Guaridas

viernes, 31 de diciembre de 2010

La Guerra de Charlie Wilson

de Mike Nichols





El gran Aaron Sorkin, guionista de la memorable serie "El ala oeste de la casa blanca" nos invita aquí a un divertimento ácido. Un congresista vividor y mujeriego es capaz de ver cómo se puede derrotar a los rusos en Afganistán y conseguir que se aprueben cientos de millones de dólares para apoyar con armamento a los entonces amigos talibanes.
Una vez expulsados los rusos es incapaz de lograr ni siquiera un millón en calderilla para ayudar a crear escuelas y hospitales.

Prevenir es curar parece gritar. Pero para los EEUU la enfermedad ofrece réditos.

La película es seca y precisa. Destila mala leche, humor y unos diálogos marca de la casa, brillantes y afilados. Cada uno ocupa su lugar: el juego de favores entre los congresistas, los lobbys de influencia, los actuales y tan de moda tea partys representados por Julia Roberts que utiliza todo a su alcance para imponer su ideologizada visión del mundo.

El personaje de Tom Hanks es brillante y sutil, la fascista encarnada por Julia Roberts sabe jugar la partida alternando sus bazas con dinero, amenazas o directamente sexo. Pero el personaje más enloquecido y bestial es el espía que encarna Seymour-Hoffman, candidato al Oscar con todo merecimiento. Un descreido superviviente de mil batallas que como todo buen cínico conoce la verdad y sabe que la darán mil patadas antes de ponerla sobre la mesa.

"(El Congresista) -Quién está llevando esta guerra.

(El Espía) -Yo y otro."

Esta pose y esta respuesta resume lo que cuenta la película. Una visión cateta y miope del mundo y sus conflictos. Desnudos en sus miserias.

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