Guaridas

jueves, 13 de marzo de 2025

RAIN DOGS - creada por Cash Carraway


Esta es la serie más sórdida y promiscua que he visto en años... pero también la más llena de vitalidad. Sus personajes se arrastran por el arrabal de Londres pero su fuerza vital es inquebrantable.

Una mujer, su hija de diez años y un amigo intentan sobrevivir a las  enormes dificultades personales y económicas que les plantea un Londres tan contemporáneo como inclemente. Desde el minuto uno sabemos que no les va nada bien. La serie se abre con ellas dos empacando sus pocas pertenencias mientras la policía aporrea la puerta para desahuciarlas de esos minipisos en colmena donde viven los peones. Se van con la cabeza alta, al fin y al cabo llevan años buscándose la vida en condiciones muy precarias. La madre tranquiliza a la niña mientras la deja en la puerta del colegio, "no te preocupes cariño ya sabes que tengo mano con los espíritus y antes de las cinco de la tarde habrán dispuesto un techo para nosotras". Pero no es así. La primera noche tienen que romper el cristal de un coche para dormir a cubierto de la lluvia. La segunda tienen que aceptar la caridad de un tipo para dormir en un cuartucho....hasta que el pervertido exige el pago del favor. 



Están al borde de la indigencia, pero nadie se recrea en ello, la vida sigue. Lo que te engancha es el carácter inexpugnable de la madre, Costello Jones (Daisy May Cooper). No tiene nada, ni dinero, ni techo, pero nunca la ves desesperada. Está muy bregada por la vida y además es de armas tomar. Tuvo que huir de casa muy joven por abusos de su madre y trabaja por horas haciendo cabina en un sex shop. Sus hija Iris (Fleur Tashjian) es su motor y también su sueño de convertirse en escritora. Quiere escribir sobre esta vida perra que le ha tocado vivir.



La otra parte de la historia es Shelby (Jack Farthing) el colega que Costello conoció en la Universidad, un niño rico gay tan cínico como ingenioso que acaba de pasar un año en la cárcel. Cuando Costello ya no tiene donde agarrarse él provee el dinero suficiente para que no se despeñe. Aunque él no está mejor. Su padre se suicidó. Su madre no quiere saber nada de él, le pasa una simple paga que él dilapida en el juego y las apuestas. Ya fuera de la trena sigue sin saber qué hacer con su vida. Sólo tiene claro que siempre cuidará de Iris, pero tiende a desaparecer, a la melancolía y a la depresión. 

Los tres forman un trío calavera que avanza por la vida dando tumbos. Su ecosistema es el lumpen, la prostitución, el alcoholismo, la precariedad y unos servicios sociales de derribo. La serie aporta una mirada crítica a un sistema que es muy eficiente redistribuyendo la pobreza; pero aquí no hay militancia política como ocurre en las películas de Ken Loach, por ejemplo. La sociedad que retrata sin tapujos es áspera y descarnada, pero las malas condiciones económicas y sociales parecen asumidas, tras la Thatcher y el Brexit se dan por amortizadas. La cuestión está en cómo lo afrontan con un inocente empeño este trío de desubicados. 




No están solas estas almas en pena. Sus vigilias se aderezan con todo tipo de personajes extravagantes, pervertidos y tramposos. Una periodista engaña a Costello para sacar adelante un escandaloso reportaje que acaba perjudicándole. Las compañeras de cole de Iris son unas pijas que la alienan más todavía. Gloria (Ronkẹ Adékoluẹjo) es la mejor amiga de Costello, trabaja en la funeraria de su padre, pero su vida no es menos caótica. Los ratos más relajados de Costello son los que pasa con Lenny (Adrian Edmonson), un anciano y pervertido artista especializado en pintar coños y desnudos. Lenny está de vuelta de todo y vive pegado a su bomba de oxígeno. Costello le ayuda limpiándole la casa y posando para él abierta de piernas mientras él se masturba. 

Hay un capítulo en el que la ricachona madre de Shelby los envía a vivir a su casa de campo con los gastos pagados. Por lo menos allí los tendrá controlados. Ni aún así. Después de unas pocas semanas ya se están haciendo la vida imposible. La bronca es constante. Shelby llega a robar los ahorros de Costello para jugárselos. Luego se desespera y llega a decir que nunca se ha odiado más a sí mismo. Costello quiere irse pero no puede hacerle esa putada a Shelby, dejarle sin Iris. La ricachona madre no es tan misericordiosa. Llama a un psiquiátrico y vienen a recogerlo para ingresarlo.

Así transcurren estos ocho episodios que destilan frescura y autenticidad. Una montaña rusa de amarguras y emociones. Todo es difícil e inarmónico en sus vidas, pero ni Costello ni Shelby buscan lástima. Son capaces de tomar las peores decisiones posibles, las más egoístas e incluso las más autodestructivas, pero también las más humanas. “Es normal odiar a las personas que amas”, le dice lúcidamente Shelby a Costello en algún momento de su historia de encuentros y desencuentros. 


Tom Waits fue quien acuñó el término “rain dog”, en referencia a los perros callejeros que pierden su camino de regreso a casa porque los rastros y las huellas han desaparecido con las tormentas. Aquí la metáfora se extiende a los seres humanos que se sienten perdidos y desorientados en la vida. La serie no sólo adopta el título de la canción de Waits sino también su poso romántico y melancólico. El amor puro e incondicional está siempre presente en el tortuoso camino que Costello, Iris y Shelby recorren. Su viaje constituye toda una meditación poética sobre la alienación, la camaradería y la búsqueda de un sentido a este mundo desolado.

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