lunes, 9 de mayo de 2016

SEVERINA - de Rodrigo Rey Rosa


















Severina es una fascinación.
Una joven ladrona de libros irrumpe en la vida de un librero con una vida hueca y llena de ensoñaciones. Ella iluminará todo con su enigma. Casi se puede decir que Severina es la ensoñación definitiva a la que se lanza el librero. 
"No era la primera vez que me dejaba llevar más allá de la razón por un impulso libresco. Camino de casa me reí de mí mismo varias veces, pensando en Flaubert."

Esta novela corta y turbadora, de apenas cien páginas, logra hacer bullir en cada una, con ardiente intensidad, dos pasiones, la del amor y la de los libros. No en balde otro librero amigo, con quien comparte confidencias sobre esta ladrona, le confiesa al protagonista: "Tú y yo, a mi modo de ver, somos como alquimistas".



El misterio rodea a Severina. Viene y va por la ciudad y por los países sin historia ni documentación alguna. Pero siempre vuelve con nuevos libros. El librero la sigue para acabar conociendo que vive en una pensión, con un señor mayor, Otto Blanco, a quien el relato presenta alternativamente como su abuelo, su padre y su amante.
"Somos personas comunes y corrientes, como cabe sospechar. yo tengo mis ideas, y ella me sigue en eso pero, claro, a su manera. Siempre viví de los libros, y mi padre y mi abuelo, cada uno a su manera, vivieron también exclusivamente de los libros, de toda clase de libros. No hablo en sentido figurado, subsistimos sólo gracias a los libros -me dijo, y luego guardó silencio."
Las dudas y escarceos son constantes; la pasión exacerbada. Severina es un hechizo, tiende a convertirse en un agujero negro capaz de absorberlo todo. Una especie de vampiresa que exige total entrega y pleitesía. El librero entreve que tendrá que abandonar todo para tenerla.
La Sirena de  P. W. Waterhouse
Rey Rosa citaba en una entrevista: "Oscar Wilde decía que uno mata lo que ama. En este caso lo que amas te mata. Te libera y te destruye a la vez." El librero quiere pensar en otro tipo de amor, pero no logra engañarse.
"Por un momento el ruido de la sirena -que era todo lo que se oía- me hizo recordar las sirenas antiguas, que no tenían cuerpo de pez sino de ave y cuyo canto perdía a los hombres. Una serie de figuras inconexas me llevaron a pensar en que la idea del amor recibida de los románticos, que lo asocian con la muerte y a veces con el diablo-, es demasiado sombría para ser, hoy, creíble y, menos aún, deseable. El nuevo amor, el amor peculiar del siglo veintiuno, tenía que ser distinto, pensé sencillamente, tal vez sólo para consolarme". pág 31

De algún modo su lectura me ha traído el recuerdo de otras dos novelas cortas: Aura (Carlos Fuentes) y Carlota Fainberg (Antonio Muñoz Molina).

El estilo es elegante y preciso. Preserva la intensidad de los sentimientos sin ofrecer alardes innecesarios. Ni tan siquiera aparecen en la nómina de libros que transitan por las manos de esta pareja: el orientalista Laoust, el Barón Corvo, Mario Praz y, quizás sorprendentemente, Jardiel Poncela. En la consumación de la trama no podía faltar Borges, aunque sea de un modo irónico. 





Rodrigo Rey Rosa (1958) nació en Guatemala, donde comenzó estudios de medicina. Los abandonó en 1980 para correr mundo. Realizó estudios cinematográficos en Nueva York. En 1984 viajó a Tánger y recaló en el taller literario de Paul Bowles, que cambió su vida. A partir de aquel encuentro se volcó de lleno en la literatura y la traducción. Desde entonces, el nombre de Bowles, que tradujo sus tres primeras obras al inglés, lo persigue como una sombra. Severina (2011) es una novela corta igual que El material humano (2009) y Los sordos (2012). Pero además su obra incluye libros de relatos El cuchillo del mendigo, El agua quieta, Cárcel de árboles, Lo que soñó Sebastián (1994, nouvelle seguida de relatos cuya adaptación cinematográfica dirigida por él mismo se presentó en el Festival de Cine de Sundance del 2004), Ningún lugar sagrado y Otro zoo. Todos ellos reunidos en un único volumen, 1986. Cuentos completos. También ha publicado una tetralogía de cuatro novelas breves de carácter policíaco: Que me maten si..., El cojo bueno, Piedras encantadas y Caballeriza; donde demuestra su hábil manejo del suspense. Estra tetralogía está también publicada en un sólo volumen, Imitación de Guatemala. Cuatro novelas breves (2013). Las matanzas de indígenas en las montañas y el tráfico de niños, el recuerdo de un secuestro, el atropello de un niño por un conductor que se da a la fuga y la quema de un establo durante una fiesta ecuestre son el punto de partida de estas cuatro historias. "No es sólo un retrato de la Guatemala actual, porque todo el mundo es ya un lugar violento… El género de la novela policíaca, que predomina en la narrativa de nuestro tiempo, era el perfecto para adentrarme en la parte oscura de la realidad», ha declarado el autor.

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