firmeza, en aquello que se precisa para seguir habitando.
Porque habitar el dolor es también una forma de resistencia.
Extractos tomados del artículo de Ramón Rozas en Infolibre.com
BORGES, JORGE LUIS
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Poesía Completa
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Editorial LUMEN
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La diferencia entre la prosa y la poesía reside, según Borges, en el lector, no en el texto: «Ante una página en prosa el lector espera noticias, información, razonamientos; en cambio, el que lee una página en verso sabe que tiene que emocionarse.»
Indisociables de sus cuentos
y ensayos, estos poemas son parte indispensable del universo borgeano y
constituyen una indagación paralela a los temas que siempre le apasionaron: la ciudad de Buenos Aires, los libros, los autores que aparecen citados, los espejos, los sueños, el tiempo, la memoria, los laberintos, Inglaterra o la
eternidad.
Borges es un poeta intelectual, pero no por ello insensible: el paso del tiempo, la muerte, la pérdida de la felicidad se puede rastrear en sus versos. Aunque en todo caso, el desencadenante de sus poemas es siempre racional y literario. Pocas o ninguna vez nace en los sentidos o en las circunstancias externas de su vida. Para Borges la poesía no está para comunicar su experiencia personal, a no ser la de lector o filósofo.
Él mismo en la Introducción a La Cifra expone: "Al cabo de los años, he comprendido que me está vedado ensayar la cadencia mágica, la curiosa metáfora, la interjección, la obra sabiamente gobernada o de largo aliento. Mi suerte es lo que suele denominarse poesía intelectual. La palabra es casi un oximoron; el intelecto (la vigilia) piensa por medio de abstraccioes, la poesía (el sueño), por medio de imágenes, de mitos o de fábulas. La poesía intelectual debe entretejer gratamente esos dos procesos."
Como Schopenhauer, Borges presume que el tiempo y el espacio son proyecciones mentales; el mundo existe en tanto se lo piense, necesita, para no desaparecer, de una voluntad que constantemenete se lo represente: “Yo soy el único espectador de esta calle; / si dejara de verla se moriría.”
Borges con los años irá depurando su estilo. Su lenguaje será cada vez menos ostentoso y más preciso. En sus poemas consiguió una expresión lúcida de ideas y conceptos. No es extraño que su estilo recuerde al de Quevedo, poeta al que admiraba y con el que comparte un profundo dominio del idioma, la expresión aguda de las ideas y la ausencia de sentimentalidad. En Otras Inquisiciones escribía:
"Grande es el ámbito de la obra poética de Quevedo. Comprende
pensativos sonetos, que de algún modo prefiguran a Wordsworth;
opacas y crujientes severidades, bruscas magias de teólogos («Con
los doce cené; yo fui la cena»; gongorismos intercalados para probar
que también él era capaz de jugar a ese juego; urbanidades y
dulzuras de Italia («humilde soledad verde y sonora»); variaciones
de Persio, de Séneca, de Juvenal, de las Escrituras, de Joachim
de Bellay; brevedades latinas; chocarrerías; burlas de curioso artificio;
lóbregas pompas de la aniquilación y del caos."
Saúl Yurkievich escribió un ensayo paradigmático, Borges, poeta circular. En él señala que en Borges "se produce un alejamiento de la actualidad, una renuncia a lo novedoso que se sistematizará a lo largo de los años a la vez que buscará una correspondencia más estrecha entre idea y conformación verbal."
LÍMITESDe estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a Quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.
Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.
Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.
No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.
¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.
Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan
Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en Su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.
Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía.
Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores
ARTE POÉTICA
Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo,
Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Itaca
Verde y humilde. El arte es esa Itaca
De verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.
BOTEV,
HRISTO
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Poesía (1848-1876)
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Editorial
AMARGORD
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Botev es un poeta búlgaro cuya vida (rebelde y patriota
revolucionario) acabó convirtiéndolo en un icono, un busto romántico; todo ello
viviendo escasamente 28 años y escribiendo apenas 20 poemas. Sus poemas
irradian impetuosas pasiones además de un sentimiento trágico. Sus versos se
rebelan contra la esclavitud, pero sobre todo contra la mentalidad del esclavo.
La manera apasionada y generosa con la que la traductora Zhivka
Baltadzhieva nos acerca la figura de Hristo Botev no solo nos ayuda a
comprender a este poeta en su contexto, además nos permite asomarnos a sus
textos con intimidad, con un recogimiento muy alejado en apariencia de las
proclamas patrióticas y revolucionarias con las que se suele relacionar a un
autor político. Botev fue un revolucionario, sí; pero también un creador
extremadamente sensible. Conocedor de la debilidad humana y valedor del
espíritu transgresor que también nos habita, es este un personaje a rescatar en
estos tiempos no tan distintos por la convulsión y la pérdida de derechos. El
poeta fue un luchador y una víctima del doble yugo del Imperio Otomano y la
Iglesia Ortodoxa. Sus versos claman contra la necedad de los gobernantes y
también de los gobernados. Leerlo hoy nos pone en alerta ante quienes se llenan
la boca de Patria y Pueblo. En sus 28 años Botev tuvo ocasión de experimentar
todas las caras de la rebeldía.
Gracias a la mirada de la traductora y antóloga, se vuelven estos
versos si cabe más estremecedores, más cercanos o no tan alejados de nuestra tradición
lírica, que tantas veces también ha respondido a la opresión con palabras
descarnadas y firmes como, en el mismo nivel de sensibilidad, la poesía de
Miguel Hernández. Blatadzhieva nos facilita en su prologo la labor lectora
ofreciéndonos el contexto de las referencias históricas y legendarias de su
natal Bulgaria. o la alusión a mitos y leyendas de Bulgaria: su traducción
sensata y amorosamente cuidada nos hace llegar prácticamente intacta la emoción
doliente de la poesía de Botev.
ELEGÍA
Dime, oh, dime, pobre pueblo, ¿quién te mece
en esta cuna, en la cuna maldita de eterno esclavo?
¿Aquel que atravesó antaño
al Salvador en el costado,
o aquel que siglo tras siglo te canta:
“¡Soporta y salvarás tu alma!”?
¿Él, o algún nuncio suyo,
de Loyola nacido, hermano de Judas,
traidor consabido y vivo augurio
de más tormentos para los desdichados,
un usurpador nuevo, un ave de rapiña, uno
que vende a su hermano y asesina a su propio padre?
¿Es él? ¡Confiesa! Calla el pueblo.
Atruenan cadenas aterradoras.
¡Y ni un grito de libertad!
Sólo apunta el mudo pueblo, con la frente ceñuda,
a los notables: caterva de bestias
con levitas, sotanas; ciegos con ojos.
Apunta el pueblo, y el sudor de su frente
sobre su propia lápida sangra:
la cruz clavada en carne viva,
la herrumbre carcome el hueso roído,
la culebra consume la vida del pueblo,
la consumen los nuestros y los ajenos.
Y el pobre esclavo soporta… Mientras,
sin parpadeo y sin sonrojo, contamos los siglos
bajo el yugo, contamos los siglos
de tronantes cadenas. Contamos,
y, con una fe ciega en esta obtusa estirpe oscura,
esperamos que nos llegue el turno, nuestro turno
de libertad.
BOZALONGO, PAULA
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Diciembre y nos besamos
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Editorial HIPERIÓN
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XXIX Premio de
poesía Hiperión . Primera obra de esta estudiante de Arquitectura nacida en
Granada en 1991.
Diciembre y nos
besamos, constituye un poemario fresco y sencillo. Una lectura sobre nostalgia
y recuerdos
Son esenciales, en
este sentido, las citas que abren el libro, pues revelan dos claves de su
poética: la atención a lo cercano, a lo concreto (Prefiero que me guste la gente/ a amar a la humanidad, Wislawa
Szymborska); y la búsqueda de una voz poética serena, íntima y colectiva a un
tiempo (Lentament, la nostra vida/ va
entrant en els meus poemes./ Dintre d’ells t’esperarà, Joan Margarit).
Los símbolos
pueblan el libro: la sombra, la falta de luz, que representa la tristeza. Otro
aspecto fundamental del libro es la nostalgia, a veces por algo que no se ha
llegado a vivir o por un tiempo pasado idealizado. Destacan, además, los poemas
sobre viajes. Paris, Nueva York, Sarajevo y Berlín aparecen retratadas en
poema, no de forma plástica, sino espiritual.
La indefinida
melancolía se precisa a través de formas y estructuras, metáforas
arquitectónicas que perfilan el sentido del desorden. El poema “Geometría”
traza una estampa cubista. Las siluetas de los amados se convierten en bellos
triángulos, trapecios, círculos y elipses que acompañan, pero no revelan: “me
faltan dimensiones/ para explicar el mundo”, concluye la voz lírica.
En su poesía el
poder transformador de la emoción reinventa la lógica interna del tiempo y del
espacio, como hiciera Ángel González en su poesía.
LA VIDA BREVE
¡Malhaya el hombre, malhaya,
que nace con negro sino!
¡Malhaya quien nace yunque
en vez
de nacer martillo!
(La
vida breve, ópera de Manuel de Falla,
libreto
de Carlos Fernández Shaw)
La percusión del tiempo es una fragua
al final del pasillo,
ya no la escuchan más los hijos del herrero,
tan solo la perciben cuando para:
cuando el tiempo descansa
ellos paran también,
por si acaso al sacarle a la prisa ventaja
solo encuentran la muerte.
Las nubes de la tarde
resuenan en la lluvia de esta noche.
Los gritos de la casa
tiemblan en el eco de un llavero que cae
en el salón vacío.
En el ruido metálico de un andamio
se quejan las reformas
de lo que ya no existe.
El invierno te grita en el deshielo,
el verano cruje en las hojas que pisas
ahora que ya es octubre,
fue entonces cuando alguien pensó en ti,
y hoy susurra una carta debajo de la puerta.
Si se escucha un disparo,
hay redoble de lágrimas
en el cuarto del huérfano
y un suspiro entre sueños
despierta al asesino.
En este llanto estallan nuestros sueños,
y no llora el pasado,
el futuro se queja de no ser quien creía.
La prisa nunca prometió ventaja,
si bailas con el eco
pero no con su causa,
el tiempo de la música no es tuyo todavía.
BRINES, FRANCISCO
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ENSAYO DE UNA DESPEDIDA: Poesía Completa 1960-1997 |
Editorial TUSQUETS
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Poeta perteneciente
a la Generación del 50, grupo ajeno a modas literarias y cultivador de asuntos
universales como el paso del tiempo, la memoria, el erotismo o la infancia.
Inspirada en la reflexión serena sobre la realidad
intima y sobre la existencia -que transcurre siempre, bajo los ojos acechantes
del tiempo, en el filo de la vida y de la muerte cotidiana y definitiva-, su
obra trasluce coherencia y constancia, y, a la vez, sutiles transformaciones.
Así, la lucidez precoz del primer libro, Las brasas (Premio Adonais
1959), da paso a los poemas histórico-narrativos que conforman Materia
narrativa inexacta y al sinuoso y reflexivo Palabras a la oscuridad
(1966, Premio de la Critica). Aun no (1971) abre caminos nuevos, como la sátira
y un desgarrado existencialismo que preconiza la visión desengañada y a la vez
metafísica de Insistencias en Luzbel (1977). Con El otoño de las rosas (1986,
Premio Nacional de Poesía) recobra Brines la transparencia y la diafanidad para
culminar con la luminosidad otoñal de su postrer libro, La ultima costa, en el
que alcanza una difícil desnudez y pureza expresivas.
Nacido en Oliva
(Valencia) en 1932, Brines es compañero generacional de otros ilustres
escritores que se opusieron -en verso o en prosa- al régimen franquista, como
José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Ángel González, Jaime Gil de Biedma,
Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute o
Rafael Sánchez Ferlosio.
"Había mayor sensorialidad al principio, luego, ha entrado el pensamiento", ha explicado el poeta sobre su obra. Siempre ha sido un estudioso de la
condición humana. Se le considera uno de los poetas de acento elegíaco más intenso, su obra refleja "la sensación de pérdida, de que el don de la vida, de la existencia, nos
va a ser despojado y se nos va a borrar, como el día borra a la noche".
La tarde, el crepúsculo, el claroscuro, es la metáfora fundamental de este proceso y precisamente por esto, es una atmósfera determinante en su obra. Poeta elegíaco, si bien canta a la despedida, también celebra la vida, su luz, la naturaleza, la libertad y el recuerdo amoroso; en este sentido se aproxima al paganismo de poetas como Cavafis.
Elegante, clasicista, digno representante de la llamada “poesía de la experiencia”, Brines ha transitado de la sensorialidad a la reflexión, pasando por la ironía. Su poesía, quizá más constreñida en aliento y formas al principio, con el tiempo, y sobre todo en El otoño de las rosas (1986) y La última costa, se ha vuelto un discurso galopante, febril, totalmente enamorado del mundo, de su rosa brillante, aunque reconoce, más atemperadamente que al principio, la presencia de la noche.
PALABRAS PARA UNA DESPEDIDA
Está la luz despierta,
y se adentra en los ojos el contorno del monte,
y el grito de los pájaros desvanece el oído
al venir de los húmedos huertos.
Los blancos pueblos de la costa,
felices de lujuria y juventud,
alientan junto al mar, lejanos.
No estoy allí, mas lo que fui deseo:
la dicha viva, los sentidos borrados,
ahora que en el jardín el tiempo se arrincona
en las sombras,
y el olor de las rosas sube al aire.
Hay humos blancos y calladas palomas
en la altura, y voces que se alejan,
hay demasiada vida para una despedida.
Y un día habrá de ser,
sin que la grata luz, las voces de la casa,
los cultivos del huerto, los días recordados
de la remota y breve juventud,
ni tampoco el amor que me tenéis,
retrasen la obligada despedida.
Tendré que aposentarme en la aridez
y perdida la imagen de este mundo
y perdido yo mismo,
siento que aquel reposo será estéril,
que la vida no fue, que el fervor
de cualquier despedida es un engaño.
BROWNING, ROBERT
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Poesía escogida
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Editorial UNIVERSITARIA
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Editorial Universitaria ofrece aquí la edición revisada y ampliada de la poesía escogida de Robert Browning, seleccionada y traducida por Armando Roa Vial. Completan esta antología dos acuciosos estudios sobre la obra y vida del poeta, realizados respectivamente por Armando Uribe Arce y Braulio Fernández Biggs.
UNA TOCATA de GALUPPI
I
Oh Galuppi, Baldassaro, ¡Qué triste descubrimiento!
Difícilmente puedo desconocerte; tendría que ser sordo y ciego.
Pero aunque alcance tu significado, ¡Lo hago con un ánimo tan triste!
II
Aquí llegas tú con tu vieja música, y aquí está todo lo bueno que ella trae.
¿Qué, vivieron ellos una vez en Venecia donde los mercaderes fueron reyes,
donde está San Marcos, donde los dogos usaban unirse al mar con anillos?
III
Ay, porque el mar es aquí la calle, y este arco....al que tú llamas...
el puente de Shylock, coronado de casas, donde celebran el carnaval:
Aunque nunca estuve fuera de Inglaterra -es como si hubiera visto.
IV
¿Buscaban los jóvenes sus placeres en el mar cálido de mayo?
¿Es cierto que bailes y máscaras empezaban a medianoche y duraban aún a mediodía,
cuando se preparaban nuevas aventuras para mañana?
V
¿Fue una auténtica mujer, con mejillas redondas y labios rojos,
sobre su cuello el pequeño rostro alegre como una campanilla en su lecho,
con un pecho de sobrebia abundancia donde un hombre puede apoyar la cabeza?
VI
Bien, y era gracioso ver como dejaban de hablar y se abandonaban
-Ella a mosdisquear el terciopelo de su negra máscara - él a sostener los dedos sobre su espada
mientras tú te sentabas tocando oberturas majestuosamente al clavicordio.
VII
¿Aquellos tercios menores tan lastimeros, sextos disminuidos, suspiro sobre suspiro,
dicen algo a ellos? Aquellas suspensiones, aquellas soluciones - "¿Debemos morir?"
Aquellos conmiserativos séptimos - "¡La vida puede al final! ¿Podemos intentarlo!"
VIII
"¿Eras feliz?" -"Sí"- "Y ¿Eres aún tan feliz?" - "Sí ¿Y tú?"
"Entonces más besos" - "¿Iba a parar de darlos cuando un millón me parecen tan pocos?".
Escucha, la persistencia de la dominante que pide su respuesta.
IX
Efectivamente, una octava golpea la respuesta. Oh ellos te alaban ¡Me atrevo a decirlo!
¡Bravo Galuppi esto es música! buena igualmente en el grave y en el allegro.
Puedo siempre dejar de hablar cuando oigo tocar a un maestro.
X
Después te dejan por sus placeres: hasta que a su debido tiempo, uno a uno,
algunos con vidas que van a la nada, otros con acciones también inacabadas,
la muerte les precipita calladamente y les lleva adonde nunca pueden ver el sol.
XI
Pero cuando me siento a razonar, pensando no distraerme
mientras triunfo sobre un oscuro secreto de la naturaleza,
vengo a ti con tu fría música hasta que siento escalofríos en cada nervio.
XII
Sí, tú, como un fantástico grillo, crujiendo en una casa quemada:
Polvo y cenizas, muerte y vida. Venecia gasta lo que Venecia gana.
El alma, sin duda es inmortal - donde un alma puede ser discernida.
XIII
Tú, por ejemplo: Conoces la física, algo de geología,
las matemáticas son tu pasatiempo; las almas resurgirán según su grado;
las mariposas pueden temer su extinción - tu no morirás, es es impensable.
XIV
Como Venecia y su pueblo, nacidos para florecer y hundirse,
aquí sobre la tierra ellos dieron sus frutos, mirtos y locura fueron la cosecha:
¿Qué queda del alma, pregunto, cuando cesas los besos?
XV
¡Polvo y cenizas! Así lo cantaste, y yo quiero imprecar al corazón.
Oh, queridas mujeres muertas, y con semejantes cabellos ¿Qué ha ocurrido de todo el oro
que colgaba acariciando sus pechos? Siento frío y me vuelvo viejo.
BROWNING, ROBERT
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El anillo y el libro
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Editorial BECLAQUA
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El anillo y el libro, un extenso poema dramático en verso blanco que, en realidad, bien puede considerarse una narración: la de las circunstancias del crimen cometido en la persona de su esposa y los padres de ella por el conde Guido Franceschini en la Roma de finales del siglo XVII. Está dividido en 12 partes: la primera y la última corresponden a la voz del poeta. Las otras 10 narran la historia desde 10 puntos de vista de diferentes. Pompilia, la esposa asesinada, el conde Guido, el sacerdote con el que ella se fugó, un testigo de calidad que trata de mediar, la ciudad de Roma dividida a favor y en contra, el fiscal, el abogado y el mismo papa Inocencio XII exponen cada uno su visión del asunto con una escritura lírica de extraordinaria belleza.
El libro es un homenaje amoroso de Robert Browning a su mujer Elizabeth Barrett. Ambos mantuvieron una relación plenamente romántica, incluido un matrimonio a espaldas del padre de ella y escapada a Italia. Cuando murió su esposa, Browning escribió su obra capital: The Ring and the Book, El anillo y el libro. Vuelve entonces por último a Londres y se dedica a la literatura. En una de sus clases, Borges nos cuenta que siendo "un autor famoso, es tenido por oscuro —como fueron tenidos Góngora y otros—. Se llegó al punto de que en Londres se fundó una Browning Society dedicada a interpretar sus poemas. Hoy, de cada poema hay dos o varias explicaciones. En la enciclopedia se pueden buscar los títulos de los poemas de Browning, y se encuentran una o varias explicaciones que se han dado. En las reuniones de esa sociedad, los miembros leían artículos, a veces polémicos, en los que cada uno daba su interpretación de algún poema. Browning solía asistir a esas reuniones. Iba, aceptaba el té, oía las interpretaciones, agradecía y decía que le habían dado mucho que pensar. Pero nunca se comprometía con ninguno.
Es notable que Browning fuera tan amigo de Tennyson, que se jactaba de que su obra entera era de una claridad virgiliana. Y sin embargo los dos fueron muy amigos y ninguno aceptaba que se hablara mal del otro. (...) Browning conoció el latín, el alemán, el griego, el inglés antiguo. La oscuridad de Browning no es una oscuridad verbal. No hay un verso en sus poemas que no sea comprensible. Pero la interpretación total de sus poemas es difícil, y hay algunos en que se ha declarado la imposibilidad de comprensión. Es una oscuridad psicológica. Oscar Wilde dijo del novelista George Meredith, por su obra, que era un Browning en prosa. Browning usó, según él, el verso como un medio para escribir prosa.
Browning tenía una facilidad casi fatal para el verso. Si hubiera elegido la prosa y no el verso, sería uno de los grandes cuentistas de la lengua inglesa. Pero en esa época se le daba predominante importancia a la poesía, y los versos de Browning se distinguen especialmente por sus virtudes musicales. A Browning le interesaron también los estudios de la casuística, rama filosófica que se ocupa de la ética. Le interesaron los caracteres complejos y contradictorios. Entonces inventó una forma de poemas lírico-dramáticos en primera persona, en los que quien habla no es el autor sino un personaje. Esto tiene un lejano precedente en el «Lamento de Deor»."
Jose Mª Guelbenzu señala que el libro de Browning "abre una vía de creación que va a dar paso a toda una modernidad poética: la escritura de los Cantos Pisanos de Ezra Pound, por ejemplo, desciende directamente de Browning, alcanzando al mismo T. S. Eliot y llegando incluso hasta nuestros días a poetas como Ashbery. Subjetivo, lírico, empeñado en asuntos que siempre transcurren en el momento decisivo de la vida de sus personajes, la poesía de Browning se escuda en el pasado para hablar de asuntos eternos. Es un poeta tan reconfortante como esencialista y su lectura resulta fascinante."
BUKOWSKI, CHARLES
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Poemas de la última noche de la tierra
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DVD
EDICIONES
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Charles Bukowski (1920-1994) fue el último escritor «maldito» de la literatura norteamericana. Ha sido comparado con Henry Miller y Céline. Sus temas habituales son el alcohol, la literatura, la música, las mujeres, los bares, el hipódromo, la estupidez, la violencia… Directo, ácido y contundente. Dejó dicho:
“El alcohol es una
de las mejores cosas que han llegado a esta tierra, además de mí. Siempre
escribo intoxicado. No creo que haya escrito nunca un poema completamente
sobrio”.
“Me gustan los
hombres desesperados, hombres con los dientes rotos y los destinos rotos,.
También me gustan las mujeres viles, con las medias caídas y arrugadas y con
maquillaje barato. Me gustan más los pervertidos que los santos. Me encuentro
bien entre los marginados porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni
morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad.”
Este hijo de soldado norteamericano nacido en Alemania y recriado en Los Angeles tuvo una vida marcada por la miseria personal y económica. Los episodios de violencia doméstica con su padre alcohólico fueron constantes.
Después de pasar
unos meses en la universidad descubrió que lo suyo era la bebida y las
apuestas. Durante un tiempo vivió del dinero que ganaba en el hipódromo y
cuando la suerte le rehuía dormía en los parques. Lo único que le importaba en
ese momento de su vida era beber. A los 25 años comenzó a escribir relatos que
revistas como Harper´s y The New Yorker no se atrevieron a publicar; así que deambuló y bebió sin parar por Los Angeles. Pasó varias noches en la cárcel y
trató de suicidarse tres veces.
En 1942 se fue a
vivir con una prostituta que conoció en un bar. Después de una década de
trasegar alcohol en cantidades industriales ella murió intoxicada y él, con
sólo 35 años, estuvo a punto de morir a causa de una úlcera. Después de la
muerte de su compañera, Bukowski se quedó solo y se dedicó a escribir sobre todo
lo que odiaba del mundo, todo lo que le obsesionaba. Esa sería la actividad
que ocuparía la mayoría de su tiempo en los siguientes 40 años. Sus primeros
textos eran una mezcla de poesía y relato breve que siempre sucedían en el bajo
mundo y giraban en torno a los mismos seres oscuros: prostitutas, borrachos,
jugadores empedernidos y delincuentes. Bukowski describió con detalle lo más
decadente de la sociedad estadounidense y fue uno de los primeros que se
atrevió hacer literatura a partir del
mundo underground.
En 1960 empieza a
publicar y a convertirse en un mito. Pero no cambió su estilo de vida. Cuando
lo invitaban a recitales llegaba borracho e insulta al público, y cuando daba
entrevistas se burlaba del periodista. Durante la década
de los 60 y 70 publicó libros tan exitosos como Escritos de un viejo indecente,
Cartero, Erecciones, eyaculacione y exhibiciones, La máquina de follar,
Factótum y Shakespeare nunca lo hizo. Estos libros no se pueden clasificar bajo
ningún género preciso.
Sus textos no se
parecen a nada. Algunos han tratado de ver similitudes con los poetas de la
generación beat; pero en realidad sólo hay unas pocas coincidencias.
Bukowski analiza a
fondo la materia sucia de la vida, sin teorizar ni filosofar, sin la necesidad
de la agresión del pensamiento. y revela la vida como un mal viaje, un mal
experimentado por los humanos idiotizados ante el paso enajenante de la rutina
y de sus demonios disfrazados de progreso, moral y superación.
La poesía de
Bukowski está marcada por un realismo descarnado y lírico a un tiempo,
explícito, tierno en ocasiones y brutal en otras, abudnante en datos
autobiogr´ficos, personalísimo y pleno de humos ácido y desencantado. Su poemas
son vitales y vitalistas; y están llenos de drogas, alcohol y sexo. Escribió
más de treinta poemarios. Extractos
tomados de Umberto Cobo
BUKOWSKI, CHARLES |
Abierto toda la noche - Nuevos poemas |
Colección VISOR de Poesía |
Estos poemas abundan en sus temas característicos: la nostalgia por antiguos amores malogrados, las trifulcas en bares de mala muerte, el alcohol como combustible y condena, la euforia de la escritura cuando uno está en racha, la extraña belleza de los marginados de la sociedad, la enfermedad y el deterioro, todo ello dotado de una visceralidad más intensa a medida que el poeta barrunta la cercanía de su propia desaparición.
Escribir es el tema central, sin duda, y son muchos los poemas que aluden a esa pasión. La máquina de escribir es un ser puro y duro, el medio para acceder al alma, aunque sea un alma perdida: “A veces basta con tener una máquina de escribir… / y sencillamente mirarla / y maravillarse de toda la buena suerte que has tenido / con esa máquina y / otras máquinas”. Hay euforia: “Luego llegan las palabras, las palabras preciosas / de la hostia llegan una y otra vez / cuando estás a solas y escribes”, o bien: “Cuando escribo soy inmortal”. Pero a veces “ni siquiera escribir ayuda / y estás ahí solo con lo que te / está matando sea lo que sea / y el absurdo de las / paredes te / penetra…”.
Escribir es el tema central, sin duda, y son muchos los poemas que aluden a esa pasión. La máquina de escribir es un ser puro y duro, el medio para acceder al alma, aunque sea un alma perdida: “A veces basta con tener una máquina de escribir… / y sencillamente mirarla / y maravillarse de toda la buena suerte que has tenido / con esa máquina y / otras máquinas”. Hay euforia: “Luego llegan las palabras, las palabras preciosas / de la hostia llegan una y otra vez / cuando estás a solas y escribes”, o bien: “Cuando escribo soy inmortal”. Pero a veces “ni siquiera escribir ayuda / y estás ahí solo con lo que te / está matando sea lo que sea / y el absurdo de las / paredes te / penetra…”.
Si el estilo debe ser sencillo —”¿intentas ceñirte a un estilo sencillo? / sí”—, los lectores también deben serlo, y de ahí que nada supere en emoción a las reacciones de carcelarios, locos y hasta prostitutas, amantes todos de sus poemas, en cartas conmovedoras que remiten al autor y que superan “cualquier halago que pudieran hacerme / en The New York Times”.
Si hay una poesía realista, esta lo es con una categoría fuera de lo común. Arrebata porque es auténtica, y jamás miente. Lo que se cuenta en estos poemas es radicalmente verdad, aunque pudiera ser ficción (en ocasiones). Estamos ante un libro, además, constantemente divertido, incansablemente veraz, radicalmente impregnado de vida, sin un solo gramo de impostura, nunca jamás. Y encima la traducción de Eduardo Iriarte es perfecta, fluida, grácil, brillante, con aciertos léxicos asombrosos, sobre todo en los coloquialismos, todo lo cual nos hace creer que estos poemas podrían perfectamente haberse escrito en español.
Si hay una poesía realista, esta lo es con una categoría fuera de lo común. Arrebata porque es auténtica, y jamás miente. Lo que se cuenta en estos poemas es radicalmente verdad, aunque pudiera ser ficción (en ocasiones). Estamos ante un libro, además, constantemente divertido, incansablemente veraz, radicalmente impregnado de vida, sin un solo gramo de impostura, nunca jamás. Y encima la traducción de Eduardo Iriarte es perfecta, fluida, grácil, brillante, con aciertos léxicos asombrosos, sobre todo en los coloquialismos, todo lo cual nos hace creer que estos poemas podrían perfectamente haberse escrito en español.
Extractos del artículo de Ángel Rupérez en ElPaís.com
los mejores hombres son más fuertes solos
casi siempre mientras un hombre intenta
escribir
alguna mujer no para de entrar y salir,
quiere tal,
quiere cual.
casi siempre mientras un hombre está escribiendo
mantiene discusiones simultáneas con alguna mujer.
no es fácil discutir con una mujer y escribir
al mismo tiempo.
a veces creo que algunas mujeres tienen celos de
la máquina de escribir.
la máquina de escribir les costea comidas en restaurantes,
un coche decente, ropa, zapatos.
pero tienen celos de la máquina.
«cuando subes a escribir, me quedo aquí
sola», dicen.
cuando subo a escribir yo también estoy
solo.
hubo veces en que no había
adónde subir.
hubo veces en que solo era una habitación
con el retrete al fondo
del pasillo.
hubo veces en que no había habitación
ni máquina de escribir, solo un banco
en el parque.
«esa máquina es tu muleta», dicen
con buen juicio.
soy muy viejo para volver a la fábrica,
la fábrica no me querría
ya.
por suerte
esta máquina me ha sido tan fiel
como cualquier mujer que haya conocido.
y esta noche es una noche especial.
estoy solo de nuevo
igual que cuando empecé.
mis dedos sacuden las teclas.
la guerra nunca ha cesado.
me gusta esta lucha.
y ahora me doy cuenta de que
no hay nada tan hermoso y
tan puro y tan perfecto como una frase
bien escrita.
BUNTING, BASIL
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Briggflatts y otros poemas
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Editorial LUMEN
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Basil Bunting, autor de Briggflatts, calificado por Cyril Connolly
como el poema largo más importante publicado en Gran Bretaña desde los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, no
vivió una vida sino varias, pues también fue navegante, crítico musical,
comandante de un escuadrón de la RAF, convicto, corresponsal de The Times, albañil y espía británico
especializado en Oriente Próximo. Residió en Tenerife, Rapallo y Teherán. Basil
Bunting es, sin duda, uno de los cinco o seis grandes poetas británicos del
siglo XX y este volumen es una antología de su breve pero indispensable obra. Sus
poesías evocan un esplendor efímero, una naturaleza hinchada, corrupta y
fascinante. Compañero de generación de Louis Zukofsky y amigo dilecto de Ezra
Pound, Bunting era un gran admirador de Lucrecio.
Briggflatts es un poema extraordinario y hermoso que es "Una autobiografía pero no un
registro de hechos", como advierte el poeta. El poema tiene cinco partes y
700 versos en total. Se construye sobre
una gran variedad de estructuras formales, temas recurrentes y símbolos que
aparecen estrechamente entrelazadas.
Briggflatts no habría que medirlo sólo con las obras de Eliot o
Pound, sino muy especialmente con El Preludio de Wordsworth. No en vano lo
subtitula “una autobiografía”, aunque en realidad como aquél es, también, una
obra que contiene historia y mito, lo particular y lo universal.
Si en la Divina Comedia es Virgilio el símbolo de la cultura antigua,
en Briggflats es Alejandro. Así, dice el propio Bunting en una bellísima nota
al poema incluida en esta edición: “Los lugares comunes dan al poema su
estructura: primavera, verano, otoño e invierno del año y de la vida del
hombre, interrumpidos en medio y equilibrados por el viaje de Alejandro a los
confines del mundo y su futilidad, y sellado y firmado al final con una
confesión de nuestra ignorancia”.
Bunting estudió persa de forma autodidacta para leer en el original a Firdawsi, Hafez y Manuchehri: No
sospechaba que también le iba a servir para dirigir el servicio de espionaje en
aquella zona del mundo.
El poeta innovó la poesía inglesa con la introducción del modo persa
de recitar, de su cadencia, y así, existen varias grabaciones que lo
atestiguan. Sobre el propio poema se manifiesta en un uso portentoso de la
polimetría, de los acentos, de la duración silábica, en resumidas cuentas, de
lo sonoro. Había dicho en alguna ocasión: “Es perfectamente posible hacer
disfrutar a una audiencia leyendo poesía de una calidad suficiente en un
lenguaje que no conozca”. Algo hay aquí también que leímos en El Preludio “La
mente humana está conformada / Como una melodía.”
Es conocido que Bunting acompañó no pocas lecturas de Briggflatts con
la sonata L33 de Scarlatti (la sonata en sí menor) con un tono y ritmo que se
corresponden enormemente con el poema.
BURNSIDE, JOHN
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Dones (Gift Songs)
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Editorial LUMEN
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John Burnside
(1955) es un poeta y novelista escocés, merecedor del premio T. S. Eliot de
poesía. Entre sus novelas cabe destacar Las huellas del diablo o Glister. Dones es uno de sus más recientes
poemarios y una de las contribuciones más brillantes a la poesía de nuestro
tiempo.
Diáfanos e
intensamente trascendentales, estos poemas logran crear una inmediata intimidad
con el lector, invitado a sumergirse en el agua de unos versos cuyo canto
perdura en la memoria, como una experiencia íntima.
Alguien ha dicho
que Burnside es un poeta con la capacidad de evocación, alguien que es capaz de
señalar un acto sencillo y entregártelo para que produzca en tí el tañido de
una prístina emoción.
Para Burnside la
poesía aspira a reflejar la cualidad
misteriosa del mundo natural y los momentos de revelación que a veces se
presentan a los que parece que vivimos al margen de ese mundo.
Según Santos
Domínguez “para Burnside, el poema
es un viaje –espacial y temporal- al territorio de las apariciones y las
reapariciones (Vuelve la nieve; / y a veces los muertos que hemos lavado / y
enterrado). Un viaje que no sólo implica un regreso al interior del poeta, sino
que a menudo provoca una mirada hacia dentro, una reflexión sobre la vida, el
tiempo, la realidad o la memoria.
Porque el trayecto
del poema es siempre ese en Burnside: el de un viaje de ida y vuelta en el que
la mirada hacia fuera se convierte en el
motor de la meditación.”
LARES
Toda la tarde te he oído
ir de un cuarto a otro, como quien ofrece
el don de su presencia vigilante, o un atisbo
del sol que se demora en los pliegues
de las cortinas
o de las sombras que se agitan
en el muro —gorriones o golondrinas en vuelo,
más pájaros que los pájaros.
Como tú, hoy mismo he sentido ese espacio de la casa,
donde, entre el vaivén de las puertas abiertas,
aparecen los mensajeros, las
visitaciones: los rojos claveles del vaso, la curva de un cuenco.
Pasan semanas sin que acertemos a mirar así
la semimagia que se esconde en el trabajo
de ser, un día detrás de otro,
creación de nosotros mismos;
pasan meses como fantasmas hasta que
preparando el baño, o haciendo la colada,
volvemos a descubrirnos bajo la luz de la casa,
doblando una hoja o sirviéndonos un vaso de leche,
aliviados, en el lustroso aquí y ahora.
BURTON, RICHARD F.
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La Casida - The Kasidah Of Haji Abdu El-Yezdi
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Editorial HIPERIÓN
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La Casida se publicó en 1880, supuestamente traducida por "Frank Baker", uno de los seudónimos de Burton, y atribuida a un peregrino persa.
La traductora María Condor define este largo poema como el intento de una “síntesis del racionalismo occidental y el misticismo oriental”. Sus versos, como la personalidad de Burton poseen un alto grado de vehemencia.
RICHARD F. BURTON, explorador, etnólogo, escritor, traductor, sexólogo, militar, agente secreto, espadachín, diplomático, estudioso de escuelas filosóficas y de religiones y sectas varias, políglota que dominó veinticinco lenguas y más de cuarenta dialectos, nació en Devon, Inglaterra, en 1821, estudió en Oxford hasta que le expulsaron; viajó por la India, Arabia, Harar, Tanganika, Zanzíbar, Crimea, EEUU, Fernando Poo, Brasil, Siria y Trieste, ciudad donde murió en 1890.
Burton fue un heterodoxo victoriano con un ansia enfermiza por el conocimiento y las experiencias sublimes, fueran lingüísticas, librescas, viajeras o sensuales.
Hombre de preocupaciones y dotes literarias, Burton fue autor de excelentes versiones de El jardín perfumado o Las Mil y Una Noches, traductor de Camoens y Catulo, y autor de The Book of the Sword y de La Casida, publicada ahora por primera vez en nuestro idioma.
Tal vez escrita antes (en 1854) que la famosa versión inglesa de las Rubaiyyat de Omar Jayyam realizada por Edward Fitzgerald, tal vez influida por ésta, La Casida se publicó en 1880, atribuida a un peregrino persa, Hach Abd el-Yazdí. El supuesto traductor le añadía unas extensas notas finales en prosa, en las que analizaba y explicitaba el contenido filosófico y teológico (más bien agnóstico o incrédulo) del poema. En ellas el autor sigue el método de enseñanza sufí, que indaga sobre la naturaleza y el destino del hombre. Burton no quiso admitir públicamente la autoría de la obra, aunque su viuda sí lo haría póstumamente.
En inglés, La Casida ha sido reeditada en varias ocasiones, tanto en Inglaterra como en Norteamérica. Esta traducción se basa en la edición londinense de 1925, imaginativamente ilustrada por John Kettelwell en la tradición de Aubrey Beardsley.
En inglés, La Casida ha sido reeditada en varias ocasiones, tanto en Inglaterra como en Norteamérica. Esta traducción se basa en la edición londinense de 1925, imaginativamente ilustrada por John Kettelwell en la tradición de Aubrey Beardsley.
Emprende ya tu camino con la frente serena,
no temas narrar tu humilde historia:
los susurros del viento del desierto,
el tintineo de la campana del camello.
Bástenos pensar que pueda existir la verdad;
sentémonos allá donde las rosas resplandecen;
lo cierto es que no sabe cómo puede saber
quien no sabe tampoco cómo puede ignorar.
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