viernes, 30 de octubre de 2015

Black Mass - de Scott Cooper



La realidad puede ser un veneno para la ficción. Las historias basadas en hechos reales suelen incorporar un corsé que las impide bailar.

Creo que este es uno de los problemas de esta película. Ha retratado la época y los personajes, pero no vemos la época ni conocemos a los personajes. Todo está en su sitio, pero sin personalidad. La acción transcurre plana y Johnny Depp luce acartonado. Queriendo parecerse tanto a la realidad reproduciendo escenas y fotografías del verdadero James "Whitey" Bulger (que podremos ver al final de la película); se han olvidado de insuflar vida a las imágenes.

James Bulger es un joven irlandés del barrio de Winter Hill en Boston. No es más que un pequeño matón del "Southy" en una ciudad dominada por la Mafia; pero un amigo de la infancia entra en el FBI. Ambos se aliarán para deshacerse de los italianos y dominar Boston. Además, como buen irlandés, colabora con el IRA enviándoles barcos con cargamentos de armas.

Lastimosamente todo el potencial de esta historia está dilapidado. El barrio con sus vínculos sólo aparece en una insignificante escena donde "Whitey" ayuda a una anciana. El hermano llega a ser un poderoso senador, pero el pobre Benedict Cumberbacht que lo interpreta, apenas tiene un par de escenas  donde aparece como un florero. Esta insólita relación, donde un hermano domina los bajos fondos mientras el otro es un alto cargo político, está por completo desaprovechada y fuera de plano. 
Del mismo modo, la personalidad del agente John Connolly (Joel Edgerton), que confunde sus lealtades y alberga una gran complejidad y doblez, no está plenamente desarrollada.

La trama recuerda claramente a Infiltrados, de Martin Scorsese. Allí también un capo irlandés interpretado por Jack Nicholson era confidente del FBI, mientras tenía infiltrado a uno de sus hombres (Matt Damon) como agente especial. Pero de la pasión y el frenesí de aquella no queda nada en esta rutinaria propuesta.

De todos modos la película se puede ver. No está mal la recreación de finales de los 70  y las escenas de asesinatos tienen fuerza.

Lo mejor está en dos secuencias. Una ocurre mientras Whitey cena con los dos agentes del FBI que le apoyan. Él sonsaca a uno de ellos el secreto de una receta familiar y ante esto, le hace notar con qué facilidad se lo ha arrancado: "eso me hace pensar que en cuanto tengas oportunidad hablarás de mí". El silencio se masca, la amenaza se cierne. Notable.
La otra escena tiene un alcance moral y se refiere a una pelea escolar en la que ha intervenido su hijo: "No ha estado mal que le pegases un puñetazo a ese hijo de puta, lo que ha estado mal es que te hayan visto".






P.D.
Scoot Cooper, ex-actor metido en lides de director, tiene la habilidad de contar con grandes actores en sus proyectos. Aquí no logran levantarlo. Jeff Bridges en cambio, sí logró una interpretación memorable -con Oscar incluido- en Corazón Rebelde, (Crazy Heart, 2009), película que supuso la presentación de este director tan correcto como anodino.

La historia de James Bulger esta exhaustivamente documentada en un libro aparecido en 2001, obra de los periodistas del The Boston Globe, Gerard O´Neill y Dick Lehr. 

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